POR FIN, EL LIBRO PÓSTUMO DE GABO

Diez años después de su muerte, a pesar de que algunos están en contra, se produjo el milagro artístico: el último libro de Gabriel García Márquez -GGM-. En una primera edición esmerada de doscientos cincuenta mil ejemplares, la editorial Penguin Random House ha publicado En agosto nos vemosEAV– con una ilustración magistral de la cubierta del artista español David de las Heras para todos, pero sobre todo para que los huérfanos de Gabo, tengamos el gozo de leer su novela póstuma, pues, “yo quiero leerlo todo de los escritores que más me gustan…: sus diarios, sus memorias, sus notas al margen, sus libros de juventud o de vejez, sus intentos fallidos o vergonzantes…” (Constaín, 2024) De ese goce, de la reseña con una hipótesis y los detalles de la publicación del texto se ocupan estas notas.

“Cuando ya sabíamos que no habría un segundo tomo de sus memorias, cuando ya habíamos fatigado su rastro en las páginas de los desvelados notarios…, cuando nadie nos traía noticias frescas de Gabo y todo lo que recibíamos eran pétalos resobados, y amarillos” (Londoño, 2023), por supuesto, la aparición de EAV es una fiesta para el espíritu. Cuando parecía que ya se había dicho todo sobre GGM, el año antepasado, mientras se celebraba el 40 aniversario del recibimiento del Nobel de Literatura, la editorial mencionada que siempre citaré “nos sorprendió con una noticia, para conmemorar los 10 años del fallecimiento del escritor, sus hijos habían tomado la decisión de publicar la única novela que su padre había dejado inédita…” (Gómez, 2024) a partir de cinco borradores, y que en la construcción de la versión más coherente que pudieron en compañía de un experto con esta regla: no agregarían una sola palabra que no fuera de las notas o versiones diferentes de Gabo.

Después que Pilar Reyes, directora de la editorial mencionada con el cuidado del experto Cristobal Pera, y Gonzalo y Rodrigo, los hijos de GGM, contaron el proceso de la decisión de publicar EAV, se sabe que el asunto venía desde unos años antes cuando mucha gente recibió con escepticismo la vaga noticia de que existía una nueva novela de Gabo que, siendo preciso, sus detalles se iniciaron desde hace 27 años.Pasadas dos décadas desde su último libro (Memorias de mis putas tristes) y una de su muerte, sonaba extraño que aún hubiese páginas engavetadas en un armario del más grande escritor en español desde Cervantes.” (Samper, 2024) Por decisión de la familia García Barcha -FGB-, los manuscritos de GM se encuentran en el Harry Ransom Center de la Universidad de Texas, en Austin, formando parte de un nutrido tesoro de documentos personales, fotografías y cartas comprados millonariamente en 2014 a esa familia: veintisiete mil documentos personales de Gabo en total.

“Junto a la versión más avanzada de la novela y borradores de varios capítulos se encuentra el reporte de un lector comisionado por la agencia literaria de Carmen Balcells.” (Arango, 2023) El destino de la obra parece haber quedado sellado en 2004 por la opinión de una sola persona, que sirvió de referencia a la familia GB para decidir que la novela no se publicaría. Pero las cinco versiones de EAV, a pesar de estar bien resguardada, algunos visitantes e investigadores que accedieron a ellas comenzaron a leer y analizar -verbigracia, el citado Gustavo Arango quien fue uno de los primeros que escribió magistralmente sobre los originales-. En 2020, los hijos de Gabo le pidieron a Cristóbal Pera, que había trabajado antes con su padre, que editara la novela, fue cuando éste empezó a trabajar a partir de la versión que tenía un “Gran OK final”. Tomó también de un documento digital que había compilado la secretaria de GM, con los cambios que el autor había querido hacer. Así fue como decidieron publicar la versión que ellos consideran más acabada.

El Nobel había mencionado por primera vez de la existencia del relato en 1997. “Dos años luego leyó un capítulo en público y meses después la revista Cambio publicó un manojo de apartes. Veinticinco años de silencio hicieron pensar a muchos que no existía una obra terminada sino apuntes sueltos.” (Samper, 2024) Claro que el fantasma de la novela inédita seguía rondando, pero ahora, por fin, “la criatura respira en las librerías. El embarazo fue lento y el parto, complicado, pero el nacimiento ha sido una fiesta.”

Decir la verdad es, sin duda, un deber, pero ¿tiene excepciones? Kant, el gran filósofo alemán del siglo XVIII, “pensaba que no, que ninguna mentira estaba justificada. Muchos se han opuesto a esta idea, entre ellos Benjamin Constant, con el argumento de que la valoración moral de ese deber depende de las circunstancias.” (García V., 2024) Traigo a colación esto por la publicación póstuma de la novela gabiana, pues creo con este escritor y columnista que, en este debate, Constant tenía la razón. La versión publicada de esa narración fue escrita antes de que el autor cayera en las brumas del Alzhéimer, estaba terminada pero no lista para ir imprenta, con lo cual sus hijos, herederos de sus bienes, han violado la voluntad de su padre de no publicarla: “Este libro no sirve. Hay que destruirlo”. (p. 8) Pero, así como existe el deber de decir la verdad, ¿existe el deber de no traicionar la voluntad del autor fallecido? Con Mauricio García Villegas no lo creo.

