GABO, GABA Y LAS CATO

El nobel le puso el nombre, pero no el apellido

Ana Bejarano Ricaurte (2022)

¿Será que Gabo nos dio Cato por liebre?

Oscar Alarcón (2022)

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, las citas anteriores me sirven de umbral para entrar en la chiva del pasado 16 de enero cuando se informó al mundo del gran secreto de Gabriel García Márquez, de quien se conoce su prodigiosa obra literaria y la historia de su vida, pero solo hasta este año se reveló la noticia de una hija fuera de su hogar con una amante. Una síntesis explicativa de ello y de sus aduladores, contradictores y críticos ecuánimes es lo que ahora nos convoca: esenciales temas convocantes que involucran la familia y sus dramas las cuales me han obsesionado por muchos años, especialmente en el caso de un escritor cuyos motivos centrales son el amor y el poder. El amor, dijo, siempre ha sido un sentimiento terriblemente peligroso, con grandes riesgos.

La noticia fue dada al mundo por el periodista y escritor Gustavo Tatis Guerra (2022) en el periodico El Universal de Cartagena, en donde el Nobel colombiano inició su carrera periodística -la cual culminó en El Heraldo de Barranquilla y El Espectador de Bogotá- y en el que se informó que García Márquez tuvo una hija hace treinta años por fuera de su matrimonio con Mercedes Barcha. Según la crónica de Tatis, Gabo sostuvo un romance con la mexicana Susana Cato y de aquel suceso nació Indira Cato, retoño garciamarquiano del que solo su círculo más cercano sabía, el cual calló por lealtad, discreción, respeto y evitar impertinencias.

“Al igual que mi madre, mi papá tenía la firme convicción de que nuestra vida familiar debía ser estrictamente privada”, dijo Rodrigo García Barcha, el hijo mayor de la estirpe macondiana, que considera el silencio como una herramienta frecuente en su interior para callar la infidelidad del padre, quien era sumamente discreto en los comentarios sobre su vida privada. Ciertamente, esa privacidad siempre se mantuvo, pero uno se imagina a la Gaba “poniendo en la balanza la desilusión, la tristeza, la frustración, la rabia, la impotencia y el dolor de mujer traicionada con la necesidad y la importancia de mantener el escenario admirado y rentable que habían construido como pareja.” (Ortiz, 2022)

“Era mucho lo que estaba en juego. Por supuesto que hubo negociación con Susana Cato.” (ibidem) De seguro que la revelación de la existencia de Indira fue un cataclismo familiar del que solo se habló a través del tenso y complejo reino de las leyes y de los abogados; operadores de justicia de los cuales uno esperaría que entendieran y aplicaran el enfoque de género para ayudar a cerrar la brecha de género que aún existe.

De acuerdo con Tatis, el columnista e investigador social Dasso Saldívar, el gran biógrafo de Gabo y autor de El viaje a la semilla, el secreto más guardado de García Márquez empezó a llegar como un rumor hace más de ocho años, poco después de su muerte en 2014, pero la ética de un investigador y un biógrafo era confirmarlo. Y cerca de ocho años “un colega de toda solvencia me confirmó la existencia de Indira”, precisa Dasso, quien tuvo el privilegio de conocer por primera vez la preciosa fotografía conmovedora de la niña sentada en las piernas de Gabo. “¿Quién es esa niña que mira el brillo de los ojos de ese hombre otoñal?”, se preguntaba. Es la imagen de un padre amoroso y dulce ante su pequeña niña, el secreto más delicado y guardado en la vida del escritor. “La sonrisa de felicidad que tiene Gabo con su niña en las piernas ¡no la olvidaré mientras viva!”, Tatis Guerra le dijo a Dasso Saldívar, quien, al conversar con el historiador angloparlante Gerald Martin, el otro gran biógrafo de Gabo y autor de Gabriel García Márquez: Una vida, le preguntó quién debía contar semejante noticia.

