LA PROLONGACIÓN DE LA JUVENTUD

Para Li Ching-Yuen, el herbolario chino que vivió más de dos siglos; para Javier Pereira, el indígena Tuchín colombiano que vivió más de 150 años; y para Conchita González de Londoño, la tía querida que tiene 94 años y quien nos abrió el sendero soñado del ombligo del Altiplano cundiboyacense: tres paradigmas de seres longevos.

¡Amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, tras mi retiro a los 63 años largos del magisterio bogotano y tras la protesta francesa contra la nueva edad de pension, he venido pensando que con el paso del tiempo y con la acumulación de hojas del calendario, empieza uno a ver la necesidad de la prolongación de la juventud y a entrever que el desenlace de la vida no puede ser sólo envejecer sino, esencialmente, madurar. Este es el asunto de mi escrito acompañado de consejos para vivir la vida plenamente y alcanzar una longevidad sana: “no solo es vivir más, sino mejor.”  

Madurar y envejecer son dos temas muy distintos de la longevidad. “Envejecer es natural. Madurar es un arte… Pero quien logra sortear con éxito y cierta dignidad el implacable paso del tiempo puede aumentar de años sin perder el gusto por la vida y sin perder la fascinación ante las cosas más valiosas y sencillas, como… el milagro del agua o la risotada de un niño.” (Botero, 2022) Según Samuel Ullman, los años pueden envejecer la piel, pero dejar a un lado el entusiasmo envejece el alma. Soy de los que piensa que los 60 vividos ardiente e intensamente, de cara a la vida, en plenitud, es la mejor edad del hombre -máxime si hoy 72.58 es el promedio de vida y más si uno proyecta pasar la frontera de los 120: “¡Oh alma mía, no aspires a la vida inmortal, / pero agota toda la extensión de lo posible”, aconseja Píndaro-: “Uno es tan viejo como se siente”, concluye una encuesta del Pew Research Center.

Con Daniel Samper Pizano (2023) que tiene 78 años, me pregunto: ¿Qué ocurre cuando el ciudadano termina su ciclo laboral entre los 60 y los 70 y debe retirarse dizque “a descansar”? La respuesta, dice él, tiene incendiada a Francia e inquieta a muchos países que ven cómo la vida se alarga, la sociedad debe alimentar un número cada vez mayor de jubilados y disminuye en cambio el porcentaje de jóvenes cuyo trabajo sostendrá a los que ya colgaron el delantal. Hace 2.400 años, en tiempos de Sócrates y Platón, la media de vida de los griegos era de 27. Hacia 1850 el promedio mundial registró edades de 42 años. Gracias a la ciencia, la cifra se disparó en el XX y el XXI: 46.5 en 1950 y 72.58 en 2023.

Los disturbios en Francia “obedecen a que el gobierno busca subir dos años la edad de jubilación: de 62 a 64. En Alemania, Noruega, Holanda e Italia se retiran hombres y mujeres a los 67… En el Reino Unido a los 64; en Polonia a los 65 y 60. En la Colombia actual los trabajadores… se jubilan a los 62 y las mujeres a los 57. Morirán, según se calcula, a los 71,5 años los hombres y a los 78 y pico las mujeres.” (Samper, 2023) Por mi parte, aspiro a traspasar la frontera de los 120 siguiendo recomendaciones de expertos y aprovechando experiencias personales gratificantes que me han dado la certeza que el resto de mi vida es lo mejor de mi vida. (Brown, 2010)

Entonces, lo que pretendo “al hablar de longevidad ya no es tanto vivir mucho, sino vivir mucho y muy bien. Sanos… La tarea es considerable y lo mejor es empezar cuanto antes aplicando estos siete pilares antienvejecimiento” (Yakovenko, 2023) que propone el médico Ángel Durántez en conversación con El País de España y que ahora resumo: 

1. Ejercicio físico: cuanto más, mejor. Los estudios indican que el sedentarismo aumenta entre un 20% y un 30% el riesgo de muerte prematura. ¿Cómo evitarlo? Solo tienes que hacer ejercicio. ¿Cuánto? Lo mejor es empezar por cumplir con los mínimos recomendados por la OMS. Eso consiste en hacer un ejercicio aeróbico, como andar rápido 30 minutos al día, cinco días a la semana. A eso lo mejor es sumarle ejercicios de tonificación muscular con pesas si no hay impedimentos.

