INTELIGENCIA ARTIFICIAL: BIENES Y RIESGOS

In memoriam de Paul Auster (1947-2024), escritor, guionista, director de cine estadounidense y Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 2006; autor de obras maravillosas como La trilogía de Nueva York y La invención de la soledad, gran conjunto autobiográfico dividido en dos partes denominadas Retrato de un hombre invisible y El libro de la memoria

Amables lectores multicreyentes, sentipensantes, librepensadores y exigentes caminantes pacientes, en medio de tantos problemas agobiantes y tanta inteligencia múltiple; pero sobre todo en medio de tan poca inteligencia humana y tanta inteligencia vegetal, ahora voy a hablar de los beneficios y peligros de la inteligencia artificial (IA) para la humanidad sobre todo en la educación (EDU), la escritura (ESC), el periodismo (P) y la literatura (L).

Como profesor emérito de colegio y universidad y escritor de Platomochotá -fusión lingüística de Plato, Tacamocho y Bogotá-, lo primero a decir es que los líderes educativos y políticos y los formuladores de políticas del mundo enfrentan el desafío de liderar sus comunidades cuando la IA ha extendido su influencia en múltiples esferas y está adquiriendo cada vez más importancia en la sociedad actual caracterizada por inconvenientes educativos y sociopolíticos ante los cuales la IA puede aportar mucho para solucionarlos o empeorarlos.

“La IA es la tercera gran irrupción digital: la primera fue internet, la segunda, la conexión móvil.” La evolución de la IA que hoy presenciamos “representa una transformación sin precedentes, un cambio como sólo se ve una vez cada generación, con el potencial de influir de forma trascendental y definitiva en todas las áreas de la actividad humana.” (Stella, 2023) Por eso, el mundo se está interrogando en serio sobre la IA, sin embargo, las respuestas hasta ahora no ha sido muy alentadoras sobre este “signo de la cuarta revolución industrial”.

Ciertamente la IA fue uno de los avances tecnológicos e investigativos más significativos del 2023 que abarca “la inteligencia llevada a cabo por máquinas. En ciencias de la computación, una maquina inteligente ideal es un agente flexible que percibe su entorno y lleva a cabo acciones que maximicen sus posibilidades de éxito en algún objetivo o tarea. Esta inteligencia busca aprender y resolver problemas, ayudando al ser humano, sin afán de sustituirlo.” (Alexa, 2024) Con esta tecnología se pueden generar imágenes, crear textos y resolver preguntas e incluso crear canciones con unas indicaciones no muy complejas y con el aporte de insumos -testimonios reales, fuentes, un par de datos- se puede obtener un contenido más o menos completo, y de cierta calidad como lo haría cualquier profesor de secundaria, si escribiera aunque Daniel Samper Pizano (2023) cuenta que Víctor Mallarino, actor y decimero, intentó con la ayuda de la IA escribir un poema y le salió un bodrio.

Pero ¿por qué tanto asombro ante los textos de las máquinas? “Porque la IA es una criatura lista, su sintaxis es aceptable y los contenidos son coherentes; pero sobre todo porque la escritura no es el fuerte de la especie. O de la escuela. El 60 % de los jóvenes del mundo no alcanza los niveles mínimos de las competencias lectoras esperadas (Unesco, 2017). Como las torpezas se agudizan con los años, la incompetencia debe rondar el 90 % en la población adulta. No hay cifras de esta cohorte, pero basta con mirar sus ídolos (Trump, Bukele…) para abandonar toda esperanza.” (Londoño, 2023) 

Aunque la IA puede resultar asombrosa o desastrosa, ella puede ayudar al humano para mejorar su potencial, su integración en la sociedad y en la educación debería aumentar, no reemplazar, la interacción humana y la toma de decisiones. “La enseñanza innovadora sobre la IA brinda la oportunidad de mejorar la equidad y ayudar a los estudiantes a seguir siendo competitivos en un mercado laboral cambiante” -negrilla mía- (Díaz, 2024), quienes “podrían tener un tutor virtual para mejorar en las clases en las que tengan alguna dificultad, incluso se les podría enseñar algo de matemáticas por medio de los juegos más populares como Minecraft” (Rico, 2024) y, por supuesto, pulverizar sus deficiencias escriturales.

