UN AÑO DE INVASIÓN RUSA: NUEVO (DES) ORDEN MUNDIAL

En su Mes Internacional, reiterar a todas las Mujeres que, a través de la historia pese a las adversidades y ahora más con esta maldita guerra compleja, han luchado por sus Derechos, la vida, la paz y la reconciliación; pero sobre todo a Delgys Romero Cabeza, mi gran esposa de siempre, a Pamina Amelia y Raiza Andrea, mis dos vástagos andinos de alma, vida y corazón.

¡Amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, el pasado 24 de febrero se cumplió un año del comienzo de la  brutal invasión inaceptable de Rusia contra el Estado soberano de Ucrania desatando la conflagración más global sin parangón desde la Segunda Guerra Mundial. Ha pasado un año desde que el presidente Vladimir Putin decretó una «operación militar especial» en el territorio gobernado por Volodímir Zelensky. Un conflicto que, doce meses después, deja un saldo cruento y desgarrador con enorme sufrimiento humano y gran impacto politico: “una impugnación del orden mundial que ha precipitado consecuencias militares, geopolíticas, económicas” y socio-culturales a escala planetaria. He aquí pues un arqueo de este aniversario fatídico en el nuevo (des) orden mundial.

La maldita guerra en Ucrania por: Matador, Bogotá, febrero 25/23 https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/matador/la-maldita-guerra-en-ucrania-caricatura-de-matador-745054

Federación Rusa, Unión Soviética, Imperio Ruso. “Se puede llamar de cualquier manera, pero siempre será “la Madre Rusia”, ese inmenso territorio que inspiró a músicos, poetas, novelistas y pintores nacidos allí para crear obras maestras y que ha sido un eterno enigma para los países cobijados por el rótulo de “Occidente”. Su nombre saltó al primer plano de la actualidad por la guerra de Ucrania y en todo el mundo se intenta desentrañar los motivos que llevaron a Vladimir Putin a precipitarla, buscando explicaciones en los antecedentes inmediatos” (Villar 2022) cuando éstas se hallan más atrás. “El problema fronterizo tiene más de mil años de existencia y se debe a las tensiones interétnicas: el Reino de Polonia, el Gran Ducado de Lituania y el de Moscú se alternaron como fuerza dominante en lo que hoy es Ucrania. En 1917 se creó la República Soviética de Ucrania como parte de la URSS, y en 1991 Rusia reconoció su independencia…” (Gómez, 2023) Putin tiene razón: el oriente de Ucrania es parte del “espacio cultural y espiritual” de Rusia, que le fue arrebatado por Occidente a raíz del colapso de la URSS. De aquí el apoyo del pueblo ruso a Putin y el hecho innegable de que en Donetsk y Lugansk -donde predominan la lengua y la cultura rusas– sean muchos los que quieren reincorporase a la Rusia actual.

USA y sus socios habían aprovechado la caída de la URSS para extender la UE y la OTAN a 10 países en la anterior esfera de influencia rusa e incluso Ucrania estaba a punto de ingresar a la OTAN. Si a esto “se agrega que la expansión de la OTAN hacia las fronteras rusas acentuó la desconfianza de Moscú… es fácil entender por qué Putin actúa como lo hace. Más aún, si se tiene en cuenta que Kiev, la capital de Ucrania, es la cuna del Estado ruso antiguo, nacido allí en el siglo IX con el nombre de la Rusia de Kiev, la primera Madre Rusia.” (Villar ,2022) Desde que él accediera a la presidencia a principios de este milenio, “su mandato ha revelado cómo la interdependencia puede ser utilizada con fines coercitivos. Ucrania siempre ha ocupado un lugar central en las ambiciones imperiales de Putin. En las últimas décadas, sobre Ucrania no solo se ha dirimido el lugar que debiera ocupar la antigua república soviética en la arquitectura de seguridad europea, sino también su lugar en un mundo definido cada vez más por las relaciones comerciales.” (Solana, 2023)

