FÚTBOL Y POLÍTICA

¡Amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, a pesar que “el fútbol es lo más importante de la cosas menos importantes” que se asocia con valores positivos como el juego limpio y la unión global, la política se ha metido en sus mundiales pero sobretodo en el de Catar por aquello de las denuncias de las violaciones a los derechos humanos en ese país árabe, el impacto de las protestas en Irán y las censuras de la Fifa; por eso, el objetivo de este texto es relacionar fútbol y política mediante la observación de algunos partidos y la lectura de algunos expertos sobre el tema.

“Un deporte espectáculo que convoca a diario a millones de aficionados en el mundo no puede ser ajeno a la política, que también mueve multitudes. Sus vínculos y desencuentros explican la memoria del fútbol. En los mundiales y sus sedes, en la organización de las copas internacionales o los campeonatos nacionales, en paralelo con las hazañas de los héroes de estos tiempos mediáticos, ronda la política. Por eso hay dirigencia deportiva y acción social alrededor del fútbol.” (Cardona, 2022)

Ahora bien, si es cierto aquello que el balompié recrea el estado de una sociedad, que pensándolo bien sí lo es, entonces el mundo de hoy sigue padeciendo como un fardo al mundo de ayer: sigue lidiando el machismo, el clasismo, la explotación, la marrulla, el desdén olímpico de unos cuantos encorbatados que –en la tradición de los curas y los militares y los políticos y los dueños del planeta– se resisten a dejar atrás ese mundo morcilludo en el que ellos viven y mueren por encima de la ley. (Silva, 2022) Sí, lo que está sucediendo en el Mundial de catar, es otra cumbre de la degradación por cuanto nada es ni ha sido tan grave como el desprecio de los dirigentes de la Fifa por los derechos humanos otorgándolo a Catar la sede del Mundial, lo cual indica que éste no escapa a ese lazo invisible corrupto.

Como el fútbol es un elemento clave en la geopolítica, el campeonato mundial que ahora se lleva a cabo no es una excepción. Recordemos que el otorgamiento del Mundial a Qatar “se materializó en diciembre de 2010, cuando se anunció que había resultado seleccionado, pese al favoritismo de Estados Unidos. Pero su escogencia estuvo llena de especulaciones y suspicacias. Incluso, en 2014, la prensa británica habló de un soborno de más de cinco millones de dólares pagados por el emirato con el fin de conseguir respaldos para su candidatura, la cual respaldó el expresidente francés Nicolas Sarkozy quien arregló para Qatar los votos de la UEFA  a cambio de que los cataríes le compraran aviones de combate y el PSG. Por múltiples motivos, esta designación no estaba en las cuentas de nadie. En primer lugar, por tratarse de un país sin tradición futbolística, como quedó demostrado el día del primer partido, entre Catar y Ecuador, cuando buena parte de los aficionados cataríes abandonó el estadio mucho antes de que terminara el encuentro” (Vladdo, 2022) que perdió al igual que los dos restantes, quedando para la historia como la única nación organizadora que pierde todos sus partidos.

Este mundial se otorgó al desértico país peninsular de antiguos beduinos y pescadores porque es hoy una nación poderosa donder reina “una monarquía árabe autoritaria cuyo peso específico en el mundo es su capacidad de generación y venta de energía. Son cerca de 313.000 qataríes y el PIB de su país es de 195 billones de dólares.” (Santos, 2022) Éste posee el medio de comunicación más importante del Medio Oriente, Al Jazeera, que tiene influencia en todo el mundo. Su peso político es muy grande, en especial en Estados Unidos y en Europa, dada su capacidad energética, que ahora se vuelve aún más crítica con la guerra de Rusia contra Ucrania.

La búsqueda del Mundial por parte de Catar “tiene una razón geopolítica, su competencia con el gigante de la región Arabia Saudita. Esa disputa los ha llevado a enfrentarse por objetivos políticos como la guerra en Yemen hasta el punto que sus enfrentamientos ya los llaman la nueva guerra fría árabe. Al Jazeera apoyó la Primavera Árabe; Arabia Saudita se opuso de manera férrea. Qatar apoya el grupo político Hermandad Musulmana, y Arabia Saudita no. Y finalmente, Arabia Saudita acusa a Qatar de ser muy cercano a Irán, la gran amenaza en la región, mientras Qatar siente que esa hostilidad de Arabia Saudita tiene como objetivo recuperar la hegemonía que tuvieron sobre esta península durante casi todo el siglo 20.” (Santos, 2022)