En torno al mercado laboral cambiante, el FMI “estima que el 40 % de los empleos mundiales serán complementados o, en casos extremos, reemplazados por la IA.” (Díaz, 2024) Y el cofundador de Microsoft Bill Gates reveló que la IA reduciría la semana laboral a tres días y que unos de los empleos que no serían afectados por ella serían aquellos que trabajen para el desarrollo humano y los trabajos que actualicen y realicen tareas con las profesiones relacionadas con la energía y la tecnología (Rico, 2024).

Además, el magnate empresarial publicó en su blog algunas predicciones sobre el futuro de la IA, verbigracia: “con esta tecnología se podría mejorar la atención sanitaria y de salud mental en regiones con acceso limitado a las profesionales, brindando apoyo personalizado basado en la historia y las respuestas individuales.” (Ibíd) E incluso la IA puede ayudar a gobernantes, artistas y científicos; eso sí, dejando claro que la materia prima de ellos es la gobernanza, la creatividad, la invención, “la imaginación, el arte y otros intangibles difíciles de alcanzar para la frialdad e impersonalidad de la tecnología” contrastante con la calidez misma que irradian arte y EDU.

Pues bien, la aplicación de la IA debe hacerse lentamente al igual que su evolución debe desarrollarse de manera gradual. Lo esencial es que artistas, científicos, gobernantes, periodistas, educadores y educandos comprendan su poder actual y su impacto potencial en la elaboración de políticas efectivas que promuevan la responsabilidad. Los colegios deben introducir a sus estudiantes en la próxima generación de diseñadores de IA, y las universidades, especializarlos, ya que ella ofrece beneficios “como aprendizaje personalizado, retroalimentación efectiva y eficiencia operativa. Sin embargo, también plantea riesgos, como la desinformación y la pérdida de habilidades de pensamiento crítico.” (Díaz, 2024) Ella puede abordar muchos problemas educativos persistentes, “incluido el aprendizaje incompleto y el agotamiento de los docentes.” 

Efectivamente, los pupilos actuales pueden anticipar un futuro en el que trabajarán con o junto con la IA. Según TeachAI, continúa Luis Díaz, los formuladores de políticas y los líderes educativos pueden preparar a la fuerza laboral del futuro implementando en síntesis cinco políticas fundamentales para ayudar a aprovechar los beneficios potenciales de la IA en la educación y al mismo tiempo mitigar los riesgos: fomentar el liderazgo, promover la alfabetización en IA, proporcionar orientación, desarrollar capacidades y apoyar la innovación.

Además de los riesgos dichos de la IA, está la amenaza a la seguridad en los sistemas digitales y uno de los mayores problemas de la IA, “quizá el principal de todos ellos, es su carácter de caja negra. Sabes la información que le metes, miras el texto que te devuelve, compruebas su corrección o su utilidad, pero no tienes ni idea de cómo lo ha hecho. Esto resulta muy frustrante.” (Sampedro, 2024) ChatGPT -herramienta de OpenAI que permite conversar con una IA que entiende, ayuda y sorprende- y sus colegas “generan resultados que nadie, ni siquiera sus propios creadores, habían imaginado.” (Ibíd) Algunos son puras y simples mentiras, fantasías o engendros, pero otros encuentran ángulos que los usuarios ni los mismos creadores no habían previsto.

Por los problemas anteriores y éstos, a mediados de marzo pasado, el Parlamento Europeo aprobó la primera ley que se expide en el mundo para regular la IA. Para el año 2026, según Moisés Wasserman (2024), será una actividad controlada en los países miembros, y seguramente el ejemplo será seguido por muchos otros países. Ante la noticia, surgieron dos preguntas: ¿para qué reglamentar, y tal vez torpedear, un desarrollo tecnológico tan útil? Y ¿por qué se reglamenta tan poco, dados los riesgos evidentes? Estas preguntas provienen de las dos posiciones extremas en la discusión que se desató en la sociedad con la oferta abierta de programas de IA al público.