El presidente ruso ha perseguido unas relaciones comerciales con el espacio postsoviético “y con el resto de Europa con el único fin de ejercer un mayor grado de influencia. Con la creación de la Unión Aduanera Eurasiática en 2010, la estrategia de Putin buscaba replicar la antigua Unión Soviética a través de otros medios, principalmente comerciales.” (Ibíd) Pero Ucrania no se adhirió a esa Unión, “sino que optó por un Acuerdo de Asociación con la Unión Europea. Putin no podía tolerar tal escenario y presionó al entonces presidente ucranio, Víktor Yanukóvich, para que suspendiera los preparativos del acuerdo de asociación a finales de 2013. Se podría decir que este fue el detonante de la actual guerra…” (Solana, 2023) A partir de ese momento, la historia es conocida: el absoluto líder ruso invadió a Crimea en 2014 y hubo el levantamiento de Maidán y algunas protestas formales del Euromaidán, pero la anexión fue aceptada como fruto de un “conflicto armado interno”. Después fue el comienzo de la guerra en Donbás, la cual desde principios del año pasado ha dado paso a un segundo y trágico capítulo.

La obsesión de Putin por devolver a su país la condición de potencia, basado en su poderío comercial y militar, “ha guiado sus pasos desde que llegó al poder para quedarse. En su visión geopolítica, Ucrania hace parte de su área de influencia y no acepta” (El Espectador, 2022) que el Gobierno de Zelenski, con deseos de estrechar lazos con la UE y Occidente, se distancie del Kremlin y quiera ingresar a la OTAN –brazo armado de Occidente-, lo que ve el absoluto líder ruso como una amenaza a la seguridad de su país. Eso y la defensa de los intereses de los rusos que viven en la región del Donbás -enclave ruso- son las verdaderas razones de esta guerra. Por eso, en estos 365 días, China ha evitado calificar la invasión rusa como tal y ha culpado a la OTAN y en especial a EUA de ser los auténticos responsables de la crisis por no haber tenido en cuenta las “preocupaciones de seguridad legítimas” de Moscú. El portavoz de Exteriores de la China reiteró recientemente que “Estados Unidos es el principal proveedor de armas en el campo de batalla en Ucrania y, a pesar de eso, se empeña en desprestigiar a China lanzando acusaciones falsas”. (Bonet y Sahuquillo, 2023)

¿Cuál es entonces el balance en el aniversario funesto de este conflicto bélico sin tregua más trágico del planeta desde el 1945? “Según un informe del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos…, se estima que más de 8.000 civiles han muerto, de ellos 3.533 son hombres, 2.096 mujeres, 456 niños y 1.921 cuerpos cuyo sexo no ha sido identificado. También se menciona un gran número de heridos con 13.287 víctimas de los bombardeos, misiles y minas antipersonas realizados por el ejército ruso.” (Cabrales, 2023) Ademas, de los más de 14,5 millones de ucranianos, aproximadamente un tercio de la población que equivale a 8.000.000 dejó sus hogares para irse a refugiar en más de 40 países del mundo pero sobre todo en algunos europeos.

Un año por Rodrigo Guerreros, Bogotá, febrero 22/23 https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/rodrigo-guerreros/un-ano-caricatura-de-guerreros-744105

“El segundo ejército del mundo, primera potencia nuclear en número de ojivas y el país de mayor extensión territorial y profundidad estratégica del planeta se ha estrellado y desprestigiado en la ilegal agresión ordenada por su presidente contra su vecino, y no tan solo no ha conseguido” (El País, 2023), con sus planes, esperanzas y expectativas, los objetivos que se había propuesto, sino que ha propiciado exactamente lo contrario e incluso más de un millón de rusos han desertados de su paìs para evitar engrosar las filas de su ejército. Irrespetando las líneas rojas que trazó Moscú, USA “ha regresado a su compromiso transatlántico con Europa cuando su estrategia preferente era la competencia con China y lidera ahora la ayuda militar y financiera en favor de Ucrania, la OTAN ha empezado una nueva ampliación con las candidaturas de Finlandia y Suecia” (Ibìd), la UE ha multiplicado su capacidad estratégica con sus sanciones a Rusia, Ucrania ya es candidato a la adhesión y ha sido ejemplar la resiliencia de los países socios ante el chantaje energético de Moscú.

