DOS CAPITALES M Y ALGUNOS SITIOS N (II)

En homenaje a tres grandes amigos lectores y colegas: Ana Quintero, profesora emérita y española dombenitense de la región extremeña; Hernán Borja, autor colombiano de inteligencia rebelde y pulverizante; y Alcides Aguilar Durán, profesor colombiano en ejercicio en nuestra amada región vallenata.
A las dos de la tarde pasamos por la población de Melaab que es una comuna rural berebere de la provincia de Errachidia en la región del Draa-Tafilalet, donde paramos a comprar fulares -pañuelos para el cuello o bufanda de seda con dibujos estampados- y turbantes vistosos para soportar un poco el intenso frío del desierto, después de nuestro justo regateo de dírhams -moneda de Marruecos y de la Unión de Emiratos Árabes-. Y, por ende, las fotos con dichas prendas no se hicieron esperar.
A eso de las tres almorzamos copiosa y deliciosamente en un hermoso restaurante grande en Touroug, pueblo lógicamente berebere en el sur de Marruecos en la también provincia de Errachidia caracterizado por kasbas de adobe y aldeas que salpican la ruta. Después de mi consabida siesta, continuamos por una extensión infinita del desierto hasta divisar la Gran Duna conformada por hermosas colinas rojizas de arena movediza con más de 250 metros de altitud. Así pasamos por las impresionantes dunas de finísima arena de Merzouga, pequeña villa ubicada en el desierto del Sahara, cerca de la frontera de las montañas que limitan con Argelia. Y seguimos hasta el destino final del Tour en Alnif.
Este es una ciudad en la provincia de Tinghir, Draa-Tafilalet, conocida por sus importantes descubrimientos paleontológicos y cultivos de dátiles. Aquí nos dejó Assizo Aziz como a las cinco de la tarde con el guía de los dromedarios quien se llamaba Samir, nombre árabe que significa «conversar por la noche». Después de la presentación e identificación, ayudados por Samir, nos subimos a estos rumiantes propios de Arabia y del norte africano “muy semejante al camello, del cual se distingue principalmente por no tener más que una giba adiposa en el dorso.” A los 45 minutos del andar dromedario éste terminó con la ayuda del nuevo guía para disfrutar de la puesta espectacular del sol desde lo más alto de las dunas del sector, donde captamos unas imágenes -verbigracia: ver foto 1-.
Luego el recorrido en dromedario siguió hasta llegada la noche cuando arribamos al campamento en medio de las dunas del Sahara de Erg Chebbi donde nos alojamos en tres glampings -combinación de las palabras glamour y camping que significa camping con glamour, es decir, acampar o dormir “en medio de la naturaleza y el aire libre sin dejar de lado las comodidades o el confort de un hotel de lujo”-. Después de nuestra instalación, en medio de una temperatura de cinco grados, nos llamaron a todos los del campamento -cerca de 20 personas- para disfrutar de la cena de navidad, festividad que acá no se celebra en este tiempo por ser este país un Estado musulmán con su religión islámica. La cena, atendida amablemente por dos árabes, estuvo suculenta que acompañamos con un vino exquisito llevados por nosotros, pues el islamismo no recomienda el licor.
Más tarde, estuvimos alrededor de una fogata conversando, tomando vino y animando un pequeño concierto de Gnawa o guenaua -música espiritual marroquí de raíces subsaharianas que fusiona la tradición rítmica del noroeste africano tomando elementos religiosos de diversas culturas del continente- interpretada por Samir y los dos meseros -Malek, quien manda; y Dalil, hombre agradable-. Ellos nos sorprendieron gratamente cantando las letras de los cantos auténticos e interpretando cada uno sus instrumentos con sonidos muy parecidos al del blues: Samir, el tambor tocado con un palo de madera curvo, hecho de piel de cabra y madera; Malek, el laúd de tres cuerdas, conocido como guembri o hajhuj, cuyo sonido es similar al de un bajo; y Dalil, las castañuelas largas de metal, llamadas qraqeb. Sólo uno de ellos, Malek, el más libertario, tomó vino ya que voluntariamente algunos pueden hacerlo de modo reservado.
A las 12, en medio de una temperatura de dos grados pero bien abrigados y entonados, nos dimos la feliz navidad agradeciendo el concierto árabe-berebere y nos fuimos al amplio glamping con calefacción de Delgys, Isaac y yo donde nos dimos los regalos navideños y llamamos a nuestros seres queridos (al Gorilón, a los papás de Darío, a Carlos, a los papás de Guille y a nuestros hermanos) a darles la feliz navidad de acuerdo con nuestra tradición. Después, nos dormimos placida e inquietamente por el intenso frío que a estas alturas de la noche llegaba al grado cero.
