EL DIABLITO DIVINO DEL VALLENATO CAMINANTE

Como todos sabemos, el pasado martes 21 de mayo murió repentina e inesperadamente el cantautor vallenato Omar Antonio Geles Suárez -OAGS- a los 57 años tras sufrir un síncope mientras jugaba tenis -una de sus otras pasiones- en el Club Campestre de Valledupar, ciudad en la que vivía con su actual esposa Maren García y sus tres hijos en el barrio Los Músicos. Después de haber corrido un río de tinta sobre esta muerte prematura del famoso juglar contemporáneo, he aquí una particular semblanza encadenada.

Recuperando su infancia contextualizada, lo primero a decir es que a mediados de los años sesenta, “en medio del furor de la bonanza algodonera, una oleada de migrantes de todo el país, familias enteras que buscaban un mejor futuro, empezaron a radicarse en la región noroccidental del antiguo Magdalena Grande. Roberto Geles y su mujer Hilda Suárez, provenientes de Mahates, decidieron establecerse en el 12 de octubre, un barrio popular de Valledupar.” (Liñán, 2024) OAGS había nacido el 15 de febrero de 1967 en ese municipio del departamento de Bolívar diagonal al corregimiento de San Basilio de Palenque, ahora municipio lo que se decidió, ¡vaya coincidencia!, el día de la Afrocolombianidad, el mismo día del fallecimiento de Omar Geles.

Cuando lo supe por Orlando Araújo Fontalvo (2024), recordé con él un cuento de Germán Espinosa que rescata del olvido la leyenda idílica de la princesa Orika, hija del mítico cimarrón Benkos Biohó. En Orika de los palenques, así se llama el texto, Espinosa “se introduce en el propio espacio narrativo que crea, a la manera de un historiador que evalúa las fuentes y los documentos de los que dispone. Son múltiples las lecturas que cabe hacer a este cuento de Germán Espinosa. El esclavismo, la libertad, el honor, la traición y la historia son motivos que se pueden explorar en este sentido. Baste señalar el evidente contraste de los amantes en su forma de asumir la experiencia del erotismo” (Ibíd) tal la asumieron los padres de Omar. Esto hace del Caribe un espacio cultural en donde, al influjo de la hibridación africana, no solamente alternan el vudú, “la espléndida música de santería con el mambo de Pérez Prado y con la poesía de Nicolás Guillén» e incluso con el vallenato, sino también una vivencia mucho más libre y desprejuiciada de los cuerpos y la sexualidad. Tal vez por ello, y a pesar de todas las diferencias, en este dueto trágico de amo hispánico y esclava africana, el erotismo encuentra la forma propicia de abrirse camino para obrar «sus magias y también sus desesperaciones» (Ibíd) igual como obró en el dúo Roberto e Hilda. 

Este sector bolivarense que está a solo una hora de Cartagena de Indias “es reconocido por ser la cuna de personajes importantes para el folclore, el deporte y la cultura del país. Irene Martínez, Antonio Cervantes «Kid Pambelé», la Niña Emilia Herrera, Los Soneros de Gamero, Magín Díaz e Isabel León, entre otros, nacieron allí. El talento florece en este territorio, a pesar de las condiciones de pobreza que aún no se resuelven.” (Liñán, 2024) OAGS vino al mundo “diez meses antes de la creación del departamento del Cesar y un año antes del primer Festival Vallenato. Cuando el pequeño tenía tres años, su padre llegó con dos regalos: un acordeón para su hermano Juan Manuel y un tambor para él.” (Ibíd) A Omar “no le gustaba el sonido de la caja por ello a escondidas tomaba prestado el sonoro instrumento de su hermano con quien tenía rencillas por lo celoso y cuidadoso, característica que siempre ha distinguido a Juan Manuel.” (Castro, 2024) Al final, este nunca aprendió a ejecutarlo mientras que Omar sí lo hizo fácilmente.