Casi al tiempo, continúa Tatis, la noticia llegó a Cartagena con el mismo impacto de un rumor en plenos funerales del hijo de Aracataca. Un día nos llamó desde Madrid Dasso Saldívar para decirnos: “Es una noticia demasiado grande como para darla desde un despacho”. Temía que el secreto se revelara como un escándalo entre la jauría de periodistas del mundo. Pero pactamos que había que asimilarla y “contarla bien, con mucho respeto desde el principio”. El secreto cayó sobre mis hombros, mientras los dos biógrafos del gran colombiano se preguntaban quién la iba a contar. Y los dedos me señalaron con discreción, reveló el cronista monteriano y residente cartagenero en el texto citado; por eso y acaso porque solo Tatis Guerra podía presentar aquel hecho mágico con una prosa semejante a la de Gabo, que enseguida fue traducida a varios idiomas. Sin embargo, Gerald Martin (2022) afirma tener “una relación respetuosa con Saldívar, pero sólo nos hemos visto tres veces en la vida y nunca a solas. Yo jamás habría participado en semejante discusión o negociación, por varias razones, y debe de haber algún malentendido. Ni él ni Tatis se pusieron en contacto conmigo en las semanas y meses previos a la revelación.”

Sea como sea, lo cierto es que fue Gustavo Tatis Guerra el que lanzó el bombazo noticioso que “desató un interesante debate sobre la relevancia e interés público” de la infidelidad matrimonial de Gabo y la consecuencia de ese pecado que “sacudió al mundo entero e impuso la conversación sobre un puñado de temas: la paternidad no reconocida, el legado de un gigante literario, las herencias y el robo de la identidad de los hijos no reconocidos.” (Bejarano, 2022) La noticia despertó además una crítica ecuánime y dos hordas caricaturescas: los lagartos y las canceladoras.

Para completar la noticia hay que decir que el mejor novelista colombiano conoció a la mexicana -nacida en mayo de 1960 en el Distrito Federal- cuando se inscribió en el Taller de Guiones que dictaba Gabo en la Escuela de Cine San Antonio de los Baños -Cuba- (ella tenía entonces 33 años menor que él). Fue una de sus alumnas más aventajadas, “cuando propuso argumentos sobre historias de amor en la escuela de cine. Junto a su maestro y Eliseo Alberto Diego escribió la serie fílmica Con el amor no se juega (1991), dirigida por Carlos García Agraz, José Luis García Agraz y Tomás Gutiérrez Alea. Y también creó el argumento del cortometraje El espejo de dos lunas, dirigido por Carlos García Agraz, con guion de García Márquez.” (Guerra, 2022B) Además, ella participó junto a Gabo “en el guion sobre María. Como corresponsal de la revista Cambio en México, entrevistó a García Márquez y tituló su reportaje: En Colombia, el escritor no tiene más remedio que cambiar de oficio. Susana publicó entre 2019 y 2020 dos libros: Ellas. Las mujeres del 68…, una serie de entrevistas a mujeres que vivieron este momento histórico, con prólogo de Elena Poniatowska y el libro Issir. Retrato hablado de un migrante iraquí (2019).” (ibidem)

Y en cuanto al nombre de la hija del gran narrador colombiano y la escritora y cineasta mexicana, fue Gabo su autor al quedar sorprendido por la llamada telefónica que le hiciera Indira Gandhi, la primera jefa de Estado en felicitar al escritor por su premio Nobel en 1982, quien había leído fascinada ‘Cien años de soledad’ y lo había invitado a India durante tres días de 1983 cuando el “aura de Indira hechizó al escritor” y “tuvo el pálpito tremendo de que aquella mujer se parecía a las mujeres de Aracataca”; luego de este encuentro, Indira lo invitó a India nuevamente, pero ella fue asesinada el 31 de octubre de 1984 en Nueva Delhi. El mago de Macondo quedó desconsolado con aquella noticia, pero el nombre de Indira prevaleció en su memoria, como un nombre lleno de luz y coraje. Por todo eso Indira fue el nombre escogido para su hija, aunque antes en alguna entrevista él había dicho que si volvería a nacer tendría una hija que nombraría Virgina en homenaje a la gran escritora inglesa, pero es evidente que al final prevaleció el aurea y coraje de Indira y su parecido con las féminas cataqueñas.