2. Nutrición: dieta mediterránea. Dietas hay a montones, pero nos quedamos con la mediterránea, el control del azúcar y evitar los productos procesados y los ultraprocesados. Este régimen -nada de patatas fritas con una hamburguesa-, se refiere a los alimentos de toda la vida, como frutas y verduras, legumbres, pescado, huevos y algo de carne -poca carne roja, eso sí-. En esta dieta ves el alimento, la lechuga, el tomate, el muslo de pollo tal cual. Se recomienda comer poco y el ayuno intermitente.

3. Sueño y descanso. Diversos estudios han confirmado que dormir poco acorta la vida. Y no solo eso, también provoca irritabilidad, más riesgo de cáncer, de demencias y de mortalidad. Cuanto más corto sea tu sueño, más corta será tu vida. Lo adecuado es descansar entre siete y ocho horas, pero no solo. Hay cuatro cosas que cumplir: la rutina de sueño, evitar las pantallas, la temperatura de la habitación y la oscuridad. Es decir: las normas de higiene de sueño.

4. Hábitos tóxicos: ni una copa. Cero alcohol, droga y tabaco.La incidencia de cáncer se dispara en cuanto se rebasa el consumo cero. ¿Y qué pasa con las personas que viven una vida larga y no abandonan hasta el final de sus días su afición a beber alcohol, como Isabel II de Inglaterra? Pues pasa que los centenarios son genéticos. No solo el tabaco y el alcohol acortan la vida. Hay otros hábitos de consumo de drogas, como la heroína, la morfina, los opiáceos o la cocaína, que envejecen aceleradamente nuestro cuerpo.

5. Suplementos: la buena dieta no es suficiente. Como la densidad nutricional de los alimentos se ha ido perdiendo con el tiempo y, además, a lo largo del tiempo, un cuerpo humano tiene distintas necesidades y es posible que solo con la alimentación no consigas todos los nutrientes que necesitas. ¿Y cuáles son los suplementos que necesitamos? Según nuestro doctor, son los conocidos habituales: omega 3, vitaminas del grupo B, probióticos, coenzima Q10 y vitamina D. 

6. Gestión del estrés: un mundo ansioso. El estrés y la ansiedad son una pandemia global y también están entre las causas que más acorta la vida. En el libro La solución de los telómeros, la premio Nobel Elizabeth Blackburn habla de cómo el estrés envejece a una alta velocidad y habla mucho de las cuidadoras de padres con alzhéimer o niños con alguna discapacidad. Esas mujeres tienen un proceso de envejecimiento brutal, tienen los telómeros -los extremos de los cromosomas que se usan para medir el envejecimiento biológico de un ser humano- mucho más cortos, lo que demuestra cómo el estado anímico repercute sobre la salud”.

7. Sustitución hormonal: todo baja con la edad. El paso del tiempo produce un declive de nuestros niveles hormonales porque va deteriorando las glándulas que producen las hormonas. El punto de inflexión son los 50 años, momento en el que se produce el declive hormonal drástico y en las mujeres coincide con el comienzo de la menopausia. Los estrógenos, la progesterona, la testosterona y la melatonina se mantienen en unos niveles más o menos fijos hasta los 40 años, pero después sufren una caída brusca. Según Durántez, una buena terapia hormonal sustitutiva, consistente en dar al paciente la hormona que ya no tiene o un fármaco que la simula, podría ayudar a equilibrar los niveles. La cuestión es si con la terapia hormonal podemos obtener algo más que quitar sofocos, sudores o aumento de peso. Pues parece ser que sí. No envejecemos porque bajan las hormonas, sino que bajan las hormonas porque envejecemos.

