EL ARRASTRADIZO URIBE

In memoriam de Manuel Salvador Ayala Adíes, mi primo hermano del alma a quien un infarto le truncó prematuramente su vida, abogado colombiano con inmenso conocimiento jurídico tributario y gran referente laboral y humano en la Dirección de Impuestos de Bogotá. Y en memoria de Abel Rodríguez Céspedes, quien nos fue arrebatado por la terrible pandemia, El maestro de maestros que nos dejó huellas imborrables en la educación, en el sindicalismo, en la democracia y en la batalla por la justicia social: ¡Paz eterna en las tumbas de estos hombres imprescindibles!

¡Amables lectores reflexivos!, en medio de la avalancha de noticias y debates polémicos acerca de la hacienda por cárcel a El vílico del Ubérrimo, su renuncia al senado justo cuando la Corte Suprema lo llamó a versión libre por el proceso de la masacre de El Aro y sus entrevistas delirantes, permítanme reflexionar sobre lo bueno, lo para-dójico, lo feo, lo malo y lo terrible de este caso trillado.

En las horas de la tarde del 4 de agosto histórico me encontraba en nuestra biblioteca releyendo premonitoriamente El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez, cuando de pronto “La gran liebre” (mi esposa), que escuchaba con audífonos Caracol radio, saltó jubilosa de su escritorio de al lado: “¡Mijo, mijo, por fin, hijueputa, Uribe privado de la libertad!”. Enseguida, me pasó uno de los audífonos para que yo también en medio de la emoción siguiera escuchando los detalles de la noticia colombiana del año y tal vez de las dos décadas del siglo XXI: por primera vez en la historia de Colombia, un expresidente y senador en ejercicio es puesto en arresto domiciliario.

“La privación de mi libertad me causa profunda tristeza por mi señora (…) y por los colombianos que todavía creen que algo bueno he hecho por la Patria”, trinó enseguida El patriarca de la comarca adolorida pero querida. Él “solo siente tristeza: no vergüenza por su propia conducta presuntamente criminal que lo llevó a sufrir esa grave decisión –unánime, vale la pena resaltarlo– de los magistrados de la Corte Suprema. Es un mártir de la Patria. El patriotismo es el último refugio de los canallas, decía, en frase famosa, Samuel Johnson hace tres siglos. El expresidente Álvaro Uribe, me parece, es un buen ejemplo”, dijo Antonio Caballero (2020), pluma aguda e independiente del buen periodismo nada genuflexo al poder.

El rumor del asunto embarazoso de El canalla de la patria se había extendido desde una semana antes de la gran primicia, “pues los principales alfiles del uribismo salieron, en un ataque vehemente contra la justicia, a engañar con discursos de que la exguerrilla de las FARC estaba en el Congreso, mientras que Uribe podría ir preso. Incluso hablaron de un supuesto plan fraguado desde hace varios años en La Habana que consistía en enviar preso al exmandatario. Todo tipo de disparates, dignos de una comedia.” (Ávila, 2020). Y precisamente aquí está lo para-dójico del arrastradizo caso de El gran actor del sainete sangriento porque las razones de su captura, más allá de teorías conspirativas, fueron una investigación que él mismo pidió a la justicia. “Hace unos años, luego de un debate en el Congreso de la Republica que hizo el senador Iván Cepeda, en el que dejaba mal parado al expresidente por su cercanía en la formación de grupos paramilitares, Álvaro Uribe demandó a Cepeda, acusándolo de sobornar y manipular testigos, particularmente exparamilitares, para que declararan en su contra. En 2018, hace dos años, la Corte Suprema de Justicia determinó que Cepeda era inocente y anunció una investigación a Álvaro Uribe por falsos testigos…” (Ibíd.) Así las cosas, El jefe supremo de la guerra era investigado por lo que había acusado a El senador de la paz; como le salió el tiro por la culata, la indagación lo condujo finalmente a ser imputado por sobornos de testigos y fraude procesal.