Al amanecer del 25 de diciembre, Isaac y yo fuimos los únicos que nos levantamos a observar el esplendoroso amanecer en medio del frío endiablado y las hermosas dunas en donde nos tomamos fotos. Después de nuestro baño ligero, el abundante desayuno con el infaltable té y despedirnos agradecidos de Dalil, Malek y Samir, regresamos en coche al pueblo de Alnif, donde nos esperaba puntualmente Aziz haciendo honor al nombre –“poderoso, respetado, amado»-.
Después de agradecer y despedirnos del conductor, regresamos a Marrakech por la misma ruta de venida, pero observando de cerca kasbas de adobe o ciudadelas norteafricanas y algunas aldeas bereberes, y viendo a lo lejos sus asentamientos nómadas. Este día el amado guía berebere nos contó algunos secretos de la vida y costumbres de esos asentamientos y almorzamos en uno de los restaurantes anteriores y nos hospedamos en el mismo hotel de Ouarzazate donde dormimos bien.
El 26, después de aseo y desayuno, cruzamos el río casi seco de Ounila para conocer el castillo Kasbah Ait Ben Haddou, el cual es una fortaleza que cumplió “la función defensiva que a los grandes castillos, baluartes y alcazabas se le asignaban en la Edad Media en Europa.” Este castillo árabe fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1987 y él ha sido el escenario de algunas películas galardonadas. Subimos hasta su cima donde captamos un paisaje único de la ciudad y, por supuesto, nos tomamos varias fotos.
Después de pagarle, darle una buena propina y agradecerle, Aziz nos dejó en un hotel central de Marrakech como a eso de la tres de la tarde, donde almorzamos. Lamenté no haber encontrado en nuestro equipaje desordenado uno de mis libros llevados para ocasiones como éstas seguir agradeciendo a este gran guía por hacer honor con creces a su nombre, quien además es licenciado en literatura inglesa. Luego de mi siesta ahora extendida a todos, caminamos a la mezquita más grande de esta antigua ciudad imperial, la mezquita Kutubía –kutub en árabe es «libros» y su nombre literalmente quiere decir «la de los libreros» ya que en sus alrededores se hacía más de cien puestos de vendedores de libros- sagrado sitio precioso para el culto de la religión islámica, edificado en el siglo xii como referente del arte almohade. Su minarete “es el símbolo y punto de referencia de la ciudad y, sin duda, el monumento más representativo de la misma.” No pudimos entrar por estar en reparación debido a los daños causados por el terremoto ocurrido el 8 de septiembre de 2023.
Como esta mezquita está muy cerca de la plaza de Yamaa el Fna, sector de la Medina que es el corazón de Marrakech, hacía ahí caminamos. Es una plaza de mercado destacada que ha existido desde su fundación por el grupo nómada los almorávides en torno al año 1070. En medio de un gran gentío y un ritmo efervescente, es la plaza “más bulliciosas de toda África”, observamos el encantamiento de las cobras de anteojos típicas del Sahara que no pudimos ver en su desierto. También vimos acróbatas, bailarines, músicos y, por supuesto, los famosos faquires -término proveniente del árabe clásico que significa pobre, místico mendigo- que son ascetas marroquíes que practican duros ejercicios de mortificación.
Después nos sumergimos en el laberinto de sensaciones del Zoco, “el mercado tradicional más grande del país con más de ocho siglos de historia”, donde sin tener intención de comprar algo terminamos llevando bonitos presentes absorbidos por el poder de convencimiento de sus expertos vendedores y por ser este sitio “La cuna del regateo”. La compra más llamativa recayó en sus dulces tradicionales de almendra y miel que lógico probamos deliciosamente antes de comprarlos. De regreso al hotel donde cenamos, fuimos testigos del mayor espectáculo que se produce por la noche en la Yamaa el Fna, “cuando se convierte en un auténtico restaurante al aire libre con cientos de puestos de comida. Un frenético lugar lleno de vida.” (barcelo.com, sf) También vimos, en el sur de la plaza, el Palacio Real donde han residido algunos gobernantes marroquíes.
Al día siguiente, es decir el 27 de diciembre, después de un descanso placentero, un aseo sosegado y de un desayuno normal, caminamos a conocer y a tomar algo en La Mamounia, que es un hotel acogedor, atemporal, bello, eterno, generoso y radiante bajo los rayos del sol. Nos recibió de modo afable desde la entrada con su alfombra roja que nos envolvió ligeramente y continuó con una maravillosa atmósfera sonora relajante por el canto de los pájaros que se eleva desde los jardines y el murmullo de las fuentes acompañando nuestros pasos guiados por un hombre a un tercer piso donde nos atendieron en una mesa fresca de mármol con unos muebles suaves de terciopelo. Antiguamente -en 2023 cumplió un siglo- fue un palacio que alojó a todos los reyes que gobernaron a Marruecos cuando Marrakech ha sido su capital. Es parecido a una princesa de Las mil y una noches, el libro erótico de la cultura árabe. Aquí, en este sitio elegante y refinado, fue un extraordinario placer tomarnos una tradicional cerveza marroquí, eso sí la más cara del mundo, acompañada del francés exquisito tanto del mesero como de Darío e Isaac.

