MADRID, LISBOA E ISLANDIA (II)

Con inmensa gratitud y afecto en este viaje, para Guillermo Cerezo Omedes y Dairosky González Romero. Y en memoria del mítico vocalista caleño de Fruko y sus tesos Wilson Manyoma o Wilson Saoko, quien acaba de fallecer a los 73 años: salsa gloriosa y rumba eterna en su tumba.

Madrid, Lisboa e Islandia

espacios singulares para conocer y reconocer,

aunque también lo merece Groenlandia,

sino el yanqui delincuente la va a desaparecer.

¡Amables lectores sentipensantes!, continuando en el corazón lisboeta, pasamos por el mirador del Elevador de Santa Justa o Elevador do Carmo, en donde había una leve fila para entrar, compramos las entradas y subimos hasta el Bairro Alto y contemplamos a la capital portuguesa desde uno de los puntos más altos de su casco histórico: frente a nosotros, el imponente Castillo de San Jorge; a un lado, la Baixa que se extiende hasta las orillas del río Tajo. Al otro, cientos de tejados y fachadas de colores que convierten la panorámica desde esta arquitectura modernista inaugurada en 1902 en una de las estampas más pintorescas de Lisboa. Los nombres del elevador se deben a que se levanta sobre la calle de Santa Justa y enlaza este céntrico sitio con la Praza do Carmo, junto al Museo Arqueológico do Carmo.

Más tarde, caminamos a Bertrand, la cadena de librerías más antigua -fundada en 1732- y más grande de Portugal y de funcionamiento continuo en el mundo. Después de recorrerla rápidamente maravillados, compré El libro del desasosiego en español de Fernando Pessoa, de quien conocía esta estrofa: “¡Entrad dentro de mí! ¡Tornad/ mi alma a vuestra sombra leve! / ¡Después llevándome, pasad!”

Avanzando por el ecléctico Chiado que es una zona tranquila ubicada entre Bairro Alto y el centro de Baixa Pombalina, pero conocida por sus bulliciosas calles y edificios art Nouveau -llena de algunos de sus mejores cafés y restaurantes-, llegamos a la Praça de Luís de Camões, coloquialmente denominada Ancho de Camões, localizada en la freguesia de la Misericórdia. En su centro está la estatua del gran poeta portugués, inaugurada en 9 de octubre de 1867, una figura de bronce que tiene 4 metros de altura sobre un pedestal octogonal rodeado por ocho estatuas pequeñas de personajes portugueses. Este monumento de Camões es el más antiguo de Lisboa dentro de su género.

Como a las dos de la tarde esplendorosa, con un poco de cansancio caluroso y mucha hambre, decidimos descansar y almorzar muy cerca de esta plaza en uno de sus restaurantes típicamente portugueses en el cual degustamos una copa de vino y un variado menú de pescado de mar, acompañados de algunos panecillos.  

Luego caminamos por la Baixa, en medio de mucho comercio y turistas nacionales e internacionales, hacia la famosa e importante Praça do Comércio a la cual entramos por su impresionante Arco Triunfal da Rua Augusta que tiene esta inscripción en latín: VIRTVTIBVS MAIORVM VT SIT OMNIBVS DOCVMENTO (Que las virtudes de los más grandes sean una enseñanza para todos). Con una gran vista al estuario del río Tajo en cuya orilla hay unos escalones de mármol por donde desembarcaban embajadores y realeza, hoy es el centro neurálgico de la ciudad. (Ver foto 4)

Este fue el terreno donde se asentó el Palacio Real de Lisboa durante más de 200 años y la plaza fue construida en su lugar después de ser destruido por el Gran Terremoto de 1755; también fueron construidos nuevos edificios pintados de rosa, el color republicano, en contraposición al amarillo real en que estaban, con arcadas rosas rodeando la plaza, ocupados actualmente por ministerios. La pieza central del conjunto es la estatua ecuestre del rey José I o el Reformador, quien gobernó de 1750 hasta 1777, erigida en 1775 por Machado de Castro, el principal escultor portugués del siglo XVIII. Con el paso de los años, la estatua de bronce ha ido tornándose de color verde, siendo este color el que presenta en la actualidad.