De este modo, el orden del mundo cambió. La Otán recuperó su vigencia y se restablecieron relaciones que se creían maltrechas entre EUA y la UE: alrededor de 30 países ayudan con armamento a Ucrania, entre ellos tres potencias nucleares. Así, el conjunto de la ayuda militar a Ucrania en el último año equivale al 94% del gasto en Defensa ruso en 2021. Además, unos 40 países que representan más del 50% del PIB mundial han adoptado sanciones sin precedentes contra Rusia. La guerra y las sanciones de represalias han causado un impacto en los mercados de la energía y de los alimentos que ha espoleado una ola de inflación global. (Rizzi y Zafra, 2023) En ese mundo geopolítico, “podemos hablar de un orden ordenado, un orden desordenado, un desorden ordenado o un desorden desordenado. Sin duda, la invasión de Rusia a Ucrania constituye un golpe de gracia al orden existente, que ya venía desordenado y abre una nueva era en la que lo único que se vislumbra es incertidumbre en medio de aguas turbias… Se pensaba que las guerras entre Estados habían desaparecido, que los países no arrebatarían por la fuerza territorio soberano de otro, que la integridad territorial era intocable y que el derecho internacional estaba diseñado para proteger la soberanía de los Estados.” (Peckel, 2023) Apareció Putin con su agresión criminal y echó por la borda todo lo anterior y desnudó la fragilidad del supuesto orden.

Un año después, entonces, Ucrania es una causa popular en la EU y en gran parte del mundo. “Lo es incluso, aun clandestinamente, en la propia Rusia, donde el balance de este año es el más siniestro de su reciente historia. Los resquicios de libertad que todavía existían hace un año han sido aplastados sin piedad y con altísimas penas de cárcel para cualquier muestra pública de disidencia o cuestionamiento de la guerra, que sigue sin serlo oficialmente en el país. La militarización, el control policial y el encarcelamiento en masa siguen funcionando como mecanismos de sojuzgamiento de una población desinformada…” (El País, 2023) La resistencia de Zelenski y la valentía y resiliencia del pueblo ucraniano “las aplauden en muchos países del planeta y hasta se ha puesto un poco en ridículo la sofisticación del ejército ruso; pero con respecto a que eso signifique la derrota de Rusia, pues no hay un solo soldado ucraniano invadiendo, atacando, o siquiera pisando el territorio de su archienemigo.” (Rueda, 2023)

La devastadora guerra también ha dejado una estela de repercusiones en Colombia y América Latina, una región que casi no ha tenido guerras y ha defendido los derechos humanos y la soberania de los Estados. Pese a que los combates se libran a más de 10.0000 kilómetros de distancia, “las sanciones a Moscú y el freno a algunas exportaciones provenientes de esa zona del planeta empujaron el alza de los precios de algunos productos.» (Reyes, 2023) Esta guerra maldita «desbarató el mercado internacional de los insumos que son necesarios para los animales y los suelos que nos dan de comer… Rusia, por ejemplo, es uno de los mayores productos de urea en el mundo, un compuesto clave en la producción de fertilizantes. Este insumo, a su vez, se utiliza para el cultivo de alimentos. En ese sentido, los bloqueos al comercio ruso encarecieron esta cadena de producción.» (Ibíd) Si bien Rusia y Ucrania no representan más del 1,2 % del total de las importaciones de Colombia, esta guerra “generó unas presiones importantes de la inflación de alimentos puesto que la urea es un abono fundamental en la producción de arroz, maíz, trigo, caña de azúcar, papa y otro tipo de productos agrícolas»… (Ibíd) También se destaca que las restricciones que se impusieron en Rusia generaron un aumento adicional en el precio del gas natural, lo que encareció la cadena productiva de alimentos.

«Para revisar los efectos indirectos se debe tener en cuenta que Ucrania y Rusia principalmente aportaban materias primas e hidrocarburos para la generación de energía (gas, petróleo y carbón) a las naciones industriales de Europa y Asia (socios comerciales de Colombia), generando escasez y, a su vez, encareciendo bienes finales como vehículos, maquinaria y equipo, y productos de alta complejidad como las medicinas, electrodomésticos y otros de alta tecnología, sobre los cuales Colombia depende para su abastecimiento». (Reyes, 2023) Así, la guerra además ha tenido un efecto no solo en el mercado de alimentos si no también en de la energía; el escenario de los altos precios internacionales en ambos mercados tuvo implicaciones para las finanzas públicas de Latinoamérica.Muchos gobiernos en la región siguen subsidiando el combustible, por lo cual cuando sube el precio de petróleo, el costo para las arcas públicas aumenta. Este efecto ha sido notorio en Colombia” (Ibíd) donde, además, según el escritor Hernán Borja (2023), la situación mundial mencionada “ha sido aprovechada, indudablemente, por las oligarquías nacionales para obtener pingües ganancias en el alza de sus productos y desprestigiar los gobiernos de izquierda, endilgándoles las consecuencias de este desorden político y económico.”