La aplicación juiciosa de esos siete pilares antienvejecimiento y el hábito imprescindible de una vida sexual dinámica -de la que curiosa y extrañamente no hablan Durántez ni Restak- se complementan con el mantenimiento de una memoria afilada, siguiendo los cinco consejos claves del neurocientífico Richard Restak, quien tiene 81 años y quien conversó con BBC Mundo según Laura Plitt (2023). He aquí pues esos consejos resumidos:

1. Lee libros de ficción: Los libros de no ficción son una gran fuente de conocimiento e información, pero a la hora de activar la memoria, las novelas son mucho más útiles. La ficción, en cambio, es mucho más exigente desde el punto de vista de la memoria, sobre todo si uno está leyendo una novela compleja. Allí, los personajes aparecen y desaparecen. Puedes encontrarte con alguien en el capítulo dos que luego no aparece sino hasta el capítulo diez. Retener el hilo de la historia, los vínculos entre los personajes y los detalles de la trama, requieren un esfuerzo de memoria mayor en comparación con los textos de no ficción.

2. Convierte las palabras en imágenes: Este es un principio básico. Si, por ejemplo, alguien se apellida Greenstone -que traducido al español sería Piedraverde- visualiza en tu cabeza una piedra de color verde intenso. Esta simple estrategia te ayudará a que tu mente lo recuerde sin problemas. Otro truco es crear un mapa mental de lugares con los que está muy familiarizado, como su barrio, para vincularlos con cosas que quiere recordar. Si el objetivo en algún momento dado es acordarse de comprar leche y pan, Restak superpone esas palabras con dos sitios de su mapa para componer imágenes dramáticas, difíciles de olvidar.

3. Haz juegos de mente con tus amigos (y también cuando estás solo): Uno de los juegos favoritos de Restak para jugar en una reunión familiar o una fiesta, y que resulta un excelente ejercicio para la memoria, es el llamado «20 preguntas». Además, si eres amante de un deporte, trata de recordar, por ejemplo, todos los jugadores de tu equipo favorito. Una vez que los tengas en tu mente, juega a ordenarlos alfabéticamente y trata de enumerar la lista de jugadores en ese orden.

4. Usa la tecnología (pero de forma inteligente): Llevar en el teléfono una lista de los productos que queremos comprar en el supermercado o una foto de algo que nunca hemos comprado y queremos probar no es necesariamente una mala idea. Si bien el uso de celulares y otros dispositivos similares hace que se debilite nuestra memoria, podemos usar la tecnología a nuestro favor. Cuando vamos al supermercado, por ejemplo, se recomienda tratar de recordar primero lo que vamos a comprar y usar la lista solo después, para evitar olvidarnos de nada. La idea es no sustituir la memoria por el dispositivo sino usar primero el cerebro, y luego chequear su desempeño.

5. Duerme la siesta: En algunos lugares, la siesta no tiene muy buena fama, pero diversos estudios han demostrado que hacer una siesta corta es fundamental para ayudar a la memoria. Restak, que suele tomar una siesta todos los días, dice que ayuda a absorber información, solidificarla y codificar la memoria para luego poder acceder a ella. La recomendación es dormir entre 20 y 40 minutos. Si te pasas de la hora interferirás con el sueño nocturno.

Los siete pilares antienvejecimiento, los cinco consejos claves para la prologación de la juventud y el hábito esencial de una vida sexual dinámica -hacer el amor dos veces por semana como mínimo- nos conducen a indagarnos con D´Alessio (2022): ¿es posible intervenir en los procesos que hacen que nuestro cuerpo y nuestro cerebro funcionen mal al envejecer y, así, retrasar la aparición de trastornos relacionados con la edad, o incluso impedir por completo que se desarrollen? Y con él respondemos: La leyenda de la mítica fuente de la juventud ha gozado de popularidad durante miles de años. La pregunta de si podemos beber de sus aguas no ha dejado de perseguir a los investigadores que trabajan en el campo del envejecimiento biológico… desde que, en 1889, el médico francés Charles-Édouard Brown-Séquard se inyectara extractos de testículos de animales. Tras el tratamiento, el científico afirmó que su estado mental y el físico habían mejorado. Casi 150 años después, los trastornos asociados a la edad, como el alzhéimer o las enfermedades cardíacas, han alcanzado niveles epidémicos en el norte del mundo, y la búsqueda del rejuvenecimiento conserva todo su atractivo.