Así, el tiempo, el talento arrollador y la fuerza interior de OA, “forjada durante sus primeros años en la precariedad de su humilde hogar, le impulsó a trabajar con devoción infinita hasta ver cumplidos sus sueños” (elheraldo.com.co, 2024) atizados por estas herramientas que le permitieron conjurar el sufrimiento, el mismo que expresaría en su canción titulada Historia: “Yo pensé que mi vida/iba a ser alegre, /iba a ser feliz, cuando comencé a vivirla, /mi padre querido se alejó de mí. // Se marchó y me dejó solo, /junto con mi madre me tocó sufrir.” Ciertamente, al poco tiempo sucedió ese evento que más lo marcaría: el abandono del padre o mejor, su echada por Hilda pues Roberto quería tener otra mujer; esto se dio cuando ya la familia vivía en el Simón Bolívar, otro barrio humilde de Valledupar.

Como en la capital mundial del vallenato eran desconocidos, lejos de familiares y amigos, y abandonados por quien se suponía debía brindar protección y sustento, la miseria acechó “la casa donde vivía Hilda con sus pequeños hijos. Pero ella no se dejó intimidar. Lavaba y planchaba ropa de todo el que pudiera pagarle. Sus manos arrugadas por el agua y su espalda encorvada denotaban cansancio, pero poco le importaba: su trabajo incansable le permitía poner algo de comida en la mesa. A su lado, Omar aprendió a trabajar desde muy pequeño, y gracias a su talento” (Liñán, 2024), a la edad de 5 años, empezó a tocar el acordeón insistentemente hasta demostrar que era un niño prodigio de ese instrumento musical.

Recuerdo -dice Jorge Naín Ruiz, 2024- que él “no era un niño aventajado en el cantar y mucho menos en hacer un verso. Todos sabíamos de antemano que Omar sería rey vallenato y lo fue desde la categoría infantil hasta la profesional. (Subrayado mío) Lo que a nadie de los que fuimos cercanos en esa etapa de su vida se nos ocurrió, es que Omar Geles el compositor opacaría a Omar Geles el acordeonero; la historia y el tiempo se encargaron de concretarlo.” En los tiempos de su niñez, para unos carnavales, Hilda lo llevó para que participara en un programa famoso en la región del Cesar y La Guajira: El Porrazo del Carnaval, de la emisora Radio Guatapurí. Cuenta el periodista y locutor Mario J. Puerta que el niño llegó vestido con un pantalón rojo, zapatos rojos, una camisa de rayas rojas y blancas. Tocó tan bien que Puerta dijo: «Ve, este es un diablito». Al niño no le gustó el comentario. Se molestaba cuando le decían diablito, pero pronto entendió que el remoquete era una marca poderosa, así que, con el tiempo, lo aceptó y le sacó jugo.” (Liñán, 2024)

Sin ningún estudio académico del acordéon, entonces, el recorrido de OAGS en el Festival de la Leyenda Vallenata lo inició a los 14 años en 1981 cuando participó en el concurso de Acordeón Infantil, ocupando el segundo puesto. Y sin haber estudiando en una Universidad, lo poquito que aprendió como bachiler en un colegio valduparense le sirvió para hacer sus canciones. En su trajinar por el folclor dejó sentado que la inspiración sólo requiere de mucha disciplina para girar así sea empíricamente en el cerebro, y de este modo producir con paciencia notas vallenatas y cantos.

De esta forma OAGS creó después conmovedoras canciones como Historia o Los caminos de la vida, dedicada a su mamá en la que cuenta las peripecias que ella pasó después de la separación de su esposo. Este canto tiene 35 versiones solo superada por La gota fría de Emiliano Zuleta Baquero. La primera versión fue grabada en 1992 por Jesús Manuel Estrada en el álbum Sorpresa Caribe de Los Diablitos. “Su éxito no fue uno completamente nacional, pues en ese mismo 93 Carlos Vives y sus Clásicos de la provincia conquistaron los televisores y el alma de Bogotá y sus élites. Sin embargo, afuera de las pantallas, en las calles y los buses y las radios del país sonaban Los Diablitos. La canción es una de ritmo resignado y resentido, que habla sobre el cansancio de una mujer que lava ropa ajena y sostiene a sus hijos. Que habla de décadas de injusticias, desigualdad, pobreza. Geles le cantó al trabajo de las mujeres que hicieron lo necesario para mantener la vida y la comunidad, en medio de nuestro pasado reciente.” (Acevedo, 2024)