“Más Ucrania y menos Rusia. Este es el sencillo balance de un año de destrucción, sangre y muerte a raudales, el precio insoportable del tipo de catástrofe que perpetran regularmente los seres humanos, enzarzados en la historia de siempre con el auxilio de la siniestra partera, la guerra.” (Bassets, 2023) Guerra insensata que no es “solo una cuestión europea”, ni se trata de “Occidente contra el resto”. Se trata de todo el planeta en el que todos queremos vivir: “nadie está a salvo en un mundo en el que el uso ilegal de la fuerza… se “normalice” de algún modo.” (Borrel, 2023) Hoy, un año y más de 300.000 muertes después, entre militares de ambos bandos y civiles, lo único cierto es que el pronóstico inicial estaba equivocado. “Para dolor, sobre todo de su pueblo atacado sin misericordia, el mundo se ve ahora ante el desafío de encontrar un camino que termine en una salida para el callejón cerrado en el que se halla la confrontación.” (El Tiempo, 2023)

La aleve agresión rusa condujo a una valiente respuesta del ejército ucraniano, que enseguida obtuvo el interesado respaldo macabre de Occidente con armas de todo tipo. “El hecho de que el escenario previo a la invasión tenga matices y zonas grises, que las tiene, de ninguna manera se puede constituir en atenuante frente a la manera como actuó y ha venido actuando Vladimir Putin.” (Ibíd) Nada justifica la barbarie de lanzar misiles contra zonas residenciales y demás blancos civiles, por no mencionar denuncias de crímenes atroces. En suma, el gran perdedor no es Rusia, como dijo algún periódico, es Ucrania aunque después de un año, por fortuna, a Ucrania no se la haya llevado “el Putin”.

Pero paradójicamente hoy Ucrania es más fuerte. En el corazón de los ciudadanos, la disposición de sus jóvenes a morir por ella y la admiración que merece y suscita en Europa y el mundo, frente a la oferta que llega de Moscú junto a las bombas para que se conforme con la autocracia. “Mucho más débil es su economía, cierto. Ha disminuido su población, refugiada en países vecinos, y diezmada por los bombardeos y los combates. Son terribles los dolores y daños del parto. Destrozadas sus infraestructuras, destruidos numerosos hospitales, escuelas y teatros, reducido el parque de viviendas, así es el campo de escombros que Putin ofrece. Es inverso el efecto sobre Rusia, preservada e intacta gracias a la asimetría de su abusiva agresión bajo el paraguas nuclear.” (Bassets, 2023) Ni siquiera las duras sanciones perturban la vida del gigante victimizado, aunque dificulten sus suministros e incomoden a sus oligarcas. Mas es en el corazón de los rusos donde la destrucción avanza sin remedio, una agonía sin otro plazo que el momento lejano en que sea la libertad y no la sumisión al autócrata la que habite el lugar donde late el amor a la Madre Rusia.

También su ejército está un poco arruinado, muchos de sus jóvenes exilados, sus prisiones un poco llenas de disidentes, incluso sus aliados centroasiáticos incomodados por tanta brutalidad. Al compás del imperio que decrece, crecen sus adversarios, la UE y la OTAN. “A costa también de un creciente peligro. Está justo donde puede surgir la salvación de quien sabe enfrentarlo y la condena de quien lo promueve. Falta solo cruzar el dificil dintel, el fin del imperio, que interrumpa el parto y la agonía para que llegue cuanto antes la paz.” (Bassets, 2023) Pero un año después, “existe el riesgo de que la gente se acostumbre a las imágenes de crímenes de guerra y atrocidades que ve, porque son muchas; de que nos cansemos y se debilite nuestra determinación, porque el tiempo pasa y la tarea que tenemos entre manos es dura.” (Borrel, 2023) Esto es algo que no podemos hacer porque cada día Rusia sigue violando la Carta de la ONU y USA sigue atizando la hoguera, creando ambos países un peligroso precedente para todo el mundo con sus políticas imperialistas mentirosas y criminales.

