LA DESCERTIFICACIÓN GRINGA Y SU VISA

A María Corina Machado, mujer audaz y opositora política que acaba de convertirse en la primera Nobel de Venezuela. Es un reconocimiento a la lucha de su bravo pueblo y al de ella por la democracia en un país con un autoritario régimen atrincherado y presionado por fuerzas externas que amenazan su estabilidad y soberanía. Ojalá que este galardón sea una oportunidad para impulsar una salida pacífica en su patria, sin injerencia gringa que escale militarmente el conflicto.

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, como los pasados 16 y 26 de septiembre el Gobierno de los Estados Unidos descertificó la política antidrogas del presidente Gustavo Petro Urrego (GPU) y le quitó su visa, respectivamente, ahora voy a analizar significados e implicaciones de esas decisiones del presidente Donald Trump (DT) que afectan cooperación, economía y relación bilateral.

Lo primero es que la certificación es una evaluación que desde 1986 hace cada año Washington sobre los esfuerzos antinarcóticos de una veintena de países productores y distribuidores a cambio de recursos. El punto candela es la droga, “cuya producción acarrea severos castigos, pero cuyo consumo florece en medio de golosa tolerancia, mortalmente potenciado ahora por el fentanilo made in USA.” (Samper, 2025)

Sin ver la cuota de sacrificio de Colombia en esta lucha y sí con la constante actitud de desafío y prepotencia, DT comunicó que Colombia “falló de manera demostrable” en cumplir con sus compromisos internacionales contra el narcotráfico. “El cultivo de coca y la producción de cocaína han alcanzado récords históricos bajo la presidencia de Gustavo Petro, y sus fallidos intentos de llegar a acuerdos con los grupos narcoterroristas solo han exacerbado la crisis. Bajo el liderazgo del presidente Petro, el cultivo de coca y la producción de cocaína han alcanzado niveles récord, mientras que el gobierno colombiano ni siquiera ha cumplido sus propias metas de erradicación de coca, que fueron considerablemente reducidas, lo que ha socavado años de cooperación mutuamente beneficiosa entre nuestros países contra el narcoterrorismo”, afirmó la Casa Blanca en comunicado oficial.

Trump culpó parte de su decisión al “liderazgo político” de Colombia y aclaró que reconsiderará su decisión si el Gobierno de GPU “adopta medidas más agresivas para erradicar la coca y reducir la producción y el tráfico de cocaína, así como para responsabilizar a quienes producen, trafican y se benefician de la producción de cocaína”. DT termina su comunicado diciendo que también podría cambiar su decisión si el país coopera con la justicia de EE. UU. para procesar a los líderes de las organizaciones criminales colombianas. Esta declaración de Washington es una advertencia contundente de que, a su juicio, el Gobierno colombiano no está haciendo lo suficiente: garrote y zanahoria en un mismo comunicado.

A pesar de que esa descertificación de Washington fue sin sanciones económicas ni recortes en el apoyo a las fuerzas armadas o a la lucha contra el narcotráfico en general, es evidente que esta decisión fue política y moral contra el primer exguerrillero de la izquierda colombiana en ser presidente del país. Me asombra que liberales e independientes periódicos nacionales como el de El Espectador no haya objetado esa injusta decisión unilateral de DT, por primera vez en casi 30 años, quien se cree amo y señor de los países latinoamericanos.

Obvio que estoy de acuerdo con el editorial del 17 de septiembre –Una descertificación política, sin sanciones- de esa casa periodística cuando afirma que “la respuesta debería ser manejada con prudencia y diplomacia para no volver a la “narcotización” de las relaciones con la potencia del norte.” Y obvio que “la diplomacia y las relaciones entre países son complejas, requieren manejos cuidadosos y sobre todo con base en el respeto.” Pero pregunté en una carta -publicada por el mismo diario en octubre 2- si nuestro mandatario no fue prudente y diplomático al explicar por qué considera una grosería profunda e inmensa “injusticia contra el país que más sangre ha regado para que la sociedad de los Estados Unidos no consuma tanta cocaína”. Desconocer una cultura enlutada que cumple 50 años sobreviviendo contando huérfanos y traumas con coraje entre el fuego cruzado, es indignante e irrespetuoso.