Los Diablitos y su fama tienen orígenes en 1983 cuando “dos jóvenes talentosos cruzaron caminos en una parranda, en Valledupar. Ambos provenían del mismo estrato social y compartían los mismos sueños. Miguel Morales y Omar Geles reunieron un conjunto de músicos, jóvenes y talentosos como ellos, y se lanzaron a hacer presentaciones en las fiestas patronales de los pueblos de la región y en reuniones sociales. En 1985 lograron grabar su primer elepé: De verdad, verdad.” (Liñán, 2024) La unión Morales-Geles se volvió famosa con el nombre tomado en plural de la anécdota infantil citada que se consolidó en 1986, cuando lanzaron el álbum Especiales, que incluyó la canción Te esperaré, la primera de la autoría de Geles, que nació de una experiencia personal: “Ay, si esta es la verdad por qué voy a negarla. /Estoy enamorado de unos ojos bellos. /Primera vez que me entrego con toda el alma/ y no puedo ocultarlo; es verdad que te quiero.// Pero hay barreras que me impiden verte:/una que está lejos de mí,/otra que no puede saber la gente,/que tú eres solo para mí.”

A propósito de amoríos, el primer amor de él fue Liliana Carrillo, “con quien tuvo a Omar Yesid y José Jorge. Lastimosamente, la mujer falleció en el 2023, tras padecer una penosa enfermedad.” (Domínguez, 2024) En su momento Geles contó: “Yo veía la monita para allá, comencé a picarle el ojo y terminamos enamorados». En otro momento de su juventud, aparece Claudia Fontalvo de quien no se tiene mucha información, “pero cabe resaltar que es la madre de Daniel Geles, quien tiene un increíble parecido a su padre.” (Ibíd) Ya mencionamos a Maren, “con quien contrajo matrimonio en el 2021 y fruto de su unión nacieron Isabella, José Juan y José Mario… Geles también tiene otra hija llamada Stephani” (Ibíd) quien sería su séptimo retoño, sin embargo, “su vida ha permanecido en total privacidad, por lo que es poca la información que se conoce sobre ella y su progenitora… De los hijos de Geles, los que se encuentran más activos en el vallenato son Omar Jr, quien incluso es amigo de otros exponentes del género como Ana del Castillo y en la actualidad mánager de la joven promesa Alberto Kammerer… ​Por otra parte, Daniel heredó aún más el talento de su padre, ya que es músico, compositor y acordeonero.” (Ibíd) Es decir que los amores e hijos de Geles son prenda de garantía para la continuidad de su dinastía.

En el año 1986 OAGS compuso su primera canción siendo la causa principal precisamente “un dolor muy grande en su corazón, producto de una traga maluca. Su ‘Mona linda’ se la habían enviado a estudiar a otro país…Sabiendo que ella estaba lejos de Valledupar, lo máximo que pudo regalarle fue una canción que terminó siendo su primer éxito. Así fue el comienzo de una carrera musical que sumó un total de 43 años desde cuándo comenzó a competir en el Festival de la Leyenda Vallenata de 1981.” (Rincón, 2024) Desde que compuso su primer tema no hubo año “que no pusiera a sonar al menos un éxito, teniendo la virtud de componer canciones para el cantante tradicional hasta llegar al más moderno… El listado de canciones es inmenso y con una variedad admirable, pero entre todas no lo pensó mucho hasta quedarse con ‘Los caminos de la vida’, la misma que ha sonado en los lugares menos pensados del mundo. Toda una proeza musical difícil de igualar.” (Ibíd) E incluso, según fuente periodística, esta canción mereció la atención del presidente Manuel López Obrador, quien en un evento en 2021 pidió ponerla diciendo que éste era un vallenato que también le gustaba a Gabriel García Márquez.

Mayo 23/24. https://www.elheraldo.co/caricaturas/el-mundo-de-turcios-1096377

El mismo OAGS contó la historia de esa composición maravillosa: “Esa canción la compuse en el año 1992 al recordar las dificultades de la niñez donde ella era nuestra heroína. Esa mujer valiente, trabajadora y capaz que luchó para sacarnos adelante. Nunca pensé que la canción se metiera en el corazón de todos, pero sigue sonando y eso me llena el corazón de alegría…”. (Rincón, 2024) Reitero pues que Los Diablitos fue el grupo que convirtió Los caminos de la vida Cuando casi te olvidaba en dos himnos de la música vallenata, con ecos en toda América Latina, como demuestra el que de ellas hayan hecho versiones artistas como Lila Downs, Vicentico o Celso Piña. Con ese grupo divino, “Geles consolidó una nueva forma de interpretar el género, llevándolo más allá de los aires tradicionales y posicionando las letras románticas como una nueva forma de sentir y cantar. Los Diablitos se tomaron el país entero” (Caraballo, 2024) y algunas de canciones, como las que acabamos de mencionarya se consideran clásicos del sentir vallenato.