Hoy Indira Cato es una joven productora de cine con “una profunda y coherente visión social, ética y estética del cine. En 2020 ganó una quincena de premios con la producción de su primer documental Llévate mis amores (2014), dirigido por Arturo González Villaseñor, con guion de ambos. Estudió Literatura Dramática y Teatro en la UNAM. Ha publicado críticas de cine en la página web Butaca Ancha. Participó con éxito en la segunda edición de la Muestra Estatal de Cine Coahuila, 2020. Trabaja en el documental Las hijas del maíz, sobre un grupo de parteras de Chiapas.” (Guerra, 2022B) En su primer documental está esa visión socioética porque nos presenta unas patronas que “son unas mujeres que llevan casi veinte años dando auxilio a los viajeros desventurados que cruzan en tren por Veracruz, el estado que abraza el golfo mexicano.” Este filme “cuenta la historia de esta organización comunitaria, que asiste con bolsas de comida, consejo, cuidados de salud e incluso la defensa de los derechos humanos a los migrantes abandonados a su suerte.” Esta película “es una galardonada historia sobre las dificultades de la migración, de la pobreza apabullante y de la más desprevenida solidaridad humana. Es también la narración de una maternidad fugaz, en la que las patronas, por un solo instante, se convierten en momentáneas cuidadoras de estos viajantes a la deriva.” (Bejarano Ricaurte, 2022) “Los tratan como hijos”, cuenta Indira en una entrevista para el Festival de Cine de Celaya.

Indira Cato, la hija de Gabriel García Márquez con Susana Cato.

Así, las Cato han forjado su destino a pulso y se han convertido en reconocidas cineastas y escritoras de México. Sin dudas, ellas dos mujeres interesantes y comprometidas con el mundo en que viven. Al parecer, no han necesitado de la figura del patriarca para ubicarse en el sitial en que hoy se encuentran. Ciertamente, “Indira jamás ha reclamado el apellido de su padre, quien no la reconoció públicamente, pero mantuvo su amorosa paternidad en secreto. Indira lleva el apellido de su madre, Susana Cato, y no el de su padre, Gabriel García Márquez.” (Guerra, 2022B) Que se sepa públicamente, Susana tampoco ha reclamado nada.

En cuanto a los problemas familiares de una hija extramatrimonial, de seguro ella fue un cataclismo emocional para Mercedes y sus dos hijos -Rodrigo y Gonzalo- y, por supuesto, para toda la familia, “pero los García Márquez apenas supieron de ella, la acogieron con la calidez y el cariño de ser miembro de la estirpe. Sin embargo, esa acogida también les generó conflictos con Mercedes. Nada de lo que había ocurrido podía destronar el esplendor de la epopeya de amor que Mercedes y Gabo habían forjado a lo largo de 57 años de matrimonio” (Guerra, 2022B); por eso, aquello se convirtió en el secreto mejor guardado del escritor y su familia. Sabemos que la Gaba “hablaba poco, y no porque fuera una mujer sumisa; todo lo contrario, era como muchas matronas del Caribe que ejercen control sin aspavientos y dominan el mundo desde una mecedora a punta de bembeos, miradas y ceños fruncidos.” (Ortiz, 2022)

Pero el cataclismo emocional de la opinión pública no se queda atrás del familiar, ha habido de todo. Veamos: “La zalamería insulsa alrededor de la noticia es inexplicable. Bueno, no. García Márquez estuvo rodeado de aduladores incansables y por eso no sorprende que la historia de la hija que escondió fuese contada y comentada con la intención de exculparlo, casi endiosarlo de nuevo.” (Bejarano, 2022) A pesar de que Gustavo Tatis Guerra es un buen escritor y un gran periodista, miren lo que dijo en el texto de El Universal: “el genio literario más grande de Colombia ante el mundo está ya por encima del bien y del mal, y todo lo que hoy pueda revelarse de él solo reconfirma su espléndida humanidad y su infinita grandeza que se agiganta cada vez en el universo, más allá de su muerte. Lo secreto no puede perder el sentido profundo de lo humano. El corazón de un hombre y el corazón de una mujer. La delicada intimidad de un genio como García Márquez.” ¿Es necesario un nuevo ejercicio de idolatría para rememorar esta parte de su historia?