En un extremo están los apocalípticos. El más enfático entre ellos ha sido el investigador y desarrollador pionero de la IA Eliezer Yudkowsky, quien afirmó: “Si alguien construye una IA todopoderosa, en las presentes condiciones, yo esperaría que toda la especie humana y toda la vida biológica en la Tierra se extinguieran”. Otros apoyaron su visión como un filósofo y profesor en Oxford que utilizó “un experimento mental para llegar a la conclusión de que una IA con poder de decisión necesariamente evolucionará hacia una “superinteligencia” que se protegería a sí misma guardando copias en la nube para nunca ser apagada. Como buen filósofo que piensa en forma global, y no le preocupan pequeños detalles, omitió que la nube no es un ente metafísico sino un montón de computadores que consumen cantidades de energía, suministrada por los humanos. Si estos se extinguen, la nube colapsará.” (Wasserman, 2024)

Otro apocalíptico es el pensador israelí Yuval Harari quien, según Sergio Ocampo Madrid (2023), en The Economist, bajo el título “La IA ha pirateado el sistema operativo de la civilización humana”, advierte sobre el peligro de una IA que ha logrado copiar el lenguaje humano, no solo en su gramática y su semántica, sino en su potencia para recoger nuestras viejas ficciones y proponer otras que ya no serán creadas por el homo sapiens y que abarcan desde la economía hasta la religión y la democracia misma. “El lenguaje ─asegura─ es el material del que está hecha casi toda la cultura humana. Los derechos humanos no están inscritos en nuestro ADN. Más bien, son artefactos culturales que creamos al contar historias y escribir leyes. Los dioses no son realidades físicas. Más bien, son artefactos culturales que creamos al inventar mitos y escribir escrituras.”

FILBO por Zuleta, 21 de abril de 2024

Y el mismo Harari pregunta: “¿Qué pasará una vez que una inteligencia no humana sea mejor que el humano promedio para contar historias, componer melodías, dibujar imágenes y escribir leyes y escrituras?” Tan escalofriante es su panorama del exterminio de la civilización, «que parangona esta nueva ola con la amenaza atómica en su capacidad destructora de toda la especie y urge regularla y limitarla como prioridad, antes de que se hagan masivos los dispositivos y las herramientas que ya están circulando.» (Ibíd)

El otro extremo de la discusión “está en los utopistas que plantean que este desarrollo causará una aceleración tal en la evolución humana que progresaremos en 10 años el equivalente a 10.000. Se resolverán todos los problemas: hambre, desigualdad, cambio climático y guerras. La humanidad conquistará la Tierra y se lanzará al espacio ‘expandiendo el virus de la vida por las estrellas del Universo’… Probablemente lo que más se acerca a la realidad en esta discusión es algo en el medio.” (Wasserman, 2024) Indudablemente que hay peligros, pero hay un largo trecho entre los peligros probables y la extinción total de la vida.

La ley europea mencionada -continúa Wasserman- asume la posición tranquila del medio. Reconoce los inmensos potenciales que tiene la IA, pero también sus riesgos. Según palabras del comisario europeo para el Comercio Interior, la ley “está regulando lo menos posible, pero todo lo necesario”. Busca garantizar el progreso de la investigación y el desarrollo en IA, pero es cuidadosa. Por ejemplo, regula la utilización de sistemas biométricos para identificación y seguimiento de las personas. Le permite a la policía usar esta tecnología solo en casos excepcionales, explícitos, como la persecución de sospechosos de un crimen grave o de terrorismo. Para usarla en la búsqueda de personas secuestradas o desaparecidas y para casos de trata de personas deberá contar con la aprobación de un juez. Protege también los derechos de propiedad intelectual y la información transparente.