La Casa Blanca anunció la descertificación en la lucha contra las drogas que Colombia no veía desde hace casi tres décadas cuando el Gobierno de Ernesto Samper Pizano padeció la misma medida con la acusación de haber sido elegido con el apoyo del narcotráfico, acusación de la que saldría bien librado posteriormente. Así que el mensaje es viejo: “volver al glifosato. Samper lo aceptó, Uribe lo llevó al extremo con el Plan Colombia, Santos lo suspendió para negociar con las FARC, la Corte lo prohibió en 2015 y Duque quiso fumigar, pero no pudo. Petro cambió la erradicación forzosa por la voluntaria.” (Gómez, 2025)

Conflicto que llegó al Caribe por Osuna, 22 de sept de 2025, https://www.elespectador.com/opinion/caricaturistas/osuna/conflicto-que-llego-al-caribe/

“Es un insulto… para mi vida personal. Cuando se ataca a la persona y a la familia, hay que defenderse indudablemente, y más cuando se ataca a toda una sociedad… ¿Sirvió ese forzamiento de la erradicación? ¿O ustedes se equivocaron… con el Gobierno de Colombia? Porque echó… cantidades de veneno sobre el campesinado, sobre nuestros ríos… en lugar de disminuir el número de hectáreas, ustedes la aumentaron hasta llegar a 200 mil, un 43 % más… Cifras, señor Trump, no ideología…; yo no estoy de acuerdo con eso, estoy de acuerdo con las cifras.” Y “A mí no me amenace”.

Además de esas palabras petristas, que son parte de la alocución presidencial sobre la droga del pasado 16 de septiembre, la embajada de Colombia en Washington respondió a las declaraciones de DT en estos términos: “la lucha contra el narcotráfico no admite lecturas parciales: exige una visión integral que reconoce que es mucho más eficaz enfrentar directamente a los narcotraficantes que concentrar los esfuerzos en los campesinos y cultivos de hoja de coca, siendo este el eslabón que menos impacta las finanzas del negocio de las drogas ilícitas”. Agrega que el Gobierno ha asumido ese enfoque a pesar del “alto costo humano e institucional y con profundo compromiso democrático” e incluso nuestra Armada incauta dos tercios de la cocaína del mundo, y el mismísimo Petro ha extraditado 400 personas desde 2022.

Antes de la descertificación de ahora, está la absurda agresión imperial a Brasil, Panamá y Venezuela. «Los Estados Unidos parecen estar destinados por la Providencia a causar miseria en América en nombre de la libertad», había vaticinado mucho antes Simón Bolívar. La decisión de la descertificación en contra de nuestro país es indudablemente un acto de cobardía: “el poder supremo de las derechas del mundo agrede al gobierno progresista de un país pequeño para mejor sujetarlo a su dominio. Manes del imperio que, en la guerra estéril contra el narcotráfico, reclama aún más muertos a Colombia. La conmina a reimplantar políticas fracasadas, y once jefes de la oposición —genuflexos, indignos— le piden al mono medidas más severas. Pese a que éste busca ahora autorización para desplazar su fuerza militar a territorio extranjero, so capa de combatir el narcotráfico.” (De la Torre, 2025) ¿Pretexto para invadir?

Por eso, uno de los puntos centrales de GPU en la pasada 80ª Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue explorar de qué manera la vieja y derrotada guerra contra la droga sirve para camuflar formas ilegales de dominación. Ocurrió así con los tripulantes de embarcaciones venezolanas pulverizados a golpes de misiles y cañonazos por la marina estadounidense en aguas del Caribe sin observar los procedimientos judiciales clásicos: detención, derecho a la defensa, prueba indudable y sentencia por juez imparcial en juicio justo. Seguramente, afirma el presidente Petro, en esas lanchas trabajaban colombianos, lo que hace que sean de su directa incumbencia como jefe del Estado.

