EL DICTADOR ESTÁ MADURO

Después de 40 años del título en educación, rindo gratitud a la profe samaria Elvia Escorcia -que siempre ha estado pendiente de la fecha memorable- y homenaje a la Promoción 1984 de licenciados en Filología e Idiomas de la Universidad Libre de Colombia; pero sobre todo rindo tributo a José Alfredo Jiménez Miranda, quien, al año de graduado y ejerciendo la profesión en Montería, falleció por una aneurisma cerebral: ¡Nunca te olvidaremos chipe porque ya vives por siempre en lo que somos! 

En medio de la “aldea mediática de titulares histéricos, condenas instantáneas y afirmaciones rocosas” acerca de lo que está sucediendo en Venezuela, me llamó la atención este titular que soñé: El dictador está maduro -que como amaericanismo se refiere a una herida o a un grano que está infectado, y como colombianismo se utiliza para referirse al fruto “`listo para recogerlo`, de lo contrario se pudre”-. En estos “tiempos de juicios y prejuicios acelerados”, pues, “vuelve a ser terapéutica la prudencia de escépticos” como Sócrates y Pirrón: “solo dudando adquirimos ciertas verdades, algunas certezas.” (Vallejo, 2024); además, cada vez es más frecuente que gente de todas las edades, en lugar de decir “esto es lo que yo pienso”, diga “esto es lo que yo siento”, y ni qué decir de la ubicuidad del “like” y el “don’t likeque opaca la parte sustantiva de la realidad, la que no depende de la mirada personal, la que es común a todos, la que no politiza ni relativiza lo que ocurre. (García, 2024) En este sentido, podría ser útil recuperar un toque de la herencia del pirronismo que “nos ayudaría a entender que no vemos el mundo como es, sino como somos.”

“Está comprobado que tendemos a creer las informaciones que afianzan nuestras convicciones —por infundadas que parezcan— y a cuestionar los datos que las rebaten –por sólidos que sean–. (Subrayado mío) En psicología lo denominan “sesgo de confirmación”, y documentan que se produce en todo el espectro ideológico, incluso entre quienes se enorgullecen de poseer una mente abierta y un insobornable sentido crítico. Más que el famoso “ver para creer”, parece que se trata de creer para ver.” (Vallejo, 2024) Entonces, como intentaré expresar mi visión de Nicolás Maduro Moros -NMM-, espero hacerlo ponderadamente con mente abierta e insobornable sentido crítico y sin ceguera ideológica por encima de todo.

A propósito de Venezuela, en abril 2/23 publiqué una semblaza sobre Hugo Chávez Frías -HChF-(https://www.dairogonzalezquiroz.com/leer/chavez-de-lo-finito-al-mito/) diez años después de su fallecimiento, quien hoy vive aunque su Patria está ahora muy maltrecha. Según la escritora e historiadora Inés Quintero, entrevistada por Alfonso Moleiro (2023) en El País de España, la muerte de HChF incrustó su mandato en los cuarteles militares y las estructuras del Estado venezolano y le dio paso al déspota ilusionista NMM, que ha consolidado su autocracia con el apoyo de las Fuerzas Armadas, pero en cuyas manos no solo erosionó el bienestar del país vecino sino también el arraigo popular chavista, así se haya hecho un esfuerzo enorme por profundizar y mantener viva su presencia. Ese fue el gran error de Chávez porque fue el sepulturero de su revolución. Maduro no era Chávez: no tenía su gracia, ni su carisma, pero buscaba imitarlo. La revolución bolivariana trabucada en un espejo aún más perverso de todo lo que denunció, de todo lo que dijo que combatiría; esto es: lo autoritario, lo fundamentalista, lo grotesco o populachero, lo populista y lo recalcitrante.  

Bastó que Chávez muriera para que buena parte del proyecto chavista comenzará a degradarse hasta llegar a su etapa terminal que hoy podríamos llamar proyecto «chavimaburrista». Porque el país ya no está «bajo la orientación de un político lleno de intuición y de compromiso sino de unos funcionarios que solo mostraron talento desde entonces para atornillarse en el poder; no para proteger a su pueblo (que tuvo que huir en oleadas, por millones, en una crisis agravada por las sanciones de los Estados Unidos), sino para utilizar la riqueza nacional como su salvoconducto político, peleando con un imperio pero hipotecándose a otros… Solo habían llegado al poder gracias a las virtudes de la democracia, y mientras vivió Chávez la honraron y la ampliaron, pero cuando el precio del petróleo se hundió y la campaña internacional de desprestigio arreció, y creció la inflación, empezaron a recurrir a la trampa para sostenerse, persiguieron a la oposición, inhabilitaron a sus candidatos, gobernaron con espíritu de secta, y para salvar un proyecto cada vez menos coherente, no vacilaron en sacrificar a su pueblo.” (Ospina, 2024)