Lo feo del caso trajinado de El preso más libre del mundo inicia cuando abre fuego contra la justicia y de paso rompe “un récord mundial: una entrevista de 2 horas y 38 minutos en vivo. Ni Fox News, la cadena de la ultraderecha en Estados Unidos, le ha dado tanto tiempo a Donald Trump.” (Coronell, 2020) El recluso libertino y bravucón como “protagonista de su plan político-mediático de defensa, luce disminuido e inseguro, y no precisamente por su desaliño físico, estudiado para inocular en los colombianos su imagen de víctima de las prácticas “mafiosas” de la Corte Suprema que lo “secuestró” y lo “condenó” con 5 votos de 5, de unos magistrados que, después de que estaban divididos 2-2 con un indeciso, como lo “adivinó” una de sus columnistas, ¡se dejaron manipular por Juan Manuel Santos para cambiar su decisión y tomarla por unanimidad!” (Orozco Tascón, 2020)

La prolongada entrevista “no logró una sola noticia, pero Uribe pudo ejecutar a sus anchas la operación de exterminio moral contra sus investigadores” (Coronell, 2020) a través de historietas desgastadas, inverosímiles e insultantes con la inteligencia de los espectadores que cree pendejos. “No sé en qué cabeza cabe que cualquiera, por influyente y poderoso que sea, pueda ser declarado inocente de las conductas delictivas que se le endilgan, a punta de labia y sin controvertir, con hechos, las pruebas en su contra. Pero en ello anda empeñado Uribe; también su partido, su bancada, sus periódicos, sus cadenas de radio y televisión y sus líderes de opinión que, en exacta coincidencia, repiten todos a uno idénticos argumentos en contra de la Corte” (Ibíd.) y a favor de El cínico mayor de Colombia, postura descarada frente a la que muchos como mi esposa abogada han reaccionado exigiendo —como debe ser— respeto a la autonomía e independencia de la Rama Judicial.

También es feo que el subpresidente Duque, El rehén de El rehén vip, se entrometa con “tono lastimero y patriótico en el Poder Judicial, dirigiéndose por televisión al país para pedir que la Corte Suprema ´replantee´ su medida de aseguramiento” (Caballero, 2020) contra El mártir de la Patria: “Como presidente –dijo El títere–, hago un llamado a la reflexión. Entiendo la independencia de poderes, pero espero que existan plenas garantías para que un ser humano íntegro ejerza a plenitud su defensa en libertad”. ¡Qué tal que estuviera en libertad!, pues creo que en la historia de Colombia no ha habido un detenido que haya gozado de más libertades que El rehén vip, quien la explota al máximo. Enclaustrado en su hacienda de 1.500 hectáreas, 34 veces más grande que El vaticano, “dispara trinos, escribe memoriales y cartas, convoca a periodistas simpatizantes, dicta entrevistas, ofrece declaraciones a radio y prensa, sacude las redes sociales, envía imágenes, divulga minucias como su número de arrestado, recibe homenajes virtuales y, siguiendo la ruta de su carrera, miente sin parar.” (Samper Pizano, 2020).

Además, cuando El de la bala frontal a la guerrilla de la Farc y el del corazón grande para las AUC hizo su defensa en libertad, también ante la Corte Suprema de Justicia, “fue para mandar que le limpiaran los zapatos. Pero su pasado no se limpia tan fácilmente como sus zapatos… Es un pasado marcado, como por hitos de culpa sucesivos, por denuncias penales por toda clase de motivos: desde la cercanía y colaboración con los mafiosos del narcotráfico hasta el apadrinamiento de masacres y la creación de grupos paramilitares, pasando por el espionaje ilegal a las Cortes y por la compra de votos –los de los parlamentarios Yidis Medina y Teodolindo Avendaño para el cambio en la Constitución que permitió su reelección presidencial–. Uribe tiene nada menos que once procesos abiertos ante la Corte Suprema, como senador, y no sé cuántos más ante la Comisión de Acusación de la Cámara, como expresidente. No sé si el de violación, denunciado a medias por una de sus antiguas subordinadas, figura entre ellos.” (Caballero, 2020) En fin, son 270 procesos en total que El Fujimori colombiano tiene ante la justicia.