Posteriormente, nos fuimos en un tranvía al Mosteiro dos Jerónimos o Iglesia del Monasterio de los Jerónimos que queda en el Bairro do Belém, sitio al cual nos empleamos entre 20 y 30 minutos. Su construcción se inició el 6 de enero de 1501 y se concluyó a finales del siglo XVI a partir del diseño del arquitecto Diogo de Boitaca. El estilo predominante del monasterio es el manuelino y se construyó para celebrar el regreso de la India de Vasco da Gama que con su tripulación pasaron un tiempo rezando en la Ermida do Restelo antes de iniciar su viaje, iglesia que estaba ubicada precisamente en este sitio.

Foto 4: El autor del escrito y su esposa Delgys Romero Cabeza en la Praça do Comércio de Lisboa, diciembre 26 de 2024. 

Por eso, a un lado de la entrada está su tumba: ¡cómo no acordarme ahora de El beso de los océanos del amigo español Óscar Mijallo!, novela que tiene como telón de fondo los enfrentamientos entre las grandes potencias marítimas de la época -Castilla y Portugal-, que pugnaban por dominar las rutas comerciales de las especies, que en el siglo XVI eran más valiosas que el oro o la plata… Y al otro lado de la entrada de la gran iglesia, está la tumba de nada menos que de Luís de Camões, quien precisamente comienza la obra cumbre de la literatura portuguesa Os lusiadas o Los lusíadas diciendo: “Yo canto el noble pecho lusitano / al que Neptuno y Marte obedecieron / ¡Calle cuanto la musa antigua canta, / que otro valor más alto se levanta!” (1983:5) Ese otro valor más alto es justamente Vasco do Gama.

Después de estas tumbas memorables sigue la única nave del monasterio que cuenta con seis columnas perfectamente talladas que parecen no tener fin: esto es sencillamente un espectáculo arquitectónico impactante por sus dimensiones y su perfección que marcan la diferencia. El momento sublime de este sitio sagrado llegó cuando vimos el imponente cenotafio en honor de nuestro amado Fernando Pessoa.

Enseguida de este recorrido sagrado, cruzamos al frente donde está el Monumento a los Descubrimientos, popularmente conocido como Padrão dos Descobrimentos, que es un monumento de 52 metros de altura construido en 1960, en la orilla del río Tajo, para conmemorar el quinto centenario de la muerte de Dom Henrique el Navegante -El pioneros de los descubrimientos modernos-, descubridor de Las Azores, Madeira y Cabo Verde. Contiene un grupo escultórico con forma de punta de carabela sobre el que el Infante abre camino a numerosos personajes que tuvieron que ver con los grandes descubrimientos de la historia de Portugal.

Como nuestro vuelo a Islandia era a las 23:00 hora, a eso de las 18:300 tomamos un taxi al aeroporto en el que tardamos una hora y estando ahí reclamamos nuestro equipaje e hicimos los trámites para el abordaje, pero antes comimos algo ligero porque sabíamos que en el avión no daban cena. Ciertamente, como a la media hora de vuelo en puestos muy separados nos sirvieron la comida y a eso de la media hora me dormí en medio de una noche tranquila con cielo despejado encima del Atlántico, océano alucinante que esconde secretos en forma de islas visibles e invisibles en donde el tiempo ha pintado un diorama monótono y sublime.

Mientras tanto, Dairosky, de vacaciones de siete días, había viajado desde Bogotá, haciendo escala en Nueva York a Reykjavik, donde ya nos esperaba; y Pamina y Darío habían volado a EE UU a estar con los suyos. Por decisión familiar, por ser el país de su predilección, en Islandia íbamos a celebrar su cumpleaños -que es el 28 de diciembre, ¡cipote inocentada de 1988! – y pasar el fin e inicio de año. Entonces, después de casi cinco horas, aterrizamos en el Aeropuerto Internacional de Keflavik, llamado así porquese ubica al lado del pueblo de Keflavik, a 48 kilómetros de la capital islandesa. Quillo nos esperaba con Guillo -quien había llegado una hora antes directo desde Madrid- e Isaac (quien había arribado también, pero por la ruta Madrid-Londres-Reykjavik).     