El maldito régimen del dictadorzuelo Nicolás lleva años condenando a los venezolanos a una pobreza tan dura, a una inseguridad tan rampante y a una pérdida de libertades civiles tan dramática, que cerca de ocho millones de ciudadanos “han salido huyendo de su país destrozado. El fraude electoral más predecible del mundo, por lo menos para los que ya no teníamos ilusiones acerca de la transparencia de las elecciones, ha sido también el más doloroso; pues otros millones de venezolanos, que siguen viviendo en su país en condiciones más o menos deterioradas, contemplaron la posibilidad real de derrotar” (Vásquez, 2024) al sátrapa secundado por su Padrino y Dios-dado “jugando con sus reglas: era tan abrumador el rechazo al régimen, eran tan evidente en las calles el deseo de echar a los que han destrozado su país, que una oposición arrojada puso de lado las diferencias de otros años y participó en las elecciones aunque su candidata principal fue inhabilitada” (Ibíd) y aunque sus candidatos locales llevaban años siendo perseguidos, “y aunque el anuncio del resultado final estaría en manos de esa autoridad de guiñoles” que es el Consejo Nacional Electoral -CNE-.

Desde un humanismo clásico que defiende y lucha por la democracia con hombres de mente abierta e insobornable sentido crítico que confrontan las engañifas y la sanguinaria conducta de los dictadores de derecha o izquierda, reconocer todo lo anterior es normal. El tirano cantinflesco y sus esbirros perdieron las elecciones el pasado 28 de julio; “lo sabe todo el mundo. Es más: uno puede pensar que fue Maduro el primero en saberlo, salvo que es difícil hacerse una idea de cuánta información le dan al presidente los miembros de su nomenklatura mafiosa, que son los que mueven los hilos en la trasescena. De todas formas, eso va importando menos cada día: más importante es que lo sabe la oposición, que ha recopilado las actas que el régimen oculta con excusas entre infantiles y estúpidas; lo saben los Estados Unidos, que ya han dado el paso insólito de reconocer la victoria de Edmundo González; y lo saben, aunque no lo digan, varios líderes de la izquierda democrática latinoamericana. Ahora mismo tratan de que el régimen entre en razón, no sólo para evitar una catástrofe de fronteras para adentro, sino porque saben que sus propias suertes políticas están atadas de cierto modo a la suerte de Venezuela” (Vásquez, 2024), que entre otras cosas es el corazón de América.

El presidente chileno Gabriel Boric fue de los primeros en decirlo; y luego lo dijo Lula y ahora lo está diciendo Petro: “ha firmado el comunicado que pide una verificación imparcial de las elecciones y no caer en la violencia; y está bien que lo haya hecho. Tal vez se haya dado cuenta de que Colombia tiene mucho que perder si la autocracia corrupta y represora de Maduro se queda en el poder. Es más: de todos los miembros del vecindario, Colombia es el país que más sentiría los efectos secundarios de ese desastre. Los sentiría en su proceso de paz, que bien accidentado está ya, pero también en su economía y en su clima político.” (Vásquez, 2024) Una entronización del inquilino de Miraflores sería un regalo invaluable para los sectores más tontos de nuestra derecha” (Vásquez, 2024) y ultraderecha, “como ya lo ha sido para el histérico impresentable de Javier Milei y su cofradía internacional de populismos filofascistas.» (Ibíd)

Las recientes elecciones venezolanas “están todavía lejos de un desenlace claro, pero su efecto inmediato es un acelerado deterioro del conflicto político y social del país.” (elpais.com, 2024) La negativa del corrupto y represor de Maduro a mostrar las pruebas de su triunfo frente al opositor Edmundo González Urrutia -EGU- “ha agravado la crisis interna y ha desencadenado una reacción mundial que, conforme pasan los días, ha elevado la presión sobre el actual presidente desde distintos frentes, todos para exigir transparencia sobre el resultado de la votación.” (Ibíd) Por eso, USA y las potencias latinoamericanas gobernadas por la izquierda como Brasil, México y Colombia han pedido una “verificación imparcial” de los resultados. Igualmente, la Unión Europea solicitó desde el primer momento la publicación de las actas de votación en las que reside la única posibilidad de comprobar los resultados como una cuestión de humanidad por la dignidad del pueblo venezolano.