Putin anunció en su discurso del Estado de la Nación la suspensión del acuerdo de desarme nuclear. Un consenso entre las potencias con reservas de destrucción masiva vigente desde el fin de la Guerra fría que le daba al mundo un clima tranquilizante en la desescalada de una carrera nuclear que podría llevar al mundo a su destrucción. “Su decisión responde a la visita sorpresa de Joe Biden a Kiev el pasado lunes 20 de febrero; una acción temeraria y simbólica al ingresar en territorio de guerra para seguir respaldando financiera y militarmente su defensa. Junto a Zelenzky prometió un nueva donación de 500 millones de dólares y el envío progresivo de los tanques Abrams, una línea roja más sobrepasada que debilita la imagen segura y confiada de Putin ante el mundo y ante los propios rusos, que ven permanentemente el conflicto retraerse contra su propio delirio de gloria, con los efectos políticos y económicos de un acorralamiento” (Ochoa, 2023) al prohombre que sigue sin aceptar un mínimo error desde la aureola del Kremlin. Así, parece imposible una derrota de él porque indefectiblemente “precipitaría su caída, a la que ni “por el putin” está dispuesto a someterse. Es que, si capitula, implicará arriesgar las dos reconquistas más importantes de su país: el control de Crimea y del puerto de Sebastopol, que asegura la salida de su fuerza naval hacia el mar Negro…” (Rueda, 2023)

La Asamblea General de la ONU aprobó recientemente, con 141 votos, 7 en contra y 32 abstenciones, una resolución que condena la invasión rusa. Aplastante votación contra esa invasion que ha puesto al mundo patas arriba en todos los aspectos, desde económicos hasta socio-políticos y culturales, donde se están cometiendo crímenes de lesa humanidad, incluidos genocidios, desplazamientos forzados y el robo de niños ucranianos, cuyo rastro se pierde en Rusia en una telaraña de adopciones. La intervención de China, que propone 12 puntos para acabar el conflicto, a lo mejor el fin de esta guerra se vislumbra si Rusia se queda con lo que ya atrapó de Ucrania, y se repliega. Pero un año después, ni Ucrania se rinde, ni Rusia se ha mostrado dispuesta a parar su embestida hasta tejer esta maraña: “Si la derrota de Putin no significa la victoria de Zelenski, la victoria de Ucrania no debe significar la derrota de Rusia.” (El País, 2023) Por eso, además de China, el presidente de Brasil, Lula da Silva, también ha planteado una plataforma internacional de mediación para resolver dicho conflicto, lo que puede evitar una guerra sin fin y conducir a una paz imperfecta, pero paz. 

En conclusión, la OTAN ha cometido “las imprudencias propias de la defensa de sus intereses, pero sobre las razones y los argumentos de los paradigmas enfrentados, el protagonista del desastre sigue siendo Vladimir Putin: ese espíritu delirante… que sigue interpretando el mundo con los códigos decimonónicos de los imperios que pueden, según su evangelio ortodoxo, recuperarse por la gloria de los muertos solemnes de su historia.” (Ochoa, 2023) Sin embargo, “la comunidad internacional había pensado que el regimen comunista de la Unión Soviética había terminado y que ahora era un personaje que, con el síndrome de Pedro El Grande, ha invadido a Ucrania.” (Londoño, 2022) ¿No será que, en medio de bendiciones, palios y velas de los popes de la iglesia ortodoxa rusa, Putin tiene el signo indeleble del zarismo de la Madre Rusia?

Bombas mediáticas por Matador, Bogotá, marzo 8/22
https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/matador/bombas-mediaticas-caricatura-de-matador-656632

“Aunque la comunidad internacional pretenda abanderar el cumplimiento de los derechos humanos y la fidelidad de la pureza ideal de un mundo protegido y moderno entre leyes inquebrantables, la crudeza real ha demostrado que las presiones económicas sobre Rusia no han tenido los efectos pensados, y Putin sigue imponiendo el control del tiempo y el ritmo de la guerra con la amenaza siempre latente de un ataque nuclear con el que puede negociarlo todo…” (Ochoa, 2023) Así, en el último año “hemos aprendido que la interdependencia no puede evitar la guerra. También sabemos que rechazar la interdependencia no solo es la antítesis del proyecto europeo, sino que es incompatible con el multilateralismo y la resolución de problemas globales.” (Solana, 2023) Como seres planetarios, esto último debería ser nuestro cometido principal para que los ucranianos sean ciudadanos de una nación soberana e independiente más “y no siervos de un imperio arrollador dispuesto a imponer su orden por la única ley de la fuerza.” (Bassets, 2023) En tal caso, quizá sea la hora de abandonar el bálsamo de la moralina y trabajar por un orden internacional realmente multilateral. (El País, 2023)