El presidente de Colombia en su último discurso ante la ONU también desmintió a la Administración estadounidense y planteó que “la política antidrogas no es para detener la cocaína que llega a los Estados Unidos. La política antidrogas es para dominar los pueblos del sur en general”. En cuanto al peligro de fumigar con glifosato y otros temas álgidos como el desorden climático, GPU precisó que el líder del “país más poderoso del mundo no cree en la ciencia, y eso se llama irracionalismo. De irracionalismo se llenó filosóficamente Alemania y hoy de irracionalismo se está llenando Estados Unidos”. En ese escenario, Petro se presentó como “un presidente descertificado por el mismo presidente Trump sin que él tuviera ningún derecho a hacerlo”.  Asimismo, nuestro presidente reivindicó las altas cifras de incautaciones durante su Gobierno. “América Latina no es solo coca o terroristas o narcotraficantes”, aseguró.

Claro que EE. UU. tiene razón en que los cultivos de coca y la producción de cocaína en Colombia han llegado a niveles máximos. “Pero el gobierno Petro tiene razón en que en estos años Colombia ha logrado las mayores incautaciones de cocaína de la historia y ha realizado muchísimas extradiciones. Igualmente, Colombia tiene razón en que el consumo de cocaína no ha disminuido sensiblemente en Estados Unidos y que ese país, por su libre comercio de armas, es muy débil en el control al tráfico de armas, lo cual alimenta nuestras violencias. Un caso trágico: la pistola glock 9 mm con la cual fue asesinado Miguel Uribe fue adquirida legalmente en Arizona. La descertificación es además una imposición colonial: Estados Unidos unilateralmente evalúa a los otros países, con la posibilidad de imponerle sanciones igualmente unilaterales, mientras no admite ser evaluado por otras naciones.” (Uprimny, sept 21/2025)

En esta discusión polarizada, paradójicamente, tanto el gobierno de Petro como el de Trump tienen algo de razón. Sin embargo, sigue Rodrigo Uprimny, la paradoja mayor es que ambos están equivocados: ambos se mueven en el paradigma de la prohibición cuando es esta la que debe ser evaluada y descertificada por cuanto ha fallado “en forma demostrable” en lograr sus propósitos. La prohibición pretende eliminar el abuso de sustancias como la cocaína criminalizando su producción y comercialización, para restringir o eliminar su oferta. Pero ¿ha logrado ese propósito? No: a pesar de medidas muy drásticas y el aumento de las incautaciones, la oferta ha aumentado básicamente al ritmo del mercado.

El mundo atónito por Osuna, 25 de septiembre de 2025, https://www.elespectador.com/opinion/caricaturistas/osuna/el-mundo-atonito/

“Los informes mundiales de drogas de UNODC de Naciones Unidas muestran que las interceptaciones de cocaína pasaron de 291 toneladas en 1990, a 712 en 2008 y 1.436 en 2019, lo cual parece un enorme éxito. Sin embargo, en esos mismos años, la producción de cocaína pasó de 771 toneladas en 1990 a 865 en 2008 y a 1.784 en 2019.” (Uprimny, sept 28 /2025) Un fracaso total, que es confirmado por el informe de 2023 cuando tuvimos las mayores incautaciones de la historia -2.235 toneladas- mientras que la producción global llegaba a un nuevo récord: 3.708 toneladas. “La prohibición no sólo ha fallado en forma demostrable en su propósito de reducir o eliminar la oferta de cocaína, sino que, además, ha tenido efectos colaterales negativos gravísimos: la creación de las mafias del narcotráfico con su violencia y corrupción, las afectaciones a la salud de los consumidores y el deterioro de las relaciones internacionales, entre muchos otros. ¿No deberíamos entonces descertificarla? Claro que sí.” (Ibíd)