Por todo lo anterior y por lo que enseguida cito de Sergio Ocampo Madrid (2020), El jefe supremo del Centro demoniaco sí “es un enorme peligro social porque él y los suyos hicieron emerger lo peor de todos nosotros como colectivo. Hablo del “sea varón”, tan ligado con el “todo vale”; el “plomo es lo que hay, plomo es lo que viene”; los “articulitos” que se cambian a voluntad, y las “jugaditas”; el “Noguera es un buen muchacho”; el “si los dieron de baja no sería por estar recogiendo café”, para justificar ejecuciones extrajudiciales; el “que no sea un falso positivo”, para restarle gravedad a la violación de una niña indígena por unos soldados; el “Santos va a hacer fraude en el plebiscito” (que ganó el No); el “estudien, vagos”; el “Cepeda es un senador de Farc”, etc., etc.” Hacer emerger lo peor de nosotros no es perverso en sí mismo, continúa Ocampo, “porque podría habernos puesto enfrente al espejo y obligar a mirarnos, un doloroso pero válido ejercicio; el problema es que, al mismo tiempo, él hizo todo lo posible para empañar ese espejo, para enturbiar cualquier debate, trastocar términos, confundir lo falso y lo cierto, a menudo con infundios que insultaban la inteligencia. Para la conciencia colectiva, en el mediano plazo, veo brutal e irreparable ese mensaje, por sexista, por violento, por amoral, de que lo único irreductible en un gobernante es que tenga pantalones, y que eso lo haga inimputable y le excusa todo lo demás.”

En esta línea, el problema de hoy en Colombia “no es el de que Uribe haya terminado preso en su finca de El Ubérrimo mientras Timochenko despacha desde el Congreso. Se equivocan: el gran problema de este país es la falta de compromiso con la verdad y su apego por las narrativas oficiales hechas a la medida de la impunidad del poder” (Duzán, 2020) despiadado y productor de ese miedo a la verdad que nos convierte en seres “estúpidos, adocenados y vulgares porque nos lleva a preferir la lobotomía a la lucidez, la felicidad a la justicia, la conveniencia a la certeza, la consigna al criterio”. (Antonio Altarriba citado por Duzán, 2020B) Y precisamente aquí está lo malo del asunto porque “Uribe el prestidigitador” es un experto en trucos, un embaucador, un ilusionista, un mentiroso o un titiritero. Muchos han ayudado a “Uribe el prestidigitador” a hacerse intocable, “al mismo tiempo que gran parte de su entorno ha estado o está preso, pues ´Uribe el titiritero´ siempre ha tenido la capacidad de que otros paguen sus culpas y de embaucar con ello a buena parte de la opinión pública.” (Robledo, 2020) Es evidente, pues, que él ha pasado de ser “Uribe el prestidigitador” al ser “Uribe el rey de las artimañas”.

“Pero lo malo no es que Álvaro Uribe sea malo. Sino que no está solo. ´Uribe no está solo´, rezaba uno de los varios anuncios amenazadores que en su defensa, y en previsión de que la corte no cediera a las presiones para enterrar el caso, aparecieron a toda página en una docena de periódicos e inundaron las redes sociales… ´¡Uribe no está solo!´, salieron a gritar manifestantes en Medellín y Bogotá, y así se pronunciaron en el Parlamento los elegidos de su partido… La enloquecida senadora Paloma Valencia lanzó un estridente llamado a la protesta, exigiendo la libertad de su jefe y proponiendo (una vez más) la convocatoria de una asamblea constituyente para reformar la justicia y, entre otras cosas, reducir las Cortes a una sola sala, más manejable.” (Caballero, 2020) Efectivamente, “Uribe no está solo, pues independientemente de lo que digan las encuestas sigue contando con el respaldo y la obediencia de ese medio país, o más, que eligió presidente “al que dijo Uribe” sin importar cuál ni cómo fuera. Lo defienden periódicos, cadenas de radio y de televisión, columnistas de prensa, arzobispos. Hay una gran agitación, y hay quienes amenazan con una guerra civil.” (Ibíd.)

Afortunadamente no se ha iniciado la gravísima guerra civil, pero puede que “la violencia se agudice” como lo estamos viendo con el actual incremento de asesinatos de líderes sociales y el recrudecimiento de masacres de niños y jóvenes –“vergonzosamente llamadas homicidios colectivos” (Caballero, 2020B)- tal y como lo previno amenazante la otrora periodista y hoy ferviente activista del uribismo mesiánico; además, ella agregó: “Si a Uribe lo ponen preso, les doy una pésima noticia a sus malquerientes: no se acabarán los problemas que tiene Colombia. Tampoco llegará la paz que todos deseamos.” (Vicky Dávila citada por Gómez Pinilla, 2020) Por supuesto, que no llegará la tranquilidad porque El Presidente eterno del mal y su séquito encabezado por el subpresidente Duque están volviendo trizas en medio de risas macabras el histórico Acuerdo de paz entre el Gobierno de El Nobel Santos y la guerrilla de la Farc.