Aunque las respuestas de los hijos han resultado cuestionables para algunos, ellos dijeron en el prólogo: “Cuando leímos las versiones nos dimos cuenta que el libro estaba mucho mejor de lo que recordábamos, entonces empezamos a sospechar que al igual que Gabo perdió la capacidad para escribir, también perdió la capacidad para leer, la capacidad para juzgar sus propios escritos.” Y agregaron que, en un acto de generosidad, resolvieron poner el gusto de los lectores por encima de la negativa de su padre a que fuera publicado. A simple vista el caso parece fácil, pero no deja de tener su complejidad. Las razones de un gran escritor para engavetar una obra pueden ser variadas.

“Con frecuencia se trata de su insatisfacción con el texto. Los autores, sobre todo los grandes autores, más que escribir, reescriben, acumulan versiones con el deseo, quizás vano, de alcanzar el texto perfecto; pero como son humanos y hay que terminar el trabajo algún día, se ven forzados a mandar el libro a imprenta sabiendo que alguna mejoría adicional aún era posible. Suprimir lo que sobra es un acto de creación tan importante como agregar lo necesario; es por eso que cuando alguna de estas dos labores falta, o faltan ambas, el autor retiene su obra y les pide a sus herederos no publicarla.” (García V., 2024) Es cierto, para grandes escritores, como GM, la idea de difundir un texto con imperfecciones ha sido algo insoportable.

Muchos otros autores han sido felizmente traicionados por sus herederos o sus amigos. Ahí están los ejemplos de Virgilio, Kafka y Lampedusa que fueron traicionados por sus allegados quienes publicaron La Eneida, La trilogía de la soledad y El Gatopardo después de muertos los autores. “Al respecto afirma Kundera: “El deseo de un amigo muerto para mí es una ley, pero ¿qué habría hecho yo en ese caso?” a lo cual responde que tampoco habría podido obedecer las instrucciones de Kafka” (García V, 2024), Virgilio o Lampedusa, aunque habría considerado esa desobediencia “como una excepción (…) hecha por alguien que trasgrede una ley, no como alguien que la niega o anula”.

Con Mauricio García Villegas creo que eso fue lo que hicieron los hijos de GGM al traicionar la voluntad de su padre. Quizás también pensaron que los lectores de EAV tendremos dos buenas razones para ser condescendientes con ella. La primera: incluso sabiendo que no es su mejor obra, reviviremos algo de la felicidad que tuvimos cuando leímos sus mejores textos; y la segunda: nuestra admiración por su padre quedará intacta al saber que, en el caso de esta novela sin pulir, su voluntad de no publicarla fue traicionada por ellos. Constant habría estado de acuerdo con esa traición y con García V. sospecho que el mismo Kant también así algunas como Aura Lucía Mera, Carolina Sanín y María Isabel Rueda afirmen que éste es un libro sin terminar, fallido, repudiado por su autor y, por lo tanto, sin derecho a que nadie lo publique.

No albergo duda alguna de que los hijos de GGM tienen derecho a hacer lo que han hecho con EAV en contra de su voluntad, pero pregunto con Ramiro Bejarano (2024) ¿por qué no apareció en esta ocasión Indira Cato, la hija extramatrimonial de Gabo, en el grupo de herederos que tomó la decisión de revelar la obra póstuma de su padre, si ella con Gonzalo y Rodrigo también es hija del genial novelista? Suponemos “que la razón fue la misma por la cual la hija de Gabo tampoco fue vista en la venta de archivos y documentos de su padre a la universidad texana ni participó de sus beneficios. Lo más probable es que los descendientes barones lograron que se les adjudicaran solo a ellos los derechos patrimoniales sobre las obras de su progenitor, excluyendo de esa manera a su consanguínea que, entre otras cosas, no es ninguna pintada en la pared.” (Ibíd) En efecto, Indira es ya una afamada cineasta mejicana: He aquí lo más cuestionable de todo esto y eso que el gran autor se consideraba un feminista y esta novela lo refleja.

Con relación al ataque que EAV es una obra fragmentaria, inconclusa, insatisfactoria e imperfecta, es menester decir que en estos tiempos es discutible la idea de que una obra de arte tenga que estar terminada. Es más, ni siquiera sabemos cuándo una obra de arte lo está. “La obra terminada -dijo alguien- no es más que una metáfora del cansancio”. El mejor elogio de lo inconcluso lo hizo Borges cuando dijo: “Un buen poema es el que puede ser mejorado, porque a un poema malo no lo mejora nadie”. La verdad es que en el arte, dice William Ospina (2024), cuando se trata de algo grande, el carácter inconcluso de las obras antes les añade atractivo, porque les agrega intriga y misterio.