Sin dudas, el hecho de esconder del público “a una hija es un acto reprochable que le robó a una persona su identidad y su historia familiar, al menos durante una parte importante de su vida.” (Bejarano Ricaurte, 2022) “La hija oculta”, “el secreto mejor guardado”, “el secreto más delicado y guardado en la vida del escritor”, “el gran secreto de Gabriel García Márquez”: realmente indigno porque Indira, como cualquier hijo, mereció la atención paternal integral máxime cuando «la vida es corta y el tiempo y las fuerzas limitadas.»

Para otros, hipócritas y moralizadores, la infidelidad del nobel también es un asunto censurable. Pero se equivocan “las voces que llaman a tachar a Gabo, a lanzarlo a la hoguera y a repudiar su obra, porque erró en un asunto de su vida personal que de repente adquirió trascendencia pública. Cancelar a García Márquez es una estupidez, un imposible y un despropósito. Se puede admirar el talento de un escritor y al mismo tiempo entender que era un ser humano en cuya vida privada, como es apenas natural, tomó decisiones equivocadas. ¿Solo se puede leer y apreciar a los perfectos, a los ídolos? ¿Acaso cancelar a Gabo traerá justicia a las mujeres olvidadas de la historia?” (Bejarano, 2022)

“Y qué cosa complicada resulta la cancelación. Se convierte en una graduación de la falta cometida y de la grandeza de lo que se pretender anular. Es como un sistema de puntos en el que se pone en la balanza la gravedad de la ofensa versus la importancia de la persona o de la obra que se busca borrar…Son dos caras de la misma moneda que parten del mismo concepto del dios, del intocable. Y ambas también olvidan el aspecto silenciado y maltrecho: a Indira y a su madre. Incluso a Mercedes, quien murió con ese secreto doloroso. Por supuesto, prima la historia del patriarca. Ningún cubrimiento, supuestamente periodístico, ha resuelto las preguntas más trascendentales. Por ejemplo, ¿recibirá o ha recibido Indira lo que le corresponde en términos económicos? ¿Cuál será su relación con sus hermanos medios y sus sobrinos? ¿Qué sabemos de su mamá, y qué quiere ella contarnos? Nos enteramos de que el nobel la llamó Indira en honor a la única mujer que ha ejercido la jefatura de Estado en la India. Le puso el nombre, pero no el apellido” (Bejarano Ricaurte, 2022) a pesar de lo dicho y a pesar de que ella `heredó las cejas negrísimas de su padre, y la mirada profunda de quien atraviesa las cosas con solo mirarlas` y que, `como parte de la estirpe de los García Márquez, ha venido a este mundo a contar historias`.” (Samper, 2022) 

Al parecer, continúa Ana Bejarano, Indira sí se ha dedicado a contar historias de mujeres; de señoras periféricas y silenciadas. En la entrevista sobre el documental de las patronas reflexionó sobre sus privilegios y la carencia de ellos para los migrantes mexicanos: “La diferencia entre ellos y yo es la cuna donde nacimos —dijo—. A mí me tocó una familia con una base mucho más sólida”. Querámoslo o no, “el devenir de los hechos ha puesto el foco sobre Indira. Ojalá pronto podamos entender esta historia desde su lente.” (Bejarano, 2022) Desde el lente de Indira y también desde el lente de su madre Susana Cato.

Entonces, “en la biografía oficial del autor más reconocido e importante del país ya no se dirá que tuvo dos hijos, Rodrigo y Gonzalo, sino que se dirá que tuvo tres, dos varones y una hija, Indira, de la que se supo solo años después de la muerte del patriarca.” A propósito de patriarca, el patriarcado “es un sistema de dominio, imbricado en las estructuras sociales, completamente incrustado en nuestro inconsciente colectivo, que subordina lo femenino… todo se construye alrededor de la familia patriarcal, donde al patriarca, como al dictador, nadie lo cuestiona o lo confronta.” (Castillo, 2022)

Es evidente pues que tener “una hija fuera del matrimonio no tiene ningún misterio. El problema está en esconderla, negarla, convertirla en un secreto y fingir que no existe. El reproche está en no cuidarla, acompañarla, alimentarla y darle un nivel de vida igual al de los otros hijos, herencia incluida. Eso, no importa cómo quieran endulzarlo en nombre del aporte de Gabo a la cultura, es machismo» (Castillo, 2022) en que los hombres adúlteros viven una doble vida, viven dos veces, y las mujeres engañadas viven media vida. (Sanín, 2022) De todos modos, el patriarca, como tantos personajes que cartografió en su obra, ahora es objeto de análisis humanístico pues se confirmó el rumor de ese amor contrariado.