Nos devolvimos corriendo a nuestro humilde hotel pues todos teníamos vuelo de regreso a Madrid en las horas de la tarde. Después de alistar maletas y almorzar, nos fuimos al RAK de donde salimos a las 5:30 pm. Así dejamos atrás La ciudad de los cuatro colores donde “el rojo de sus casas y su tierra, el verde de las tejas y las palmeras, el blanco de las nieves del Atlas y el azul del cielo” (barcelo.com, sf) son la constante, aunque nos quedó debiendo su blanco. Durante las casi dos horas de vuelo seguí leyendo La Experiencia literaria de Alfonso Reyes ahora con Apolo o de la literatura y Jacob o la idea de la poesía.
En el Adolfo Suárez de Barajas nos separamos porque la decisión fue pasar el 31 de diciembre así: La pequeña liebre y Darío viajaron a Extremadura -Don Benito- donde viven los papás de él. Rai y Guille se fueron donde los papás de él que viven en el distrito del Retiro. Y La gran liebre y yo nos fuimos al piso de Isaac, donde estaba Carlos porque le había tocado reintegrarse al trabajo desde el 26. Como a la hora “los madrileños” llegamos bien a nuestros pisos y “los extremeños”, como a las 3 horas, también. Tras comer algo ligero, descansamos en medio de una agradable calefacción.
Como la idea del 28 de diciembre era descansar al máximo del ajetreo marroquí, nos levantamos tarde a eso de las 11:00. Después del aseo personal y del desayuno, lo primero que hicimos fue llamar a felicitar al Gorilón al Eje cafetero colombiano donde estaba festejando el onomástico con su novia Manuela quien lo había invitado allá. Luego, cada uno estuvo revisando su celular y leyendo algo. Yo seleccioné de la biblioteca de Carlos e Isaac El club de los execrables: El lado oscuro de los personajes más idolatradas de la humanidad de los españoles Malcolm Otero y Santi Giménez con prólogo del también Español David Trueba. En medio de una temperatura de 10 grados, como a las tres de la tarde salimos a almorzar a un restaurante cercano y después regresamos al piso a hacer nuestra siesta y continuar con la revisión del celular y la lectura como hasta eso de las 9, hora en que comimos algo ligero y después nos acostamos.
Al día siguiente nos levantamos a las 7:00. Tras el aseo personal y el desayuno, nos fuimos en Metro a conocer al Manzanares, río del centro de la península ibérica, afluente del Jarama, que a su vez es tributario del Tajo. Discurre por la capital española, nace en la sierra de Guadarrama y los madrileños lo llaman Madrid Río: abarca un enorme enclave lúdico y cultural paralelo al Manzanares, que, gracias a su renaturalización, la flora -fresnos, olmos, álamos, alisos, majuelos, saucos, rosas silvestres, sauces, hierbas arbolada con diferentes especies de árboles frondosos de ribera, lirios acuáticos…- y la fauna -galápagos leprosos, nutrias, garzas reales, garcetas, chorlitejos, martinetes, bermejuelas, barbos y otros- autóctonas han regresado a su cauce. Está entre los dos lados de la ciudad en medio de jardines que modelan terrazas que descienden hacia el río, el distrito de Arganzuela en el lado izquierdo, y los distritos de Latina, Carabanchel y Usera en el lado derecho. ¡Aquí es inevitable evocar a mi Tacamocho del alma!, terruño donde nací a orillas del Magdalena, ¡el río de nuestra vida!
Detallamos el Salón de Pinos o el corredor verde que discurre por la margen derecha del río. Es la estructura que permite la continuidad de los recorridos y reacciona en su encuentro con los puentes históricos de Toledo (1732), Segovia (1582), San Isidro, y el de Praga que enlazan con el centro histórico representado por la imagen imponente del Palacio Real y la cornisa elevada de la ciudad, con el parque inmenso de la Casa de Campo. En este entorno se incluyen la Avenida de Portugal, la Huerta de la Partida, la Explanada del Rey y los Jardines de la Virgen del Puerto. Sobre la ribera izquierda se sitúa el conjunto del Parque de la Arganzuela que incluye el centro de creación de arte contemporáneo de Matadero donde observamos una exposición de libros del escritor italiano Ítalo Calvino, pero donde además se presenta festivales musicales, obras de teatro y una variedad de actividades culturales.
