EGIDIO: ÚNICO REY AL CUADRADO DE LA PROVINCIA

A Eder Polo, el gran guacharaquero eterno de La Provincia

¡Amables lectores exigentes!, como todos ustedes saben, el pasado lunes 21 de octubre murió el acordeonero Egidio Rafael Cuadrado Hinojosa -ERCH- a los 71 años por numerosas dificultades respiratorias que sufrió durante dos años a causa del covid 19 en Bogotá, ciudad en la que vivía desde 1979 con su familia. Después del despliegue masivo de la noticia en los mass media y haberse escrito algunos textos sobre el fallecimiento del famoso artista, he aquí una peculiar biografía concatenada que nos transporta enseguida a La Guajira donde nació en 1953.

Según Félix Carrillo Hinojosa, gestor cultural y primo hermano de la criatura que puso en peligro la vida de su mamá Cristina Hinojosa porque al ser llevada de urgencia al hospital de Villanueva, «los médicos determinaron que el tifo en grado extremo que padecía ponía en riesgo ambas vidas. Los especialistas estaban en la disyuntiva de salvarla a ella y no al bebé. Al final, corrieron el riesgo de salvarlos a los dos. La fragilidad del recién nacido y el tratamiento al que fue sometida hicieron de la madre y el hijo una sola vida”. (Casañas, 2024)

Una sola vida -imposible decir lo mismo de su padre Agustín Cuadrado- que siguió en su apacible Villanueva amada al lado de sus hermanos Herberth, José y Dina Luz –quien contraería matrimonio con Rafael Escalona (RE) y se convertiría en musa de numerosas canciones vallenatas-. En su ambiente villanuevero, lo que siguió después en la vida de ERCH fue una odisea para tocar el instrumento esencial de la música vallenata poseído en su humilde hogar por su hermano mayor, “quien cuando se iba a la sierra dejaba guardado como un tesoro su acordeón de dos hileras. Egidio burlaba la seguridad y sin instrucción alguna imaginaba enfrentar al diablo… Sin embargo, no siempre pudo tomar prestado el acordeón de su hermano mayor, por eso muchas veces fabricó el suyo. Con hojas de papel, una cabuya de plátano y unos rotos que le hacía al papel, fantaseó ser Francisco El hombre”, le cuenta Félix Carrillo al periodista Joseph Casañas Angulo.

Después de los seis años y en vista de esas ganas de aprender a tocar, su mamá le compró un acordeón que se convirtió desde entonces en su gran felicidad que nunca soltó y estuvo con él hasta el final de sus días. Por eso en alguna ocasión dijo: “Ese, el acordeón, es mi desayuno, mi almuerzo y mi cena. Es mi vida. Sin él sería imposible vivir”; al igual que no pudo vivir sin dejar de dejar de comer malanga con bocachico. Su formación continuó escuchando la radio que ponía música vallenata, parapetándose a la usanza de un juglar “empezaba su sonsonete de siempre. Así aprendió a repetir las melodías hasta el cansancio de ‘La múcura’, ‘La piña madura’ y ‘Así soy yo’.” (Ibíd) De esta forma, medio a escondidas y medio con golpes, aprendió los aires tradicionales del vallenato que son paseo, merengue, puya y son.

Desde pequeño, “él y sus hermanos demostraron que tenían las condiciones para destacarse en una tierra de cantores, donde se habla como cantando y pululan los poetas populares, acordeoneros, percusionistas, guitarristas y bajistas para hacer de esa vieja música folclórica de trovadores una expresión popular que llena estadios, suena en las emisoras comerciales e identifica a Colombia en muchos lugares del mundo.” Y así, Egidio siguió tocando, riéndose y hablando parcamente, sin dejar de ser ese campesino humilde y dicharachero villanuevero.