Como sea, pues, «Qatar, gracias a los oficios del oro (¿y del moro?) y que todo, si se tiene el poder del petróleo (oro negro) y de otras riquezas, se hace posible, fue el seleccionado (¿predestinado?), no por Alá, `el más grande`, gracias al poder despótico de una casta, de un régimen antidemocrático, que desde entonces pasaría a hacer parte del lenguaje cotidiano del orbe entero.” (Spittaleta, 2022) La Fifa se la jugó por Catar porque el poder del estiércol del diablo todo lo puede y lo ensucia. “El dios oro decide. Todas las oraciones para él, el bendito, el alabado.” (Ibíd) Así que en el otorgamiento de la sede del Mundial a Catar se demostró, de acuerdo con Julio César Londoño (2022), “que el poder es la única verdad y el oro el único” dios.

Alrededor de los derechos humanos, la Fifa, y en especial su presidente, Gianni Infantino, se ha equivocado terriblemente. «Qatar tiene una política exterior mucho más afín a Occidente y a las libertades, pero en su interior funciona como una monarquía absolutista árabe. Qatar no es Irán ni es Arabia Saudita. Pero a pesar de su modernidad y su progresismo en política exterior, en su interior es una sociedad tradicional árabe donde las libertades de las mujeres y el tema de libertad sexual tiene tremendas restricciones.”(Ibíd) Catar no es un país libre, por eso hay que juzgar a esa sociedad con una mirada crítica: no podemos aceptar lo que allí pasa con las mujeres o con la comunidad lgbtiq+, a ellas se les “maltrata y se prohíben relaciones homosexuales (se criminalizan y se tratan como ´daño mental´), entre otros vilipendios y afrentas.” (Spitaletta, 2022) También se supo por investigaciones periodísticas de la explotación infernal de los descastados, lo cual es expresión del nuevo esclavismo.

Siguiendo con la Fifa, las mujeres y las personas lgbtiq+, como bien lo dicen los alemanes, ella los extorsionó para que no se pronunciaran y decidió castigar a los equipos que expresaran en su banda de capitán temas de libertad sexual. Aunque la organización del evento se ha mostrado siempre en contra de estas manifestaciones en la Copa, a mí me encantó como los germanos protestaron contra la Fifa tapándose la boca durante el himno y como un aficionado se metió con la bandera arcoíris a la cancha durante el partido de Portugal y Uruguay. También me llenó de orgullo ver a los iraníes no cantar su himno en apoyo a la lucha de las mujeres de su país por ser libres, a los que pueden matar por ese acto inmenso de dignidad cuando regresen a su país.

Ahora recuerdo por Francisco Santos (2022) que cuando “Colombia hizo el Mundial Sub-20 tocó cambiar la ley para poder vender cerveza en los estadios. ¿Por qué ahora no le piden lo mismo a Qatar? Hay países de primera y de segunda para la Fifa, lo que dice mucho de cómo opera. ¿Fair Play? No, con billete se resuelve todo. La Fifa es una supraautoridad y no permite que los países se metan en sus discusiones o decisiones. No responden a nadie. Y es por no tener esos contrapesos que esta organización deportiva acabó pareciéndose más a una mafia que a una entidad que debería dar ejemplo. Lo peor es que no hay manera de que esta situación cambie. Todos maman de esa teta, y quienes llegan a dirigir las federaciones saben que o comen callados o dejan de comer.” Aunque queremos medidas que equilibren las cargas, el fútbol “reparte su influjo deportivo, económico y social. Pero invitada o no, se suma la política, porque hay un toque tribal que se exalta en la divisa o la ola nacionalista que crece en el mismo aire” (Cardona, 2022), aunque debería ser solamente la amistad entre los pueblos.

Lo que no se ve, por Nani (Adriana Mosquera). Bogotá, 26 nov 2022. https://www.elespectador.com/opinion/caricaturistas/magola/lo-que-no-se-ve/

Sabemos que Brasil inventó el juego bonito en el fùtbol e Inglaterra engedró sus reglas y que su primer mundial se realizó en Uruguay en 1930 y en la medida que éstos fueron sucediendo, ese deporte fue atrayendo multitudes, asunto que también lo fue acercando al arte de gobernar simultaneamente hasta convertirse la fiesta mundialista en un símbolo de poder politico, lo cual es expresión de una relación estrecha y clara; por eso ha habido polémica sobre algunas sedes pero nunca como la actual. Digamos solo algunos ejemplos históricamente sobresalientes que expresan la estrecha relación controversial entre fútbol y política en la que este deporte se ha usado para la protección de dictadores y el ocultamiento de diversas ignominias dejando de ser un deporte inocente: lo sabían, por ejemplo, Putin en 2018 y Mussolini en 1934. «Lo supieron los nazis. Y ciertos dictadores africanos. Lo supo la junta militar de Argentina 78, cuando los gritos de gol ahogaban los lamentos de los torturados y camuflaban a los miles de desaparecidos. Ya lo habían demostrado los represivos militares brasileños de 1970” (Spitaletta, 2022), a los que el rey Pelé complació con su genio.