Aunque esas actas que tanto ha argumentado El chavista infectado también “le sirve para ampliar y justificar la represión salvaje que impulsa en las calles. La criminalización de la protesta y de las opiniones en redes sociales ha alcanzado una nueva y aterradora eficacia. La policía política llega a la casa de cualquier tuitero que trina “Fuera Maduro” y se lo lleva preso, sin fingir que aún quedan rastros del debido proceso judicial en Venezuela. A esos facinerosos que no creen en sus actas ya prometió encerrarlos en cárceles que construirá para reeducarlos, cual gulag ruso… Es tan absolutamente evidente lo que está pasando que ni el imperio yanqui, ni el capitalismo salvaje, ni las fallas electorales de otros países, ni las convenientes reflexiones sobre las insuficiencias de la democracia como sistema político, ni el zaperoco de las actas sirven para justificar el abuso de Maduro y su pandilla.” (Bejarano R, 2024) Las actas dan igual, lo que importa es ofrecer una excusa a quienes están empecinados en aplaudir su empeño autoritario y atrincheramiento al poder para joder y su negativa a conceder absolutamente nada.

“Además de las denuncias de fraude de la oposición, que asegura tener copias de las actas que demostrarían una victoria de su candidato por amplio margen y cuyas cifras no han sido desmentidas, las dudas se han multiplicado por la opacidad del proceso electoral. Lo certifican, por ejemplo, los observadores del Centro Carter, una de las misiones independientes que presenció los comicios, que emitió un demoledor informe cuestionando el carácter democrático de la jornada.” (elpais.com, 2024) También lo certifica la ONU cuestionando la no publicación de las actas y concluyendo que dichas elecciones no cumplieron las medidas “de integridad y transparencia”.

Cartones de Garzón, 04 de agosto de 2024 https://www.elespectador.com/opinion/caricaturistas/garzon/cartones-de-garz

El CNE, bajo el control mayoritario del inquilino indeseado de Miraflores y su camarilla, proclamó como ganador a Maduro horas después del cierre de los colegios. “Lo hizo anunciando unos números provisionales, con el 80% escrutado, que otorgaban al sucesor de Hugo Chávez una victoria con un 51,2%, siete puntos por delante de su principal rival.” (elpais.com, 2024) Pero según Julio Ortega (2024) la victoria fue para EGU ya que las matemáticas siguen siendo incontrovertibles, pues, con 25.073 actas (83,50 % del total) en manos de la oposición el resultado es: EGU 7.303.480 votos (67 %) y NMM 3.316.142 votos (30 %), una diferencia de 37 puntos, que no son cifras inventadas; son las actas que el Gobierno también tiene y por eso el CNE se niega a publicarlas, a pesar de que todo el país y la comunidad internacional se lo pide a gritos. Ciertamente, tres semanas después las actas siguen sin aparecer.

Por eso, enseguida del anuncio del supuesto triunfo del Chavista fascista, comenzaron las movilizaciones y, con ellas, la represión de las fuerzas de seguridad. Distintos organismos en defensa de los derechos humanos cifran los muertos entre 20 y 25 hasta el viernes 16 de agosto; además de 45 desaparecidos y decenas de heridos; más de 2.200 detenidos entre los que hay adolescentes, testigos electorales, periodistas y políticos; audiencias sin defensa y cargos arbitrarios por terrorismo; e incluso, él llega al extremo de prohibir el uso de Whatsapp o X con su intención de instalar un férreo control sobre las redes sociales, por medio del miedo y la intimidación. La lideresa de la oposición María Corina Machado -MCM-, que no pudo concurrir por estar inhabilitada, se refugió en un lugar seguro ante las amenazas de Maduro, quien dijo que tanto ella como EGU “deberían estar tras las rejas”. Pero ella reapareció el pasado 3 y 17 de agosto arropada por sus seguidores en otras multitudinarias manifestaciones de Caracas.

En este contexto, NMM y su círculo más cercano «han optado por atrincherarse. El Gobierno ha rechazado mostrar las actas de las elecciones, escudándose en un supuesto ataque informático lanzado, afirman, desde Macedonia del Norte, o en los desórdenes callejeros. Después, ha jugado la carta de la justicia. El presidente solicitó al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) una auditoría de las elecciones y afirmó que están dispuestos a entregar a esa instancia la totalidad de las actas. El gesto tendría sentido en un sistema con separación de poderes real, pero la máxima instancia judicial de Venezuela también está cooptada por el aparato gubernamental.” (elpais.com, 2024) El viernes 2 de agosto, NMM “compareció ante ese órgano judicial y fue ratificado como ganador de las elecciones ante la silla vacía de su principal oponente, que rechazó participar en el acto.” (Ibíd)

La maniobra de dilación en la publicación de las actas, “que a todas luces parece dirigida a ganar tiempo, se produce en medio de un clamor por la transparencia. Caracas respondió a la presión internacional con la ruptura de relaciones con siete Gobiernos latinoamericanos, entre ellos los de Argentina, Perú y también el de Chile.” (elpais.com, 2024) Maduro decidió, además, difundir un memorando de entendimiento con USA “alcanzado durante una negociación en Qatar el año pasado, irrelevante para la cuestión fundamental, que es quién tuvo más votos en las elecciones. Poco después el secretario de Estado, Antony Blinken, aseguró que cuentan con pruebas fehacientes de la victoria de González Urrutia.” (Ibíd) La actitud del régimen chavista, que parece decidido a considerar un ataque al Estado cualquier cuestionamiento del resultado electoral, desembocó el 3 y 17 de agosto en manifestaciones masivas en las calles convocadas por la oposición y contestadas por partidarios del chavismo.