Al frente de Matadero -notable ejemplo de arquitectura posindustrial de la segunda década del siglo xx que representa la mayor superficie de Madrid Río- se encuentra el centro comercial Plaza Río 2 que alberga más de un centenar de tiendas de grandes firmas nacionales e internacionales, así como una amplia oferta de restauración. Entre sus principales atractivos se encuentra una gran terraza desde la cual pudimos disfrutar de una panorámica de la ciudad y su recuperado río. Aquí nos tomamos unas buenas fotos, almorzamos como a eso de la tres de la tarde y vimos una exposición breve sobre la renaturalización del Manzanares.
A eso de la 8 de la noche regresamos en Metro al apartamento, donde Carlos nos había invitado previamente a disfrutar de unas borrajas con patatas, una de las comidas típicas de Zaragoza por excelencia acompañada de un buen vino: una verdura que en fresco es áspera -pincha bastante- y su apariencia quizás no sea para echar cohetes, pero todo cambia una vez cocinada; las apariencias a veces engañan. A mí me gustaron bastante, a La gran liebre no tanto.
El 30 de diciembre, como era sábado, Carlos nos acompañó en el recorrido lleno de mucho arte. Primero estuvimos en el Palacio de Cibeles y después en el teatro princesa Renoir, muy cercano a la Plaza España donde nos tomamos algunas fotos -ver foto 2-. El majestuoso Palacio de Cibeles es un conjunto integrado por dos edificios de fachada blanca ubicados en uno de los centros del Madrid histórico que se erigen en un lateral de la plaza de Cibeles en el barrio de los Jerónimos del distrito Retiro.
En la planta 1 observamos la exposición MONET: Obras maestras del Musée Marmottan Monet, dedicada al padre del impresionismo, Claude Monet (1840-1926), con más de 50 obras maestras procedentes del Musée Marmottan Monet de París. “Explica toda la trayectoria artística del maestro leída a través de las piezas a las que más apego tenía el propio pintor, …las que conservó celosamente hasta la muerte en su casa de Giverny, y de las que nunca quiso separarse” (centrocentro.org, 2023), entre ellas los celebérrimos, emblemáticos y cautivadores Nenúfares (1917-1920) y obras tan excepcionales como Retrato de Michel Monet con gorro de pompón -1880- y sus evanescentes Glicinas (1919-1920). Retrata “la naturaleza tal como es, siempre cambiante; de modo que incluso tomar el mismo argumento una y otra vez no significa reproducir el mismo cuadro. El viento y las sombras devuelven a los ojos del artista un tema siempre cambiante.” (Ibíd) ¡Cómo no evocar ahora su Ola verde! -1867-: una versión moderna de las marinas de batallas navales caracterizadas por el encuadre y el horizonte alto, obra que ilustró la portada de mi libro Desafíos de la generación del bicentenario (2019).
En la planta 2 vimos la exposición Paisaje de la Luz de El Centro de Interpretación que “reúne toda la información sobre los valores que han hecho que este singular paisaje cultural pase a formar parte de la lista de Patrimonio Mundial de la UNESCO… A través de paneles, vídeos y tabletas muestra la historia, el arte, la naturaleza, la ciencia, el modelo universal y todo aquello que hace que el Paisaje de la Luz cuente con un Valor Universal Excepcional. Además, la maqueta del Paisaje de la Luz, sobre la que se proyecta un videomapping, recorre la evolución del bien a lo largo de los siglos.” (centrocentro.org) Y en las plantas 3 y 4 apreciamos la exposición No va quedar nada de todo esto del Patrimonio gráfico madrileño y su colectivo Paco Graco que, desde 2017, recolecta “gráficas comerciales de los muchos negocios que van cerrando en Madrid, y así los rescata de la desaparición. No sólo los rótulos artesanales de tiendas centenarias, también salva los plasticuchos feos de metacrilato de tiendas más o menos nuevas y que apenas duraron abiertas unos años… Esta colección, de más de 150 rótulos, se puede interpretar como un cementerio de negocios, un museo de tiendas y calles desplazadas, o también como un testigo de lo que ha sido” (Ibíd) y podría ser el espacio público español.