Con una temperatura de cinco grados bajo cero a las 3:30 de la mañana con leve nieve y una capa delgada de hielo en el piso, a pesar de ir bien abrigado, al salir del Keflavik sentí el tramacazo del frío intenso que disminuyó un poco con la calefacción del Isak 4×4, un Land Rover rentado por Quillo. Bajo los hilos de nieve que no cesaban de caer y la carretera cubierta de ella, él nos condujo cuidadosa pero velozmente como un guía turístico -era la tercera vez que venía- durante 40 minutos aproximados al hotel de la capital islandesa donde estaba alojado. Sin ninguna persona atendiendo y siguiendo los códigos QR, Quillo nos guió a las cálidas habitaciones donde descansamos un par de horas rodeados de coches y casas con sus techos cubierto totalmente de nieve dibujando una estampa navideña totalmente natural.

Este 27 de diciembre, después de levantarnos, alistarnos y desayunar, nos fuimos en “nuestro Isak” a la central geotérmica de Hellisheiði a eso de las 11:00 cuando apenas comenzaban a salir tenuemente los rayos del sol. Después de transitar cerca de 30 km al este del centro de Reikiavik en el sudoeste de Islandia, en medio de una nieve blanca y espesa «como si, con los ojos abiertos, se encontraran sumergidos en un mar lechoso», llegamos a dicha central que está situada cerca del Parque Nacional Þingvellir y en el área del volcán Hengill de la cordillera homónima a 177 m sobre el nivel del mar. (Ver foto 5)

Después de pagar cada uno 19 euros -5.690 coronas islandesas- o 170.700 pesos colombianos, contemplamos una de las mayores plantas geotérmicas del mundo. Ahí conocimos sus características (tiene una capacidad instalada de unos 303 megavatios -MW-, puede generar unos 400 MW de energía térmica, abastece de electricidad y agua caliente a Reykjavík y produce gran parte de la energía que se consume en el país, ofrece alrededor de 1.100 litros de agua caliente -82-85 °C- por segundo), su historia (fue inaugurada en 1990…) y el por qué el aprovechamiento de la energía geotermal es importante para Islandia.

Foto 5: Parte de nuestra familia al frente de la imponente iglesia luterana de Hallgrímur en Reykjavik (su nombre es en homenaje al poeta y clérigo islandés del siglo XVII Hallgrímur Pétursson), símbolo de la brillantez arquitectónica de Islandia, y al frente de la estatua de Leifur Eiriksson, un explorador nórdico que llegó a América del Norte antes que Cristóbal Colón. Enero 2 de 2025 

Este día almorzamos bacalaos y gambas en Selfoss –Landnámabók o el Libro del asentamiento dice que por aquí pasó en 873 el líder noruego Ingólfur Arnarson quien se convirtió en el primer colono permanente de la isla y también otros navegantes como el vikingo feroés Naddoddr, posible descubridor del país-, una localidad a orillas del río casi congelado llamado Ölfusá, y después de pasar por una central hidroeléctrica importante de Islandia, en medio de un río también casi congelado, dormimos en Hvlsvôllur, un pueblo situado en el suroeste de Islandia, a una distancia de Reykiavik de 106 kilómetros, en las marismas de Landeyjar, en el municipio de Rangárþing.

Nuestros amables lectores exigentes ya se habrán dado cuenta que estos nombres son casi impronunciables al igual que el islandés, un idioma nórdico derivado “del germánico primitivo más afín al gótico -dialecto oriental del germánico- que al anglosajón primitivo y las lenguas del grupo occidental” (Luque, 1959:XVIII) y muy relacionada con el feroés y con los dialectos occidentales del noruego. Por eso, nuestro medio de comunicación fue el inglés; aunque intuimos que el islandés “es en él ora látigo, ora pincel, oral grave y musical órgano para el oído” (Ibíd) del que oyere atentamente.

A propósito, Islandia -vocablo derivado del islandés Ísland proveniente del nórdico antiguo que significa tierra de hielofue colonia de los países escandinavos de Dinamarca y Noruega desde finales del siglo XIV, cuando estos reinos eran con Suecia la Unión de Kalmar, hasta 1814 cuando Dinamarca-Noruega fue dividida en dos reinos separados mediante el Tratado de Kiel; pero la isla permaneció como una dependencia danesa hasta el 17 de junio de 1944, cuando se convirtió en una república independiente después de tres fechas trascendentales (1874 cuando Dinamarca le otorga a la isla su primera constitución y un autogobierno limitado, 1918 cuando ella se convierte en un estado soberano bajo la Corona danesa y 1940 cuando Dinamarca es ocupada por las fuerzas alemanas, e Islandia asume el control de sus propios asuntos exteriores). Esto explica que la herencia cultural islandesa sea nórdica en cuanto a su cocina tradicional, su arte y su literatura; y que la mayor parte de su población sea de origen celta y escandinavo.