Ciertamente, ha sido medio siglo de guerra contra el narcotráfico que ha demostrado que éste no se resuelve con las armas. “Su exorbitante valor lo fija la prohibición y su costo marginal se mide en corrupción y en vidas. Produce billones que los paraísos fiscales y la banca mundial lavan a ojos vistas y sin control. En particular, los bancos de Estados Unidos y Europa. Urge un acuerdo con el gobierno de Estados Unidos que sume al apoyo financiero, logístico y de inteligencia contra los grandes carteles y el lavado de activos la corresponsabilidad de países productores y consumidores en la lucha contra el narcotráfico. Y que controle el tráfico de armas norteamericanas, savia de las más temibles bandas del narcotráfico en el mundo. En Colombia la demagogia electorera de todos los bandos suplanta proyectos de modernización productiva para las comunidades rurales, carne de cañón del narcotráfico.” (De la Torre, 2025) Y el gringo ahí.

Sí, el gringo ahí firme con la prohibición y lo más triste es que el presidente Petro insistió en la ONU también en ella desaprovechando una gran oportunidad de tener impacto en un tema trascendental: el régimen internacional de drogas. Petro se centró en ella en su alocución presidencial del 16 de septiembre y en su discurso del 24 de septiembre en la ONU en donde criticó “la unilateralidad de la descertificación en su contra y los extremos bélicos a los cuales Trump ha llevado la guerra a las drogas. En eso tiene razón, pero en vez de usar esos hechos inaceptables para cuestionar el régimen internacional de las drogas, Petro trató de mostrarse como el alumno más aventajado de la prohibición. Su defensa consistió en decir que su gobierno había incautado más cocaína y extraditado más narcos que los anteriores, en lo cual tiene razón” (Uprimny, sept 28/25), pero en realidad este discurso, como lo señalé arriba apoyado en el mismo Rodrigo Uprimny, refuerza el paradigma prohibicionista, que es la raíz de las tragedias asociadas al narcotráfico. La palabra prohibición ni siquiera estuvo en dichos discursos.

La paradoja mayor es entonces que Petro malgastó la gran oportunidad de potenciar los éxitos de su propio gobierno en ese tema. “Gracias a las gestiones de su entonces embajadora en Viena, Laura Gil, Colombia logró algo histórico: que la CND, que es el órgano de Naciones Unidas encargado del tema de drogas, en el fondo reconociera que la prohibición no está funcionando y creara una comisión de expertos que debe reexaminar el régimen internacional de drogas y hacer propuestas a Naciones Unidas en ese campo.” (Uprimny, 2025B) Este avance es enorme, pero pareció que Petro no quiso cosecharlo, pues ni siquiera lo mencionó en los discursos de marras. Muy triste en realidad.

En definitiva, la desertificación gringa “es una maniobra política dirigida más a las mesas de votación colombianas y a una política exterior basada en la presión política, que a los campos de cultivo o rutas de tráfico.” (Villa, 2025) Las cifras de lucha contra el narcotráfico son un motivante secundario para esa descertificación. Al Gobierno de DT le interesa es tener uno o dos puntos de presión activos sobre GPU, que además pueda influir sobre las elecciones presidenciales del 2026, pues el actual Gobierno del imperio del norte preferiría una victoria de la derecha colombiana. La presión política del presidente estadounidense “probablemente tiene el propósito de influir en las elecciones colombianas de 2026, pero también logra un efecto que para Trump es un fin en sí mismo: demostrar que tiene el poder de perjudicar a otros países si lo desea, sean o no aliados suyos.” (Ibíd)