En esta línea, a las denuncias de la represión de los derechos de las mujeres, las personas lgbtiq+ y la libertad de expresión, se suman otras violaciones que involucran de manera directa la organización del Mundial de Catar. “Se trata de las violaciones a los derechos laborales de cientos de trabajadores migrantes, en el marco de las obras que se realizaron para poder auspiciar la copa del mundo. En efecto, este evento deportivo ha sido catalogado como el más costoso de los últimos años (200 mil millones de dólares). Tan solo para la construcción de los estadios se invirtieron alrededor de 10 mil millones de dólares y se contrataron a miles de trabajadores migrantes provenientes de India, Bangladesh, Nepal, Sri Lanka y Pakistán” (Guarnizo y Angarita, 2022), que recibieron un pago menor que el de los ciudadanos cataríes por su trabajo y, con frecuencia, fueron sometidos “a situaciones que equivalen a trabajo forzoso, particularmente en sectores como la seguridad privada o el trabajo doméstico, donde se les niegan días de descanso bajo amenaza de descuentos en sus salarios o confiscación del pasaporte. Estos trabajadores tampoco tienen derecho a afiliarse a un sindicato y a menudo son víctimas de intermediarios que les exigen una comisión de entre mil y tres mil dólares como tasa de contratación. Esto los expone a ciclos de explotación casi imposibles de romper” (Ibìd): ¡He ahí el nuevo esclavismo!

En catar hay estadios construidos con sangre obrera. Según el periódico inglés The Guardian, citado por Reinaldo Spitaletta (2022), “6.500 migrantes murieron en las hechuras de las brillantes y pomposas obras que hoy son el templo del fútbol mundial. Qué importan los muertos, ni los innumerables abusos, si todo quedó resplandeciente, si las élites dominantes pueden reír y mostrar sus lujos, al tiempo que miles de familias lloran a sus ausentes. Qué importa si no hay libertades, si se vulneran los derechos de las mujeres, de los lgbtiq+, de los que quieren manifestar alguna antipatía por el todopoderoso emir, si los gritos de gol taparán el oprobio… En Qatar el fútbol con sangre entra. Un driblin, una atajada, un `túnel` (caño u ordeñada), un tiro en el palo, un gol, hacen olvidar las tropelías.”

Por todo lo anterior, en lo que lleva este Mundial, “Catar ha intentado obturar las constantes críticas a las violaciones de Derechos Humanos y a las restricciones de libertades fundamentales tan comunes en este país. Y para eso ha utilizado a la Fifa, a las amenazas del órgano rector del fútbol mundial, que por medio de sanciones en el juego mismo logró contener algunas muestras de rechazo.” (Amaya, 2022) Por fortuna, no todas como ya dijimos; faltarían mencionar otras como la de la exjugadora Alex Scott, ahora comentarista de la BBC, que llevó “el brazalete arcoíris One Love en la transmisión previa al partido entre Inglaterra e Irán, mientras que los integrantes de la selección británica pusieron rodilla en tierra para mostrar su inconformismo con el trato que sufre la comunidad LGBTI en Catar. El fútbol, al parecer, no es tan libre como se cree. De hecho, el brazalete lo iban a portar los capitanes de Inglaterra, Países Bajos, Alemania, Suiza, Francia y Dinamarca, pero la advertencia de una tarjeta amarilla y una multa económica los hizo echarse para atrás.” (Ibíd) Tampoco hay que olvidar “las pancartas de los hinchas en las tribunas con el mensaje Freedom for the woman (libertad para las mujeres), un reclamo unificado en otro país que, como Catar, sigue implementando la tutela masculina para que las mujeres puedan conseguir trabajo, incluso salir a las calles” (Ibíd) con rostro cubierto sin dar la mano ya que hacerlo es irrespetuoso, lo cual indica que ellas son tratadas como objeto hasta tal punto que un hombre puede casarse con varias.