En torno a la literatura islandesa es menester decir que su único premio Nobel es Halldór Kiljan Laxness o Halldór Gudjónsson (1902 -1998), novelista, poeta y ensayista que comenzó a figurar en el cuadro de honor de las letras escandinavas desde 1955 por obras como El gran tejedor de Cachemira -1925-, El libro del pueblo (1929), Gente independiente -1934-, La campana de Islandia (1943), La estación atómica -1948-, El concierto de los peces (1957), Paraíso reclamado -1960-, Bajo el glaciar (1968),  entre otras, por su «poder vívido y épico que ha renovado la gran narrativa de su país» repletas de sagas nativas. Estando viviendo en los EE UU, en donde el crack de Wall Street lo impresionó tanto, dijo: “no me hice socialista por leer libros sino por ver a los desempleados morirse de hambre en los parques”. Se declaró ateo y simpatizante de la Unión Soviética y se dedicó a la crítica de la sociedad norteamericana. (wikipedia.org)

A propósito del paisaje islandés, que venimos intentando describir, veamos el inicio de La Belleza del cielo, obra lexnessiana publicada en 1940. Allí donde el Jôkel -así se designan los heleros o ventisqueros en Islandia- “toca con el cielo, el paisaje ya no es terrenal, y la tierra tiene mucho de celeste; allí no hay preocupaciones, no siendo tampoco necesaria la alegría; allí reina solamente la belleza, más allá de todo deseo.” (Laxness, 1959:485)​

El día del cumpleaños de Quillo, nos levantamos apenas salía el sol, esto es a las 11 de la mañana. Después de alistarnos, felicitarlo y desayunar, nos fuimos a Vik i Mÿrdal, luego de ver una cascada preciosa, cuidad costera frente al mar de Noruega donde celebraríamos con una cena especial y dormiríamos, después de que las Energías Positivas del Universo y los Cósmicos Susurros Sagrados cerrarán esta celebración con el espectáculo maravilloso de las auroras boreales que son un fenómeno atmosférico consistente en el despliegue de luces de colores en formas alargadas sobre el firmamento nocturno; en las alburas de la nieve, el cielo plomizo y hermético que rara vez se abre en invierno, aquellas auroras se abrieron paso como potentes faros bajo las punzadas del intenso frío.   

Foto 6: Parte de la familia en las carreteras de Islandia, enero 1 de 2025

Resumiendo el resto de la estadía en Islandia para no cansar a los lectores, priorizamos estos dos sitios: Uno, el punto neurálgico de la Dorsal Mesoatlántica por ser una impresionante grieta única que atraviesa este país y separa las placas tectónicas norteamericana y euroasiática. Al separarse, el magma asciende desde el manto, lo que hace que esta isla sea propensa a terremotos y erupciones, siendo un foco constante de actividad geotérmica. Como no evocar aquí al inolvidable Julio Verne con su Viaje al centro de la tierra, novela de 1864 que tiene como fuente de inspiración este país y más específicamente este álgido punto geológico, pues, ella narra la expedición de un profesor de mineralogía, su sobrino y un guía al interior de nuestro planeta en donde también se observan acantilados majestuosos diseñados por la naturaleza.

Dos: La Península de Snaefellsnes por ser una larga lengua de tierra que se sumerge al oeste del país a dos horas de Reikjavík, es la representación de todo lo mejor de Islandia en una sola península. Allí encontramos un gran volcán taponado por su propio glaciar, cascadas entre columnas de basalto, playas en las que se zambullen las focas, extensos campos de lava, acantilados imposibles e islas rocosas para encontrarse con frailecillos y aves marinas, así como ballenas. “Un escenario alucinante de Juego de Tronos convertido en una de las mejores postales de Islandia”, en cuyo glaciar el famosos Verne situó la puerta a ese otro mundo que nos muestra en la narración mencionada.

