DIVAGACIONES SOBRE LOS DÍAS DEL PADRE Y LA MADRE

En memoria de JOSSIMAR GONZÁLEZ FRANCO, primo fallecido recientemente en la flor de su vida en EE. UU. en un lamentable accidente automovilístico. De JIMMY STRUEN MARTÍNEZ, maestro de maestros, salsero juniorista, gran líder sindical, defensor incansable de la vida, los derechos humanos y la educación publica, quien también acaba de partir debido a un infarto en Barranquilla. Y en memoria de todas las madres y padres latinoamericanos extintos como los míos que amaron a sus hijos y no cesaron en su formación, en la búsqueda por la superación personal y en el sacrificio por sus familias.

¡Nobles lectores exigentes!, recordar, conversar y reflexionar sobre el linaje materno y paternal es asunto que no sólo nos debe convocar en los meses de mayo y junio cuando en Colombia se celebran esos días para homenajear a las mujeres y hombres amorosos, guerreros y responsables que se dedican a diario con su ejemplo a sacar a sus hijos adelante sin importar las circunstancias socioeconómicas, culturales y políticas. Hoy, en pleno mayo, a partir de mis padres, voy a detenerme en esos homenajes con un breve recuento histórico, aunque pudo haber sido en otro día y mes. 

El Día de la Madre -DM- es una de la festividad más arcaicas del mundo ya que en la Grecia antigua “se realizaban ceremonias en honor a Rea, la madre; para los romanos, esta celebración era en honor a la diosa madre Cybele” (Molano, 2024) la cual tenía por nombre «Hilaria» que significa en latín “la que es agradable y tiene alegría”. Claro que antes de Cristo, “los egipcios celebraban un día para sus diosas, y ya a finales de 1800 el Papa de la época decidió celebrar el Día de la Virgen, madre de madres, el 8 de diciembre, pero no tuvo tanto éxito pues María, según la iglesia católica, era virgen y entonces estaba fuera de concurso.” (Mera, 2024)

Finalmente para el cristianismo el DM quedó “en honor a la aparición de la Madre de la Iglesia Católica a tres niños en Portugal en 1917 en el segundo domingo de mayo. En 1914 el presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson tomó la decisión que la celebración se debía realizar cada segundo domingo del año gracias a la iniciativa” (Molano, 2024) de su compatriota Anna Jarvis consistente en recordar a su madre, una gran mujer que siempre trabajó por las comunidades. La ONU declaró que esta festividad debía ser celebrada el 1 de junio, pero en varios países se celebra en mayo como en España, Belice, El Salvador, Guatemala, México, Colombia, Brasil, Ecuador, Estados Unidos, Perú, Puerto Rico, Uruguay y Venezuela. (Ibíd)

En fin, el Día de la Madre comenzó a existir en Colombia desde el 1925 en la presidencia de Pedro Nel Ospina Vásquez y desde año se celebra el segundo domingo de mayo, por eso en 2024 fue el 12. Por fortuna, el día de la celebración de este año fue el menos violento en 10 años, pero sigue alarmando porque según la prensa nacional se registraron 44 homicidios por cuenta del exceso en el consumo de alcohol y discusiones familiares y por la maldita violencia colombiana que parece eterna.

En esta línea, también hay que decir que en 1976 se inició en “Argentina el sangriento periodo llamado por la junta militar “Proceso de reorganización nacional”. Las desapariciones de trabajadores sociales, militantes, sindicalistas, escritores, periodistas, artistas se sintieron en muchos hogares. Las familias, en especial las madres, se volcaron hacía las vías institucionales para buscarlos. Nada funcionó. En el desespero ante silencio estatal empezaron a reunirse en Plaza de Mayo en la capital. Caminaban en círculos ya que el estado de excepción prohibía las reuniones públicas de cualquier tipo y la movilización constante les permitía permanecer ahí. Los militares las llamaban “las locas de la plaza”. En una peregrinación católica en 1977 hacia Luján decidieron identificarse con un pañuelo blanco en su cabeza: eran los pañales de tela de los hijos que ya no estaban.” (Bejarano, 2023)

Así nacieron las Madres de Plaza de Mayo, “un movimiento de determinante importancia política y social para el proceso hacia la democracia en la Argentina. Su fuerza descansaba en lo sorprendente del valor estoico que proviene de una madre. De lo difícil que resultaba para las brutales fuerzas de seguridad remover a las malas a unas señoras desoladas caminando en círculos. (Aunque por supuesto lo intentaron). Fue el gesto novedoso y revolucionario de utilizar ese extraño pedestal en el que el patriarcado pone a la maternidad para iniciar un proceso de movilización política.” (Bejarano, 2023) 