No hay duda de que hubo fraude. Era obvio que el Maduro represor y su banda corrupta iban a ganar. Ellos “no tenían opción diferente a robarse las elecciones y quedarse en el poder como sea, porque saben que el día que salgan del Palacio de Miraflores y se acerquen a cualquier puerto fronterizo del planeta, les caerá la justicia internacional y serán apresados para que purguen sus crímenes.” (Bejarano G, 2024) Por eso, a duras penas, dejaron entrar como observadores internacionales al Centro Carter y a la ONU, “pero impidieron que se acercaran otras voces que habrían denunciado la farsa de unas elecciones adulteradas. La estrategia apuntaba a que entre menos ojos estuvieren presenciando ese asalto, mejor para la revolución bolivariana. Esa misma razón pesó para que no dejaran participar como veedores a otras personas procedentes de Europa y América, algunas respetables, pero muchos otros lagartos” (Ibíd) como la colombiana oportunista e inefable Martha Lucía Ramírez, ahora con ropaje de defensora de la democracia que jamás ha vestido.

“Resultaron premonitorias las entrevistas de Diosdado Cabello, el número dos del chavismo, y el ministro de defensa, el general Vladimir Padrino López, justamente en la antesala de que se conocieran los resultados amañados. (Negrilla mía) Amenazaron con usar la fuerza contra el pueblo venezolano si no se arrodillaban ante el tirano, que es lo que vienen cumpliendo a sangre y fuego, después de que el “bravo pueblo que el yugo lanzó” salió a las calles a defender el triunfo. Las detenciones y desapariciones de opositores crecen sin que la justicia haga nada porque está cooptada por el régimen. Los venezolanos perdieron hasta el miedo de morir y ser encarcelados, y por eso no los vencerán, ni siquiera porque Rusia y China apoyen al déspota” (Bejarano G, 2024); entonces, como la vida se ha vuelto “una novela de terror” para los vecinos, ellos, venciendo el miedo, están dando la pelea y hacienda “la tarea / de confrontarlo de frente, / con la esperanza valiente / que en el alma tintinea.”

No obstante, por muy lejana que parezca en estos momentos, la única solución viable para evitar más represión y derramamiento de sangre es una negociación; de ahí la propuesta de MCM: “Hay que hacerle entender a Maduro que su mejor opción es aceptar una negociación”, y que EGU le diga a Maduro: “Acepte lo expresado por nuestro pueblo”. Para que “esa hipótesis se concrete resulta clave el papel de las potencias regionales lideradas por referentes de izquierda” (elpais.com), como el brasileño Lula, el colombiano Petro o los mexicanos AMLO y Claudia Sheinbaum, “que son quienes conservan canales de interlocución con el atrincherado régimen de Maduro.” El diario español citado reveló el viernes 2 de agosto que los tres presidentes actúan de forma coordinada y coinciden en dos elementos centrales para reconducir la crisis: exigir al chavismo la publicación de las actas electorales y tratar de abrir una negociación directa entre Maduro y González, sin la presencia de Machado; aunque al final el 15 de agosto Lula y Petro, con el apoyo inicial y posterior reculada de Biden, propusieron un Gobierno de coalición transitorio y nuevas elecciones, ideas sin mucho fondo que fueron enseguida rechazadas tanto por el madurismo como por la oposición. De todos modos, todos los actores internos y externos dispuestos a mantener la cabeza fría deben poner de su parte en estas horas cruciales para sostener la presión y la oferta de diálogo y evitar que se enquiste la situación y se resuelva pacíficamente este conflicto venezolano.