Hojas de otoño -Fallen Leaves, 2023– fue el filme visto en el teatro mencionado. Este es el vigésimo trabajo del gran director y guionista finlandés Aki Kaurismäki que “marca su regreso luego de seis años de inactividad y constituye la cuarta entrega de su `serie proletaria`, luego de Sombras del paraíso (1986), Ariel (1988) y La chica de la fábrica de fósforos (1990), enfocada en la cotidianidad de la clase obrera… Su título hace referencia a la canción Les feuilles mortes de Joseph Kosma y Jacques Prévert y la protagonista es Ansa (Alma Pöysti), una mujer que vive en Helsinki y que trabaja arduamente en un supermercado. Una noche de merecido descanso, Ansa conoce a Holappa (Jussi Vatanen), un hombre tan solitario como ella, pero con un gusto desmedido por la bebida. Los dos van a intentar tener una relación. Se encuentran. Van a cine. Se distancian. Escuchan en la radio sobre la guerra de Ucrania. Se reencuentran. Y eso es todo.” (Didyme, sf) Pero luego de una hora y veinte minutos, los espectadores quedamos profundamente conmovidos con esta bella historia de amor de una pareja que intenta tener una vida menos solitaria que es en definitiva libre gracias a su condición de marginalidad: dimensión sociopolítica de unos personajes determinantes que toman unas decisiones trascendentales de una forma brutalmente sencilla. “Kaurismäki es una persona que recurre a la ingenuidad y a un sentido del humor existencial como medio para luchar contra el absurdo de la condición humana de la postmodernidad.” (Ibíd)
En la tarde, Carlos volvió a su tierra a pasar el 31 con sus papás. Nosotros fuimos invitados por Rai y Guille al pueblo cercano de Cercedilla, ellos tampoco iban a estar mañana con nosotros porque los papás de él desafortunadamente estaban con covid: lástima ya que el plan inicial era estar con ellos el 31. Así que entonces nos vimos con la Cebra y Guille en ese pueblo, después de haber cogido Metro y enseguida un bus perfectamente conectado a éste que nos llevó en menos de una hora. Antes de llegar a nuestro destino pasamos por la villa de Guadarrama, donde le seguimos las huellas a la Guerra Civil a través de los restos de construcciones bélicas como búnkeres y trincheras. Y también por el pueblo Los Molinos en el que uno de los elementos clave de su paisaje es el cambroño, un arbusto que cubre frondosamente las laderas que rodean este sitio.

Pero el corazón del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama es Cercedilla cuyo origen data de la época del Imperio Romano, allá por el siglo I d.C., que dejó calzadas y puentes pasando por su iglesia románica. Aquí también está su hermosa estación ferroviaria de principios del siglo XX hasta llegar a la modernidad actual con sus restaurados y prácticos centros de cultura como el Luis Rosales dedicado a este poeta español que pasó aquí sus últimos años de vida; el de Joaquín Sorolla, pintor español oriundo de esta villa; o el centro de Santiago Ramón y Cajal, histólogo y anatomista patológico ganador del nobel de medicina que igual nació aquí. Quevedo y Cervantes “fueron mentores de Cercedilla en alguno de sus libros… Asimismo, El Buscón de Quevedo pasó una noche en una posada de Cercedilla, camino de Segovia, hacia el año 1600.” (sierraguadarrama.info, sf) En medio de esta historia cultural y un ambiente acogedor, almorzamos deliciosamente acompañado de un buen vino en el restaurante tradicional La Maya.
Entonces, Cercedilla, Guadarrama y Los Molinos son tres de los 14 pueblos imprescindibles de este sistema montañoso español que, con sus altas cumbres rocosas, verdes valles y frondosos bosques, constituye “una alineación montañosa perteneciente a la mitad este del Sistema Central, una cordillera del interior de la península ibérica.” ¡Cómo no evocar ahora los Cerros Orientales de Bogotá, mi segunda patria chica! Así, estos pueblos son pequeñas villas de montaña que combinan naturaleza, cultura e historia. De ellos regresamos cansados a Madrid muy entrada la noche: primero, en el tren de cercanía perfectamente conectado al Metro, medio por el cual arribamos al apartamento.
El 31 de diciembre nos levantamos tarde a preparar nuestro desayuno y después el aseo personal. Luego estuvimos revisando los celulares y leyendo, en mi caso continué con El club de los execrables. A las tres salimos a almorzar en un restaurante cercano y después de la siesta siguieron la lectura y las revisiones digitales acompañado de vino con música decembrina hasta eso de la 10 de la noche cuando nos fuimos en Metro a la Puerta del Sol, plaza emblemática e histórico sitio madrileño donde se recibe el año nuevo y se encuentra desde 1950 el denominado kilómetro cero de las carreteras radiales de España. Y en donde además se encuentran, entre otros, la monumental estatua ecuestre del rey Carlos III del escultor extremeño Eduardo Zancada, la hermosa escultura del oso y el madroño, y el antiguo edificio de la Real Casa de Correos en el que se destaca el reloj de torre cuyas campanadas de las 12 marcan la tradicional comilona de las doce uvas televisadas por la TVE.
