MADRID, LISBOA E ISLANDIA

Espacios singulares para conocer y reconocer,

aunque también lo merece Groenlandia,

sino el yanqui delincuente la va a desaparecer.

¡Amables lectores sentipensantes!, después de unas vacaciones merecidas al final del 2024 con sus tiempos trágicos e ilusión decembrina –vocación que es un terco ritual popular debido al poder del mito en el que los ciudadanos se sacuden el letargo y le sacan el jugo a la vida y sus placeres–, y después de dos lunes festivos encadenados gloriosamente del primer mes del 2025 que avanzó vertiginosamente, permítanme compartir alegremente con ustedes el viaje reconfortante que hice con mi familia a Madrid, Lisboa e Islandia, oportuna experiencia que posibilitó el disfrute de actividades recreativas y turísticas para aprender, crecer y fortalecer los lazos familiares y amistosos. 

Primero viajamos Delgys y yo en clase económica -ascendidos a business class a última hora gracias a Dairosky, nuestro hijo piloto- en el vuelo de Avianca de las 17:25 el 22 de diciembre de Bogotá a Madrid, aunque por un retraso imprevisto de Avianca despegamos a las 18:45; más tarde lo harían las dos hijas con sus respectivos maridos. Por la época, nuestra capital quedó un poco sola con un calorcito delicioso y nuestra adolorida pero amada patria con la alegría y el bullicio propios de diciembre; aunque siempre es grato visitar la capital española así sea por quinta vez. Cómo no evocar ahora sitios emblemáticos conocidos en las cuatro visitas anteriores como la Puerta del Sol, la Plaza España, el Museo del Prado, la Plaza Cibeles, el Palacio Real, la Real Academia Española, La Moncloa, Parque del Retiro, el Instituto Cervantes, etc.

Después de ser acomodados en dos puestos juntos y después de invocar a las energías positivas del universo, a los cósmicos susurros sagrados, a las ánimas de nuestros viejos del alma y a la aeronáutica poblada de amor, educación y virtud, tuve la compañía dormida de Delgys y la compañía despierta de José Saramago durante hora y media quien me ilustró con su último cuaderno, que tiene textos breves y brevísimos escritos en su blog entre marzo de 2009 y junio de 2010 con prólogo de Umberto Eco. El Nobel portugués toca temas como la amenaza eterna del yanqui arrasador y voraz, la inexistencia de la verdad única, las verdades múltiples y la mentira global, entre otros.

Luego de leer en mi soledad en medio de la multitud de viajeros y entender con Rilke a través de Saramago que «El amor es la unión de dos soledades que se respetan», llegó una cena suculenta acompañada de buen vino y un tentador postre bien charladito con la Gran Liebre… Como a la media hora nos dormimos tranquilamente… Con este sueño, que duró alrededor de seis horas, evitaríamos el temible jet lag o el típico soroche latinoamericano. El descanso fue interrumpido por un desayuno orgánico, la ida al baño y una leve caminata por los pasillos del avión… El vuelo arribó al aeropuerto internacional Adolfo Suárez en el distrito Barajas a las 09:55 del 23 de diciembre.

Ahí nos estaba esperando nuestro hijo Isaac Camilo, economista y matemático que vive y trabaja en Madrid después de haberse graduado con honores en un doctorado otorgado por la Pontifica Universidad de Comillas. Luego del saludo amoroso, él mismo nos condujo en un pequeño coche eléctrico en alquiler a su apartamento en el distrito de Tetuán donde vive con su compañero español Carlos Pina, quien no estaba porque en este momento laboraba.

Posterior al almorzar y un descanso breve, nos fuimos también en otro pequeño coche eléctrico -siempre manejado por Isaac- a cenar en el restaurante La Morucha con los dos maridos españoles de las hijas (Dairosky trabajaba en estos momentos volando de Bogotá a París) y sus suegros; la caleña Vanesa Arce, su esposo español y sus dos niños colombo-españoles; la amiga áfrico-hispánica Gladys y su mamá española; el español Rafa y su familia; Carlos llegó en medio de la cena. (Ver foto 1). Hubo muchos manjares y vinos madrileños acompañados de diálogos amenos, regalos y muchas anécdotas (algunas trágico-cómicas y otras tristes, pero al final todas humorísticas). Cada uno volvió con su parche a su sitio de acogida, nosotros -Delgys, Carlos, Isaac y yo- regresamos en un taxi al piso o apartamento tetuaní.