O si no, ¿por qué el encanto especial de EAV? Es cierto que la novela nunca tuvo una versión definitiva, pero es un hecho que GGM consiguió completarla. “El primer borrador del último capítulo nos muestra a un hombre batallando con las últimas fuerzas creativas que le quedaban. Es posible imaginar la dificultad tremenda con que logró vencer los obstáculos que le imponían su edad y la pérdida creciente de sus facultades. La energía lo abandonó en el último tramo del proceso y ya no fue capaz de defender su libro hasta verlo publicado. Pero su esfuerzo merece nuestro respeto.” (Arango, 2023) Bienvenida pues esta novela que está completa. “Pero, si no, esta es la época grande y trágica que es capaz de captar la belleza de lo inconcluso y de lo fragmentario.” (Ibíd) Con la arrogancia y el desprecio típicos de algunos como las tres columnistas mencionadas, pienso que ellas se han precipitado a descalificar este libro póstumo. Fragmentaria, inconclusa e imperfecta o no, lo cierto es que millones de personas en el mundo acudiremos “a la cita de una voz que algunos, todavía extrañamos, ya sea por curiosidad, admiración o el merecido orgullo que nos sigue uniendo a su literatura. La curiosidad será satisfecha y el entusiasmo cubrirá con indulgencia las expectativas que el libro no pueda llenar.” (Celis)

Después de estos pormenores que llevaron a la publicación del libro póstumo de Gabo, he aquí pues mi hipótesis: EAV es una moderna exploración erótica de la sexualidad femenina a través de las aventuras extramaritales de una mujer, y el epitafio de su autor que se consideraba un feminista lo cual refleja esta novela; ella es una historia de amor y de muerte que atraviesa, de comienzo a fin, toda la narración. Enseguida presento el resumen que comienza a sustentar esa conjetura.

EAV cuenta la historia de diez años en la vida de Ana Magdalena Bach -AMB-, una mujer hermosa y madura, felizmente casada y madre de dos hijos. Su hogar está lleno de música y ella es una lectora insaciable. Su esposo, que es director del conservatorio local, es el sucesor del padre de ella en esa posición. “Los hijos de la pareja también tienen inclinación hacia la música. Su hijo de 21 años es el primer chelo de la orquesta de la ciudad. Micaela, su hija, tiene 18 años, lleva el nombre de su abuela materna, es capaz de tocar cualquier instrumento y aprender de oído cualquier melodía, pero es un ser libre e insiste en que se hará monja. Viven en un lugar del Caribe que está hecho con retazos de muchos sitios reales” (Arango, 2023) de ese espacio vital y amado de GM.

La historia se concentra en lo que ocurre cada año alrededor de una fecha precisa, el 16 de agosto, el día en que se cumple el aniversario de la muerte de la madre de AMB. “Por razones que al principio no son claras, la madre pidió ser enterrada en una isla cercana, a la que sólo es posible llegar por transbordador.” (Ibíd) AMB es una maestra de literatura que a su edad madura, durante su octava visita anual a esa exótica isla para depositar flores en la tumba de su madre, despierta a un anhelo de aventuras sexuales. Carcomida por el dilema moral, ella “trata de volver al riel, pero termina por concederse un romance al año. Detalles sutiles, como su ambigüedad ante las infidelidades del marido, su ecléctico repertorio de lecturas y su conflicto con una hija “indomable”, revelan los pliegues ocultos” (Celis, 2024) de esta protagonista. Pero no llegamos a discernir las ansias que fraguaron su repentina apetencia, pues ni ella misma parece haberlas atisbado hasta la noche en que, bajo la influencia del alcohol, se enreda con un extraño.

Con determinación y sutileza, AMB consiguió “que le permitan hacer sola el viaje anual para llevarle flores a su madre. Esa única aventura alejada de su familia incluye una noche de hotel a solas, dueña absoluta de su tiempo y de sus gestos.” (Arango, 2023) Precisamente, la novela comienza con el viaje en que el ritual ya establecido se desvía e incluye un encuentro sexual con ese hombre extraño “de cabello metálico” y “bigote romántico terminado en puntas”, que “parecía estar solo en el mundo”. Se habían conocido en el bar del hotel. Después del primer sorbo de licor, AMG “se sintió bien, pícara, capaz de todo, y embellecida por la mezcla sagrada de la música y la ginebra”. Fue ella quien tomó la iniciativa, con miradas desafiantes e inequívocas, y el hombre tímido decidió seguirle el juego. La conversación fluyó sin contratiempos. Fue “pastoreándolo con su tacto fino”. Los unió el amor común por Drácula, la novela de Bram Stoker, que ella había llevado esa vez a la isla. Aquel fue el segundo hombre de su vida y ella misma se sintió sorprendida con su audacia pues:

Al cabo de una hora larga de susurros banales empezó a explorarlo con los dedos, muy despacio, desde el pecho hasta el bajo vientre. Siguió con el tacto de sus pies a lo largo de las piernas y comprobó que todo él estaba cubierto por un vello espeso y tierno como el musgo de abril. Luego volvió a buscar con los dedos el animal en reposo y lo encontró desalentado pero vivo. Él se lo hizo más fácil con un cambio de posición. Ella lo reconoció con las yemas de los dedos: el tamaño, la forma, el frenillo acezante, el glande de seda, rematado por un dobladillo que parecía cosido con agujas de enfardelar. Contó al tacto las puntadas, y él se apresuró a aclararle lo que ella se había imaginado:

 —Me circuncidaron de adulto.Y agregó con un suspiro—: Fue un placer muy raro.

  —Por fin —dijo ella sin clemencia— algo que no fue un honor.

Se apresuró a mitigarlo de golpe con besos tiernos en la oreja, en el cuello, él la buscó con los labios y se besaron en la boca por primera vez. Ella volvió a buscarlo, y lo encontró armado. Quiso asaltarlo de nuevo, pero él se le reveló como un amante exquisito que la elevó sin prisa hasta el grado de ebullición. Ella se sorprendió de que unas manos tan primarias fueran capaces de semejante ternura, y trató de resistir con cocoteos fáciles. Pero él se le impuso con firmeza, la manejó a su gusto y manera, y la hizo feliz. (págs., 29-30)

Nunca supo el nombre de ese amante. “Se amaron a lo largo de la noche, hasta que él ya no pudo darle más placer. Pero todo terminó de manera agridulce, cuando Ana Magdalena descubrió al día siguiente que el hombre le había dejado —entre las páginas de Drácula— un billete de 20 dólares. Al regresar a su hogar, todavía confundida por lo ocurrido, Ana Magdalena se vio arrastrada a los juegos amorosos de su esposo. Mientras hacían el amor en el piso del baño” (Arango, 2023), ella pensó en el desconocido, “le agradeció lo merecido, le perdonó lo imperdonable, sin amor ni rencor, lo buscó con ansiedad en las ansias de la conciencia para aferrarse a él en la cumbre final, pero no lo encontró”.

Portada elaborada por David de la Heras de En agosto nos vemos, la novela de Gabriel García Márquez (1927-2014) que se acaba de publicar con el sello editorial Random House

La trama se complica cuando AMB “descubre que la motivación de su madre para ser enterrada en la isla fue su romance con un desconocido que sigue inundando su tumba de flores. Ya había sospechado que la elección de Micaela, su madre, encubría un mensaje que estaba destinada a descifrar. El develamiento de su secreto es el clímax de la novela, cuya tensión más inquietante no es el repentino descontento marital de Ana Magdalena sino su lucha soterrada con su madre y con su hija, quien carga el nombre y el ímpetu de su abuela. El autor parece vislumbrar los abismos que dividen a las tres generaciones ligadas por su heroína.” (Celis, 2024) No obstante, AMB elige finalizar la novela con la impulsiva decisión de exhumar los restos de la muerta:

El celador y un sepulturero de alquiler desenterraron el ataúd y lo abrieron sin compasión con las artes de un mago de feria. Ana Magdalena se vio entonces así misma en el cajón abierto como en un espejo de cuerpo entero, con la sonrisa helada y los brazos en cruz sobre el pecho. Se vio idéntica y con su misma edad de aquel día, con el velo y la corona con que se había casado, la diadema de esmeraldas rojas y los anillos de boda, como su madre lo había dispuesto con su último suspiro. No sólo la vio como fue en vida, con su misma tristeza inconsolable, sino que se sintió vista por ella desde la muerte, querida y llorada por ella, hasta que el cuerpo se desbarató en su propio polvo final y sólo quedó la osamenta carcomida que los sepultureros desempolvaron con una escoba y la guardaron sin misericordia en un saco de huesos. (págs. 121-122)  

Esta fue “una flagrante traición a la voluntad de su madre, y a sí misma, sellada con el abandono final de la isla y el retorno a su esposo.” (Celis, 2024) A este desenlace debo seguir pensando con Nadia Celis que, como admitió el escritor, esta historia quedó incompleta; no porque le falte un final, sino porque el que tiene es una resolución abrupta de un conflicto que dejó sin explorar. Así, el final de AMB ilustra la evolución del pensamiento de GM sobre el deseo femenino. “El designio de la madre ha revelado a la protagonista su propia insatisfacción y al menos una avenida para conjurarla, pero ella no solo equivoca la estrategia optando por coleccionar un amante por viaje, sino que, tras un par de intentos frustrados, decide darse por vencida. Para entonces, la fogosa vida erótica que solía llevar en su matrimonio antes de sus aventuras –y de admitir las de su marido— se ha arruinado. Por su parte, la nieta, “una díscola encantadora”, talentosa para la música y amante de un trompetista mulato, opta por inmolarse en un convento, con una tozudez que el escritor no se digna explicar. Es difícil no ver en esta doble regresión otra advertencia contra la persecución del placer por parte de las mujeres.” (Ibíd)