En medio de un impresionante gentío que abre un mundo de múltiples etnias, acentos, comidas y pintas, fue genial celebrar el año nuevo en la Puerta del Sol de Madrid escuchando las dos 12 campanadas y comerse mientras tanto las uvas anhelantes que ya vienen en cajitas de doce unidades. Así, el año viejo terminó aflorando los deseos ya interiorizados por cada uno, y el tiempo ansiosamente esperanzado en el toque de las doce campanadas que termina gimiendo en un júbilo general: “¡Feliz año!”, gritamos como si hubiéramos pasado la página, pero la verdad es que seguimos en lo mismo: Gaza y Ucrania siguen degradados por Netanyahu y Putin, y en Colombia continúa el intenso verano con mucha sequía e incertidumbre. Pero el fin del 2023 fue despedido con alivio… Después del evento de la Puerta del Sol volvimos en Metro al apartamento y tomamos vino y bailamos con frenesí hasta las horas de la madrugada. Finalmente, el cansancio nos adormiló y descansamos como los Reyes Magos que aquí en España se celebran en todo el país.
Soñé guiado por Arturo Guerrero (2024) que los Reyes Magos existen hoy como “apenas unos muñecos cómicos, ataviados como bedui-nos escapados del calendario y que nadie sabe de dónde salieron ni qué magias hacen. ¿Alguien conoce la mirra? ¿… cuánta gente sabe para qué diablos sirve esta sustancia que le traen al recién nacido?”, me pregunté ebrio con él… El 1 de enero de 2024 nos levantamos como a las dos de la tarde a asearnos y a preparar comida, después de la cual nos volvimos a acostar. Como a las 4 de la tarde, ya recuperado, continué leyendo a Malcolm Otero y Santi Giménez. Este día, después de comer algo ligero, nos acostamos temprano.
Como el dos de enero me regresaba a Bogotá con Rai y Guille debido a algunos compromisos, me levanté a la 7 al aseo personal, al desayuno y a preparar maletas. Delgys de quedaba para ir a Dublín, capital de Irlanda, con Carlos e Isaac; y Pamina y Darío siguen en Extremadura. Después seguí leyendo el libro escogido hasta terminarlo como a las dos de la tarde, hora en que fuimos a almorzar al piso de María Antonia y Miguel Ángel, suegros de Rai, quienes, ya recuperados del covid, amablemente nos invitaron. En medio de un diálogo ameno y fraternal, la comida fue abundante en gambas, jamones, tortillas, panes y mucho vino. Luego, el papá de Guille nos llevó gentilmente al aeropuerto en su coche.
Sobre el libro terminado –El club de los execrables- hay que decir con Billy Wilder: Nadie es perfecto. En él sus autores -Otero y Giménez- nos descubren que una cincuentena de los personajes más ilustres de la humanidad que también han sido abominables. “El nivel va desde premios Nobel hacia arriba. Destacan adicciones, escaso respeto por la propiedad privada…, agresores, violentos, racistas, envidiosos, trepas… A pesar de todo, los autores admiran a estos personajes porque son el pilar que ha construido el paisaje cultural de nuestra vida.” (Polifemo.com, sf) Malcolm y Santi se convierten en detectives históricos y nos hablan de Marx, la madre Teresa de Calcuta y Hemingway, entre otros, de una forma mordaz e irónica con algunos golpes de ingenio y de humor, arrastrando al lector ávido de entretenimiento. No es lo que esperaba. “El libro está dividido en pequeños capítulos para cada persona y es fácil de leer, pero hasta aquí llega lo bueno, lo malo es que no da realmente mucha información es muy vago en su descripción sobre el qué hace execrables a las personalidades que aparecen y pierde mucho el tiempo” (LK en casa-dellibro.com, 2019) en referencias ibéricas que a un latinoamericano como yo le cuesta entender y eso que tenía españoles a mi alcance. Si al libro se le quitan los chistes nacionales, las referencias y los rodeos que da, le quedarían 100 páginas de las 416 que tiene, y puede que fuera incluso más disfrutable.
Retomando el hilo, nuestro vuelo de Avianca salió más allá de la media noche. De nuevo, acomodados en nuestros puestos distantes, después de invocar a las energías positivas, los susurros divinos, las ánimas paternales fallecidas y la aeronáutica prodigiosa, continué leyendo a Alfonso Reyes -ahora con el capítulo dedicado a Aristarco o anatomía de la crítica- hasta la cena que sirvieron como a la hora de vuelo. Después de caminar un poco los pasillos del avión, dormí como siete horas intranquilamente por una turbulencia leve pero constante. Fui al baño, caminé otro poco y seguí leyendo. Luego sirvieron el desayuno que devoré hambriento y fui de nuevo al baño a cepillarme, tras del cual seguí leyendo hasta aterrizar en la capital del adolorido pero amado país como a las 9 de la mañana del 3 de enero.