En 1991, se dio la separación de la dupla Morales-Geles y cada uno continuó con su camino artístico: “Miguel formó pareja musical con Víctor «Rey» Reyes mientras que Omar continuó al frente de Los Diablitos. La agrupación no se acabó; al contrario, se renovó una y otra vez.” (Liñán, 2024) En 1992 ingresó Jesús Manuel Estrada, con quien Geles grabó su canción más exitosa, Los caminos de la vida, como ya queda dicho. “En 1994, Omar invitó a su agrupación a Alex Manga, que era corista de Jorge Oñate. Esa invitación se convertiría en una colaboración de diez años. La voz potente y expresiva de Manga se adecuó al estilo romántico que Geles venía desarrollando desde principios de los noventa, cuando empezó a internacionalizarse. Juntos grabaron canciones exitosas como «Tú vas a volar»,«Cuando casi te olvidaba», «Me tiraste al mar» y «Que no me faltes tú», entre muchas otras.” (Ibíd)

Volviendo un poco atrás de su vida, antes del surgimiento de la fama, cuando continuó su participación en el Festival de la Leyenda Vallenata en varias ocasiones, como aquella, a sus 18 años, en 1985, en que OAGS “ganó el premio al rey aficionado, dedicado a los acordeoneros que inician su carrera; dos años después, el Rey de reyes aficionado; y en 1989 logró el mayor premio del género, al ser coronado rey vallenato.” (Calderón, 2024) En 1997, en una edición especial de ese festival en la que solo participan los reyes de las ediciones anteriores, El Diablito y El Cocha Molina quedaron definiendo la corona de Rey de Reyes, pero el duelo lo ganó El Cocha. A propósito, cuando hablamos de reyes, inevitablemente “nuestra mente se transporta a Inglaterra, España u otros países cuyas monarquías sobreviven al paso de los siglos. Sin embargo, hay otros países que tienen realezas que cambian, se veneran y hacen parte de las entrañas populares de una sociedad.” (Caraballo, 2024) Esa es, tal vez, la mejor definición del evento que corona cada año “a un rey ante una nobleza que lo aclama con aplausos, coros y notas salidas de un instrumento que es europeo, pero se siente tan colombiano como el cauce del Río Magdalena.” (Ibíd)

En esta línea, es menester decir que “el vallenato tiene un mito fundacional: el legendario encuentro entre Francisco el Hombre y el Diablo Este duelo hace parte de la inmensa riqueza mitológica de nuestro continente. De México a Argentina tenemos varias versiones de hombres que lucharon contra el diablo: pero el contrincante colombiano fue quien lo venció. El vallenato creció y creció para convertirse en un fenómeno cultural hasta el punto que la Unesco lo declaró patrimonio inmaterial de la humanidad en el 2015. Muchos han sido los reyes, los maestros, los mitos y el talento desde entonces. Uno de esos reyes se llamó Omar Geles, una leyenda que nació cuando su vida se apagó… La relación del vallenato con la muerte parece simbiótica. Cuando más vida tiene, cuando más parece que derrota a las fuerzas del mal, aparece la muerte para recordar a los reyes que su acordeón se puede apagar de cualquier forma y en cualquier momento… Así, la muerte volvió a rondar el vallenato, desde los juglares que se perdían en los caminos de herradura llevando noticias hasta los desafortunados accidentes de tránsito en los cuales han fallecido muchos intérpretes. Pareciera que los caminos vuelven a reclamar a los juglares.” (Caraballo, 2024)