Así, el desarrollo del personaje está a la altura de su autor. Con Gustavo Arango (2023) veo a AMB moverse desde la humillación y la culpa hasta un secreto orgullo por lo ocurrido y una emocionada expectativa por lo que ocurrirá cuando regrese a la isla. En los fugaces destellos que tenemos de su vida familiar, vemos en ella el carácter desconfiado y los deslices verbales propios de los culpables. En cierta ocasión obliga a su esposo a confesar una remota infidelidad, pero calla su aventura recurrente. Sólo a su madre muerta le confiesa todas sus verdades. En sus anuales regresos a la isla la vemos hacerse dueña de su libertad de un solo día, elegir sus amantes ocasionales, tener encuentros y desencuentros, empezar a buscar en todos ellos a una especie de amante idealizado. “Durante una de sus visitas a la tumba, Ana Magdalena descubre que alguien más lleva flores a la tumba de su madre. Así concluye que Micaela tuvo un amante furtivo en aquella isla y entiende que el destino de ambas está más unido de lo que imaginaba.” (Ibíd) La última vez que visita la isla, cuando ya tiene 50 años, AMB se acuesta con un hombre que dice ser obispo y, a la mañana siguiente, liberada de su ritual de liberación, es cuando decide desenterrar los huesos de su madre y llevárselos a casa.

EAV es pues una historia moderna explorativa del deseo y la sexualidad femenina, sospecho que más afín a las fantasías de los lectores contemporáneos al escritor que a las de los lectores de este siglo, máxime cuando Rodrigo ha insistido que Gabo estuvo consciente hasta 2009 por su alzhéimer, aunque haya muerte en 2014. Para mí es una confirmación de las profundas contradicciones de GGM en torno a las mujeres. La novela es el testamento de un escritor que podía concederle deseo a las mujeres y autonomía sexual, que podía atisbar sus anhelos ocultos y podía concebir que pudieran realizarlos, que podía admitir la influencia femenina sobre los otros e intimidar su independencia de los otros, que podía entender que las mujeres quisieran más de sus hombres y que ellas quisieran algo más en sus vidas que la compañía de los hombres.

En esta obra está definido el camino femenino hacia la libertad, sexual o de cualquier tipo, y ella es “un canto a la vida, a la resistencia del goce a despecho del paso del tiempo y al deseo femenino.” Así, desde un principio, “la tensión de la historia hace que la novela cobre una visión inusitada, mágica y encantadora, que es propia de la narrativa del nobel colombiano” (Martínez, 2024), que es necesario leer porque EAV es una bella obra conmovedora, significativa e íntegra, que no le resta mérito a la genialidad de nuestro Nobel. Un regalo muy esperado de uno de los escritores más queridos de nuestra lengua, a quien sigo estudiando, con respeto, cariño y rigor.

Aunque interrumpida abruptamente, confieso mi regocijo con AMB por la forma como termina una de las pocas mujeres deseantes y libres en los libros de GGM. Final que es plausible, a juzgar por la cadena de violencias íntimas y públicas que continúan enmarcando la expresión sexual de las mujeres reales en la Colombia y América Latina de este siglo. Me alegra sobremanera saber de un escritor que pudo ver tanto brío en sus personajes femeninos, verlo ahora mostrando a este personaje femenino decidiendo su destino. Es una afortunada sutileza de la trama el hecho de que AMB se arroje a su infidelidad periódica a pesar de tener una relación feliz con su esposo. Como el erotismo literario es un terreno resbaloso y es de esperar que se critiquen las descripciones de los encuentros de AMB con sus amantes. Pero lo cierto es que aquí está esta mujer madura que camina en su libertad.

EAV está poblada del erotismo de AMB, de su familia con las experiencias personales codificadas de cada uno de sus miembros y abunda en homenajes literarios. El narrador hace un inventario completo de las lecturas de la protagonista en sus viajes a la isla. La referencia a Drácula es un homenaje a una de las novelas favoritas de GGM. “Un detalle revelador de la novela es esa referencia al “tercer cuento de las Crónicas marcianas”, de Ray Bradbury que es un homenaje a la naturaleza misteriosa —incomprensible— de la poesía. Describe, con imágenes espectrales que parecen haberse derramado en la novela de García Márquez, la aventura de un poema de Lord Byron (“Ella camina en la belleza”) … Los personajes del cuento de Bradbury tienen, como AM, los ojos amarillos. El poema de Byron, en cierto modo, es una descripción de esa mujer en quien “lo mejor de la luz y de las sombras se junta en su aspecto y en sus ojos”.” (Arango, 2023) Además, este libro de GM es guiño a Faulkner, su gurú literario y uno de sus paradigmas literarios. Desde sus primeras páginas es inconfundible el tono faulkneriano que Gabo siempre reconoció. Como Faulkner, Gabo, en su última novela, recrea aquella atmósfera cálida y reverberante de la novela Luz de agosto, de William Faulkner, título en que se basó nuestro Nobel.