Carlos viajó temprano de vacaciones el 24 de diciembre a la casa de sus padres en Zaragoza donde viven. Nosotros nos levantamos a las 11:00 y nos preparamos el desayuno comentando lo ocurrido la noche anterior, lo cual continuó en el consumo del mismo. Después nos vimos el primer capítulo de la serie Cien años de soledad de Netflix, capítulo que consideramos más o menos acertado. Luego, preparamos y consumimos el almuerzo comentando detalles del capítulo garciamarquiano al que definitivamente calificamos de más o menos bien logrado por su medio fluidez narrativa, nudo dramático, adecuada transcripción visual y acercamiento honesto y bello al universo macondiano; aunque hay escenas larguísimas con diálogos flojos que no explotaron el erotismo cautivador ni el humor inteligente, tan fundamentales en el texto original.

Foto uno: Restaurante La Morucha de Madrid, España, diciembre 23/24

Posteriormente, se vino una siesta como de 40 minutos para al final prepararnos e ir a una cena navideña invitada por Vane y su marido. Ellos viven en Coslada, un municipio de España perteneciente a la Comunidad de Madrid localizado a escasa distancia del Adolfo Suárez y en el Corredor del Henares; éste limita al este con San Fernando de Henares y con Madrid también al norte, al sur y al oeste.

Nos fuimos en tren de cercanías después de encontrarnos con nuestra hija Raiza y Denis Sun, una turca amiga de Isaac, en la tristemente famosa Estación de Atocha por los ataques terrorista de Al-Qaeda en marzo de 2004 que dejaron 192 muertos y más de 2.000 heridos. Luego de media hora de camino llegamos con Denis, a quien Delgys, Rai y yo ya conocíamos. Ahí estaban Pamina y Darío, quienes habían sido acogidos por el hogar de Dionisio Izquierdo, Vane e hijos; los papás de Darío -Ana y Manolo- y su hermano Manu habían viajado a EE UU de vacaciones donde viven su hija Ana, el gringo Glenn y su hija. Y Guillermo, el marido de Rai, se quedó con su hermana y papás -María Antonia y Miguel- en el piso del Distrito del Retiro a pasar el 24 con ellos.

Realmente fue muy grato compartir esta cena navideña. De nuevo, gracias a la amabilidad y generosidad de la familia Izquierdo Arce con sus niños preciosos, juiciosos e inteligentes. Disfrutamos vino -mucho vino-, comida variada, regalos diversos, pero sobre todo libros: Había que decirlo de Moisés Wasserman fue el que yo regalé y Narraciones extraordinarias de Edgar Allan Poe fue el que me regalaron a mí… (Ver foto 2). Particularmente, me llamó la atención la posición cautelosa de Denis sobre el presidente de su país, Recep Tayyip Erdoğan quien lleva más de veinte años gobernando dictatorialmente a su país. Después de las 12 meridianas compartimos como tres horas más y nos regresamos Delgys, Isaac y yo en un Uber eléctrico último modelo; Rai y Denis en otro debido a que la turca vive muy cerca del piso de los papás de Guille.   

