DOS CAPITALES M Y ALGUNOS SITIOS N (I)

In memoriam de la antioqueña hermosa con raíz chocoana Piedad Córdoba Ruiz, abogada experta en derecho laboral, edil, concejala, diputada, representante a la Cámara, aguerrida senadora de la República y controvertida líderesa nacional, quien fue perseguida por ser negra rebelde y encarnar la guerrera izquierda liberal “que abrió las puertas de la política colombiana a las mujeres afrodescendientes y que luchó de manera incansable por la paz y la justicia social en nuestro país”, acaba de morir por un infarto a los casi 69 años en Medellín: ¡Adiós Piedad y buen viaje a la eternidad! 

¡Nobles lectores sentipensantes y librepensadores exigentes!, después de unas vacaciones merecidas con sus tiempos de histeria e ilusión decembrinas –vocación que es un terco ritual popular debido al poder del mito en el que los ciudadanos se sacuden el letargo y le sacan el jugo a la vida y sus placeres–, y después de dos lunes festivos encadenados gloriosamente de este primer mes del año que avanza de modo vertiginoso, quiero en este momento internacional degradado por Netanyahu y Putin y en este instante nacional de justas proporciones compartir con ustedes un viaje familiar que hice a Madrid y Marrakech: dos ciudades que se escriben con m de maravilla y otros sitios n nice, fino, delicado, elegante–. En el desarrollo del texto doy mis razones volando por aire y transitando por tierra en carro y dromedario o “con los zapatos, o mejor dicho con los pasos, los ojos y el oído del viaje.”

La metáfora de la vida como un viaje, o como un camino, es muy vieja, pero es bastante cierta. “A veces esta metáfora, sin embargo, deja de ser metáfora y se vuelve literal: en algunas personas la vida es un viaje, literalmente, un viajar que no cesa.” (Abad, 2017) Así ha sido y así es la vida de Dairosky González Romero, quien por ser piloto de Avianca y estar trabajando por los aires de Colombia y América, vive viajando permanentemente y por eso, ¡vaya paradoja!, fue el único hijo de los cuatro de la familia González Romero que no nos pudo acompañar.

Así que, con la ausencia de nuestro Gorilón, primero viajamos Delgys y yo en el vuelo de Avianca de las 17:20 horas el 21 de diciembre de Bogotá a Madrid, y más tarde lo harían las dos hijas con sus respectivos maridos. Por la época, nuestra capital quedó un poco sola con un calorcito delicioso y nuestra adolorida pero amada patria con la alegría y el bullicio propios de diciembre.

Acomodados en nuestros puestos distantes, después de invocar a las energías positivas del universo, a los cósmicos susurros sagrados, a las ánimas de nuestros viejos del alma y a la aeronáutica poblada de amor y virtud, tuve la compañía del gran mejicano Alfonso Reyes durante hora y media quien me ilustró acerca de La experiencia literaria a través de Hermes o la comunicación humana. Después vino la cena y al poco rato dormí alrededor de seis horas casi tranquilo para evitar el jet lag–trastorno o malestar producido por un viaje en avión con cambios horarios considerables, según la RAE– o el soroche (palabra quechua que significa mal de montaña). El sueño fue interrumpido por el desayuno e ida al baño. El vuelo arribó perfecto al aeropuerto Adolfo Suárez a la hora prevista, 08:55 del 22 de diciembre en España.

Madrid “es una de las ciudades más vitales y emprendedoras del mundo; he regresado y me vuelve a sorprender” el distrito de Barajas donde tomamos un Uber con conductor español generoso al apartamento de Carlos e Isaac Camilo, nuestro otro hijo que vive en el distrito de Tetuán (Madrid tiene 21) y trabaja acá antes y después de haber terminado un doctorado con honores relacionado con el sector energético. Ellos nos recibieron afectuosamente, en medio de cañas –cervezas– y jamón extremeño, y enseguida hubo un diálogo ameno sobre la familia de Carlos y la nuestra, sobre Bogotá y Madrid, sobre España y Colombia; luego, apareció un suculento almuerzo con gambas, jamones, tortillas, panes y vino. Después de mi siesta de 15 minutos, nos fuimos en metro al Museo del Prado, el cual de entrada me impactó su arquitectura neoclásica diseñada por el arquitecto español Juan de Villanueva (1739-1811) en 1785.