EAV, nos cuenta Cristóbal Pera en su epílogo, tenía que ver con tres novelas breves que compartían un común denominador: “historias de amor de gente mayor”. La primera es, por supuesto, Memorias de mis putas triste -MPT-, y sobre la tercera, “Dasso Saldívar ha revelado que … iba a ser la titulada Don Rodrigo de Buen Lozano, resucitado por amor. Parece que de esta historia no hay borradores en el formidable legado que atesora la Universidad de Texas…” (Abad, 2024) Con la ausencia definitiva de Don Rodrigo, podemos decir sin duda que el erotismo liberador es el común denominador de los dos primeros textos de esa trilogía amorosa de gente mayor; además, “no son sus grandes obras, pero sí recuentos de erudición melómana de la que Gabo no había hecho gala en sus trabajos anteriores. Algo en El otoño del patriarca, cuando el homenaje fue para Bartók, sin mencionarlo.” (Alarcón, 2024) Las novelas tardías de GM “tienen la dignidad de la vejez cuando esta es vital, sagaz y juguetona, más atrevida y honda que la juventud.” (Ibíd) EAV y MPT son novelas calientes como agosto -cómo no acordarme de los Espantos de agosto que evidencia la obsesión de él con ese mes del año-, aunque hayan sido escritas en el diciembre de la vida, cuando el autor estuvo batallando contra el alzhéimer.

Retomando la otra parte de mi hipótesis, hay que decir que EAV es el epitafio de GGM porque ella “termina con los ojos dirigidos a la muerte, a ese más allá desde donde los muertos nos miran. No sería de sorprender que el futuro llegara a juzgar como uno de los mejores de su obra ese último pasaje de la novela, cuando Ana Magdalena (con su nombre tan bíblico) se ve reflejada en el cadáver de su madre y entiende su destino compartido.” (Arango, 2023) Así, la protagonista “junta pañales y mortaja al reencontrarse con el cadáver de su madre muerta.” Esa fue la imagen elegida por Gabo, “la resonante cola con que quiso dar por terminada su carrera de escritor.” Las relaciones de GM con su madre fueron entrañables. “Antes de sucumbir al mismo olvido que se apoderaría de su hijo, Luisa Santiaga fue una de las lectoras más atenta de sus escritos, así sólo fuera para indignarse por su manera de representar parientes y conocidos. El escritor sentía que de ella había heredado la actitud visionaria que le ayudó a navegar y hallar el rumbo en su vida y en su obra.(Ibíd) Según este columnista, Luisa Santiaga fue incluso la guardiana de sus recuerdos y su alma. Una de las joyas más preciosas que guarda el archivo de Gabo en Texas es una carta que su madre escribió a su hijo el 7 de marzo/83:

Gabito: Hoy esperaba tu llamada más que nunca. Por ser el día de tu cumpleaños (domingo), como el día en que naciste a las 9 de la mañana. Me figuro que no lograste la comunicación o que no estabas en Méjico. Bueno esta te lleva mi abrazo de felicitación, que Dios te dé muchos años de vida, así tendrás la dicha de ver a tus hijos como yo a los míos que ya tengo hasta visnietos (sic). Te cuento que leí la columna de ayer, me gustó tanto que sin mentirte me siento tan feliz y orgullosa, más que con el premio Nobel que recibiste. Recuerdo un día hace muchos años hablando contigo me quejaba de que tú no eras lo católico que yo deseaba que fueras. Entonces me dijiste, en la otra vida te darás cuenta al verme en el puesto o el lugar en que me quiso Dios. Ya verás. El tiempo se encargó de persuadirme sobre esto. Sigo paso a paso tus acciones y confío en que si así sigues no hay duda que la virtud de la caridad Dios la premia.

“El asunto que alegraba a Luisa Santiaga más que el premio Nobel fue la audiencia privada con el Papa, que García Márquez evocó con motivo de la visita de Juan Pablo II a Centroamérica. Quizás en ninguna otra parte de su obra, como en los tres párrafos de aquella columna de marzo de 1983, aparece tantas veces la palabra Dios.” (Arango, 2023) Gabo quiso que su último libro “fuera un diálogo secreto con su madre. Eligió una mujer para hacerlo porque quería celebrar todo lo de ella que había en él. Quiso también expresar su aceptación tranquila de la muerte y su disposición a dar el salto hacia el más allá» como bien lo muestra el fragmento citado atrás que ahora continua:

Dos horas después, Ana Magdalena le dio una última mirada de compa-sión a su propio pasado, y un adiós para siempre a sus desconocidos de una noche y a las tantas y tantas horas de incertidumbre que quedaban de ella misma dispersas en la isla. El mar era un remanso de oro bajo el sol de la tarde. A las seis, cuando el marido la vio entrar a la casa arrastrando sin misterios el saco de huesos, no pudo resistir su sorpresa.