En suma, entonces, fue una maravilla recibir el 2024 en la Puerta del Sol de Madrid y también fue una maravilla celebrar la navidad en el desierto marroquí en medio de las hermosas dunas y el folclor berebere. Igualmente fue extraordinario haber conocido sitios nices de esos dos países como Ouarzazate o Cercedilla. Ahora bien, como ser colombiano está cambiado “y seguirá cambiando hasta que encontremos una profunda cohesión nacional” que disminuya o acabe realidades dolorosas que todavía debemos soportar. En esos sitios apartados sentí que quizás ser colombiano signifique “un acto de fe” como bien lo dijo Borges. “Y lo es, en algo prosaico como pasar una aduana internacional con un pasaporte que, desde los 70 hasta entrado este siglo, era (y a veces sigue siendo) garantía de un extendido interrogatorio y requisas” (Lloreda, 2024) que por fortuna en nuestro caso no ocurrieron. El argentino tenía razón, ser colombiano es un acto de fe, de honda paciencia y perseverancia.
También un norteamericano que “recorrió este territorio destiló que la esencia de la colombianidad estaba en la pasión, `Colombia es pasión`, acuñó. Fue emblema del país.” (Ibíd) Ahora tenemos como lema Colombia, potencia mundial de la vida y de la belleza: Esperanza, Fe y Pasión es lo que necesitamos nosotros los colombianos. Estos conceptos “quizás permitan volver este un país de más sueños realizados que de pesadillas cumplidas” para que la dupla Petro-Márquez y todos sigamos remediando las desigualdades sociales y sigamos garantizando con hechos los derechos de las personas. Quizás algún día ser colombiano dejará de ser una cadena cotidiana de actos de fe y será como en naciones africanas o europeas “que se quieren y respetan a sí mismas, a sus conciudadanos, orgullosos de sus pasaportes, su realidad, enamorados de su porvenir, de su territorio, de una cultura que alimentan con sus vidas, en una cadena de actos solidarios, respetuosos, coherentes y constructivos. Para que a nadie se le pase por la cabeza cruzar las selvas con sus hijos al hombro, porque en ser colombiano hay suficiente esperanza.” (Lloreda, 2024) Así que en esos sitios apartados sentí que quizás ser colombiano signifique que cuando aterrizo en El Dorado de Bogotá “siento, de alguna manera, que estoy volviendo a casa”, sin olvidar por supuesto, esas gratas experiencias maravillosas del año viejo.
¡Nobles lectores sentipensantes y librepensadores exigentes!, estamos pues en el 2024 con muchas energías positivas renovadas y enormes deseos para nuestra familia, país y el mundo. Hoy, sin embargo, las guerras entre Rusia-Ucrania y Palestina e Israel azuzadas por USA y OTAN siguen con sus déspotas de atar que continúan con sus cuentos: conflictos, cismas y pacificaciones forzadas que han popularizado de hemisferio a hemisferio “la manía de desconocer, falsear, violar e injuriar lo que sea necesario con tal de reinar.” (Ibíd) Pero a pesar de eso, seguiremos vivos para soñar única y exclusivamente con un mejor país y mundo, y seguir en este año y los siguientes sin esperar nada más aquello que seamos capaz de llevar: la esperanza de un mejor país y mundo porque puede más la ilusión.
¡2024!, aquí estamos trabajando “por ti, por nosotros y por los otros a los que no conocemos. Tenemos el derecho y la responsabilidad de ser y estar libres, libres de odio -que es el peor cancerbero-, del miedo y de las traiciones que nos clava como un puñal el desconsuelo.” (Arias, 2024) Afortunadamente Colombia tiene hoy una voz de pueblo unido. Una voz que es respetada y oída porque es la voz del pueblo dueño de su propio destino construido civilizada e ingeniosamente con nuevos liderazgos que se están ocupando de las necesidades y los sueños del país. Ojalá que en este 2024 las ciencias pobladas de amor y virtud, las energías positivas del universo, los faros meridianos de la humanidad, el porvenir venturoso, los milagros cósmicos, los susurros sagrados y los astros prodigiosos se sigan alineando en favor nuestro, de Colombia y del mundo; pero sobre todo en favor del adolorido país amado y sus hogares queridos avizorando algún futuro itinerario para seguir descubriendo el “doble fondo secreto donde se esconde, sino la esperanza como en el mito, al menos el recuerdo”, y para seguir dándole eternidad a los instantes.
INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA
- Arias Nieto, Gloria (2024). Un verdadero año nuevo. El Espectador, Bogotá, publicado el 8 de enero en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/gloria-arias-nieto/un-verdadero-ano-nuevo/
- casadellibro.com (2019). EL CLUB DE LOS EXECRABLES EBOOK. Madrid, publicado en https://www.casadellibro.com.co/ebook-el-club-de-los-execrables-ebook/9788466664073/7084551
- barcelo.com (sf). Zoco de Marrakech, la cuna del regateo. barcelo.com, sin fecha, publicado en https://www.barcelo.com/guia-turismo/es/marruecos/marrakech/que-ver/zoco-de-marrakech/
- centrocentro.org (2023). MONET. Obras maestras del Musée Marmottan Monet. Madrid, publicado en https://www.centrocentro.org/exposicion/monet
- ___________________ CENTRO DE INTERPRETACIÓN DEL PAISAJE DE LA LUZ. Madrid, publicado en https://www.centrocentro.org/exposicion/centro-de-interpretacion-del-paisaje-de-la-luz
- Didyme-Dome, André (sf). Crítica: Hojas de Otoño. es.rollingstone.com, publicado en https://es.rollingstone.com/critica-hojas-de-otono/
- Guerrero, Arturo (2024). Ensalmo para cambiar de año. El Espectador, Bogotá, publicado el 11 de enero en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/arturo-guerrero/ensalmo-para-cambiar-de-ano/
- Lloreda, Mauricio (2024). Ser colombiano, 2024. El Tiempo, Bogotá, publicado el 11 de enero en https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/mauricio-lloreda/ser-colombiano-2024-columna-de-mauricio-lloreda-843419
- Polifemo.com (sf). El club de los execrables «El lado oscuro de los personajes más idolatrados de la humanidad». Madrid, publicado en https://www.polifemo.com/libros/el-club-de-los-execrables-el-lado-oscuro-de-los-personajes-mas-idolatrados-de-la-humanidad/217878/ sierraguadarrama.info(sf). Cercedilla, naturalmente. Madrid, publicado en https://sierraguadarrama.info/cercedilla/
¡Hola a todos! Soy aziz, el guía conductor quien ha acompañado a la familia de Dairo. Fue un gran placer formar parte de este viaje increíble con esta familia colombiana. Hemos disfrutado mucho de este viaje lleno de emociones, risas, etc. Amigos, fue un viaje espectacular con vosotros; muy amables por visitarnos en Marruecos y gracias por compartir vuestra experiencia por todo el mundo. ¡Gracias profesor Dairo por compartir este contenido valioso!
Señor lector, si os interesa visitar Marruecos, sería un placer ayudaros, Aziz: https://discoveringmoroccotravel.com/
De nuevo Aziz, muy amable por tus excelentes servicios.
Es una crónica agradable y muy ilustrativa. Felicidades.
¡Muchas gracias!
Que descripción tan elocuente para conocer espacios por referencia, gracias a este artículo sobre los países de Marruecos y España: Excelente sus paragones con nuestro territorio… Felicítote González. Éxito.
Profesor Aguilar, gracias.
Lo más fascinante que debe hacer un humano es disfrutar con el contacto directo de la naturaleza para activar todos los sentimientos liberando la imaginación que nos conduce por caminos diferentes, y penetrar en lo infinito de este maravilloso mundo amenazado por la codicia insaciable de las mafias de la destrucción. En el recorrido de la lectura sentí una conexión con lo que usted iba observando y narrando, somos hijo de una madre que cada día agoniza porque le están arrebatando todas las fuentes generadoras de vida. En nombre del progreso mal concebido retumba la idea de que tenemos que civilizar la tierra, semejante afirmación lleva implícita el arrasamiento de todos los ecosistemas. Un abrazo lleno de Esperanza, no es posible que nos la arrebaten. ¡Felicitaciones por su esfuerzo y dedicación!
Profesor Antonio, muchas gracias por su lectura contextualizada y atinados comentarios.
Que los dioses lo escuchen y Colombia siga un nuevo rumbo de prosperidad.
Ya es tiempo que el pueblo; pueblo, respire paz y tranquilidad.
Amén
¡Ojalá que así sea profesor Borja!
Excelente narrativa, imaginariamente hice el viaje con ustedes. Me recuerda al profe Jorge Homero Wilches Pereira, profesor de Español en el CONALGEBA, invitaba a sus estudiantes a viajar imaginariamente en el Blue Bird desde Plato Magdalena, hasta Alaska… Gracias profe Dairo por compartir su grata experiencia al lado de la familia y amigos
Olga Carolina, muy amable por juiciosa lectura y sentido comentario: ¡Cómo no acordarme de mi profesor HOMERO Wilches!
Olga, ojalá sigas honrando con tu visita este portal.