Y también resumiendo el resto de la estadía en Madrid, a donde volvimos el 4 -Isaac había ido a Zaragoza- hasta el 7 de enero cuando regresamos a Bogotá, priorizaré estos dos hechos: Primero, un almuerzo suculento e inolvidable en el restaurante Maramor con Delgys, Rai, Guille y sus papás -Miguel y María Antonia-, quienes nos invitaron a deleitarnos con los manjares del Mediterráneo acompañados de unas copas de vino. Fue una tarde que nunca olvidaré por las muestras de cariño y las relaciones afectivas establecidas, pues, ahí tocamos nuestros corazones haciendo la vida más amable, sin que medien intereses mezquinos que enturbian las relaciones; ocuparse por el afecto, la amistad y el cariño nunca será demasiado. Nuevamente, gracias a ellos por su generosidad. (Ver foto 7)

Segundo: La observación de la celebración multitudinaria de los Reyes Magos la noche del domingo 5 de enero que consistió en una cabalgata que comenzó en los Nuevos Ministerios y el Paseo de la Castellana con su Hotel Inter-Continental repleto de gente -uno de los mejores lugares para ver la cabalgata-, pasando por las Plazas de San Juan de la Cruz, la del Doctor Gregorio Marañón y la de Colón; la Glorieta de Emilio Castelar; el Paseo de Recoletos; y terminó en la majestuosa Plaza de Cibeles. Fue la noche de los deseos cumplidos que es el colofón a la programación infantil de Navidad, pues, las tres carrozas reales de Baltasar, Gaspar y Melchor con sus pajes e impresionantes diseño y colorido, a las que acompañaron un séquito de otras carrozas similares con algunos de los mejores espectáculos de calle repartiendo caramelos e ilusiones a todos los niños. Así, la capital española recibió con alegría al trío mágico y ángeles que volaban y patinaban, ranas gigantes, bellísimos animales marinos, aventureros del cielo y juguetes africanos; y los maravillosos fuegos artificiales cerraron la noche.

A propósito de la tripleta mágica, me entero por mi amigo, colega y coterráneo Numas Armando Gil Olivera (2025) que en Florencia Italia se encuentra una de las obras más conocidas de Leonardo da Vinci: La adoración de los magos. Es la representación del momento en que los Tres Reyes Magos acompañados por un gran cortejo, presenta sus regalos al Niño Jesús. Esta obra también representa uno de los temas más populares del arte europeo y se utiliza para significar a menudo la encarnación o la asunción de forma humana por parte de Dios.

Finalmente, he aquí cinco lecciones de este viaje familiar vacacional: La primera es que viajar por primera vez a Islandia con 65 años bien vividos y contados, es quedar fascinado por ese mundo misterioso que se abre tan lejos de mi casa. Un país tan lejano, al que considerábamos abismalmente diferente, y en el que, sin embargo, encontré muchas similitudes -de estilos constructivos de democracia y vida o recetas de cocina- con Colombia de donde yo procedo. Es un destino que nunca deja indiferente.

Segunda: Para visitar países como esta isla polar en invierno, hay que caminar por las calles como los pingüinos, despacito y sin separar mucho los pies del suelo, a fin de evitar resbalones por el hielo. Porque aquí, en el invierno, el sol al salir, durante 4 ó 5 horas, no deshace la niebla ni mucho menos la nieve que se convierte en hielo. Ciertamente, a esta tierra de hielo, que es un rincón remoto, bellísimo y casi congelado del planeta, hay que ir vestido como para conquistar el Polo Norte. Aquí se observa un paisaje blanco y helado que sobrecoge como Groenlandia, isla vecina que es una roca descomunal casi entera de hielo del tamaño de cuatro veces España. Es un territorio autónomo perteneciente al Reino de Dinamarca que habla el groenlandés, lengua emparentada con las otras lenguas inuits que se hablan aquí y en Alaska o en Canadá; pero su capital Nuuk está más cerca de Washington que de Copenhague. Por eso y sus recursos petrolíferos, el presidente delincuente de EE UU Donald Trump quiere quedarse con ella.