Es claro, a los que manejan el poder les interesa el deporte de las grandes multitudes “como promoción de sus productos y como sometimiento ideológico.” Por eso, el balompié “ya no sólo es catarsis, también es negocio y si Dios es redondo, como asegura Juan Villoro, el fútbol también es un negocio redondo.” (Torres, 2021) Un símil certero “para referirse a la pasión que despierta el fútbol casi al nivel de religión entre personas de distintas clases, culturas y condiciones. Sin embargo, a juzgar por las violaciones de derechos humanos detrás del mundial de Qatar, parecería que el diablo también lo es.” (Guarnizo y Angarita, 2022) Así, el balompié, además de ser un deporte, se ha convertido en una industria del espectáculo y del consumo. No obstante, mucha “de la rebeldía social de los jóvenes, incluyendo por supuesto a las mujeres, es canalizada a través del fútbol donde se crean seres unidimensionales con pensamiento único.” (Torres, 2021)

Los petroislamistas de la monarquía absoluta de Qatar pareciera que han comprado la Fifa lo que a nivel mediático resulta infinitamente rentable, ellos quieren penetrar al mundo occidental por la vía futbolística. Infantino sigue usando la retórica colonial para defender a la hospitalaria monarquía absoluta que lo acoge. El colonialismo catarí es un hecho, por eso “ha invertido ingentes cantidades de dinero para difundir una de las visiones más cerradas y retrógradas de la religión de Mahoma en países donde la gente solía tomársela de forma más relajada, en lo que es un verdadero proceso de sustitución religiosa, cultural, apropiación del capital tanto simbólico como político de todos los musulmanes del mundo.” (El Hachmi, 2022) No obstante, Catar ahora también se ha proyectado como un monumento a la corrupción y a la violación de los derechos humanos en medio de la opulencia.

A pesar de la dirigencia misógina y corrupta en fútbol y política, esto no es óbice para reconocer que la seguridad del Mundial gatarí ha sido impresionante y el espíritu futbolero desplegado por los asistentes también ha sido apoteósico, pero no tan así las denuncias de las injusticias del mundo. De todos modos, las protestas registradas han sido significativas así como que hayamos visto seis arbitras asistentes en Catar, lo mismo que el periodismo deportivo femenino haya avanzado mucho: espacios que cada vez más las mujeres están ganando. Mas por el campeonato mundial, la invasión rusa a Ucrania, la hambruna que enfrenta Somalia, las cotidianas balaceras en los Estados Unidos y los problemas en el Perú, han pasado a un segundo plano. Incluso en Colombia, a pesar de los desastres de las inundaciones y el despiadado torrente invernal, las payasadas de la ultraderecha oposición ignorante y la matanza de algunos miembros de la Fuerza Pública y líderes sociales, la atención se ha centrado en Catar.

Entonces, el balompié “dejó de ser inocente hace años, y en su historial, con fascinaciones y milagros, trampas y teatralidades, hay un catálogo de desafueros y otras arbitrariedades. Más allá de los prodigios, de las gambetas y las florituras, de las atajadas espectaculares o de los goles que conducen a un orgasmo universal, el fútbol contrajo disímiles enfermedades, auspiciadas por los microbios del capitalismo y las ganas infinitas de plusvalías a granel.” (Spitaletta, 2022) Así, la Fifa, una transnacional privada con injerencia sin límites en lo público, “ha sido cómplice de distintos desmanes, además de propiciar corruptelas, coimas, sobornos y otra feria de desprestigios en muchos de sus afiliados. El Mundial de Qatar es una muestra de cómo el dios de los mercados, el gran señor don dinero que cantara el poeta, sirve para esconder un sartal de violaciones a los derechos humanos y despropósitos sin cuento contra los trabajadores. Amén de auspiciar regímenes dictatoriales, como pasa con el del emir Tamim bin Hamad Al Thani.” (Ibíd)

Ahora bien, como la Copa del Mundo de 2022 generará más de 6.000 millones de dólares en ingresos, esperamos con un optimismo pesimista que la Fifa, así como anuncia medidas contra Uruguay por su comportamiento en el Mundial e ilumina con drones el cielo de Doha para pedir por la recuperación de Pelé quien atraviesa problemas de salud, exija “a Catar que reconozca las violaciones de derechos laborales de los trabajadores migrantes y que tome las medidas más adecuadas para compensarlos a ellos y sus familias por los abusos cometidos durante los últimos años. Solo así podrá empezar a expiar su propia culpa en estos hechos, ser coherente con los valores deportivos que dice promover, y contribuir para que los valores del fútbol vuelvan a brillar por encima de sus pecados.” (Guarnizo y Angarita, 2022) Pero al final de cuentas, no se trata de hacer cosas imposibles: se trata de reversar concepciones ilógicas sobre la forma como hemos visto el manejo del poder durante años. Por honestidad, es indispensable extremar las precauciones para no sucumbir a la brutalidad del fútbol y a los tejemanejes de la política.