Él inició pues la carrera musical en su natal Villanueva donde participó en los concursos de acordeones del Festival Folclórico Patronal en sus inicios, evento que antecedió al Festival Cuna de Acordeones, en el cual también participó en ese municipio hasta que en 1973 en Valledupar se corona Rey Vallenato Aficionado del Festival de la Leyenda Vallenata y graba algunos LP con distintos cantantes, como Julito Morillo. En 1985 obtuvo la corona de Rey Vallenato Profesional. Años más tarde se unió a Carlos Vives -CV- y La Provincia, agrupación en la que estuvo 30 años, y a la telenovela Escalona de Caracol TV.

Por eso, es difícil hablar de Egidio sin hacer referencia a Carlos, su compadre de alma y corazón, quien una tarde de 1985, cuando al samario lo conocían como “Gallito Ramírez” por su interpretación en la novela homónima también de Caracol TV: “él cantó conmigo tres canciones: La casa en el aire de RE; Ausencia de Santander Durán Escalona, y El cantor de Fonseca de Carlos Huertas. Puedo decir que desde aquella parranda arrancó todo lo que nos llevó años después a estar en la maravillosa serie de televisión Escalona”, recordó CV en entrevista precisamente con Noticias Caracol. El vínculo entre ellos “se fortaleció con el tiempo. Estuvieron juntos en los buenos y malos momentos de la vida, siempre acompañados de la música que los unía como dos amigos íntimos que podían hablar, cantar y escribir durante horas… Cuadrado acompañó a Vives en el acordeón y viajaron por decenas de países, hasta que la salud del acordeonero comenzó a debilitarse.” (Suárez, 2024)

Con un grupo selecto de músicos vallenatos e incluido el Rey del 85, su compadre amado “empezó a mirar el inmenso caudal de música caribeña colombiana que tenían compositores como Escalona, Emiliano Zuleta, Leandro Díaz, Juancho Polo Valencia, Chema Gómez, Alejandro Durán, Sergio Moya, Armando Zabaleta, Luis Enrique Martínez, Calixto Ochoa, Carlos Huertas y Adolfo Pacheco, entre otros, y lanzó el álbum Clásicos de la Provincia, de 1993, que fue un golazo artístico y comercial, al punto de generar, por un lado, un sinfín de imitadores que creyó que metiendo una guitarra eléctrica y una batería a temas viejos ya hacía “innovación”…, pero, al tiempo, inspirar a otros que quisieron investigar a profundidad las músicas colombianas y darles un lenguaje contemporáneo.” (Baquero, 2024)

Pero el proyecto de CV iba más allá, y, a pesar de que su disco era “de estudio” “y no de una banda orgánica, fue con el álbum La Tierra del Olvido, de 1995, que pudo presentar una agrupación constituida que sumó la presencia de pilares importantísimos como Iván Benavides, Mayte Montero y el productor Richard Blair, lo cual le permitió a Egidio Cuadrado, que no era el capitán del equipo, pero sí un elemento muy importante que estaba listo para aportar cuando se necesitara, explayarse libremente con su acordeón, pues, además, el trabajo se grabó “en bloque” y el taller de ensayo y error que se inventaron salió muy bien. En este álbum, además, hubo algunas canciones nuevas que se mezclaron con las clásicas que también se nutrieron de otros ritmos como la cumbia, la champeta y el porro de banda, con lo cual Egidio siguió demostrando sabrosura, calidad y versatilidad.” (Ibíd)

Esto convirtió a ERCH en una figura reconocida, pues si bien la principal figura de la agrupación era, por supuesto, CV, “nunca podía faltar la estampa criolla, sonriente, con sombrero vueltiao y ojos zarcos de su acordeonero, como un sello de calidad, camaradería, compadrazgo y expresión raizal que, por lo menos por un buen tiempo, le dio un toque de cheveridad a ese grupo que dejó numerosas canciones que todavía suenan y se bailan. Y es que, como bien lo decía él mismo, Cuadrado era un orgulloso artista que, a pesar de tocar en los más grandes escenarios del mundo, jamás dejó de ser ese provinciano criollo y orgulloso de su lugar de origen, cultura y folclor.” (Baquero, 2024) Después siguieron otros álbumes, algunos exitosos y otros no tanto como Tengo fe, de 1997, El amor de mi tierra, de 1999, Déjame entrar, de 2001 y El Rock de mi Pueblo, de 2004; otros de transición como Clásicos de la Provincia 2, de 2009, “y unos más en los que el interés por la innovación se dejó atrás apelando a un sonido que no sorprendiera, pero pusiera de nuevo, y luego mantuviera…, a Vives en los primeros lugares de popularidad.” (Ibíd)