Su fructífera carrera como compositor vallenato la caminó con mucho talento nato sacando de su imaginación más de mil canciones que llevaron al éxito a artistas vallenatos como Diomedes Díaz, Patricia Teherán, Peter Manjarrés, Jorge Oñate, Nelson Velásquez, Jorge Celedón, Poncho Zuleta, Adriana Lucía, Martín Elías, Iván Villazón, Silvestre Dangond, Penchy Castro, Ana del Castillo o Pipe Peláez; también entregó temas ganadores a Fabián Corrales, María Cristina Plata y otros que sabían que Omar era sinónimo de éxito. Ahí están Tarde lo conocí, “la canción más icónica del vallenato femenino interpretada por la inolvidable Patricia Teherán. Escribió himnos para los enamorados, como ‘El amor más grande del planeta’, cantada por Pipe Peláez o ‘Cuatro rosas’, entonada por Jorge Celedón. Se peleó, distanció y reconcilió con Diomedes Díaz, a quien le dio unas nueve canciones” (elheraldo.com.co, 2024) igualmente exitosas. También escribió Tu norte soy yo, que la canta preciosamente Fabián Corrales; esta misma composición la interpreta María Cristina Plata, también de forma preciosa. 

Así que OAGS es conocido por componer letras de grandes clásicos de la música vallenata como todas las señaladas y Una hoja en blancoNo intentes y, la más reciente, Las locuras mías, interpretada por Silvestre Dangond, quién también ha interpretado magistralmente Blanco y Negro y Mi amor por ella. Sabemos que el último sábado de su vida, OAGS estuvo en un apoteósico concierto de Dangond en Bogotá, quien le brindó un homenaje al Rey Vallenato pues Silvestre supo reconocer en vida al monarca; monarca que, en los primeros años del siglo XXI, reitero, sus canciones ya “se habían convertido en sinónimo de éxito y se encontraban entre las más apetecidas y demandadas por los cantantes vallenatos. En 2023, en una entrevista para Víctor Sánchez Rincones, Omar Geles declaró que cobraba sesenta millones de pesos por entregar la autorización para grabar alguna de sus obras inéditas.” (Liñán, 2024) Es decir, que sus éxitos lo convirtieron en un hombre que facturaba a lo grande hasta convertirse en adinerado, pero igual de noble.

28 años después del éxito de Los caminos de la vida, “Geles se presentó en el Festival de la Leyenda Vallenata en abril de 2024 sin aparentes complicaciones de salud. No obstante, padecía de hipertensión. Días después del Festival, mientras se encontraba en Miami, sufrió un desmayo que requirió su hospitalización” (Calderón, 2024); desmayo que se debió a un bajón de azúcar al cual no le prestó la atención debida. Por eso, su esposa Maren decía: “Es que él hace dieta y no se cuida.” La muerte lo encontró tan sólo tres días después, producto de un síndrome coronario por un paro cardiorrespiratorio. Así, el concierto mencionado en Bogotá de su último sábado quedará en la historia del género, aunque él nunca pensó que lo iba a traicionar el corazón.

Reiteramos, la última presentación de OAGS fue con el popular cantante Silvestre Dangond el pasado 18 de mayo en el estadio Nemesio Camacho El Campín de Bogotá. Allí, sin saber que sería su último concierto, Dangond le rindió el reconocimiento dicho cantando a dúo frente a más de 40.000 personas en el que le dijo: “Media carrera mía está en tus manos, negro. Te adoro negro. Te quiero”. Camilo Quiroz, candidato a la alcaldía de Valledupar en 2023 y socio fundador de Matilde Lina y Casa Matide, dos reconocidos lugares de música vallenata en Bogotá, también estuvo allí y tuvo contacto con Geles: “Lo que sucedió ese día en el estadio fue mágico. Pareciese que Dios le hubiera tenido preparada a él esa despedida que ni él se la hubiese imaginado nunca”, le explicó Quiroz a Paula Calderón.

Pues bien, los sueños de El diablito divino no solo los realizó a título personal, “también actuando como una especie de rey Midas que contribuyó a hacer realidad las aspiraciones de las nuevas generaciones de artistas vallenatos que tocaron su puerta” (elheraldo.com.co, 2024); por eso, incursionó en la producción musical. Afinales de los noventa, “Omar Geles creó OGS, uno de los primeros estudios de grabación en la ciudad de Valledupar. Era un espacio diseñado para capturar y producir sonido con calidad. Tenía paredes insonorizadas, cubiertas con paneles acústicos que evitaban el eco o las reverberaciones, y pisos alfombrados y climatizados para hacerle frente a los 40 °C bajo sombra de Valledupar. Allí, Omar se encerraba por horas a producir sus canciones y los trabajos discográficos de sus colegas. Esa decisión le permitió acercarse a las nuevas generaciones del vallenato, que ya no necesitaban viajar a Medellín o a Bogotá para grabar su música. Así se vinculó al vallenato contemporáneo como compositor, arreglista y mecenas.” (Liñán, 2024)