A propósito de esa ley europea, el 2023 cerró, según El Espectador (2024), con una noticia monumental para el futuro de la creatividad y el P en el mundo: The New York Times demandó a OpenAI y a Microsoft, dueños de los modelos de IA, ChatGPT y Copilot, por violación a sus derechos de autor. “Los miles de millones de dólares que busca el periódico con más suscriptores del mundo palidecen ante la importancia de lo que decidan los tribunales estadounidenses sobre la manera en que se está entrenando a la IA en el mundo. Los grandes ausentes son los artistas, periodistas y escritores del resto del mundo, que tenemos pocos recursos para participar de una conversación que involucra no solo el futuro de nuestros trabajos y nuestras democracias, sino la relación de las nuevas tecnologías con las creaciones humanas.” (Ibíd)

De acuerdo con la casa del P independiente colombiano, la demanda del NYT tiene alta carga simbólica porque es el primer gran periódico estadounidense que demanda por este tema. En el documento radicado en el Tribunal Federal del Distrito de Manhattan, el periódico alega que los demandados buscan aprovecharse de la enorme inversión que ha hecho el Times en su P y “usar el contenido del Times sin pagar para crear productos que sustituyen al Times y le roban audiencia”. Los argumentos -prosigue El Espectador- son que ChatGPT y Copilot leen todo el contenido del periódico, incluso el pago, y luego lo regurgita con las mismas palabras, pero sin enlazar la fuente ni mucho menos respetar los muros de pago. Esto hace que el periódico pierda el dinero de las suscripciones que es, paradójicamente, el que ayuda a producir esa información. Como si fuera poco, la IA es proclive a las “alucinaciones”, como se les llama a las invenciones que hace, y a menudo dice que el NYT reportó algo sin ser cierto, lo que daña reputacionalmente la marca.

“Algo similar alegaron decenas de autores de libros, también en Estados Unidos, cuando demandaron a OpenAI. En aquel momento, el gremio de autores (Authors Guild) fue claro en la demanda: “El éxito y la rentabilidad de OpenAI se construyeron sobre la violación masiva de derechos de autor sin mediar permiso o siquiera un centavo de compensación a los dueños de los derechos de autor”. Hay en curso demandas similares de comediantes y desarrolladores de código. Todas apuntan a lo mismo y es que las maravillas de los modelos de lenguaje de gran tamaño como ChatGPT necesitan de materiales con derechos de autor para entrenarse y luego imitarlos.” (Ibíd)

En esta línea, es interesante ver la respuesta de OpenAI y sus defensores. “Sobre la demanda de los autores de libros, dijo que se trataba de un “uso justo” -negrilla mía-, doctrina legal que permite utilizar las obras con derechos de autor si hay propósitos loables. Mientras tanto, los inversionistas de la empresa han dicho que limitar el acceso a las obras hará que Estados Unidos pierda el liderazgo en IA ante otros países que no tienen esas restricciones. Ese último punto tiene un aspecto relevante, pues es cierto que en países como China se desarrollan estas tecnologías y no hay manera de frenar su abuso. El futuro es, en todo caso, nebuloso”, enfatiza El Espectador.

Entonces, como es de esperar en un caso con opiniones ciudadanas tan opuestas, muchos no quedaron satisfechos con la ley europea analizada ni tampoco con lo que finalmente decida la norteamericana. Algunos creen que la europea limita innecesariamente su desarrollo, “y otros, que las disposiciones son insuficientes, fáciles de burlar y por su ambigüedad, o tibieza, poco efectivas. El problema sigue abierto, pero es un primer paso. Sin duda vendrán más legislaciones. Sería de poca inteligencia (artificial o natural) prohibir algo que es tan inevitable como un tsunami…” (Wasserman, 2024) Ojalá que los colombianos ni los latinoamericanos no optemos, como en otros casos, por el camino muy imperfecto de la prohibición.