En resumen, la guerra de Ucrania es, pues, profundamente global por varios motivos: “Porque representa una brutal impugnación del orden mundial por parte de una potencia en declive (Rusia) que estrecha lazos con otra emergente (China), que también busca una reconfiguración de los equilibrios… Porque es un conflicto en el que una potencia nuclear ataca a un país que se defiende con armas suministradas por alrededor de 30 países de forma oficial, entre ellos otras tres potencias nucleares, desatando inquietudes atómicas vinculadas a un conflicto sin parangón claro… Porque es una pugna en la que 40 países imponen un régimen de sanciones inédito a una potencia como Rusia; con turbulencias en los mercados de la energía y los alimentos; con subida de la inflación y políticas monetarias restrictivas generalizadas y todo lo que de ello ha derivado” (Rizzi y Zafra, 2023); con un fuerte impulso mundial a la transición tecnológica verde. Y porque “es una conflagración con un terrible impacto humano que también tiene una fuerte propagación internacional: hay actualmente registrados más de ocho millones de refugiados en 43 países y la cifra de personas con inseguridad alimentaria en el mundo crece.” (Ibíd) La invasión de Ucrania es indudablemente una gran detonación con una enorme onda expansiva.

En suma, entonces, en algún momento “la guerra terminará y de su resultado dependerá en buena medida el nuevo orden o desorden mundial. Una victoria rusa, cualquiera que sea su faz, sería una catástrofe para el mundo libre. ¿Logrará la alianza occidental detenerlo?” (Peckel, 2023) Para el mundo entero no hay otra alternativa que apoyar a Ucrania, presionar a Rusia para que ponga fin a su agresión ilegal y ayudar al mundo a hacer frente a las consecuencias. “Queremos la paz en Ucrania, una paz global y duradera que se ajuste a la Carta de las Naciones Unidas y al derecho internacional. Si Rusia tuviera éxito, las repercusiones se extenderían por todo el mundo, ya que esta agresión es un ejemplo de una mentalidad imperialista. El apoyo de los países latinoamericanos y caribeños en la ONU y en otros foros es, por tanto, crucial.” (Borrel, 2023) La historia y la justicia están del lado de Ucrania. Pero para acelerar la historia y lograr la justicia, se necesita realizar la tarea colectivamente. Por eso ojalá que fracase la agresión y prevalezca el derecho internacional con el apoyo a Ucrania “que debe darse siempre a sabiendas de que el escalamiento del conflicto, que podría llevar a un desenlace fatal para la humanidad entera, es el escenario que a cualquier costo, con prudencia e inteligencia, hay que evitar.” (El Tiempo, 2023)

Por último, es claro que el autócrata ruso actuó de forma equivocada al creer que esta iba a ser una operación militar de pocos días, lo que le permitiría ocupar todo el territorio del país vecino e incorporarlo a Rusia. La férrea reacción de Zelenski, su ejército, el apoyo popular y la solidaridad y ayuda internacional, en especial de los países de la OTAN, se han convertido en el principal obstáculo frente (El Espectador, 2023) a las pretenciones de Putin. Además, la reciente y sorpresiva visita del presidente de EUA, Joe Biden, a Kiev demuestra que esto va para largo. Aunque muchos creyeron que sería breve —como lo cree todo el mundo al principio de las guerras—, ahí sigue, impávida y letal. En medio de esa impavidez, letalidad y el terrible sufrimiento descrito, lo peor es que Ucrania sigue “entre la incertidumbre del tiempo prolongado de desgaste y la crisis humanitaria siempre creciente de desplazamientos… La zozobra seguirá entre el pulso de dos hemisferios que sostendrán su poder sobre los cuerpos que siguen cayendo entre el silencio y la costumbre de un nuevo año de guerra, y la escalada seguirá en aumento entre cifras, estadísticas del horror, y el envío progresivo de armamento pesado.” (Ochoa, 2023) Por eso ahora la pregunta clave es qué va a pasar durante este 2023 en el mundo ya que la guerra entra en su segundo año sin que al parecer haya algún tipo de salida a la vista para acabar el conflicto: en verdad, todo podría ocurrir.