Sea como sea, la descertificación no fue, como algunos pensaron: la llegada de las diez plagas egipcias al país. Mas si se toma como bandera política en la campaña electoral, las cosas se pueden complicar. Con más razón ahora cuando el Departamento de Estado de los EE. UU. anunció a través de las redes sociales que le revocará la visa al presidente GPU por acciones que calificó como “temerarias e incendiarias”. El anuncio llega después de que él participara en un plantón en contra del genocidio en Palestina que tuvo lugar en las calles de Nueva York, ciudad en la que el mandatario asistió desde el 22 al 27 de septiembre a la Asamblea General de la ONU, donde cuestionó a DT por su apoyo incondicional a Israel en su campaña de exterminio al pueblo palestino. No está mal que Petro le cante verdades a Trump, lo cual gusta mucho en el exterior, aunque no nos traiga mayores réditos internos. No se trata de censurar al presidente Petro ni de pedir que no se abogue por Palestina, esa no es la discusión; no obstante, él se excedió al pedir a los soldados estadounidenses que, en lugar de obedecer a DT, obedecieran las órdenes de la humanidad.

El discurso de Petro en la ONU deja a Colombia en una posición incierta frente a Estados Unidos, su principal socio comercial. | Foto de semana.com (sept 30/25) generada con IA

Alrededor del desvisado al presidente se produjeron muchas reacciones, una de ellas fue la de Clara López, abogada y economista de la Universidad de Harvard, senadora del Pacto Histórico y figura reconocida de la izquierda colombiana, quien fue entrevistada por Katherine Lancheros de Infobae Colombia. La lideresa expresó su inconformidad por la forma como las autoridades de EE. UU. manejaron la situación, pues, los hechos no pueden interpretarse como un simple desacuerdo diplomático, sino como una acción con implicaciones profundas. Opinó que se trata de una reacción directa ante las declaraciones realizadas por el presidente durante su intervención en la ONU, lo que atenta contra su inmunidad; además, cuestionó lo que considera un acto de represalia de ese Gobierno: “me parece que es una retaliación a la persona que se atrevió a impugnar la doctrina del destino manifiesto, que el presidente Trump recogió en su discurso inaugural y que comparte con Israel el relato de la Biblia, de que tanto Israel, por ser pueblo judío, como Estados Unidos, por su destino manifiesto, son naciones elegidas por Dios. Ese supremacismo es el que denunció Gustavo.” Y sobre la arenga petrista en un mitin neoyorquino, Clara López la defiende como un ejercicio legítimo de soberanía y de expresión frente a una problemática global como el genocidio en Gaza; ella termina con una reflexión sobre el equilibrio entre diplomacia, derecho internacional y libertad de expresión en escenarios multilaterales. En síntesis, López acusó a EE. UU. de venganza por retirar la visa al presidente: “Quien puso el dedo en la llaga fue Petro”.

En fin, necesitamos un cambio urgente de paradigma que se aleje de la prohibición y les quite poder a los narcos. Lamentablemente, las palabras del presidente Petro se han estrellado con la indiferencia internacional, la ineficiencia en la política local y, en fin, la falta de resultados tangibles; asimismo, el retorno estadounidense a una extrema y unilateral guerra a las drogas. De todos modos, el mandatario colombiano tiene una voz valiente que señala lo que está mal con el mundo, como la certificación gringa y el genocidio en Gaza, lo cuales son un imperativo moral denunciarlos. Difícil cuestionar esa realidad y difícil negar que el florido discurso largo en la ONU fue un grito valiente y lógico en favor de Colombia y la humanidad, a pesar de su extensión personalista, épica verbal y lenguaje impropio del escenario. Es inaceptable que en plena tercera década del siglo XXI, en un mundo globalizado que ha conquistado el espacio sideral y producido la inteligencia artificial, persista la descertificación gringa, el garrote de su visa –fetiche imperialista que la mayoría ansía tener- y el genocidio inaceptable en Gaza.