Es claro que las cruciales elecciones presidenciales del pasado 28 de julio y las posteriores manifestaciones de respaldo a EGU y MCM fueron una demostración clara y contundente de que el pueblo no quiere más a Maduro y que hará lo necesario para que éste termine para cambiar el rumbo político del hermano país. Si hay reconteo de votos, al fascista de la supuesta izquierda venezolana le quedan los días contados. Pero la infinidad de maniobras para proclamarse ganador es un pésimo precedente que indica que el aberrante dictador sanguinario no abandonará el poder por la buenas demostrando que éste, contra todo toda crítica razonable, existe y aún persiste hoy en pleno siglo XXI. Pero el derribamiento de varias estatuas de HChF “es un símbolo de que el madurismo ya no rinde tributo al padre fundador del chavismo en Venezuela.” Maduro no es Chávez, es una afirmación que se usa en Venezuela para echar de menos al amado comandante eterno. “Durante años, el sucesor del mandatario buscó imponer su propia huella. Hoy lo ha logrado, desgraciadamente. Para lograrlo, descuartizó los ideales del padre.” (Reyes, 2024)

Entonces, “¿es posible que una dictadura celebre elecciones? ¿Cómo funciona el engranaje estatal que permite la fantasía de los comicios auspiciados por un régimen absolutista?” Son preguntas de Ana Bejarano R. (2024B) que nos vienen bien y que surgen al presenciar inevitablemente lo que hoy ocurre no solo en Venezuela, sino también en Rusia, Nicaragua, San Salvador, Corea del Norte e Israel. Además, ¿por qué se insiste que los regímenes de esos países son democráticos así persigan a su propio pueblo y, por supuesto, a opositores, escritores, periodistas e intelectuales críticos?

Según Juan Esteban Constaín (2024), en el siempre insuperable Diccionario de uso del español, de María Moliner -MM-, se define la democracia como un “sistema de gobierno en que los gobernantes son elegidos por los ciudadanos mediante votación”. Luego, MM se detiene en la ‘democracia cristiana’, la ‘democracia orgánica’ y la ‘democracia popular’, descrita así por esa señora que atesoró, ella sola, el mar prodigioso de su lengua: “Régimen basado en el sistema político de la Unión Soviética”. Sin embargo, aún existe la corriente política “para la que la democracia liberal y representativa no es sino una fachada del capitalismo y sus oligarquías, una coartada dictatorial y represiva para perpetuar el orden económico inmoral e injusto del capital.” (Ibíd)

Por eso, “la doble moral y la hipocresía innegables de todos los que viven desgarrados contra la tiranía y el despotismo pero que están dispuestos a justificarlos cuando los que los ejercen son regímenes cercanos a su corazón, a su ideario. (Negrilla mía) Acudiendo siempre, además, a una falacia que uno podría llamar en latín ‘peiores estis’: “Ustedes son peores, cállense que ustedes hacen lo mismo”. Como si invocar la perversidad ajena lo redimiera a uno de la propia.” (Constaín, 2024) Con ese argumento, muchos que siempre están predicando “unos valores que proclaman universales –la igualdad, la libertad, la justicia– los relativizan por solidaridad ideológica y se hacen cómplices de horrores que en otras circunstancias, si fueran perpetrados por sus contradictores, serían los primeros en condenar. Pero no siempre les repugnan los métodos oprobiosos del enemigo, no si son ellos los que los usan para sus brutales utopías.” (Ibíd) No les gusta la democracia que decía MM: les gusta, aún hoy, la de la Unión Soviética ostentada por Putin, la de Venezuela de Maduro, la de San Salvador de Bukele, la de Nicaragua de Ortega, la de Israel de Natanyahu o la de Corea del Norte de Kim Jong-Un. No importa que lleven tantos años sacrificando a sus pueblos y opositores. 

Retomando el cuento de las actas, es menester decir que ellas son las excusas sobre las que se justifica el robo de las elecciones por NMM y sus enchufados o cómplices. “Actas y enchufados han existido desde siempre: en la Argentina de Videla, en el Chile de Pinochet, en el Paraguay de Stroessner, en la Nicaragua de Somoza u Ortega…, en la República Dominicana de Trujillo, en el Salvador de Bukele y hasta en la Colombia de Rojas Pinilla. La Venezuela de Maduro hoy se sostiene sobre las actas que sirven de libreto para los enchufados y así hasta la próxima mentira.” (Bejarano R., 2024) Como están hoy las cosas parece que no se vislumbra una “salida digna” para Maduro. El asesinato de varios manifestantes, la detención de más de 1.200 disidentes y carcelazos anunciados para MCM y EGU confirman que El inquilino de Miraflores no está en plan conciliador. Está en el de atornillarse en el poder de la casa presidencial a toda costa.