Y es que OAGS no solo fue acordeonero, compositor y mecenas, sino que “innovó en su forma de componer experimentando con sonidos y ritmos distintos a los del vallenato tradicional. De igual manera lo hizo en el formato de las agrupaciones que conformó a través del tiempo: fue uno de los primeros en tener dos cantantes en tarima, cantando a varias voces o interpretando temas como solistas. Más adelante, en 2004, creó el grupo musical La Gente de Omar Geles, que presentaba a dos cantantes y dos acordeoneros” (Liñán, 2024); luego, grupos como Kvrass o La Banda del 5 popularizaron este estilo. E incluso OAGS incursionó en canciones de salsa y de reguetón, situación que no fue del agrado de los puristas del vallenato. A pesar ellos o por ellos, caminó el mundo reguetonero componiendo el exitoso Chao amor en el que “relata una historia de desamor luego de que un hombre fuera engañado por su novia. El tema fue uno de los más sonados en las emisoras”. Y hasta un verso que se volvió viral le dedicó a nuestro presidente: “Que mi Dios me lo proteja y bendiga su mandato, Petro. Que mi Dios me lo proteja y bendiga su mandato. Usted es el Nelson Mandela, que unirá a los colombianos”. (Olave, 2024) Ojalá que este vaticinio sea una realidad en los más de dos años que le quedan al jefe del Estado colombiano.         

En cuanto a los homenajes que le hicieron inmediatamente después de su partida, ahí está el que le hizo Penchy Castro, otro de los cantantes vallenatos que compartió tarima con Dangond y Geles la noche del último sábado mencionado. Castro le contó a la citada Paula Calderón del diario El País de España acerca del impacto que produjo Geles en el género musical del Caribe colombiano: “No se imaginan lo que estamos perdiendo como cultura, él incidió en todos los artistas que estamos en este momento. Todos le pedimos canciones a Geles”.

Carlos Vives, el popular cantante samario que también fue otro gran pionero en la internacionalizar el vallenato, compartió con OAGS en la famosa serie Escalona, fundamental en la consolidación del género en Colombia, expresó su conmoción en sus redes sociales: “No es fácil aceptar que un artista como Omar Geles, con tanto talento, con tanta alegría, con tantas historias por contar, con tanto amor para la gente se haya ido de repente. Podría contarles muchas historias de un artista verdaderamente fraterno, sin egoísmos, y querido por todos. Te voy a extrañar querido Omar descansa en paz. Seguimos en los caminos de la vida…”. (Calderón, 2024)

El cantante Diego Daza, uno de los exponentes de la nueva ola del vallenato, describió al compositor como un “hombre noble de corazón grande” y sostuvo que sus familiares, amigos y seguidores lo recuerdan como él quería: “Con sus canciones”. Daza aseguró que recordará a OAGS “como un hombre noble que abría las puertas para apoyar a los nuevos artistas cuando quería que grabaran canciones de su autoría. Era un sueño para nosotros grabar al maestro Omar”, expresó el joven exponente del folclor al diario El Pilón (2024)

El presidente de la Fundación del Festival de la Leyenda Vallenata, Rodolfo Molina, también le dijo al diario vallenato que recordar a OAGS es recordar distintas facetas de él “como una persona que construyó un legado muy grande dentro de la música vallenata, un vallenato romántico que permitió abrir muchas puertas y llevar ese mensaje de amor de nuestra tierra a otros los lugares del mundo. Como Rey Vallenato también fue un gran exponente de la música tradicional, tenía esa versatilidad… Él supo ganarse un espacio enorme en la música vallenata a la que amó y defendió.” 