El recorrido lo hicimos atendiendo las recomendaciones de uno de los guías del museo quien nos llevó por las salas principales en donde pudimos ver y disfrutar las 50 obras maestras de su colección realizadas por algunos de los más importantes de la historia del arte universal. El Prado “tiene la mejor colección de las obras de Velázquez y Goya, así como algunas de las pinturas más notables de El Bosco, Durero, Rafael, Tiziano, Tintoretto, el Greco y Rubens”, dijo. Obras que han sido ordenadas y numeradas artísticas y cronológicamente de tal forma que, siguiendo esa propuesta, pudimos contemplarlas con mucho deleite.

Primero están las obras maestras de los más conocidos pintores flamencos –son los naturales de Flandes, “región de Europa situada en el Escalde y el mar del Norte, en terr. de Francia, Bélgica y Holanda” – desde el erótico Jardín de las delicias (1500-1515) de El Bosco o Jerónimo Aeken Bosch (Holanda: 1450–1516), el hermoso Caronte atravesando la laguna Estigia (1520-1524) de Joaquín Patenier (Bélgica: 1483-1524) o el trágico Triunfo de la muerte (1562-1563) de Pieter Bruegel el Viejo (Holanda:1530–Bélgica:1569), al bellísimo El Descendimiento (1435) de Rogelio van der Weyden (Bélgica: 1400–1464).

Archivo digital del Museo: Pórtico hexástilo (seis columnas) de estilo neoclásico del Museo del Prado en Madrid, conocido como Puerta de Velázquez. 

Más tarde pasamos por el célebre Autorretrato (1498) de Alberto Durero (Alemania: 1471-1538) y las tablas preciosas con la representación de Adán y Eva (1507), y seguimos por la sala dedicada a artistas italianos primordiales como Fray Angélico (1395-1455), Andrea Mantegna (1431-1506) o Antonello da Messina (1430-1479), “un pintor esencial para comprender la difusión en Italia de la técnica de la pintura al óleo, redescubierta por los pintores flamencos a comienzo del siglo XV.” (Museo del Prado, 2015) Antes de subir a la Galería Central, observamos algunas obras maestras italianas del siglo XVI y, en particular, El Cardenal (1510-1511) y La Virgen del pez o Sagrada familia con San Rafael, Tobías y San Jerónimo (1513-1514) de Rafael Sanzio o simplemente Rafael (Italia: 1483-1520), quien junto con “Leonardo da Vinci y Miguel Ángel, es la más alta personificación del genio artístico del Renacimiento”. (Ibíd)

En la primera planta del Museo, pudimos ver a El Emperador Carlos V, a cabollo, en Mûlhberg (1548), pintado por Tiziano (Italia: 1490-1576) en 1548, el cual marca el arranque fastuoso de la pintura veneciana, que continuó con obras de Pablo Caliari o Veronés (Italia: 1528-1588) y el espectacular Lavatorio (1547) de Jacobo Robusti (Italia: 1518-1594) o el Tintoretto –nombre heredado de su padre que era tintorero–, una de sus obras más logradas. Ahí también están La bacanal de los andrios y Dánae recibiendo la lluvia de oro, “dos de las pinturas de asunto mitológico más bellas que realizó Tiziano”, según nuestro guía.