Durante sus 30 años con esa legendaria agrupación, ERCH fue el único acordeonero de CV con el que grabó una de las pocas canciones que compuso, pero que se convirtió en todo un éxito. Es La historia de Carito que narra las aventuras infantiles con una profesora de inglés. Aunque no se hizo célebre por sus composiciones, además de Carito, está Me estoy volviendo rockero, que “se la dedicó a los malquerientes. A aquellos que no aceptaron nunca que un rey vallenato se juntara con plebeyos, aunque con su música se deleitaron ministros, reyes y presidentes durante más de 60 años: “Que me estoy volviendo rockero, muchas personas me dicen, la culpa es de Carlos Vives que me está descomponiendo”, afirmó según Casañas.

Aunque a Egidio no le fue fácil aceptar que el paseo podía convivir con una guitarra eléctrica, o el merengue con una batería, tuvo la inteligencia y el talento para ponerle música de acordeón a El rock de mi pueblo, “el álbum que rompió los paradigmas del vallenato en el mundo. En mi pueblo me decían: ¿cómo va a ser posible? Esa es una falta de respeto para la música vallenata. Haga vallenato con alguien que sepa, no con ese mechudo. Solo les decía, ¿y es que él va a cantar con el pelo?… Y Vives no cantó con el pelo, pero Egidio sí tocó con el corazón” (Ibíd): “Es lo mejor que me ha pasado en el campo musical y personal”, dijo Cuadrado en una entrevista concedida a La Opinión en marzo de 2023. (Suárez, 2024)

Turcios. Caricatura del 23 de octubre del 2024. https://www.elheraldo.co/caricaturas/2024/10/23/el-mundo-de-turcios/

Por lo anterior alguna vez también dijo: “Si no se hubiera muerto Michael Jackson, hubiera grabado con él”. Pero las circunstancias de la vida o de la muerte -en este caso mejor la muerte- no dejó que el rey vallenato “cruzara sus destinos con el rey del pop; sin embargo, no fue necesaria tal cita” para que el músico villanuevero “se convirtiera en una suerte de rockstar de dos mundos. El del folclor vallenato, tan arraigado, convencido y orgulloso de sus tradiciones, y el del mainstream, tan camaleónico, voraz e implacable.” (Casañas, 2024) Así, ERCH rompió esos techos de cristal. Por eso, dice el primo citado, su sentido musical terminaba generando una supremacía que se percibía cada vez que se ponía el acordeón al pecho y acompañaba a Carlos Vives, su hermano de lucha musical. Al lado del samario ganó varios premios, entre ellos, el Grammy Latino Cumbia/Vallenato obtenido en noviembre de 2023 por el álbum ‘Escalona nunca se había grabado así’. En el 2021, el acordeonero Egidio fue galardonado por el Consejo Directivo de Latin Grammy por su carrera artística y su aporte a la música vallenata. (Mendoza, 2024)

CV cuenta que cuando se logró la actuación de ERCH en Escalona en 1991 –la serie de televisión con argumentos de Daniel Samper Pizano, libretos de Bernardo Romero Pereiro y protagonizada por Vives y Florina Lemaitre que recreó la vida y obra del cantautor vallenato RE-, “meter en cintura a Egidio fue difícil”, pues el Cuadrado de aquel entonces, era un rígido cultor tradicional del vallenato. En esa serie real y mágica, Carlos hizo el papel de RE y Egidio fue llamado a representarse a sí mismo, como el acordeonero que acompañaba al cantautor en todas sus correrías por la región del Cacique Upar y más allá. Después de Escalona, “la mesa estuvo servida para que siguieran haciendo música, aunque dándole un vuelco a lo que querían presentar, metiéndole otro sonido, si se quiere, “popero”; unos cuantos instrumentos más y, sobre todo, una actitud diferente que, en gran medida, revolucionaría a la música que se hacía en Colombia.” (Baquero, 2024)