Lo terrible del caso arrastradizo de El héroe de las hierbas del pantano es que él, “como Escobar, quiere arrodillar al país” (Gómez Pinilla, 20), pues es pieza fundamental en uno de los grandes problemas de Colombia que insisto con Duzán consiste en la falta de compromiso con la verdad y su apego por las narrativas oficiales hechas a la medida de la impunidad del poder. Éste es un país orwelliano, donde la mentira oficial (no importa el tamaño del ridículo que traiga consigo) “busca crear una realidad paralela que a través de la reiteración del discurso llegue a volverse dominante.” El poder despiadado en Colombia “no es capaz de detener la mano criminal de ninguno de los suyos. No tiene partidarios, sino cómplices a los que no se puede castigar, así incendien, así maten.” (Ramírez, 2020) En fin, si enviar a una cárcel de 1.500 hectáreas es un sinsentido, “lo es más aún enviarlo con todos los pertrechos para que presione, torpedee, erosione legitimidades, siembre cizañas con ayuda de unos personajes de bolsillo, incluido un presidente. Es el único preso en el mundo que tiene esas prerrogativas; es el único reo en el mundo que a voz en cuello proclama y exige una reforma a la justicia.” (Ocampo Madrid, 2020) No hay dudas, entonces, que El preso más libre del mundo con sus arrebatos a la justicia y la renuncia al Congreso con sus deliriantes declaraciones verborreicas sirven para reafirmar su voluntad de querer vernos postrados antes sus pezuñas de Jinete desbocado de las Convivir.

Contrario a lo anterior, lo bueno es que la detención domiliciliaria “ha servido para que el uribismo dimensione su verdadera realidad. También, para que los colombianos se den cuenta que, a pesar de todo, la democracia en el país funciona. Pero, sobre todo, para entender que nadie puede estar por encima de la justicia y de la ley.” (Avila, 2020) A pesar de la uribista práctica nazi de desprestigiar a sus jueces porque para los culpables los jueces son los malos, “hay que apoyar irrestrictamente a la Justicia y a su Corte Suprema”, nos exhorta sin titubeos y con espontaneidad nuestra gran Liebre.

Amables lectores reflexivos, permítanme terminar estas notas con estos versos:

El Señor de los delitos, ahora más que nunca, necesita ocultar
y dialéctica de amores y odios revanchistas necesita enrostrar:
Como terroristas a quienes lo critican, califica, persigue y atiza
para vengarse de santismo e izquierda que tanto mortifican
Además, Constitución cambiar para afianzar criminal poder
y sus enormes líos judiciales y los de sus esbirros resolver.

¡Pueblo colombiano!,
recuperate y ten en cuenta a Gaitán:
“Las palabras de concordia y paz
no deben servir para ocultar
sentimientos de rencor y de exterminio.”

¡Pueblo colombiano!, recupérate y descubre
con Jorge Eliécer a los que en el Gobierno
y afuera la verdad ocultan, “…ellos serán
señalados con el dedo de la ignominia
en las páginas de la historia.”

A pesar del fracaso de la política tradicional
y a pesar del marasmo e impunidad nacional,
aún en el temple de la bondad humana creo:
Reciedumbres Auténticas del Universo,
Faros de la Humanidad, Pueblos Aguerridos
y Almas de Líderes inmolados hay que invocar,
para la patria mancillada pero querida salvar.

Sobre El Vílico del Ubérrimo con esbirros y corte,
ojalá todo el peso justiciero caiga implacablemente,
para una democracia real y un país decente construir
Y como el ave fénix, se levante de sus cenizas
al ver a El Dictador verdaderamente enjaulado.

Únicamente así la paz inaplazable y el deseado
e impostergable mundo posible podemos lograr
para del sentido glorioso de la vida disfrutar
y del derecho inalienable a morir con dignidad.