“En Colombia no tardó mucho tiempo en que surgiera un movimiento similar: las Madres de la Candelaria en los noventa, quienes una vez a la semana alzaban su voz en Medellín para clamar por el regreso de sus hijos y familiares desaparecidos en el conflicto armado. Tiempo después vinieron las Madres de Soacha, quienes acusaban el crimen de lesa humanidad conocido como los falsos positivos. Las de Soacha, como las de Plaza de Mayo, no solo denunciaban la desaparición sino el dolor y deshonra de que, tras una noche oscura, sus hijos amanecían convertidos en guerrilleros, terroristas y temibles operadores políticos. Hace un par de años surgió el colectivo de las Madres buscadoras en México, dedicadas a negociar con los narcos para encontrar los restos de sus desaparecidos.” (Bejarano, 2023)

En cuanto al Día del Padre -DP-, podría decirse que Sonora Smart Dodd, empresaria, poeta, escritora, escultora e ilustradora, fue «la madre» del DP. “Si bien la religión católica honra desde hace siglos a los padres el 19 de marzo, que es el día de San José (el padre de Jesús), y algunos países como España, Bolivia y Honduras siguen esa tradición, no se trata de una fecha extendida en todo mundo.” (Llorente, 2020) La mayoría de los países celebran el DP el tercer domingo de junio, es decir que en Colombia este año será el 16. Y esa fecha se debe a una mujer estadounidense que lo propuso hace 110 años: «Creo que fue su combinación de preparación y talento natural lo que hizo posible que el Día del Padre se hiciera realidad», le dice la nieta de Sonora, Barbara Dodd, a Analía Llorente de BBC Mundo.

Sonora Smart nació el 18 de febrero de 1882 en Arkansas. Cuando tenía 16 años, y siendo la mayor de los hermanos, su madre Ellen Victory murió en el parto de su último hijo. “El padre de Sonora, William Smart (1842-1919), que era granjero y veterano de la Guerra Civil, quedó viudo con seis hijos para criar.” (Llorente, 2020) «Como la hija mayor de la familia, Sonora entendió la magnitud de los problemas que enfrentaba su padre y trató de cumplir el rol de cuidar de sus cinco hermanos menores», describe Dianne Beetler en «La madre del Día del Padre» en la revista Modern Maturity de 1978 citada por Llorente. «Con admiración, ella observó el trabajo y sacrificio de su padre para criar a sus hijos. Ella nunca olvidó ese coraje y devoción», añadió.

A finales de 1909, ya casada con John Dodd, Sonora visitó el templo de Spokane, donde ahora vivía. “Durante el sermón del reverendo sobre el Día de la Madre, Sonora se inspiró y pensó que los padres también deberían tener un día para homenajearlos… Al año siguiente, Sonora presentó una petición a la Alianza Ministerial de Spokane sugiriendo que los padres fueran reconocidos durante los servicios religiosos del 5 de junio, que era el cumpleaños de su progenitor… La solicitud fue aceptada, pero como no tenían mucho tiempo para preparar los sermones para ese día, se decidió que la celebración se haría el 19 de junio de 1910, el tercer domingo de junio de ese año… Ese día casi todas las iglesias de Spokane y alrededores ofrecieron sermones para homenajear a los padres. Y el alcalde de la ciudad y el gobernador del estado de Washington también proclamaron el Día del Padre.” (Llorente, 2020)

De este modo, el 19 de junio de 1910 fue el primer DP oficial en USA y su noticia se publicó en diarios nacionales y Sonora se convirtió casi en una celebridad. “En 1924, el presidente estadounidense Calvin Coolidge reconoció la celebración del Día del Padre y recomendó que todos los estados hicieran lo mismo… Más de 20 años después, en 1966, el presidente Lyndon B. Johnson firmó una resolución en la que decidía que el tercer domingo de junio debería ser el Día del Padre… Pero no fue hasta 1972, que el presidente Richard Nixon lo convirtió en ley.” (Llorente, 2020)

Tras la muerte de Sonora el 22 de marzo de 1978 a los 96 años, el diario Spokesman-Review publicó que ella y su esposo fueron responsables de «enriquecer la vida religiosa, cívica y cultural en Spokane», así como «poner a Spokane en los ojos de la nación y el mundo». “La casa de los Dodd es parte en la actualidad del Registro Nacional de Lugares Históricos, habiendo obtenido esta distinción en 2010 tras el centenario de la primera celebración del Día del Padre de Spokane… La idea de Sonora no solo inspiró a muchos para homenajear a los padres en Estados Unidos sino que países de América Latina como Argentina, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, Ecuador, Panamá, Paraguay, Perú, Puerto Rico y Venezuela celebran también el tercer domingo de junio” (Llorente, 2020) el DP.