Tanto el escritor William Ospina (2024) como yo, que siempre hemos defendido a Chávez, y lo consideramos un símbolo del alegre mestizaje latinoamericano que pasó al mito, siempre les dijimos a nuestros amigos chavistas que el principal error de aquel líder fue irrespetar a la oposición, y hoy no dudamos de que eso, que en él no pasó de ser un error, en manos de sus asediados herederos se convirtió en algo más oscuro y más codicioso. Tenían el deber de respetar a la oposición, tenían que aceptar el veredicto de las urnas, tenían que tener el valor democrático de abandonar el poder y de irse a la oposición si las mayorías electorales lo ordenaban, como lo hicieron siempre los peronistas en la Argentina. Así lo hemos expresado hace ya varios años. “Los acobardó perder el poder y a partir de ese momento empezaron a delinquir. Porque traicionar la democracia no es solo robarse un presupuesto, así sea con las mejores intenciones, sino robarse un país y el destino de millones de personas. Y el que lo hace lo vuelve a hacer, hasta que ya no puede parar. Y no dejará de escudarse en los más altos y nobles pretextos.” (Ibíd)

Venezuela en poder de los tiranos por Osuna,04 de agosto de 2024 https://www.elespectador.com/opinion/caricaturistas/osuna/venezuela-en-poder-de-los-tiranos/

Hace rato ya -continúa William Ospina- que Venezuela solo representa una esperanza para los usurpadores que se creen dueños de los pueblos y de su destino. Y yo, que no me arrepiento de haber apoyado a HChF cuando representaba una esperanza para el mundo, me siento hoy en el deber de señalar -en compañía de Ospina- a esos usurpadores como defraudadores de la voluntad popular. El resultado es trágico: al cabo de veinticinco años otra élite usurpadora ha convertido a Venezuela en su feudo privado. Hace rato ya que la fidelidad de los militares no la pagan como Chávez con mística y con juglaría sino en efectivo, con los recursos de la gente que sufre. Ese discurso de que “tenemos la razón y por eso no podemos perder”, aunque su proyecto tenga cada vez menos ideas y despierte cada vez menos entusiasmo, termina siendo el recurso de una camarilla que se cree o se finge redentora, para reemplazar la voluntad popular. Y el pueblo lo sabe.

Por eso y todo lo anterior los pobres están bajando del popular Petare, llorando de tristeza y de indignación. Y la legitimidad de una causa latinoamericana, que siempre tendrá la incomprensión y la adversidad de los EUA, no puede nacer de la aprobación de Rusia o de China, tan interesados en controlar los recursos mineros y energéticos -la cuarta parte de las reservas petroleras mundiales y las octavas reservas de gas del mundo- como el otro imperio, “sino de la voluntad y del corazón del bravo pueblo que siempre se supo sacudir de sus yugos, respetando la ley, y también el honor y la virtud.” (Ospina, 2024)

El déspota, corrupto e ilusionista de Maduro y sus adláteres tienen que saber que el pueblo no los quiere. Las huestes -algunas cultas e inteligentes- compradas, fanáticas, amnésicas e ignorantes que movilizan con los rezagos del chavismo y los recursos del Estado no tapan su impopularidad. “Y da tristeza y mucha rabia ver como a millones de venezolanos de todas las clases que hicieron largas filas para votar por un cambio se les arrebata la voluntad. Hace tiempo no se veía tan nítida radiografía de un robo electoral ni tan grosera perversión de un proceso democrático. Pero dicen que no hay mal que dure cien años ni pueblo que se lo aguante.” (Santos, 2024) Cabe esperar que el mal de NMM dure mucho menos, so pena de ver a Nicolás II -su hijo- encaramado en el trono.

Se sabe que la dictadura más larga en la historia de Venezuela fue la de Juan Vicente Gómez -JVG- quien gobernó por cerca de 30 años, “desde los inicios del siglo XX, gracias a una astuta toma del poder que se hallaba prácticamente vacante. Manejó el país desde su hacienda de Maracay, a 120 km de Caracas, convertida en poderosa fortaleza militar y sede de sus potreros y ganado. Convirtió a Venezuela en una hacienda grande que él manejaba como un patriarca. El escritor Rómulo Gallegos escribió en la prensa de ese momento que el ambiente que el dictador creó era un milagro político que le ofrecía al país “la única solución eficaz del complicado problema de nuestra nacionalidad republicana”. Acudió a muchas artimañas para enmendar la Constitución para quedarse en el poder y controlar el gobierno a su antojo. Fue tan hábil que cuando sufrió un colapso cardíaco… “no quiso” morirse sino en la fecha en que murió Simón Bolívar, el 17 de diciembre. Utilizó la fama de Bolívar como ahora que llevan y traen el calificativo de “bolivariano” para un régimen que no tiene nada del ideario del Libertador.” (Ferro, 2024)