En suma, entonces, así las decisiones estadounidenses unilaterales no afecten a gran parte de la población colombiana, el hecho de estar en una lista negra de cinco países o no tener visa no son buenas presentaciones ante el mundo. A todas éstas, ¿quién descertifica o le quita la visa a EE. UU. por su errático manejo del problema? En sana lógica sería cualquier país democrático e incluso cualquier comunidad o ciudadano sensato inspirado “en una ética que es urgente rescatar, antes de que este presidente orate, condenado por la justicia de su propio país, haga colapsar el derecho y entronice el reino de la arbitrariedad.” (Trujillo, 2025). Señor presidente procesado, gústele o no el gobierno de turno, Colombia sigue encarando el horror del narcotráfico y reivindicado nuestro espíritu esperanzado que nos resucita todo el tiempo.

Policatura del Día en El Pilón, Valledupar, oct 3/25 https://elpilon.com.co/tristemente/

INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA

De la Torre, Cristina (2025, sept 23). El mono descertifica. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/cristina-de-la-torre/el-mono-descertifica/

Gómez Buendía, Hernando (2025, sept 21). Descertificación: garrote, zanahoria y ficción. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/hernando-gomez-buendia/descertificacion-garrote-zanahoria-y-ficcion/

González Quiroz, Dairo Elías (2025, oct 2). ¿Quién descertifica a Estados Unidos? Cartas de los Lectores, El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/lectores/cartas/cartas-de-los-lectores-quien-descertifica-a-estados-unidos/

Lancheros, Katherine (2025, oct 2). Clara López acusó a EE. UU. de venganza por retirar la visa al presidente: “Quien puso el dedo en la llaga fue Petro”. Infobae Colombia, https://www.infobae.com/colombia/2025/10/03/clara-lopez-acuso-a-ee-uu-de-venganza-por-retirar-la-visa-al-presidente-quien-puso-el-dedo-en-la-llaga-fue-petro/

Samper Pizano, Daniel (2025, sept 28). DELIRIO EN LA ONU. Los Danieles y Cambio Colombia, Bogotá, https://cambiocolombia.com/los-danieles/articulo/2025/9/delirio-en-la-onu/

Trujillo Muñoz, Augusto (2025, sept 19). ¿Quién certifica a Estados Unidos? El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/augusto-trujillo-munoz/quien-certifica-a-estados-unidos/

Uprimny, Rodrigo (2025, sept 21). La que debe ser descertificada es la prohibición. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/rodrigo-uprimny/la-que-debe-ser-descertificada-es-la-prohibicion/

______________ (2025, sept 28). Petro en la ONU: una oportunidad perdida. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/rodrigo-uprimny/petro-en-la-onu-una-oportunidad-perdida/

Villa, Santiago (2025, sept 20). “Descertifica-show”. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/santiago-villa/descertifica-show/

6 respuestas a «LA DESCERTIFICACIÓN GRINGA Y SU VISA»

  1. En fin, también deberíamos prohibir el wisky y otras bebidas extranjeras, igualmente letales. La actitud de Trump es amenazar y luego decir que de pronto no, con el propósito de que los mandatarios de otros países vayan a humillársele. Da risa que pretendiera el premio Nobel y se presente como el artífice de paz en Gaza, cuando fue cómplice directo de la destrucción de un país.
    Cuando asistíamos impotentes a la carnicería, uno se preguntaba qué podía hacer. Bien por Petro, tuvo el coraje de representar a la humanidad casi total que repudía ese genocidio.
    Gracias por sus argumentos; nos recuerda que el peligro es latente para cualquier paisito como el nuestro ante la voracidad del capitalismo internacional, empotrado en la Casa Roja.

  2. Los desaciertos (innegables) de nuestro Presidente, servirán de cucharón para que la politiquería que ha explotado al pueblo pueblo, lo aproveche al máximo.

  3. No es cierto la incidencia de la decisión político moral repercuta en estos hechos,es como Negar lo que Victor Hugo quiere con jean Val jean en los Miserables Derecho a la Reivindicación del ser Humano ante una sociedad,Algo similar ante tal Situación…

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