REFERENCIAS

  • Ávila, Ariel (2020). El expresidente Álvaro Uribe: preso. El País de España, Madrid, publicado el 11 de agosto en https://elpais.com/opinion/2020-08-11/el-expresidente-alvaro-uribe-preso.html?event_log=oklogin&o=cerrado&prod=REGCRART
  • Caballero, Antonio (2020). Uribe no está solo. Semana, Bogotá, publicado el 7 de agosto en https://www.semana.com/opinion/articulo/uribe-no-esta-solo/692296
  • ____(2020B). Juegos semánticos. Semana, Bogotá, publicado el 29 de agosto en https://www.semana.com/opinion/articulo/juegos-semanticos/697961
    Coronell, Daniel (2020). Uribe vs. Uribe. Los Danieles, columnas sin techo, publicado el 23 de Agosto en https://losdanieles.com/daniel-coronell/uribe-vs-uribe/
  • Duzán, María Jimena (2020). Uribe preso vs. Timo en el congreso. Semana, Bogotá, publicado el 7 de agosto en https://www.semana.com/opinion/articulo/uribe-preso-vs-timo-en-el-congreso/692687
  • (2020B). “El pensamiento crítico es la mejor arma del periodismo para salir de su crisis”. Apartes del prólogo de su libro Para qué escribir. Semana, Bogotá, publicado el 22 de agosto en https://www.semana.com/nacion/articulo/maria-jimena-duzan-lanza-su-nuevo-libro-para-que-escribir–colombia-hoy/695858
  • Gómez Pinilla, Jorge (2020) Uribe, como Escobar, quiere arrodillar al país. El Espectador, Bogotá, publicado el 19 de agosto en https://www.elespectador.com/opinion/uribe-como-escobar-quiere-arrodillar-al-pais/
  • Ocampo Madrid, Sergio (2020). Uribe, un preso muy libre. El Espectador, Bogotá, publicado el 24 de agosto en https://www.elespectador.com/opinion/uribe-un-preso-muy-libre/
  • Orozco Tascón, Cecilia (2020). De Uribe a Uribe: Colombia sin salida. El Espectador, Bogotá, publicado el 19 de agosto https://www.elespectador.com/opinion/de-uribe-a-uribe-colombia-sin-salida/
  • Ramírez, Sergio (2020). Entre Orwell y Kafka. El País de España, Madrid, publicado el 18 de agosto en https://elpais.com/opinion/2020-08-18/entre-orwell-y-kafka.html
  • Robledo, Pablo Felipe (2020). Uribe, el titiritero. El Espectador, Bogotá, publicado el 19 de agosto en https://www.elespectador.com/opinion/uribe-el-titiritero/
  • Samper Pizano, Daniel (2020). Uribe: un rehén vip. Los Danieles, columnas sin techo, publicado el 23 de agosto en https://losdanieles.com/daniel-samper-pizano/uribe-un-rehen-vip/

6 respuestas a «EL ARRASTRADIZO URIBE»

  1. Sin duda una excelsa y exquisita radiografía del hecho histórico de darle detención, así sea domiciliaria, a un siniestro personaje que ha convertido la ley en un papel higiénico. Decantado un poco los ánimos alrededor de esa noticia, asistimos a un nuevo escenario: La CSJ pasó el expediente del «señor de las sombras» a la Fiscalía. Y el caso quedó en manos de un personaje de ese ente, cercano al susodicho. Hace poco dicho Fiscal, le negó la libertad, en razón, según éste, a que esa decisión la debe tomar un juez. No obstante, estas decisiones pegadas a la ley, mucho pensamos que no van a derivar en una condena por el delito que se juzga. Delitos que son múltiples, como dice el amigo Dairo, y que hasta ahora están durmiendo en los archivos de entes inoperantes y afines a estos sátrapas.
    Amanecerá y veremos, dice un refrán popular, para tener algo de certeza sobre un proceso que debió estar rodeado por la ponderación y la calma, pero que los aulicos y fanáticos de este dantesco personaje, convirtieron en un circo ruidoso y pestilente para presionar su libertad.

    1. Maestro Perea, usted se luce un vez más actualizando y complementando este artículo, que por su misma naturaleza lo necesita. Mil gracias por ello y continué enriqueciendo este blog que también es suyo,

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