Después de este breve recorrido histórico acerca de los días de fiesta maternal y paternal, llegó el momento de hablar de mis progenitores, razón de ser de este texto. Hace casi una década -exactamente el 31 de julio de 2014- recibí un golpe que se empozó en mi alma ya que ese día me avisan del fallecimiento de mi padre, después de haber estado en cuidados intensivo durante 13 días por diferentes complicaciones. Por eso, toda la familia González Romero se trasladó al cementerio Central de Plato Magdalena; ahí, teniendo la compañía familiar, todos mis hermanos y muchos allegados y amigos, pronuncié quejumbrosamente el dos de agosto, ante su féretro, una elegía en la que enfaticé lo difícil, doloroso y triste que resulta verbalizar ideas en honor de uno de los seres más queridos y respetados de esa comunidad; y más si el padre de uno fue un hombre de valor y principios, de tradiciones y profundo don de servicio, de integral visión conservadora y memoria copiosa, de periódica exquisitez lectora y conversación talentosa.

Con su partida natural pero inaceptable desapareció un modelo de padre apacible: “De recuerdo grandioso dejó su nobleza/y la lucha perenne de educar sus hijos” al lado de nuestra entrañable madre Amelia Quiroz Jimenez, mujer arisca e independiente, de humor inigualable, campeona del hogar, divertida e imprevisible que falleció el 15 de junio de 2007 y con quien, desde el 31 de julio, mi padre continúa amándose en el silencio profundo de la eternidad. Por ellos somos y ellos son quienes habitan nuestros espejos y nuestras ganas de tener esperanza: porque somos sus hijos y es nuestra obligación honrar su memoria y despedirlos agradecidos con una valoración de su legado, por ellos, nosotros y por nuestra condición imprescindible para seguir adelante.

La ética, dijo alguien en alguna palestra, no se enseña, se muestra. Primero entre sus pares, la sabiduría popular de mi padre trasciende con una conducta que dignifica la razón de ser de la pequeña empresa y demuestra los verdaderos frutos de un comerciante dedicado al servicio de la comunidad: “¡Gracias, muchas gracias don Lácydes!”, más de un millón de veces escuché decir a sus clientes agradecidos. Él y ella nos enseñaron, llevando en sus manos la antorcha del juicio, la coherencia entre el deseo de superación personal sin atropello de nadie y del sacrificio por nuestras familias, familias que seguiremos adelante y continuaremos construyendo una vida digna y llena de mucho deleito educativo, económico e intelectual para que nuestros progenitores se sientan orgullosos hasta en el más allá.

Una familia (1989) de Fernando Botero. https://colecciones.banrepcultural.org/document/coleccion/63a069015d96b8790f25fb77

Desde que mis padres murieron, pienso en ellos con una intensidad inusitada; trato de recordar sus rasgos, las líneas de sus rostros, sus caracteres, serenos, las voces que lentamente se adelgazaron y sus enormes ganas de vivir para pasar la frontera de los años. No obstante, “todo acaba la vida es así/Lo que hoy amas mañana es dolor”; esas tardes calurosamente frescas por obra y gracia de sus voluntades de amago de lluvia, en medio de la tristeza de un maravilloso arco iris aguantador de tormenta, entiendo en lo profundo la frase anterior del auténtico vallenato.

Esas mismas muertes infames e inadmisibles nos arrebató también a Humberto González Fernández –nuestro abuelo incorruptible–, a Deyanira Quiroz (nuestra tía incomparable), a Dairo Mendoza González –nuestro querido primo asesinado en flor por el fuego cruzado de la guerra fratricida–; sus restos están aquí en donde ahora ingresan los de El Culebro del río Magdalena, así le llamaban cariñosamente a nuestro padre, para descansar por toda la eternidad junto a La Osa Ame, así le decíamos a nuestra madre. Ojalá que sus memorias nos acompañen siempre con su sentido del humor y magia expresiva, sus valores y principios, ética y don de servicio comunitario, para continuar honrando sus legados. Como sentimos más sus muertes que nuestras vidas, susurramos: ¡Paz y reposo eternos en su amada tumba común!

Mi madre nació como la de Fabiola Calvo (2023) cuando todavía las conquistas no alcanzaban a mover el piso en este país cuyas fuerzas elitistas del conservatismo no permitían que el pensamiento liberal o socialista avanzaran con la industria, la reforma agraria, la modernización del Estado y por ende el avance de las mujeres; no obstante, esos momentos vieron la vitalidad y la fuerza de Betsabé Espinal, quien dirigió la primera huelga de mujeres en una fábrica textil, y María Cano, la primera mujer en la dirigencia política; Emilia Pardo Umaña, primera periodista y la antropóloga; Virginia Gutiérrez, conocida por sus aportes en educación, cultura y el diario sobre la cultura Wayúu; Teresa Santamaría de González, luchadora por el voto. Sin duda, ellas abrieron importantes caminos.