Es lo que queda de mi madre –le dijo ella, y se anticipó a su espanto–. No te asustes –le dijo–. Ella lo entiende. Más aun, creo que es la única que ya lo había entendido cuando decidió que la enterraran en la isla. (p. 122)

“El mayor de los 16 hijos del telegrafista de Aracataca y de su mujer devota y clarividente pasó su vida reflexionando sobre la soledad y encontró que la solución y la respuesta a ese enigma se encontraba en el amor. Buscando y pidiendo amor llegó a convertirse en el escritor más célebre de su tiempo.” (Arango, 2023) La gran recompensa de su historia en homenaje a las mujeres importantes de su vida es que después de tantos años inédita hoy sus últimas palabras están publicadas póstumamente y difundidas por el mundo y en compañía de sus lectores amados. EAV es pues “una valiosa adición a la obra de García Márquez, en parte porque revela una nueva faceta de él. Por primera vez, centró una narrativa en una protagonista, contando una historia íntima sobre una mujer de casi 50 años que comienza a buscar la libertad y la realización personal.” (Alter, 2024)

En suma, ¡estimados lectores pacientes!, permítanme CINCO CONCLUSIONES. 1ª. Indiscutiblemente en EAV está el manejo del idioma al que nos tenía acostumbrado GGM demostrado en la citas hechas de su libro, “pero la perfección con que le daba el visto bueno final a sus obras fue lo que puso a dudar de su publicación. En caso de haberla guardado en Austin para lectura solo de privilegiados, el mundo lo estaría lamentando… Así como Schubert nos dejó su Sinfonía inconclusa, que se oye, Gabo hizo lo propio con esta hermosa novela, que seguirán leyendo millones de sus lectores.” (Alarcón, 2024) La obra completa de un artista no solo son sus grandes momentos, su esplendor y su gloria, sino también su vida toda que fue forjando día tras día. Por eso, como admirador y espectador, como lector eterno de GGM, “me fascina ser testigo de ese proceso y verlo ocurrir desde el principio hasta el final. Siento que el espíritu de un genio, su destino, está contenido en cada una de sus creaciones…” (Constaín, 2024) “Escribo para que mis amigos me quieran más…”, fue una de las aspiraciones esenciales del autor. De los miles de ejemplares originales y piratas que salieron de EAV, de seguro que queda poco o nada. La razón es obvia. Durante toda su vida, Gabo se aseguró de escribir para que lo quisiéramos más y, a los diez años de su muerte, está claro que el deseo de leerle sigue vivo. Celebro pues su obra póstuma sobre la vida sexual secreta de una hermosa mujer casada de edad madura, que sin duda es un homenaje a las mujeres importantes de su vida.

2ª. Es evidente que EAV es una novela corta que explora la vida sentimental y erótica de AMB, quien cada agosto de cada año va a visitar la tumba de su madre; en cada visita, “la mujer llena su soledad con un amor furtivo que descubre por azar en el hotel.” De este modo, ella, “que está casada con un concertista, logra tener relaciones sexuales con un gringo hispánico, un estafador y proxeneta de viudas sin sosiego, y un vendedor de seguros marítimos.” (Martínez, 2024) Ella narra desde su perspectiva la búsqueda de la conquista de su libertad, y en cuya trama la música -no es gratuito que AMB haya sido el nombre de la segunda esposa de Johann Sebastián Bach, y que se recuerde algunas de las obras del gran compositor-, “y la reconciliación con los ancestros son los elementos distintivos de este testamento literario.” El mayor mérito de este relato póstumo “es que por primera vez García Márquez se atreve a que una mujer sea el personaje principal de su novela. Tras la publicación de Cien años de soledad, estudiosos de su obra destacaron la complejidad y consistencia de sus personajes femeninos. García Márquez dijo no haber sido consciente hasta entonces de esa capacidad suya y se la atribuyó al hecho de que pasó su primera infancia en un mundo de mujeres” (Arango, 2023) y, por supuesto, a la relación entrañable que mantuvo con su mamá.

