APUNTACIONES CRÍTICAS SOBRE EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA

Para mis colegas del colegio Usaquén de Bogotá, mis colegas gabrielistas del 79 de Plato Magdalena y para todos mis colegas colombianos y otras latitudes   

¡Amable lector multicreyente y sentipensante!, acerca de este tema, desde Bogotá, Platomocho y Colombia, habría mucho que decir, pero nos centraremos brevemente en nuestro quehacer diario que gira en torno a educación y pedagogía. La compleja situación que vive el planeta con la pandemia del covid-19 y Colombia con sus epidemias de corrupción, narcotráfico e inequidad no son óbices para que este fin de año sea de alegría y festejo, pero también –y sobre todo– de reflexión sobre lo que hoy significa el rol docente en la sociedad y lo que se avizora para el futuro.

Sabemos que el hombre es un ser social. Mediante su trabajo transforma la naturaleza y la sociedad para satisfacer sus necesidades y las de los demás. El hombre, haciendo uso del lenguaje, opera sobre una y otra para conocer sus estructuras. Estos conocimientos nacidos de la práctica y de la teoría dan como resultados diferentes productos: la ciencia y el arte; arte y ciencia que son nuestra razón de ser mediada por la pedagogía, sendero que guía la relación alumno-maestro-comunidad.

Muchos colegios se ha dedicado a explorar el inmenso legado que dejaron los genios de las artes y las ciencias, que se traduce en el pálpito viviente, universal y oscuro del alma humana. Por eso, en nuestras clases diarias de arte o ciencia hemos visibilizado el goce, el significado y la complejidad de las obras artísticas y científicas que han marcado los pensamientos, las pasiones, las miserias, las grandezas humanas que interpelan a la ciudadanía y preguntan cómo salir del conflicto y cómo disfrutar de la vida, porque a través del arte y la ciencia podemos ser una mejor sociedad inyectándole más conocimiento, convivencia, autonomía y creatividad.

“El deseo de saber y develar es la primera y la última pasión de las grandes mentes. Gracias a ese anhelo se crearon las mejores obras de arte e inventaron Internet”, dice el escritor brasileño Rubem Fonseca. Claro que “el conocimiento no vale nada por ser de conocedores, vale al ponerse al servicio de los demás», complementa don Ramón de Zubiría, académico y maestro cartagenero. Por supuesto, operando a través de la educación se pone el saber al servicio de los demás: «sólo el que obra aprende», acota Federico Nietzsche porque educarse, afirma Whitehead, no es recibir, sino hacerse.            

Obvio que aprender es importante: “aprender a aprender, lo es aún más. Pero saber para qué y cómo se aprende, para decidir qué enseñar, eso sí es esencial», reflexiona Mario Sequeda, amigo y maestro cundiboyacense. Tal vez por eso el investigador Reynaldo Suárez Diaz (1982) afirma: “la educación siempre se relaciona con un proyecto de hombre y sociedad, activamente propugnado o pasivamente aceptado».

Ahora bien, algunos hombres “han buscado en el oficio de maestro un elíxir de la juventud y otros han entendido la educación de la juventud como la formación de ancianos, otros a la manera de don Simón Rodríguez prepararon en las aulas el advenimiento de un nuevo mundo, lo cual es difícil y peligroso», dice Enrique Cabeza, maestro unilibrista. Precisamente, el excelente educador venezolano de Bolívar acota: “Por querer enseñar más de lo que todos aprenden, pocos me han entendido, muchos me han despreciado y algunos se han tomado trabajo de perseguirme.» Ser educador crítico y emancipador, sin duda, tiene sus riegos y peligros.

Por todo lo anterior, los profesores profesionales -desafortunadamente no todos los son- debemos comenzar por entender que ambas palabras vienen de PROFESAR que significa consagrarse voluntariamente al ejercicio de un arte, ciencia u oficio, para después tener claro que el ser humano aprende en la medida en que participa en la consulta, el descubrimiento y en la investigación.  En todos nuestros colegios debemos tener libertad para opinar, para equivocarnos, para rectificarnos, para ensayar métodos y caminos, para explorar. De otra manera, asegura el escritor y fisicomatemático Ernesto Sábato (1999), a lo más, haremos eruditos y en el peor de los casos ratas de biblioteca y loros repetidores de libros santificados. La consulta e investigación debe pues alimentar toda actividad académica. Debemos realizar nuestras consultas e investigaciones bajo el signo de la falibilidad. Es conveniente especular de vez en cuando, pero también es indispensable medir y experimentar.

Por eso, todo educador investigador debería responder a este interrogante: ¿cómo pasar de la especulación teórica a la formulación y verificación de hipótesis en contacto con la práctica? “Poder preguntar significa poder esperar aunque fuese la vida entera», complementa Olga Zuluaga, educadora de la Universidad de Antioquia. Sin embargo, creo que es necesario definir cosas si no queremos que el resto de nuestro discurso quede atrapado en las arenas movedizas de la ambigüedad. «No se deben proponer soluciones antes de identificar y analizar los problemas. Pero hay que tener en cuenta que un problema suscita otro. Podemos estudiar sin tregua y jamás ver todo lo que deseamos… siempre habrá algo nuevo que nos sorprenda y nos deleite», reflexiona sabiamente Federico Urales, uno de los grandes anarquistas universales.