¡Amables lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, a pesar de la Fifa, el balompié “sigue siendo un deporte maravilloso… por muchas razones. Por ejemplo, porque se puede jugar casi en cualquier parte, porque para su práctica no se necesitan implementos especiales y porque sus reglas son sencillas… Por algo tiene tanta acogida en buena parte del mundo.” (Vladdo, 2022) Así, el fútbol “mantiene unos altos índices de popularidad, pese a toda la putrefacción que se ha destapado a su alrededor en años recientes, en particular en la última década, y que ha salpicado incluso a sus… autoridades…, empezando por el defenestrado presidente de la Fifa, Joseph Blatter, quien dirigió esa entidad durante 17 años, al cabo de los cuales tuvo que renunciar en medio de serias acusaciones de corrupción, incluida la supuesta manipulación para asignarle a Catar la sede del Mundial 2022.” (Ibíd) Si la Fifa “pretende ser percibida como una entidad no corrupta tiene que cambiar de cultura y aun con todo lo sucedido, no es fácil el cambio, pero es menester intentarlo a fondo…” (Pearl, 2022) 

En suma, pues, haber establecido la relación fútbol y política después de haber visto algunos partidos del Mundial y leído algunos expertos sobre el tema, me ha permitido afianzar la idea que el mundo es “un lugar complejo y plural, habitado por personas de diferentes culturas y colores, no solo de camiseta, y maneras de entender la vida y el balón.” (Reguera, 2022) También esto me ha permitido ver “el mundo en que vivimos, de la riqueza cultural y las injusticias, de la maravillosa diversidad y de quienes atentan contra ella porque anhelan un mundo homogéneo, feo, gris y sin arcoíris” (Ibíd) como la desafortunada Fifa y sus tejemanejes con el poder económico. Creo que en el juego del deporte y el entendimiento de la política el fútbol es un gran aliado y este Mundial una oportunidad; en el curso del mismo se ha hecho más evidente la libertad de expresión negada, la censura a críticas legítimas contra un sistema retrógrado, el poder del dios dinero que reina en Catar, país islámico con un régimen despótico e inhumano.

Lástima porque este deporte jugado por 22 bípedos implumes que patean una esfera de cuero sintético “es una actividad artística y moral. Quien vea un partido de fútbol con detenimiento encontrará momentos de belleza, de fealdad, de heroísmo, de cobardía, de narcisismo y, a veces, de poesía” (Giraldo, 2022), como efectivamente lo hemos visto y sentido hasta ahora en lo que va del Mundial de Catar, donde, en otras maravillas, “Argentina pasó del dios Maradona al Messi… as” (Alarcón, 2022), y entre otras sorpresas, fueron eliminadas las favoritas Alemania, Brasil y España. Albert Camus, ese filósofo de la moral, de la vida y la existencia, “afirmó que todo lo que sabía sobre los hombres lo aprendió del fútbol. Concuerdo con esa afirmación. El fútbol es la puesta en escena —a pequeña escala y en condiciones controladas— del drama de los seres humanos en este mundo” (Giraldo, 2022) y lo que él espera de la política es que sea el verdadero arte de gobernar con pulcritud y transparencia para que ese drama humano encuentre una salida real y el progreso signifique auténtica evolución humana.   

INDISPENSABLES MURMULLOS REFERENCIALES

7 respuestas a «FÚTBOL Y POLÍTICA»

  1. Plausible este gran texto del fútbol y la inmancable política (el Dios de todo acto),Lo negativo:la Corrupción y Barbarie con el pueblo…sigue cómo adalid el dinero…feliz navidad González.

  2. Plausible este gran texto del fútbol y la inmancable política (el Dios de todo acto),Lo negativo:la Corrupción y Barbarie con el pueblo…sigue cómo adqlid el dinero…feliz navidad González.

  3. Excelente artículo, que da cuenta sobre lo que es capaz «dios dinero» para permear todo cuánto se llame institucionalidad, particularmente la violación de los derechos humanos, que quedan sepultado en el colorido de una pantalla y la algarabía en la celebración de un gol.
    Felicitaciones amigo. Fuerte abrazo.

  4. Gran artículo. ¡Dio en el clavo cerrando el texto con Camus!

    Lastimosamente el entretenimiento que nos venden, no es más que la mascara de contentamiento que usan estas grandes corporaciones para generar dinero e imponer de modo indirecto su «nuevo esclavismo» lucrativo.

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