Creemos y validamos a las familias y sus historias y apoyamos a todos sus miembros que han salido a contar sus experiencias. Como marca basada en una visión positiva del núcleo familiar, creemos que la seguridad y la confianza son básicas y todo lo que se aparte de ahí es inexcusable. El hecho de que el Nobel haya tenido una hija extramatrimonial a la edad de los 62 años, nada “tiene que ver eso con el genio literario que retrató a Colombia ante el mundo, con el maestro de las letras, el cine y el periodismo” (Bejarano Ricaurte, 2022); tampoco con el hecho de que Susana e Indira Cato sean dos reconocidas escritoras y cineastas mexicanas.

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, después de los pros, los contras y la ecuanimidad del examen del episodio de la paternidad secreta de uno de los grandes reporteros del siglo XX (celebridad idolatrada o aborrecida que no deja de sorprendernos ni después de muerto), lo único que yo espero como amante de su obra y vida es que todo siga saliendo bien para ambas, madre e hija; ellas son mujeres totalmente independientes y, seguramente, autodeterminantes. Nos incumbe suponer y aceptar que ellas decidirán qué quieren decir, qué secretos quieren guardar o si quieren callar totalmente. Por último, permítanme desearles, sencilla y sinceramente, todo lo mejor para que no se las lleve el viento: es hora de involucrarnos en la eliminación del “machismo estructural y ayudar a terminar esta dictadura del patriarcado.”

INDISPENSABLES MURMULLOS REFERENCIALES

10 respuestas a «GABO, GABA Y LAS CATO»

  1. Hola amigo Dairo. Te felicito por tan importante tema en tu escrito. No me parece justo sacar a relucir algo a la luz pública sólo para ganar popularidad. Jesús dijo cuando le llevaron la pecadora para lincharla. «El que se sienta libre de pecados que tire la primera piedra» y nadie lo hizo. Entonces, porqué viene alguien a hacer semejante bajeza, no hay derecho. La vida privada de las personas hay que respetarla, es reserva del sumario. Indira y madre, mujeres ejemplo de vida, supieron guardar su puesto, a pesar de tener todos los derechos del mundo, éso es estirpe, no se aprovecharon de las circunstancias. Muy importante tema, la sacaste del estadio. Un abrazo hermano. Tqm

  2. Gracias por compartir tus inspiraciones de un hecho HUMANO, apoyándote en otras miradas.
    Excelente pretexto para comentar.
    Habría mucho que revisar con más detalles.
    Por ejemplo:
    1. Lo que entendemos por Amor, si es terrible o peligroso. Son apreciaciones respetables. El amor es amor y no debe estar atravesada por los prejuicios de una cultura, que ha sido impuesta. Es la intención, esas intervenciones, de manipular las actuaciones de mujeres y varones.
    2. La Vida Privada, es privada y solo le compete a los involucrados en esa privacidad. Nuestra cultura, o sus representantes, se abroga el derecho de intervenirla.
    Como es privada, no cabe la palabra de que escondió o fue un error. Pudo haber sido una oportunidad de aprendizaje para Gabo y que expandió su existencia a cómo el quería vivirla.
    3. Grave me parece que se intenta poner de víctima a Mercedes. Ella fue partícipe, activa o pasivamente. Y no creo que en nada se debe ver afectado el amor que ellos se tuvieron. Lo vivieron a su manera y lo disfrutaron. Lo que es a los ojos de los demás, no es lo mismo que los involucrados viven. Los ojos de los demás analizan según sus prejuicios y su vivencias.
    4. Percibo que es un problemas de EGOS de quienes nos ponemos a analizar estas vivencias de otros, y que desconocemos cómo se dio en esa privacidad, en la relación con Susana, Indira, Mercedes y los dos hijos varones.

    La vida de Gabo seguirá siendo muy humana, intensa, la vivió como el quería y por eso seguirá Existiendo.
    Un abrazo Dairo !!
    Buen pretexto me diste !!!
    Gracias 🙏

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