La Pilocatura, mayo 23/2024 https://elpilon.com.co/nota-triste-de-despedida/

El cantante paisa y reguetonero Maluma, a través de sus historias en Instagram, igualmente reconoció su valor para la música colombiana: “Aunque no tuve la oportunidad de conocer a fondo al maestro Omar Geles, esta es una pérdida muy fuerte para el patrimonio cultural de nuestro país”. Por su parte el cantante Miguel Morales, su compañero de fórmula durante varios años, en diálogo con El Pilón (2024), sostuvo que OAGS le cumplió a todas las generaciones: “Si Miguel Morales quería un disco de sentimiento, ahí lo tenía; si Poncho Zuleta quería un disco parrandero, ahí lo tenía; igual con la ‘Nueva ola’. Omar Geles será por siempre el compositor más grande que tendrá nuestro folclor”.  

Finalmente, su esposa Maren, a través de su cuenta de Instagram, publicó una fotografía en la que se ve de espalda a OAGS mirando a través de una ventana en donde escribió: “Amor de mi vida entera, me dejaste sin ti. No tengo fuerzas amor, te las llevas todas”. Y su hermana, Naiduth Geles, también en Instagram, afirmó: “Mi hermanito: fuiste, eres y serás el amor de mi vida. No hay persona más noble y con el corazón más grande que tú, eres mi estrella, mi guía, mi inspiración, no dejo de pensar en ti. Le pido a Dios fuerza para aprender a vivir sin ti”. Así, su repentina partida, de tanto dolor que causó, amenazó “con dejar en carne viva el corazón de su familia, amigos entrañables y miles de seguidores” que se volcaron a despedirlo, dando rienda suelta a un desconsuelo colectivo que ni siquiera encontró “calma en el arrullo melancólico de los acordeones. Llora el Valle devastado, el resto del Caribe y Colombia entera” a El diablito divino del vallenato caminante, que con genuino respeto le tributó honores a su vida plena, a su gran legado.

“De hecho, su forma de actuar sustentada en la bondad o en la generosi-dad, valores escasos en nuestra era del egocentrismo absoluto, ofrece lecciones de dignidad que valen la pena atesorar.” (elheraldo.com.co, 2024) El mundo vallenato está de duelo pues “murió el hombre que marcó el camino de su vida, regaló cuatro rosas, el mismo quien tuvo el amor más grande del planeta y hasta una hoja en blanco pensando en llenarla con el verso que se desplazara libremente por los pasillos del alma.” (Rincón, 2024) En esta línea, una “suerte de misticismo mezclado con realidad es el vallenato. La música de acordeón está rodeada de mitos y leyendas que han trascendido en el tiempo… Y muchas de ellas fueron llevadas a la pantalla chica a comienzos de los años 90 por Sergio Cabrera en la dirección de la novela Escalona, que retrataba la cultura vallenata.” (Lugo, 2024) Y ahora que ha muerto este magistral cantautor de la música vallenata, recuerdo el día que él venció al diablo tocando acordeón en su interpretación de Compay Simón en ese dramatizado en el que Geles “es el encargado de enfrentarse en un duelo de acordeón con el Diablo, interpretado… por Gonzalo Arturo ‘el Cocha’ Molina.” (Ibíd)

En suma, entonces, el pasado martes 21 de mayo se nos fue OAGS, el gran acordeonero, el excelente compositor, el generoso productor musical, el artista de televisión e inmenso mecenas, es decir, uno de los artistas polifacéticos del folclor vallenato que se dio a conocer por su talento en el acordeón, el canto y la composición; también se dio a conocer por ser un hombre sencillo y noble que siempre habló de dónde venía y de todo lo que alcanzó a base de dedicación. Asimismo, por ser una brújula en la carrera musical de varios intérpretes, que “obtuvo varios reconocimientos en el Festival que impulsó el género vallenato de un sonido local o uno regional, y luego a uno conocido en toda Colombia, que con el tiempo se expandió más allá de sus fronteras.” (Calderón, 2024)

Por todo eso, el pasado jueves 23 de mayo, día de los funerales de OAGS, los acordeones estuvieron tristes. “Las lágrimas se tomaron los versos, y sus líneas parecían estar afligidas en el río Guatapurí. Pero ya el viernes el vallenato volvió a ser el vallenato, ese que ante las penas canta canciones, ante la tristeza crea versos y ante la muerte transforma a los humanos en leyendas. Omar dejó canciones para la vida, para la muerte, para los amigos, para el amor, para las madres, para recordarlo por siempre… Ahora que el vallenato es patrimonio inmaterial, se vuelve más que necesario que Geles viva en la memoria de la música, que los museos se interesen por su historia, que se hable de sus composiciones en universidades y espacios académicos. Lo que hoy es tristeza, mañana será alegría, y así es como se debe recordar a Omar Geles y sus composiciones” (Caraballo, 2024): con la alegría propia del vallenato, “porque cuando estoy en la parranda, no me acuerdo de la muerte”.