Nietzsche escribió que el profesor es un mal necesario. Es célebre la alusión de Oscar Wilde a los que no pudieron aprender y por eso se dedican a enseñar. «Desde muy niño tuve que abandonar mi educación para ir a la escuela», dice Bernard Shaw. En el colegio -agrega Henry Miller-, no aprendimos nada. Al contrario, nos volvieron obtusos, nos envolvieron en una bruma de palabras y abstracciones. A pesar de estas justas e injustas arremetidas contra la institución escolar, creo todavía en ella como uno de los espacios importantes para la formación y enseñar la convivencia humana.

Claro que “la experiencia no se comunica verbalmente, por eso el mundo camina tan despacio. Sólo al vivir la vida se puede sacar alguna conclusión que no se puede transmitir. No se puede imponer la experiencia propia a otro, obligar a alguien a experimentar sentimientos inculcados», dice Cándido Aráus, docente investigador del Instituto Caro y Cuervo. Pienso que si entendiéramos e interiorizáramos esto, nos suprimiríamos muchos sermones y reglamentos en las instituciones educativas; aunque no entender es ya una manera de entender; por eso, todo profesor debe desarrollar diversas estrategias de interpretación para enseñar más de lo que todos aprenden.

A propósito de los reglamentos escolares, ellos “son necesarios, pero no se trata de que los sujetos adquieran una normatividad, sino que desarrollen la capacidad de poner fundamento a los ejes desde los que articularán su vida cotidiana», comenta Germán Vargas, filósofo y profesor de la Universidad Pedagógica Nacional. Aunque los patrones de conducta y las maneras de entender y juzgar las cosas dependen cada vez menos de la familia y más de la educación, de los medios masivos de información y del empleo cotidiano de las redes sociales y las nuevas tecnologías; e incluso, estos últimos son los que determinan el mundo en que vivimos.

Así pues que todo profesor debe tener presente que la formación -y no la información ni mucho menos la desinformación- es lo central de su proceso, y que “la cultura no sólo se transmite por los libros: se transmite a través de todas las actividades del hombre, desde la conversación hasta los viajes, oyendo música y hasta comiendo», plantea Sábato (1999). Una simple conversación, mientras se come con un sabio, es mejor que diez años de mero estudio libresco, agrega Henry Longfellow.  

En esta línea, «saber de memoria es no saber», dice Michel de Montaigne (2014). El maestro debe ser un constante incitador a la construcción de nuevos sueños. Así mismo, “debe propiciar una capacidad de afecto y el desarrollo intelectual del alumno», dice Nicolás Buenaventura (1993), educador intelectual y militante comunista; además, entender, como bien lo dice el gran Cioran (2003), que «el niño no atiende a la lógica de la verdad sino a la lógica de la seducción». E incluso el profesor debe ser capaz de reconocer y cultivar en otros, cualidades de las cuales él mismo puede carecer, así haya entrado en contradicción con las frases de Jorge Luis Borges -«No soy maestro de nadie; yo soy discípulo de todos»- y de Montaigne -“No enseño nada, cuento”-.

Por último, ¡amable lector multicreyente y sentipensante!, ojalá aprovechemos este fin de año y todos los venideros para disfrutar de la alegría elemental de vivir porque según el expresidente uruguayo José Pepe Mujica “la aventura de la vida es maravillosa a pesar de todas sus contrariedades”. Y ojalá aprovechemos este fin de años y los que vienen también para seguir reflexionando sobre lo mejor para nosotros, Bogotá, Platomocho y Colombia. Si logramos unirnos más como escuela y sociedad y trabajar más en equipo, saldremos fortalecidos de pandemia, epidemias e inequidades estructurales.  

BIBLIOGRAFÍA

  • Cioran, E. M. (2003). En las cimas de la desesperación. Traducción de Rafael Panizo. Tusquets Editores: Barcelona.
  • Buenaventura, Nicolás (1993). La importancia de hablar mierda. Reflexiones sobre la cultura. Ediciones Apertura: Bogotá.
  • De Montaigne, Michel (2014). Ensayos. Edición bilingüe. Traducción y notas de Javier Yagüe Bosch. Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores: Barcelona.  
  • Sábato, Ernesto (1999). Antes del fin. Memorias. Editorial Planeta: Bogotá.
  • Suárez Diaz, Reynaldo (1982). La educación: su filosofía, su psicología, su método. Editorial Trillas: México.

6 respuestas a «APUNTACIONES CRÍTICAS SOBRE EDUCACIÓN Y PEDAGOGÍA»

  1. La Educación es la base de la construcción de una sociedad, por lo tanto hay que saber enseñar, he aquí un compendio de expresiones sabias para tenerlas en cuenta en nuestra formación…

  2. Saludos amigo Dairo.
    Muy lúcido escrito que entreteje la importancia de unos de los procesos culturales más importantes del Homo sapiens: la educación. Asimismo, se honra el papel catalizador del educador en ese proceso formativo,

  3. Buena Mañana.
    Excelente texto que nos lleva a reflexionar sobre el arte de apropiarnos del conocimiento.
    Todo ser humano quiere apropiarse del conocimiento, pero No todos están dispuestos a pagar el sacrificio que ello requiere.
    Quizá algún día tod@s logremos salvar toda muralla que se interponga a ello.

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