Mientras tanto USA (que prioriza el enfrentamiento con Rusia en Ucrania -para no tener que hacerlo allá-, y no defender la vida de los ucranianos), dice Noam Chomsky citado por infobae.com (2023), “se dedica al grotesco experimento que hemos visto: evitar, con todos los medios a su alcance, que la vía diplomática pueda poner fin a la guerra y quedarse a mirar si Putin se sobrepone tranquilamente a la derrota o si usará la capacidad que tiene, por supuesto que la tiene, para destruir Ucrania y preparar el terreno para una guerra nuclear”. Asì pues que este conflicto “nos enseña mucho sobre la cultura dominante porque el “grotesco experimento” se considera altamente elogiable, y porque cualquier esfuerzo por criticarlo se silencia o se castiga duramente con un impresionante torrente de mentiras y engaños.” (Ibíd)

Sin paz a la vista por Matador, Bogotá, 11 mar 2022
https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/matador/sin-paz-a-la-vista-caricatura-de-matador-657834

En definitiva, ¡amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, en esta vida enredada con este nuevo (des) orden mundial de esta maldita guerra compleja “lo que parece imposible resulta posible, en tanto que lo posible es condenado a la imposibilidad” (Fuentes, 1984, p. 8); de ahí que estemos a un paso de la Tercera Guerra Mundial, la cual sería la hecatombe humana. Parece que no hay Esperanza de que el horror pare, pues esto se volvió un pulso entre Occidente y Putin. Claramente en este segundo año en que la conflagración entró los contendientes se preparan para un enfrentamiento largo. Moscú intenta afianzar sus alianzas para ganar tracción militar y diplomática, y Kiev en lo mismo y resistiendo, pero muy atizada por los intereses mezquinos y macabros de los EUA; por eso, es ingenuo pensar que cuando este conflicto bélico acabe el mundo habrá mejorado ya que un año después e inicio del segundo, el mundo no ha sido capaz de parar la matazón perfecta y negociar la paz así sea imperfecta.

 INDISPENSABLES MURMULLOS REFERENCIALES

10 respuestas a «UN AÑO DE INVASIÓN RUSA: NUEVO (DES) ORDEN MUNDIAL»

  1. Es un artículo profundo y muy bien articulado. Con claridad comenta los diversos matices de esta situación mundial; la cual ha sido aprovechada, indudablemente, por las oligarquías nacionales para obtener pingües ganancias en el alza de sus productos y desprestigiar los gobiernos de izquierda, endilgándoles las consecuencias de este desorden político y económico.

  2. Espero que mi comentario no incomode. Al referirme a invasiones de E.U. en recientes ocasiones, Irak, por ejemplo!.. Qué dijimos y cómo actuamos durante más de once años de saqueo y destrucción de una cultura milenaria como fue la de Bagdad, por una potencia nuclear occidental. Mi comentario alude a la miopía y estreches de mente de los actuales líderes políticos del mundo. La opción presente esta en denunciar a toda costa las acciones atroces e inhumanas, de quiénes gobiernan mezquina y fatalmente en sus países y arruinan nuestra tranquilidad de humanos. A mi amigo Dairo le agradezco su persistencia en mantener viva nuestra sensibilidad humana, que a veces parece haberse perdido! Fraterno y vital abrazo!…

  3. Paragón «parangón», primer párrafo antes de la segunda guerra mundial… Surgió otro Adolfo …con perjuicio a la sociedad mundial, un texto muy didáctico…

  4. Ésta, no sólo es una guerra entre 2 países, es casi la tercera guerra mundial, se han alineado 2 potencias atómicas, encabezadas por Estados Unidos y sus aliados, y Rusia con sus aliados, la soberbia y la prepotencia de un dictadorzuelo como lo es Putin, arrebatando territorios que no le pertenecen, que en un pasado hicieron parte de la antigua URSS, pero ya no, es como pretender España y Portugal, retomar sus territorios de ultramar, porque en una época, hicieron parte de ellas, es como pretender Colombia, recuperar los territorios que hicieron parte de la Grancolombia, así no es señores, los grandes perjudicados vienen a ser la población civil, que sufre las consecuencias de sus gobernantes con ansias de poder, al estilo de Adolfo Hitler.

  5. Posiblemente, El Kremlin lo que ha logrado es despertar unos leones que estaban dormidos en sus laureles y, ahora empiezan a afilar sus garras ante un eventual combate; bien largo.

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