Junto a CV, pues, ERCH “revitalizó el vallenato, fusionándolo con otros géneros musicales, pero manteniendo siempre viva su esencia. Fue parte fundamental de un movimiento que permitió que el vallenato, en sus formas más puras y modernas, se consolidara como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad por la UNESCO… Nuestro Rey Vallenato 1985 fue un hombre que nunca se apartó de sus raíces. Siempre se mostró orgulloso de su origen guajiro, mostrando que el folclor no solo es música, sino identidad, historia y cultura. En cada nota que interpretaba, resonaba la esencia de nuestra región, de nuestros juglares y de la vida cotidiana del Caribe colombiano.” (epilon.com, 2024)

“Viajamos por el mundo muertos de la risa, felices de recibir el cariño de la gente en tantos lugares. Compartirlo con él era como compartirlo con el pueblo nuestro”, así recordó Vives al único Rey Vallenato al Cuadrado de La Provincia. Dijimos que su amistad empezó en la serie Escalona, pero ese no fue el inicio de la historia entre ambos. Egidio contó que conoció al artista samario en una parranda, por allá en 1985, el mismo año en que se coronó como Rey. «Murió La Provincia»aseveró CV en su cuenta de X, donde compartió una imagen histórica con el acordeonero.

El presidente Gustavo Petro se pronunció tras la muerte del aclamado Rey Vallenato: «Adiós Egidio. En la búsqueda del cantor del pueblo. Que en paz descanse», lo despidió el jefe de Estado también en su cuenta de X. Otro que se pronunció fue el alcalde de Bogotá, Carlos Fernando Galán: «Egidio Cuadrado es parte de la historia de nuestro país. Su acordeón nos ha alegrado alguna noche a todos los colombianos y su muerte nos entristece a todos por igual.” La Clínica Colombia, donde falleció el artista guajiro, señaló: “Nos unimos al dolor que embarga a los colombianos por la pérdida de este gran músico… Su legado permanecerá en la memoria de todos aquellos que disfrutaron y admiraron su talento». Y la cantante barranquillera Shakira, recordando la grabación de la canción La bicicleta junto a ERCH y CV, anotó: “Te llevas un pedazo de mi cielo”.

Es indudable que ERCH fue uno de los músicos vallenatos más noble, sencillo y original y al que nunca vimos de mal humorado o con gestos de arrogancia, ilustró mi amigo cesarense Jorge Naín Ruiz Ditta. Definitivamente, la muerte del gran acordeonero guajiro es una tristísima noticia para el vallenato, la música y la cultura colombiana. 

Los pronunciamientos anteriores y todo lo afirmado deja ver que la vida de ERCH “queda presente en la memoria colectiva del país al marcar la parada -porque él sí quiso hacer parada- de mucha de la música hecha en Colombia durante un buen tiempo. Su legado se encuentra en la inmensa cantidad de éxitos impresos en los discos de Carlos Vives, las parrandas que amenizó durante varios años, las canciones que compuso, que no fueron muchas, pero sí con sentimiento, y su forma de ser jocosa, espontánea y dicharachera, que contrastaba con la aparente timidez y parquedad” (Baquero, 2024), aunque con sonrisa grata, que mostraba en la tarima, fuera de ella y en su hogar.

El nombre de ERCH es relevante para la música colombiana porque acompañó a La Provincia de CV en muchos momentos de la vida colectiva a golpe de folklore, talento y buena onda. No se puede negar su aporte significativo a la música en Colombia, de la cual Egidio fue un baluarte fundamental, además, con gozo y bacanería, pues, como dice otra de las canciones que compuso y grabó con su compadre: Canto y toco el acordeón,/que es la única herencia mía,/quiero mucho este folclor,/que es parte de mi alegría. Y vaya que nos dio alegría, por lo que bien vale rendir tributo, por los caminos recorridos, las experiencias vividas y los sueños compartidos, a él, el provinciano real de “La Provincia”, el ser auténtico y chévere; el acordeonero de sonrisa franca, ojos zarcos, abarcas y sombrero vueltiao; el que nunca dejó de ser quien fue desde el comienzo, el artista de esa hermosa tierra de cantores y, sobre todo, el hombre que siempre llevó con orgullo y profundo sentimiento su provincia al resto del mundo. (Ibíd)