En esta línea, otro interrogante sería “cómo esperan resolver los científicos el problema del deterioro fisiológico habiendo semejante cantidad de trastornos aparentemente no relacionados que reclaman su atención. Desde los distintos tipos de cáncer hasta las enfermedades que atacan a los órganos internos, el sistema circulatorio y el sistema nervioso, hay toda una serie de dolencias asociadas al envejecimiento… Muchos depositan sus esperanzas en un proceso biológico llamado autofagia (un término que significa “comerse a sí mismo” en griego). Las células utilizan la autofagia para librarse del material tóxico (en su mayoría, componentes innecesarios o dañados). A medida que envejecemos, esta tarea básica de limpieza se realiza con menos eficacia, lo cual provoca la acumulación de errores y defectos de funcionamiento que desencadenan la inflamación que causa la enfermedad y, al final, la muerte celular necrótica… Tenemos una cantidad cada vez mayor de pruebas de que la autofagia defectuosa es el denominador común de muchos trastornos relacionados con la vejez” (D´Alessio, 2022) como tumores, enfermedades hepáticas, derrames cerebrales, dolencias cardíacas y trastornos degenerativos -alzhéimer y  párkinson-.

Así, los expertos ven “´la posibilidad de desarrollar una sola pastilla que apunte a las vías biológicas que también influyen en la autofagia. La idea sería disponer de una polipíldora que atajara los mecanismos subyacentes que intervienen en más de una enfermedad relacionada con el envejecimiento´, afirma mirando al futuro, Linda Partridge, directora fundadora del Instituto Max Planck de Biología del Envejecimiento de Alemania.” (D´Alessio, 2022) Entonces, con la ayuda de las ciencias pobladas de amor y virtud, las energías positivas del universo y los susurros sagrados, nuestro objetivo tiene que ser vivir más tiempo y lograr una mayor calidad de vida en la vejez, seducidos por los placeres de las emocione vitales mencionadas.

Ahora bien, en la edad biológica inciden los genes, pero sobre todo el ambiente y el estilo de vida. Según la forma como nos hayamos desarrollado, así será nuestro envejecimiento. “Los genes participan un 25 por ciento. El 75 por ciento es el ambiente y el estilo de vida. Imagínate, entonces, la capacidad que cada uno de nosotros tiene de hacer cosas que permitan mantener la salud más tiempo, envejecer más despacio y llegar a una mayor longevidad aceptable. Porque no solo es vivir más, sino mejor. Lo decía Garcilaso: la vida es como un juego de cartas. A uno le pueden tocar cartas malas, pero saber jugarlas. O cartas estupendas y no jugar bien la partida. Es muy importante la forma como vivimos, más allá de los genes que tengamos.” (Ortiz, 2022)

Como cada quien tiene la edad biológica que le corresponde debido a su estilo de vida, ¿cómo la podemos controlar? Valorando lo que Ortiz suele presentar como las cuatro patas de una mesa que sintetizan lo dicho hasta ahora. La primera: evitar hábitos nocivos -falta de descanso, falta de sueño, fumar en exceso, beber en exceso-. La segunda: con actividad física y mental. La tercera: una buena dieta -con una cantidad apropiada de antioxidantes-. Y la cuarta: con buena actitud ante la vida; controlar el estrés, mantener buenas relaciones sociales, intentar ser felices” con los deleites de la actividad sexual y otras emociones vitales. Lo emocional es mucho más importante que la dieta y el ejercicio, que son claves, pero mucho más es cómo te sientes. Eso es más importante a la hora de saber cómo estás envejeciendo. “Nuestras emociones repercuten en cómo están nuestras células. Si no se tiene buena actitud ante la vida, las otras cosas no valen.” (Ibíd) Como sea, de acuerdo con M. Houellebecq, la vida “es un proceso de envejecimiento. Por eso, ese excesivo amor por la juventud termina por convertirse en una negación de la vida y nos hace olvidar lo importante que es la sabiduría que conlleva la experiencia”. Uno comienza a prolongar su juventud cuando uno se da cuenta que está perdiendo el tiempo en pendejadas.