Los opositores y los escritores críticos al régimen son perseguidos por los dictadores porque sus opiniones contra el poder se convierten en actividades de alto riesgo en los diferentes países donde actúan. Por eso, aquellos transforman sus máquinas de escribir en unas ametralladoras de letras. Ejemplos: El gran Burundú Burundá y El otoño del patriarca -1975- de los colombianos Jorge Zalamea y Gabriel García Márquez quienes se convirtieron en una “alegoría colosal del poder absoluto”, en una suerte de piezas sonoras para ser “declamada ante las masas” y en testimonio de un tiempo de atrocidades. (Spitaletta, 2018) Y, entre otros, lo mismo hizo en Guatemala Miguel Ángel Asturias con El señor presidente-1946- en el que habló de “los hijos orinados en el cementerio”, en Paraguay Augusto Roa Bastos con Yo el supremo-1974- quien dijo: “después de mí vendrá el que pueda”, y en Perú Mario Vargas Llosa con La Fiesta del Chivo (2000) quien estableció un “sistema del que solo podían ponerse a salvo los exiliados y los muertos”. Es obvio “que ninguna vida de ningún pueblo merece semejante infierno… Nadie merece ese desgarro. Nadie tiene por qué sonreír mientras los políticos más mezquinos del planeta fingen –en las narices de este mundo desdeñado– que escriturarse el poder es gobernar.” (Silva, 2024)   

En la nota periodística citada por Jesús Ferro, Rómulo Gallegos escribió que el prodigio de JVG fue “que ayer se habrían apiñado las multitudes airadas para derrocar el régimen tiránico, pero se agrupan hoy en patriótica jornada de civismo en torno al hombre en cuyas manos depositó la suprema voluntad de la ciudadanía”. Hoy es al revés: las dictaduras de Maduro, de Putin, de Natanyahu, de Bukele, de Kim Jong-Un y de Ortega saben cómo sobrevivir para no abandoner el poder despótico e inhumano que asesina, roba e irrespeta la inteligencia o la subversion de la razón mostrando cada uno su peor version alejada de la realidad y concentrada “en las huecas noticias del palacio o el cuartel. Por eso muchos terminan en manos de las pitonisas, buscando los provechos del más allá.” (Gaviria, 2024) Ellos están a punto de ocupar lugar de honor en el cuadro de dictadores de la narrativa latinoamericana o mundial.

Entonces, después de las elecciones del 28 de julio, en las que para los venezolanos y el mundo es claro que Maduro “fue derrotado, y ante la enorme demostración de rechazo del pueblo, la dictadura ha enloquecido en violencia y parece querer convertir a Venezuela en una nueva Corea del Norte, atrincherándose en el poder a punta de fuerza bruta, llevando a la cárcel a todo aquel que decida denunciar el fraude electoral.” (Ortega, 2024) Tan solo transcurrieron 12 horas del anuncio írrito del CNE, proclamando a NMM como ganador de las elecciones sin mostrar ninguna acta, para que los regímenes de Rusia y China emitieran unos comunicados donde no solo reconocían la supuesta victoria del estalinista tropical, sino que emplazaban a la oposición a aceptar los resultados. Luego de eso, se vinieron comunicados similares de Siria, Vietnam, Corea del Norte, Cuba y Nicaragua.

¡Amable lectores exigentes!, finalmente permítanme estas preguntas de Julio Londoño Paredes (2024) y Enrique Santos (24) que hago mías: ¿Qué otra mediación diferente a la de Petro, Lula y Obrador podría realizarse? ¿Repetir las elecciones como lo acaban de proponer Brasil y Colombia con el apoyo USA? ¿Hacer un gobierno con una junta cívico-militar? ¿Pactar un “Frente Nacional” al estilo de Colombia en 1956 o un “Acuerdo de Punto Fijo” como se hizo en Venezuela en 1958? ¿Qué puede venir ahora en Venezuela? ¿Golpe militar? ¿Levantamiento popular incontenible? ¿Intervención militar de EUA, que ya advirtió que se le “agota la paciencia”? ¿O la perpetuación de una dictadura cada vez más cerrada y represiva, que cuenta con recursos internos, apoyos externos y el respaldo de un cuerpo militar cooptado para sostenerse durante un buen tiempo? Es la perspectiva más probable a corto plazo e inclusive a mediano, aunque hay quienes opinan que lo sucedido presagia “el comienzo del fin” del fétido dictador. Tal vez así no sigamos “celebrando pantomimas electorales”. Antes las múltiples gestiones e interrogantes nacionales e internacionales sobre la crisis venezolana, estamos expectantes por su epílogo, que ojalá sea pacífico.