Mención aparte merecen dos obras de Diego Rodríguez de Silva y Velázquez o simplemente Diego Velázquez (España: 1599-1660). Las meninas o La familia de Felipe IV (1656), expuesta en la sala más relevante del museo, “es el vórtice alrededor del cual gira toda la colección del Prado”; y Las hilanderas o La fábula de Aracne (1657) que de acuerdo con el guía “es una de las mejores manifestaciones de su pericia creativa y de su conciencia histórica, pues en ella revela sus deudas con Tiziano y Rubens, cuyas obras se exponen en salas cercanas.” Por eso, tornamos a la Galería Central para contemplar dos de las pinturas más importantes que Pedro Pablo Rubens (Alemania: 1577-1640) pintó a lo largo de su carrera: La adoración de los reyes (1609 y 1628-16299) y Las tres gracias (1635).

Siguiendo el recorrido pudimos descubrir la evolución de la pintura de Francisco de Goya (España: 1746-1828), “de quien el Museo conserva la mejor colección, por cantidad y por calidad”, desde los cartones para tapices que pintó para decorar varias residencias de los reyes de España al que es, posiblemente, el más enigmático conjunto pictórico que hizo nunca: las Pinturas Negras en las que están el dramático Saturno devorando a uno de sus hijos (1821-1823) y el sanguinario Tres de mayo de 1808 en Madrid (1814). Goya marca la transición hacia la pintura española del siglo XIX, en la que se destacan Eduardo Rosales (1836-1873) con su pesarosa Doña Isabel la Católica dictando su testamento (1864) y Joaquín Sorolla (1863-1923) con su alegre y cálido Chicos en la playa (1910).

Mas el Prado no es solo un excepcional museo de pintura, él guarda también un importante conjunto de esculturas clásicas en la que se destaca eróticamente la llamada Orestes y Pílades o Grupo de san Ildefonso (año 10 a. C.) del prestigioso Taller Romano. Al final del recorrido, acudimos al Tesoro del Delfín, un conjunto de copas y vasos preciosos procedentes de la colección de Luis XV, hijo de Luis XIV y por tanto gran delfín de Francia, en la que sobresale anónimamente la preciosa Copa con sirena de oro (tercer cuarto del siglo XVI) compuesta de ágata, oro parcialmente esmaltado, rubíes y diamantes. ¡Cómo no evocar ahora la cantidad de material dorado extraído por los españoles en nuestro territorio!      

Mientras tanto, Raiza y Guillermo y Pamina y Darío llegaban en otro vuelo de Avianca a Madrid: la primera pareja llegó al piso -así le dicen acá al apartamento- de los papás de Guille, y la segunda al apartamento de Dionisio, un gran amigo español de ambos que trabajó algunos años en Bogotá, pues los papás de Darío viven en Don Benito, pueblo de Extremadura.

Como la decisión era pasar el 24 toda la familia junta en Marruecos, exceptuando Carlos que viajó a Zaragoza a estar con sus papás, el 23 viajaron tempranísimo Rai, Guille e Isaac a Marrakech, la segunda ciudad de ese país africano e incluso alguna vez fue su capital imperial. Un poco más tarde, Pamí, La gran liebre, Darío y yo lo hicimos por Iberia después de habernos encontrado en el Adolfo Suárez -Avianca no cubre esa ruta- en un vuelo tranquilo de casi dos horas en el que seguí leyendo La experiencia literaria de Alfonso Reyes –ahora Marsyas o del tema popular–. En el aeropuerto de Menara o RAK, así se llama, nos encontramos todos; a la salida nos estaba esperando Assiz, el marroquí que sería nuestro guía y conductor contratado previamente para el tour por el desierto con la agencia https://discoveringmoroccotravel.com/

Después de la mutua presentación e identificación, abordamos un coche en el que todos íbamos muy cómodos. En la medida que íbamos saliendo del aeropuerto rumbo a nuestro destino, el guía, quien era un berebere hablante de varios idiomas sobre todo el inglés y el español, nos comentaba en español asuntos como que la población actual de esta ciudad es de 1.500.000 y del país, 35.000.000; que el clima y sus cuatro estaciones es igual al de España; que el color ladrillo de muchas edificaciones, mezquitas y palacios es para contrarrestar el intenso calor en verano; que el idioma árabe y el suyo son los dos principales de su país. Me causó impresión ver poca vegetación y totalmente seco los ríos que pasábamos, lo cual explicó Assiz diciendo que esto era normal porque solo en 3 ó 4 meses del año eran que crecían.