Defectos de fábrica por Chócolo, Bogotá, junio 6/23

Sea como sea, nuestra creatividad es un misterio como la IA. “Ambas encuentran nexos entre cosas dispares”, pero hasta ahora tenemos pocas ideas de cómo lo hacen. Para Colombia, América y el mundo incorporar la IA a las leyes, a los sistemas educativos y a las creaciones artísticas y científicas, constituyen un desafío que va a cambiar nuestras dinámicas transformando los procesos de formación y creación, para que cada estudiante, creador, inventor, periodista o gobernante “desarrolle sus capacidades y solucione problemas, sin que ello involucre malgastar lo que nos hace verdaderamente humanos.” (Díaz, 2024)

Según Delia Rodríguez (2024), el debate sobre si los dispositivos de almacenamiento externos al cuerpo humano mejoran o empeoran la inteligencia es tan viejo como Sócrates, que desconfiaba de la ESC. Lo pone en su boca Platón en Fedro: “He descubierto un remedio contra la dificultad de aprender y retener” (…) —Tú no has encontrado un medio de cultivar la memoria, sino de despertar reminiscencias”. Creo, apoyado en el presidente de Microsoft Brant Smith, que la IA es el invento más importante para la mente humana desde la invención de la imprenta. Y eso fue hace casi 600 años. Pienso en la imprenta y en lo que consiguió: hizo posible que las personas escribieran, que otras leyeran (Fernández, 2024) y que las ideas se acumularan y se expandieran por todo el planeta.

No obstante, insisto, con la IA el futuro es nebuloso porque la ESC, “y su sucedáneo el lenguaje, es uno de los marcadores históricos del inicio de la civilización; con uno y otro se aseguró la acumulación y perpetuidad del conocimiento, se halló el antídoto para la volatilidad de la memoria con lo cual se logró construir una memoria colectiva relativamente confiable y hasta se le puso coto a la inconstancia de la voluntad humana. Buena parte de la educación en cualquier rama depende del lenguaje, en especial el escrito; estudiar una carrera es escribir, desde el ensayo para aplicar a un cupo hasta la tesis para lograr el cartón.” (Ocampo, 2023)

Mientras esperamos pues una decisión eventual de la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos ya tenemos la ley de la Unión Europa, “pero persiste la frustración de que el resto de países no estamos incluidos en estas conversaciones. Los avances tecnológicos se siguen moviendo rápido y rompiendo cosas, sin consideración por sus efectos” (El Espectador, 2024) en contra de los derechos de autor de artistas, escritores y programadores. Por eso, Smith se muestra partidario de que gobiernos y sociedad civil presionen a la industria para regular la IA porque la magnitud de la responsabilidad y el impacto potencial son muy altos: “Cuanto más poderosa se vuelve una tecnología, más fuertes tienen que ser las salvaguardias y controles que la acompañen.” (Fernández, 2024)

Finalmente, permítanme estos interrogantes a responder con urgencia: antes los temas de la inteligencia, la EDU, el P, la tecnología, las máquinas, el arte y la ciencia, y ante una IA personalizada que plantea el dilema central de crear “una réplica de nosotros mismos que reposa en un algoritmo indescifrable e invisible al común de los mortales”, verdaderamente, ¿la inteligencia es artificial? Y como las máquinas se inspiran en la mente humana, ¿es hora de que nos devuelvan el favor? (Sampedro, 2023)

Si el formato común de los artículos de revistas universitarias pocas veces ha dado obras relevantes en la literatura universal, ¿por qué sus profesores se empeñan en escribir en ese formato que producen monumentos a la fealdad y al tedio, maquillados con falso rigor científico? “¿Qué van a hacer los académicos cuando ChatGPT los reemplace escribiendo artículos indexados? Artículos con objetivos generales y específicos, metodología, abstract, introducción, argumento 1, argumento 2, argumento 3, número n de citas en tal idioma y tal otro, conclusiones y referencias bibliográficas. Es decir, ¿qué van a hacer cuando el trabajo completamente mecánico y falto de creatividad lo hagan las IA? ¿Dejaremos la cerrazón y empezaremos a fomentar que los estudiantes tengan de modelo la escritura verdaderamente literaria?” (Giraldo, 2023) La de Julio Cesar Londoño, Carolina Sanín, Juan Villoro, Margarite Yourcenar, Michell de Montaigne, Frederic Nietzsche y otros tantos escritores excelentes.