Es justo reconocer pues “que el género musical vallenato, a nivel internacional, no sería tan grande como lo es en estos momentos de no haberse dado el encuentro y la unión por más 30 años de estos dos talentosos artistas…” (El Pilón, 2024) CV y ERCH fueron capaces de convertir a nuestra provincia vallenata en un territorio universal al igual que Gabriel García Márquez con Cien años de soledad, libro macondiano del cual dijo que era un vallenato de 300 páginas. Gracias a Cuadrado y al incondicional apoyo y admiración de Vives, la imagen del campesino con sombrero y mochila al hombro, la cadencia de nuestra música autóctona, con cierta mezcla de modernidad, estuvo puesta en escena por tres décadas en rincones del mundo jamás imaginado. Los valiosos aportes de Egidio y de Gabo los convierten en íconos inigualables del acordeón y de la escritura y en embajadores del vallenato y la literatura: ellos dejan una huella imborrable en el corazón de Colombia.

En suma, entonces, como nuestro folclor vallenato se ha constituido en un pivote importante de nuestra música y uno de los elementos culturales más representativos de Colombia, la partida ERCH pudo “colarse y trascender fronteras en medio de un evento mundial como la COP16” (Ibíd), lo cual pone de manifiesto la grandeza del maestro Egidio en el marco musical de nuestro país. Su partida invita pues “a la reflexión sobre el inmenso legado que nos deja y que nos compromete a exaltarlo y ayudar a preservarlo en el tiempo.” (Ibíd) Desde este portal y desde El Pilón de Valledupar rendimos honores al hombre que, con humildad y dedicación, trabajó incansablemente por dejar en alto el nombre de su país. Su vida es un testimonio de cómo la música puede convertirse en puente entre generaciones y cómo el arte puede ser una poderosa herramienta de unión y orgullo nacional.

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14 respuestas a «EGIDIO: ÚNICO REY AL CUADRADO DE LA PROVINCIA»

  1. La música vallenata con Egidio Cuadrado ha perdido un gran baluarte, pero ha dejado un legado ejemplar en cada una de sus notas plasmadas en las canciones del arte más hermoso de nuestro Folclor Colombiano. Agradecerte González por estás didácticas páginas alusivas a este juglar Villanuevero…

  2. Mejor descrito no puede estar la historia musical al que considero uno de los últimos juglares de nuestro folclor, gracias Egidio por esa gran amistad y ese colegaje que nos unió durante muchos años.
    Hoy la provincia y el mundo te extraña, compadrito, sigue de parranda en el cielo.
    Tu hermano, amigo y compañero de la vida musical …. «Guacharaquea, guacharaquea», siempre me decías en los sonidos de puya….tu hermano…Eder Polo….

  3. Excelente artículo señor Dairo. El vallenato vuelve a estar de luto por la partida de este gran juglar del folclor vallenato, quién abrió paso también para la internacionalización del vallenato.
    PD: Estos comentarios y saludos son de la familia Gutiérrez Guerra

  4. Excelente Dairo, tenía mis tiempos que no leía un escrito tan interesante, destaca el vallenato como un símbolo vibrante de la cultura colombiana, poniendo de relieve el impacto de figura Egidio Cuadrado en la difusión de este género alrededor del mundo. La conexión entre la música vallenata y la literatura se hace evidente al comparar su influencia con la de Gabriel García Márquez, mostrando cómo ambos han logrado tocar el corazón de tantas personas.

    La reflexión sobre la pérdida de Egidio Cuadrado invita a todos a valorar y cuidar el vallenato, resaltando cómo la música puede unir a las generaciones.

    Aquí es donde nos damos cuenta que nuestra Colombia esta lllena de gran diversidad cultura y también de las grandes figuras que la representan.

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