La Pilocatura, Valledupar, 17 agosto, 2024. https://elpilon.com.co/el-dictador-en-su-ley/

En suma, pues, en medio de marchas de la oposición y contramarchas del régimen sólo puedo desear con todas mis fuerzas que en los días venideros no acompañe a los venezolanos la noticia temible de la violencia ni mucho menos la sanguinaria guerra civil. Pues puede que el Nicolás ricachón y matón acabe siendo responsable de la sangre que él prometió. Definitivamente, no es fácil “que las dictaduras dejen el poder por las buenas y por las malas votaciones. Tienen un pasado hórrido y juran que tienen un futuro asegurado. El rechazo de ese pueblo al que tanto apelan es su gran pesadilla.” (Gaviria, 2024) Como sea, el dictador venezolano está Maduro demostrando con la crisis en su país “que ser de izquierda significa defenderse de los que usan el nombre también”. Así, resulta imposible “seguir creyendo en la pantomima de democracia” como si desde cualquier montaña “se pudiera avizorar aún algún rastro de ella.” Ojalá, entonces, que la fuerza del pueblo venezolano expresada en el voto y en la reserva moral que se demostró el 28 de julio, hagan que el régimen madurista, esa caricatura de una especie de pseudoemperador lleno de corrupción y crimen organizado, “se descalabre y así se abra un nuevo capítulo que… va a representar la caída del muro de Berlín en América Latina.” (Ortega, 2024)

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12 respuestas a «EL DICTADOR ESTÁ MADURO»

  1. ¡Excelente editorial!, ojalá la voluntad del pueblo venezolano refrendado en su intención de liberarse de NMM mediante el voto popular y la valentía de defenderlo más con capacidad que con espada, pueda hacer eco en los diferentes organismos y gobiernos internacionales para que les ayuden a libertar al su bravo pueblo del tirano dictador, que de paso nuestro país Colombia, sería una de la más beneficiadas indudablemente. ¡¡Qué viva la democracia!!

  2. Jamás un dictador será derrocado por el voto popular.
    En Venezuela se pasarán muchas penurias para lograr una efectiva y verdadera libertad; que logren dar paz, tranquilidad, seguridad, … , al ciudadano de a pie.

  3. Mi querido Dairo:
    ¡Cuánto me entristece el escenario político venezolano, que tan magistralmente has plasmado! Y, en ese macabro teatro, me apena y preocupa sobre todo la decepción con que algunos intelectuales sudamericanos aprecian el estado de salud de la democracia. Desde un humanismo clásico creo irrenunciable la defensa y la lucha por la democracia.
    Así, observa entrañable Dairo, cómo una política populista y ultraconservadora como lo es Ayuso, la presidenta de Madrid, utiliza el mismo eslogan que vuestro Julio Ortega en cuanto a la comparación de la caída del régimen venezolano con la del muro de Berlín. Puedes verlo en este enlace a la página de El País, aunque supongo que ya lo habrás leído tú mismo ¡Y es el caso que hace tan solo unos meses, utilizó el mismo referente para referirse a lo que ella considera el régimen sanchista!
    La diferencia es que aquí, en España, las actas de las urnas dieron una victoria al PP insuficiente para gobernar, pues la diversidad de nuestro país apostó por una mayoría parlamentaria que apoya al gobierno progresista. Y, siendo así, ¿Cómo puede utilizarse el mismo referente para ambas situaciones? ¡Relato! En este caso, relato que renuncia al rigor de los datos para echarse en brazos del populismo.

    En fin, mi amigo, esto es lo que tenemos, allá y acá. Como alguien dijo…¡malos tiempos para la lírica!

    1. Mi gran amigo y colega, lamento que, a pesar de las diferencias con Venezuela, eso mismo esté sucediendo en Madrid con una lideresa de derecha. Muy amable por tu lectura cuidadosa y acertado comentario que se convierten en una honrosa visita a éste, tu portal.

  4. El poder es tan complejo como el mismo ser humano. Muchos líderes y regímenes enteros, en nombre de la libertad, igualdad y la fraternidad modernas, esclavizan, someten a todo un pueblo. No importa si es de derecha o de izquierda, el poder corrompe y lleva a los más extremos maquavelicos. Un abrazo

  5. Los gobiernos de Dictadores son obsoletos, no tienen ningún Porvenir. Presta lástima tener un pueblo muy sufrido con tanta ayuda que otorgó a nuestros antepasados. Esa forma presentada de tomar el poder no es favorable para una sociedad que merece tanta garantía…

  6. Sesudo y sentido artículo. A propósito de ‘maduro’, solo conozco en Colombia el significado de ‘listo para recogerlo’, de lo contrario se pudre.
    Infortunadamente, los beneficios de que goza la clase castrense en Venezuela son tan altos que es difícil que algún sector esté en disposición de renunciar a ellos. La fierrocracia solo se combate con con armas, y la oposición no tiene ni alfileres. ¡Ojalá la presión internacional se manifieste con otros colmillos!

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