“¿Podría considerarse un texto producido por Chat GPT como una co-creación?. En cierta medida sí, pues la escogencia del tema, la investigación previa, la recolección de unos testimonios, e incluso la estructuración del trabajo para impartir unas directrices a un dispositivo, fueron un acto de la voluntad y el esfuerzo humanos.” (Ocampo, 2023) Sin embargo, las preguntas “se me multiplicaron de modo casi geométrico, hasta llegar a una última, por ahora, que plantea en el fondo un interrogante este sí aterrador: ¿Necesitaremos en un futuro, cercano o lejano, aprender a escribir?” (Ibíd)

La Ché, 10 de abril de 2024

No sé si sea tan urgente, como asegura Harari, según Ocampo, que se exija para la IA una regulación equivalente a la de drogas y alimentos, pero lo definitivo sí es empezar a plantear, ojalá desde las universidades, uno de los debates más definitivos de la historia, sobre qué posiciones, fronteras éticas, líneas rojas, alianzas, renuncias, vamos a arriesgar frente a la presencia incontenible y avasalladora de la IA en todos los campos, pero sobre todo en el lenguaje y en la ESC. “La democracia es una conversación, y las conversaciones se basan en el lenguaje”, dice Harari y remata: “Si estoy teniendo una conversación con alguien y no puedo decir si es un ser humano o un AI, ese es el fin de la democracia”. Y de la historia, de la protagonizada por la especie humana.” (Ibíd)

En suma, entonces, a pesar de sus riesgos, la IA representa un cambio significativo en la educación, el arte y la ciencia, ofreciendo oportunidades sin precedentes para mejorar la enseñanza, el aprendizaje y los campos artísticos y científicos. Los estudiantes, los docentes, los creadores y los inventores que abrazan estas innovaciones encontrarán en la IA una herramienta incomparable para el proceso de la enseñanza y el aprendizaje, un aliado poderoso para enriquecer la práctica pedagógica, la creación y la innovación, en las que la capacidad de reacción será determinante para comprender la realidad de la IA “y rápidamente asumir posiciones claras y derroteros a seguir”. El llamado es para que todos los sectores, EDU, L, P y “Gobierno, adaptemos o construyamos nuevos roles, con una intención ante todo ética frente al uso de estas nuevas herramientas.” (Pájaro, 2024)

Asumirlo de manera consciente, sin resistencias, es el mejor camino que facilita la creación de contenido no sólo para redes sociales en las que TikTok, por ejemplo, tiene 1.218 millones de usuarios e Instagram 1.336 millones, sino también para facilitar la ESC, la creación artística e invención científica, pues la IA es enormemente valiosa para encontrar patrones en grandes cantidades de datos y pronto “tampoco será necesario sentarse en el ordenador a clasificar notas. Si les dejamos, los dispositivos físicos de IA, grabarán y documentarán nuestra vida. La misma tecnología que nos sepultará en datos también se ofrece a rescatarnos” (Rodríguez, 2024) para devolvernos la mirada.