El 25 de diciembre nos levantamos como a las 11:30 y nos preparamos el desayuno comentando la cena navideña, lo que siguió con su degustación. Después nos alistamos a atender la invitación de Carmen Sánchez-Laulhé, amiga española que vive y trabaja en Quito, donde dirige la Cámara de Comercio hispano-ecuatoriana, a almorzar con su familia. Su mamá vive en Pozuelo de Alarcón, un municipio español perteneciente a la Comunidad de Madrid, situado en el área metropolitana, al oeste y ligeramente al norte de la capital. Allí nos fuimos en el consabido pequeño coche eléctrico en el que llegamos a la 15:00, hora del almuerzo. La calle de la dirección se llama Felipe González porque por ahí vivió durante un tiempo el expresidente español, según me confirmaría después la mamá de Carmen quien nos fue presentada por ella al igual que sus hermanos con sus esposas y una hermana con su marido. Ahí también ya estaban Pamina y Darío y Dioni, Vane e hijos; y más tarde se sumarían Rai y Guille.     

Foto dos: Residencia de la familia Izquierdo Arce, Coslada-Madrid, España, dic. 24/24

En medio del deleite del variado vino y comida -gambas, jugosas carnes, jamón y chorizos madrileños, etc.-, también disfrutamos de los conocimientos de la familia Sánchez-Laulhé acerca del arte español del siglo XIX sobre todo el de la matriarca Carmen Vicente, quien, además de ser experta en arte y tener una buena colección artística en su casa, actualmente estudia Filosofía. Ella nos enfatizó que aunque la figura de Goya preside en pintura la crisis final del Antiguo Régimen en España, la pintura española del siglo XIX no se caracterizó por la continuidad del estilo goyesco (Leonardo AlenzaAsensio JuliàEugenio Lucas), sino por la continuidad del academicismo (Vicente Lópezlos Madrazo -sobre todo en el cuadro exhibido en la sala de su casa denominado La condesa de Vilches de Felipe de Madrazo, ver foto 3-). Según doña Carmen, la pintura de historia fue el género que otorgaba un mayor reconocimiento institucional, y la beca de Roma (la estancia en la Academia de España en Roma) fue obtenida por los pintores de mayor proyección. Así, comenzó a desarrollarse el paisajismo, en el que se destacó Carlos de Haes y otros…

Foto tres: Pintura La condesa de Vilches de Federico de Madrazo (1853)

A eso de las seis de la tarde, nos despedimos de la familia Sanche-Laulhé Vicente muy agradecidos por sus atenciones e ilustraciones artísticas. De regreso a nuestro piso, nos vinimos con Rai y Guille quien tenía el coche de su padre. Al día siguiente, después del desayuno, Delgys, Rai y yo fuimos conducido de nuevo generosamente por Guille al aeropuerto Adolfo Suárez de donde volamos temprano a Lisboa, capital costera y montañosa de Portugal, en la que estuvimos ese 26 de diciembre para después viajar en la noche a Islandia.

Luego de un corto vuelo, dejamos resguardado nuestro equipaje en el Aeroporto Humberto Delgado o Aeropuerto de Lisboa o de Portela que está situado en las freguesias o distritos de Olivais y Camarate y Prior Velho. Nos fuimos en tren al casco histórico lisboeta. Ahí nos impresionaron los edificios de color pastel y lo primero que conocimos fue la Praça do Rossio o Dom Pedro IV, presidida por su estatua monumental y situada en la Baixa, centro neurálgico de Lisboa desde hace varios siglos. En ella tuvieron lugar juicios, espectáculos, festivales, desfiles militares y autos de fe durante la Inquisición e incluso en la época romana aquí hubo un circo…

¡Amables lectores sentipensantes!, esperen una segunda entrega.

8 respuestas a «MADRID, LISBOA E ISLANDIA»

  1. Dr. Dairo González Q.: Cordial Saludo.
    Muchísimas gracias por compartir su viaje realizado con su familia a: Madrid, Lisboa e Islandia, que le permitió realizar actividades recreativas y turísticas, para aprender, conocer y fortalecer los lazos familiares y amistosos. Muchísimas gracias por la información enviada.

  2. Excelente; gracias amigo Dairo por compartir tan espléndido recorrido y bienvenido a la maraña política de nuestro hermoso territorio nacional.

  3. González, hermosa descripción de esos lugares Paradisíaco que posee Europa; gracias por compartir esa experiencia la cual lo lleva a uno a conocer por referencia y así engrandecer más el conocimiento…

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