En fin, digan lo que digan es difícil aceptar la muerte, sobre todo cuando es tan súbita y prematura en un ser lleno de tanta vida. Así, los herederos del legado del maestro Geles, los veteranos o noveles, “están llamados a seguir el horizonte luminoso que él les marcó”: un horizonte excepcional para las nuevas generaciones del vallenato. Esta es “la mejor manera de honrar su memoria sin tiempo para el olvido, esforzándose para que su voz –retratada en las letras de sus canciones- perdure en el alma de quienes tanto lo admiramos.” (elheraldo.com.co, 2024) Así pues que OAGS viva en nosotros por “su perseverancia, su talento, el amor que le tenía a su madre y a su familia, y por su historia que inspira a muchos a creer y apostar por nuevos talentos. Con su partida, muchos han empezado a reconocer que el vallenato es un género musical que representa a Colombia y que debemos llevar con orgullo al resto del mundo. Más allá de su música, Omar Geles dejó una huella profunda en la cultura colombiana a través de su dedicación a la promoción del vallenato como un símbolo de identidad nacional” (Dangond, 2024): ¡Tributo eterno por su gran legado!

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14 respuestas a «EL DIABLITO DIVINO DEL VALLENATO CAMINANTE»

  1. Hola mi estimado. Excelente recorrido por la vida de autor vallenato. De alguna manera la noticia de la muerte de Geles el día 21 de mayo de 2024, es más significativa porque quedará en la memoria de los colombianos la idea de reivindicación de los pueblos Afrodescendientes con la muerte de este compositor. La familia de este autor no fue la excepción: sufrimiento y pobreza, superados a punta de resiliencia y talento. Vallenato y afrocolombianidad se sumarán por los siglos de los siglos por culpa de la muerte de Geles el 21 de mayo de 2024.

  2. Muchas gracias señor Dairo por tan excelente artículo, en el cual rinde un sentido homenaje al legado musical y artístico de nuestro querido acordeonero, compositor y cantante Omar Geles, quien ahora acompaña a Diomedes Díaz, Martín Elías, Kaleth Morales, Jorge Oñate y muchos más en una gran parranda vallenata celestial. Lo que me lleva a recordar la frase que muy jocosamente le dijo en tarima Diomedes Díaz a Omar Geles, en sus inicios: «Toque el acordeón. Toque el acordeón» Porque Omar Geles quien ya se conocía como acordeonero, también quería cantar y Diomedes de manera muy coloquial le respondió de esa forma, queriendo decir: Haga lo suyo. Frase que quedó inmortalizada como muchas otras de Diomedes, y luego se la recordó de manera amistosa también Martín Elías (Q.E.P.D) en una presentación a Omar Geles, y Omar Geles dijo que ese era el mejor regaño que le había dado en toda su vida.
    Se fue un grande del vallenato y que perdurará en nuestros corazones.

  3. Apreciado Dairo, muy agradable y sentido homenaje que haces al folclore vallenato y al ser humano fraternal y sencillo que lo representa, aunque haya partido muy temprano de esta vida. Te saludo con aprecio especial y sigue con ¡tus escritos y mensajes que animan!…

  4. Profunda y hermosa semblanza. Aun para quienes carecemos de conocimientos sobre esta temática, el nombre de Ómar Geles siempre ha sido un referente para apreciar lo mejor que tiene el vallenato.

  5. No tenía idea de quien era Omar Antonio Geles Suárez; pero sí disfruté de sus obras.
    Recuerdo en un festival estudiantil en el municipio de Yacopí Cundinamarca, que una niña de aproximadamente 10 años cantó Los Caminos de la Vida; lo hizo con mucho sentimiento; dejando comentarios encontrados: Que bella interpretación; ¿cómo una niña de tan corta edad, canta como si hubiese vivido una vida larga y trágica; …
    No es justa la partida de un juglar de tal talante, que en mitad de su vida productiva nos deje; que Dios lo tenga en su seno y que en paz descanse.

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