Rescate dudoso y mirada engañosa porque esa tecnología está diseñada con unos algoritmos que nos pueden dejar sin el trabajo de la ESC; tendríamos, entonces, con el autor Julio César Londoño (2023) y otros colegas como Hernán Borja dedicarnos sólo a leer, una actividad más divertida, más civil, menos pedante que la del escritor. Pero la IA nos privaría de transitar por el prado maravilloso de la ESC; sabemos que cada día pensamos y vagamos por ese prado, deambulamos de acá para allá, entre el verde prado de la ESC y el placer incomparable de la rueda ingeniosa de la lectura. Esa es la forma de caminar de nuestro pensamiento, por ahora afortunadamente la IA “no es capaz de pensar. Solo es posible pensar con el cuerpo. Con la emoción, con el sentimiento.” Leemos y pensamos a través de la ESC. Lectura y ESC, una vez más en su doble sentido bello que nos ayuda enormemente a la hora de pensar: “Toda belleza es paradójica. Sin esa paradoja no existiría belleza alguna.” Nosotros aspiramos a esa belleza que se consume en la verdad relativa de la sagrada inteligencia natural tan hermosa como la inteligencia secreta de las plantas que abordaré en otro texto.       

INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA

  • Alexa (2024). ¿Qué es inteligencia artificial? Esta fue la pregunta que le hice a este “asistente virtual desarrollado por Amazon, utilizado por primera vez en el altavoz inteligente Amazon Echo. Está disponible en inglés, alemán, español, japonés, francés e italiano.” (Google.com)
  • Diaz, Luis Elquis (2024). Inteligencia Artificial en la educación. El Pilón, Valledupar, publicado el 21 de abril en https://elpilon.com.co/inteligencia-artificial-en-la-educacion/
  • elespectador.com (2024). El periodismo contra ChatGPT y similares. El Espectador, Bogotá, publicado el 7 de enero en https://www.elespectador.com/opinion/editorial/el-periodismo-contra-chatgpt-y-similares/
  • Fernández de Lis, Patricia (2024). Brad Smith, presidente de Microsoft: “Debemos tener una manera de ralentizar o apagar la inteligencia artificial”. El País de España, Madrid, publicado el 20 de febrero en  https://elpais.com/tecnologia/2024-02-20/brad-smith-presidente-de-microsoft-debemos-tener-una-manera-de-ralentizar-o-Iapagar-la-inteligencia-artificial.html
  • Giraldo Medina, Sebastián (2023). ¿La Inteligencia Artificial reemplazará a la teoría literaria? El Espectador, Bogotá, publicado el 5 de julio en https://www.elespectador.com/el-magazin-cultural/la-inteligencia-artificial-reemplazara-a-la-teoria-literaria/
  • Londoño, Julio César (2023). La máquina de versificar. El Espectador, Bogotá, publicado el 14 de abril en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julio-cesar-londono/la-maquina-de-versificar/
  • Ocampo Madrid, Sergio (2023). IA, ¿y escribir para qué? El Espectador, Bogotá, publicado el 2 de julio en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/sergio-ocampo-madrid/ia-y-escribir-para-que/
  • Pájaro López, Jacqueline (2024). La inteligencia artificial es el presente. El Universal, Cartagena, publicado el 28 de abril en https://www.eluniversal.com.co/opinion/columna/la-ia-es-el-presente-OE10419546  
  • Rico Arboleda y Leidy Estefanía (2024). Bill Gates reveló cuáles serán los únicos tres empleos que no serán reemplazados por IA. El Tiempo, Bogotá, publicado el 19 de marzo en https://www.eltiempo.com/cultura/gente/bill-gates-revelo-cuales-seran-los-unicos-tres-empleos-que-no-seran-reemplazados-por-ia-3325769
  • Rodríguez, Delia (2024). Un segundo celebro idiota. El país de España, Madrid, publicado el 30 de enero en https://elpais.com/opinion/2024-01-31/un-segundo-cerebro-idiota.html
  • Sampedro, Javier (2024). La caja negra del pensamiento. El país de España, Madrid, publicado el 1 de marzo https://elpais.com/opinion/2024-03-02/la-caja-negra-del-pensamiento.html
  • Stella, Giovanni (2023). Una IA útil para todas las personas y para el mundo emprendedor. El Espectador, Bogotá, publicado el 2 de diciembre en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/columnista-invitado/una-ia-util-para-todas-las-personas-y-para-el-mundo-emprendedor/
  • Wasserman, Moisés (2024). Leyes para la inteligencia artificial. El Tiempo, Bogotá, publicado el 22 de marzo en https://www.eltiempo.com/opinion/columnistas/leyes-para-la-inteligencia-artificial-332694812:00 A.M