Por último, ¡amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, permítanme, apoyado en Daniel Samper Pizano (2023), contarles lo que ocurrió con Teresa Manotas de Cepeda al llegar a la edad de retiro. Ella es la viuda del escritor y maestro de periodistas Álvaro Cepeda Samudio. Tiene 94 años, vive en Barranquilla. “Tita Cepeda no ha parado un segundo de moverse, de viajar, de leer, de ir a cine, de comentar las películas, de criar mascotas, de visitar amigos, de organizar los archivos, la biblioteca y la obra de su marido. Ha superado varios duelos familiares abrazada a sus nietas, con las que discute de política y de literatura. Sigue declarándose de izquierda. Escribe una columna cultural en El Heraldo de Barranquilla. La posvejez de Tita es más activa que la juventud de quienes viven presos de las redes. No dudo de que pasará de los cien años. Pero no de soledad, como su compadre García Márquez, sino de esplendor.”

En suma, entonces, no hay que atender la declaratoria oficial de ancianidad encarnada en la pensión, sino lo que sigue: la prolongación de la juventud. “¿Cuáles son los planes de actividades que permitirán una vida grata… tras el retiro? ¿Basta con dejar que millones de viejos se marchiten tendidos en sillas o en catres? Está demostrado que la inactividad es peor que la vejez y que la vejez sedentaria es la cuota inicial de la muerte.” (Samper, 2023) Así, parte de la jubilación debería consistir en preparar a la gente para ella, que capacite al ciudadano para disfrutar psicológica y físicamente la longevidad, para mantener “el dinamismo, la curiosidad, la vitalidad, el humor; que se ocupe, que haga ejercicios; que adquiera —si no los tiene— hábitos como leer y escribir; que tome clases, realice planes familiares, se reúna con amigos, asista a conferencias y presentaciones.” (Ibíd) Que sea como la Tita Manotas de Cepeda.

En fin, que viva la senectud, no que la padezca: “Preocupémonos menos por alcanzar la vejez y más por ocuparnos durante ella” (Samper, 2023), teniendo en cuenta que para la prolongación de la juventud es necesario ser militantes del goce y llevar una vida sexual dinámica aplicando disciplinadamente los siete pilares antienvejecimiento del médico Durántez y complementarlos con los cinco consejos clave del neurocientífico Restak. De esta manera, con seguridad, entrenaremos y fortaleceremos nuestra memoria sin ser fanáticos de la salud ni de la higiene porque, según Nicolás Gómez Dávila, la juventud es a veces una enfermedad que no siempre la vejez cura; y porque, según Edgar Morin quien tiene 101 años, mientras estemos poseídos por las fuerzas de la vida, el espectro de la muerte retrocede.

INDISPENSABLES MURMULLOS REFERENCIALES

12 respuestas a «LA PROLONGACIÓN DE LA JUVENTUD»

  1. «La vida es una tómbola y el que la baila es un loco»… Alguien dijo esto, y reflexionando, ¡es válido!… Pero el tema central es «la vejez». Para mí es madurez de pensamiento y de conciencia. Con estos dos elementos pasamos el proceso biológico de transformación material. ¡Aplicando tus consejos seguiremos en la dinámica de la energía de la vida!… ¡Un maduro y transformador Abrazo!…¡Viejito querido!…🤗

  2. Como la densidad nutricional, éste es un texto ejemplar para una Buena vida senil. Hay que poner en práctica los tips aquí descritos…

  3. ¡Ay!, ¡ay!, ¡ay!, la pones difícil. ¿Dónde se consiguen los extractos de testículos de animales?

    Buena noche y a acostarse temprano, mano.

  4. Un tema de mucho hablar: La Vejez, unos afirman esto y otros aquello.
    Lo que sí, me atrevo a afirmar: La vida es muy hermosa; pero, sus últimos días son muy duros.
    Gracias por el articulo.

  5. Al leer su artículo, me convenzo más, que la fuente de la eterna juventud, es el ejercicio, trataré de poner en práctica sus consejos.

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