Foto 7: La mayoría de la familia Cerezo Omedes y parte de la familia González Romero en el restaurante Maramor de Madrid, enero 5 de 2025

Tercera: La capital española deja una lección única que me permitió profundas reflexiones comunitarias y nuevas perspectivas familiares que, indudablemente, seguirán resonando en mi estirpe. Aquí entablamos relaciones afectivas con muestra de cariño verdadero -acercando las manos y afinando el oído- que tocaron nuestros corazones haciéndonos la vida más amable, sin que mediaran intereses mezquinos que enturbian las relaciones. Preocuparse por el afecto nunca será demasiado.

Cuarta: Acompañado de los espíritus de Camôes, Pessoa y Saramago, pero sobre todo del de Pessoa (2019), y de la totalidad de la Gran Liebre y la Pequeña Cebra, entré en la capital portuguesa en donde mi alma se tornó una sombra leve que “vive como se nace, / sin querer y sin saber. / En esa ilusión de ser, / el tiempo muere y renace/ sin que se sienta correr.” (p. 105)

Quinta: Teniendo en cuenta lo observado en estos tres países europeos -España, Portugal e Islandia- y a propósito de lo que pretende el presidente delincuente de EE UU Donald Trump con Groenlandia y el mundo, lo que este continente “ha conseguido en los últimos 80 años es extraordinario; no existe un mejor referente de convivencia civilizada en el mundo entero, ni una realidad mejor a la que mirar” (Abad, 2025) con el espíritu de la esperanza para preservar la democracia –a pesar de sus debilidades-  como una conversación basada en hechos compartidos.

Valió la pena este viaje familiar vacacional: “Todo vale la pena / Si el alma no es pequeña. / Quien quiera pasar más allá del Bajador / Debe pasar más allá del dolor. Dios dio al mar el abismo y el riesgo, / pero en él hizo el espejo del cielo”, afirma también Fernando Pessoa (2019:195) En suma, entonces, este paseo internacional fue un magnífico recorrido de la conciencia y del cuerpo en búsqueda de la realización total con la ayuda del compromiso y la persistencia de mi familia y amigos así como empujones favorables de las Energías Positivas del Universo, los Cósmicos Susurros Sagrados y las Ciencias Humanas pobladas de amor, educación y virtud.      

INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA

Abad Faciolince, Héctor (2025, feb 19) La discreta grandeza de Europa. El País de España, Madrid,https://elpais.com/opinion/2025-02-20/la-discreta-grandeza-de-europa.html

De Camões, Luís (1983) Los lusíadas. Editorial Oveja Negra: Bogotá.

De Camões, Luís y otros (2019). Poetas de Lisboa. Editorial Lisbon Poets y Co.: Lisboa.

Gil Olivera, Numas Armando (2025, ene 15). Florencia: Renacimiento y Humanismo. Zona Cero, Barranquilla, https://zonacero.com/opinion/florencia-renacimiento-y-humanismo

Laxness,Halldór K. (1959). Novelas escogidas, Luz del mundo y otras. Aguilar: Madrid.

Luque, Mariano S. (1959). Prólogo a Novelas escogidas de Lexness. Aguilar: Madrid.   

14 respuestas a «MADRID, LISBOA E ISLANDIA (II)»

  1. Compadre, ¡que experiencia!; viajes así son impensables para mí. Prefiero el trópico, el caribe, la calor, lo muñeca e’burro… Je, je.

  2. Mi padre decía: «Entre más anda uno, más aprende». ¡Qué gran lección está descripción!, remembranza de los estudios universitarios con los escritores mencionados. ¡Qué referencia tan transparente!…

  3. Gracias amigo Dayro, por compartir tan importante experiencia, la lectura es otra forma de conocer el mundo; mucho mejor cuando se hace a través de tu escritura dinámica y en paralelo con la cultura, la historia y la correlación familiar.

  4. Dairo, te has convertido en un gran cronista. Me gusta tu estilo directo de los hechos y las reflexiones tan bien enlazadas. ¡Qué estimulante que los regalos sean libros! Por allí vi un Murakami que he leído varias veces. Felicidades.

  5. Felicitaciones maestro Dairo por ese sueño cumplido, viajar trae magia y recarga energías. ! Gracias por compartir y por su inagotable capacidad de escribir.La travesía del Atlántico es alucinante e intimidante, también lo logré en diciembre 2025(España Francia, República Checa, Alemania y Bélgica )

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