12 respuestas a «INTELIGENCIA ARTIFICIAL: BIENES Y RIESGOS»

  1. La tecnología debe ser el medio, no el fin, la generación actual, no leen, no memoriza no investigan, no razonan, todo lo encuentran masticado en los medios, su sistema mental cada día se oxida más, son como robot revestido de carne humana, absorben todo lo que un sistema les quiere dar, tragan entero; en fin, no son proactivos. La tecnología es buena, el mal uso la hace ser mala. Pero la Palabra de Dios dice que sus hijos tenemos la mente de Cristo…

  2. Albert Einstein dijo: El día en que el hombre se deje absorber por una máquina se convertirá en un bobo. El ser humano mientras siga razonando será perenne su pensamiento…Con está revolución de la tecnología tal vez el futuro se apodere de tal hecho…

  3. Un buen ensayo, sin duda. Hay algo que, desde la dicotomía a la que fui sometido voluntariamente como ingeniero y torpe aprendiz de escritor desde hace poco más de cinco lustros, llama poderosamente mi atención. Dice Leidy Rico en su artículo sobre las predicciones de Bill Gates, que «También, los trabajos que se actualicen y realicen tareas junto a la IA, pueden continuar en vigencia, lo mismo ocurre con las profesiones relacionadas con la energía y la tecnología». Las energías de todo tipo apuntan a su conversión a través de procesos termodinámicos en otros tipos de energía, siendo la energía eléctrica la predilecta por su versatilidad. Mas no se ven avalanchas de estudiantes inscribiéndose en esta carrera: aún existe una reducción simplista de lo que implica trabajar con electricidad y la importancia que ésta tiene para el desarrollo económico y social de una región, un país. Y con conocimiento de causa sé que los modelos matemáticos que sostienen la electrotecnia son tremendamente más complejos que los de otras ingenierías, razón que lleva a muchos a desertar de su objetivo.

    En resumen, el saludable «punto medio» que propone la legislación europea termina dejando de lado la propia necesidad de enfrentar al hombre al mar profundo del conocimiento y muy posiblemente, terminemos siendo testigos de una rebeldía a través de personas y organizaciones que se rebelen contra las mismas máquinas virtuales que les han facilitado la vida a muchos. Incluyéndome.

  4. En Facebook e Instagram aparecen cursos para aprender a manejar ChatGpt y otras expresiones de la IA. El valor ronda entre 2 y 3 millones de pesos, después de dar unos contenidos gratuitos. Dónde está la Academia, dónde está el Estado, dónde están el periodismo y la literatura. Es un negocio y falta una mirada crítica y transformadora, una mirada que permita mantenerse en la ética, en la honestidad. Esa es mi invitación.

  5. Lo único cierto y seguro es que en un futuro no muy lejano (que yo no viviré); las calles estarán inundadas de transeúntes mayoritariamente robots y pocos transeúntes humanos, esa será la realidad y algo más.

  6. Gracias a la capacidad creadora del ser humano para imponerse sobre la superficie planetaria ha creado todo tipo de herramientas para dominar y controlar todas las cosas dándole propiedades humanas como el hablar, hacer operaciones complejas. ¿Será que la vida se puede crear artificialmente? ¿Una máquina puede ser un ser vivo que puede remplazar al se humano como especie? Lo cierto es que la tecnología sí se ha creado para ir remplazando las actividades que el ser humano realiza en el campo de la producción. Como la inteligencia artificial es un invento inducido para realizar las actividades de un humano en los ejercicios de la vida social, ¿es más fácil controlar una cosa artificial que una sociedad humana? En fin, ¿qué es lo que buscan los creadores de la inteligencia artificial?

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