3ª. Es interesante esta edición, “aunque sea una versión no autorizada por el distinguido escritor, puesto que permite saber de sus procesos mentales y creativos, así muchos consideren que esta publicación traiciona los deseos de su creador…” (Drezner, 2024) Pero es bueno recordar que este no es un caso excepcional, pues las obras editadas por sus allegados en forma póstuma abundan porque ellos respetan más el genio que su voluntad, y aquí dimos sólo tres ejemplos que se hicieron contra los deseos expresos de los escritores. Se ve por esto que el caso de la publicación de la novela de GGM “no es excepcional y queda entonces únicamente la duda, que nadie podrá resolver, de qué es lo que hubiera deseado el escritor.” (Ibíd)

. Esta novela corta “lleva las marcas del inigualable contador de historias. Aún deslumbra su capacidad para esbozar en tres pinceladas a los amantes de la protagonista, delatando en un gesto sus fisuras y sus costuras. Se asoma asimismo el dolor del Caribe, con sus paisajes exuberantes, sus líderes voraces, sus pueblos consumidos y sus turistas ávidos de desdoblarse. Se notan también reiteraciones y huellas de versiones anteriores de sí mismo que no alcanzó a encubrir, y lugares comunes, entre otros deslices… Por eso concuerdo con quienes invitan a recibir En agosto nos vemos con la generosidad que merece un escritor grande que ya no podía sostener sus vastos paisajes creativos, pero poseía la lucidez y la humildad para reconocerlo.” (Celis, 2024) De todos modos, el debate apenas se inicia. Habrá miles de discusiones más alrededor de la última novela de GM e incluso alrededor de él mismo, ante la exposición de su genialidad vulnerada por los despiadados achaques del alzhéimer.

Claro que habrá quien diga que EAV no le añade nada a la obra del genio de Aracataca. Discrepo al igual que Abad Faciolince (2024). Esta novela póstuma es, probablemente, la más musical de las novelas de Gabo, desde el mismo nombre de su protagonista. Al final del prólogo de los hijos de Gabo “dicen que tal vez su padre les perdone esta “traición” a una de sus últimas voluntades, si los lectores del libro celebran su lectura. Si solo de esto depende el perdón de García Márquez, están perdonados. Lo verdaderamente imperdonable habría sido no publicar una novela tan conmovedora…” (Ibíd): No es la gran obra de Gabo, pero ahí está el sello garciamarquiano que fue justo y necesario publicarla porque le confiere el cierre que merece su legado literario y que, además, este cierre sea con esta obra que tiene una perspectiva femenina es más que un acto de justicia.

5ª. Así, el silenciamiento de EAV hubiera sido en parte responsable de que la obra de GM “haya sido objeto de ataques por parte de un sector de la crítica que actúa como una especie de policía moral.” La ausencia de esta obra póstuma en el corpus de su obra hubiera permitido que se descalificará a Gabo “como representante de una tradición machista que es necesario erradicar. Sólo en esta novela escrita en el ocaso de su poder creativo, García Márquez se atrevió a habitar por completo un personaje femenino” (Arango, 2023) del cual cuenta su historia de amor y de hastío, su fidelidad impuesta por la rutina de los días, y su infidelidad clandestina que se agazapa en los umbrales de las puertas hoteleras: una mujer madura que camina en la belleza, que consigue escaparse de su prisión familiar y social para hacerse dueña de su cuerpo y de su libertad.

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12 respuestas a «POR FIN, EL LIBRO PÓSTUMO DE GABO»

  1. La gratitud de la vida debe trascender los límites del egoísmo y de superar los miedos de la imperfección. Cuando los sentidos y las fuerzas del cuerpo se van agotando salen a relucir otros sentimientos y deseos por descubrir. Leer su obra póstuma al finalizar su recorrido por la vida debe estar alimentada de grandes desafíos de su estado. Es un placer leer En agosto nos vemos para descubrir y analizar el estado de sentimientos en que se encontraba el gran Gabo.

  2. Buena mañana.
    Herencia con que no contaba; En agosto
    Nos Vemos.
    Como siempre, GGM nos ha entregado, con su genialidad, una obra más que nos llena de orgullo de ser su compatriota.
    Gracias maestro Dayro por tan excelente artículo.

  3. Prototipo de los escritores modernos, crear los Enigmas para que sus lectores realicen su desenlace. Así, Gabo da a conocer sus lecturas selectas como también su música… González, documento ejemplar, ¡felicitaciones!

  4. Este año he empezado 4 libros y este ha sido el único que he terminado, y después de leer tu artículo, papi, quiero releer EAV.

    Comparto y celebro tu reflexión: “En esta obra está definido el camino femenino hacia la libertad, sexual o de cualquier tipo, y ella es “un canto a la vida, a la resistencia del goce a despecho del paso del tiempo y al deseo femenino.”

  5. Dr. Dairo Elías González Quirox: Mi enorme felicitación, por su magnífico análisis sobre este gran escritor colombiano: Gabriel García Márquez, que nos refleja en esta corta novela, «que lleva las marcas de un inigualable contador de historias». Mil y mil felicitaciones Dr. Dairo González, por este excelente análisis sobre este maravilloso escritor colombiano.

  6. Hombre, vea. Hay contundencia en muchas oraciones que evidencian el estilo del autor. En fin, celebro con alguna distancia de los gabófilos a porfía.

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