A eso de las tres de la tarde, almorzamos en un restaurante del Atlas Alto, gran cadena montaña de Marruecos. La mayoría de nosotros pedimos el plato típico llamado Tajín que es guiso de carne suculenta y verduras del norte de África con pan árabe, el cual estuvo delicioso. Siguiendo nuestra ruta y después de hacer mi consabida siesta, el berebere nos comentó que muy cerca estaba el puerto de montaña Tizi n`Tchka, el paso de carretera más alto de África del Norte, también que la mayoría de los marroquíes están de acuerdo con su rey Mohamed VI y no así con el jefe de Gobierno y la clase política por su corrupción galopante.

Al anochecer llegamos a un hotel de Ouarzazate donde dormimos. Es una ciudad –sitio n– al sur del Alto Atlas marroquí famosa por ser la puerta de entrada al desierto del Sahara. En la cena volví a pedir Tajín y el resto de la familia éste y otros platos, en la que dialogamos amenamente sobre el recorrido hecho y algunas anécdotas alrededor del té, servido con un estilo particular de nuestro mesero negro, grupo racial que no sobrepasa el 30% de la población marroquí. Luego del reposo, nos fuimos a descansar.

El 24 desayunamos huevo, queso, pan árabe y té; a pesar del frío, después de un consenso, concluimos que todos dormimos bien. Nuestro guía, quien había dormido donde un familiar, llegó muy puntual para continuar con nuestro tour. Saliendo de Ouarzazate, pudimos contemplar a plenitud el escarpado paisaje de la región, que ha servido de escenario para varias películas. Posteriormente, pasamos por las rocosas gargantas del Todra –otro sitio n– que es un profundo barranco o desfiladero en el valle alto del río Dadès con agua de arroyito, nos bajamos del coche y caminamos como 20 minutos en medio de un frío intenso razón por la cual usé gorro y guantes. Más tarde pasamos por las extensas y exuberantes palmerales hermosas del valle del Draa –sitio igual de n– a orillas del río homónimo con muy poca agua, situado en las propias puertas del desierto del Sahara… (Continuará) 

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10 respuestas a «DOS CAPITALES M Y ALGUNOS SITIOS N (I)»

  1. Que placer causa conocer espacios que uno teóricamente ha visto. Por referencia también se hace la ilusión de comentar ciertos lugares…Ejemplar artículo histórico.

  2. Querido consuegro, espero ansiosa la continuación.
    Un maravilloso artículo, bien estructurado, documentado y, sobre todo muy muy sentido. Es un placer leerte y me da muchísima envidia lo que cuentas que habéis vivido.
    Nosotros estuvimos por aquellas tierras; pero en un viaje mucho más … típico de turistas (56 personas) y, aunque disfrutamos, nada que ver con vuestra experiencia.
    Me encanta cómo cuentas todo lo que cuentas y cómo pasas por la vida apreciando cada situación y valorando a todas ls personas que te rodean. Un fuerte abrazo, Dairo.

  3. Compañero Dayro enhorabuena recibo tu relato de una venturosa y agradable recorrida; empañada en este momento por el deceso de tan prominente dama colombiana, como lo fue la compañera Piedad.
    Que su ejemplo de lucha por la igualdad social, prevalezca en el tiempo.

  4. ¡Hola a todos! Soy aziz, el guía conductor quien ha acompañado a la familia de Dairo. Fue un gran placer formar parte de este viaje increíble con esta Familia de Colombia. Hemos disfrutado mucho de este viaje lleno de emociones, risadas, etc. ¡Gracias Profesor Dairo por compartir este contenido valioso!¡Si os interesa visitar Marruecos, sería un placer ayudaros : https://discoveringmoroccotravel.com/

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