Cuando nacimos los de mi generación, sigue Calvo, llegamos con algunos derechos, pero quedaban muchos, muchos pendientes. Algunas -dice ella- tuvimos la posibilidad de estudiar, de militar en la rebeldía en busca de cambios profundos al lado de algunos hombres, tuvimos hijos, hijas, marchábamos en las calles, repartíamos volantes y llamábamos a la revolución y hacíamos la revolución para que, en un futuro cercano, según nuestras mentes y deseos febriles y soñadores, nadie tuviese hambre, tierra para el que la trabaja, trabajo con digna remuneración, estudio, libertades, democracia y nuestra descendencia viviese en un mundo mejor.

En esta línea, resulta paradójico “el lugar que han venido a ocupar las madres en las democracias latinoamericanas; en la lucha por el respeto de los derechos humanos. Pasaron de ser amas de casa, recluidas a las labores de cuidado, a convertirse en símbolos de justicia y rebeldía social. El llamado irresistible de la maternidad, “el fuego del amor que nos dieron nuestros hijos”, dijo una madre de Plaza de Mayo.” (Bejarano, 2023) Así, adquieren enorme importancia estos movimientos imparables de valor cívico, liderados por mujeres que solo buscan justicia, en estos tiempos de negacionismo en los que sus promotores no han entendido que la historia no será reescrita.

Que en América Latina hemos aprendido a resistir, continúa Ana Bejarano, que la nueva oleada de lunáticos fascistas no pasará por encima de un siglo de luchas humanitarias. Y aunque lleguen de nuevo al poder jamás podrán vencer el ímpetu de la madre dañada que no tiene nada más que perder. Las víctimas de los excesos de Bukele, de los abusos de Maduro, de las promesas de violencia de Milei o de Cabal, también son hijos y tienen madres y su silencio no será perpetuo.

Por último, nobles lectores exigentes, permítanme estas cuatro conclusiones: 1ª. La importancia de la conexión con el linaje materno y paterno, “poco a poco lo vamos perdiendo dentro de un sistema que prioriza el comercio para una celebración que debiera ser por la vida, el respeto y reconocimiento de mis ancestras” (Calvo, 2023) y ancestros, la gratitud por ser quien soy hoy porque el adelante es sólo mío. “Ser madre o padre en sus diferentes presentaciones, decisiones o situaciones específicas que la tomemos, sumado esto a las circunstancias familiares, sociales, políticas y culturales vividas en el momento determinado”, es una decisión trascendental que cualquier persona debe asumir con mucho compromiso y responsabilidad para así evitar desgracias como aquella en la que una madre acuse al padre del menor de la desaparición de su hijo, tal acaba de suceder en Valledupar, la capital mundial del vallenato.

2ª. Ahora bien, en la romantización de la maternidad y de la paternidad que tanto unos rechazan y otros defienden “hay algo cierto: ese llamado casi salvaje de proteger o llorar a nuestras crías, ese que se enfrenta a dictadores, sátrapas y negacionistas, ese que no lo apaga ni apagará nadie.” (Bejarano, 2023) Aunque en una vida larga y plena, como lo dice Héctor Abad Faciolince, después de tener hijos, sembrar árboles y escribir libros, lo cierto es que también nos ha tocado cortar árboles y abortar libros e hijos.

3ª. Sinceramente, creo que los famosos días de la Madre y del Padre los deberían prohibir; son unas de las fechas más violentas “en este país sediento de violencia.” Además, en esos días la familia se convierte en un espectáculo público en el que se pone “al descubierto las miserias de la vida, las traiciones y las vilezas, las canalladas propias y ajenas…” Pero es obligatorio “sacar la viejita o viejito a almorzar”, “regalarle algo, gastar plata y reunirse con el resto de la familia, unida o desunida.” (Mera, 2024) Unos esperpentos de días aprovechados “vergonzosamente por el comercio mientras la sociedad de consumo cae en sus trampas.”

4ª. En definitiva, pues, madres y padres no tienen por qué tener un día. “Son todos los días mujeres, hombres, jóvenes, solteras y solteros, huérfanos, viudos; todos celebran el regalo diario de la vida. El amor está al alcance de todos diariamente. No sigamos alcahueteando este comercio absurdo que obligatoriamente durante todo el año se inventa “Días” para obligar a comprar, endeudarse y reunirse por obligación.” (Ibíd) Entonces, ojalá que celebremos los linajes maternal y paternal todos los días.

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14 respuestas a «DIVAGACIONES SOBRE LOS DÍAS DEL PADRE Y LA MADRE»

  1. Gran trabajo acerca de las personas que nos trajeron al mundo, luchadores, abnegados, ricos de magnos Valores; gracias a ese legado que ellos nos dejaron somos personas de Bien en esta sociedad…

  2. Dairo, muy bien por el recuento histórico; pero mucho mejor por la historia y la descripción de sus queridos padres como una huella fundamental que debemos llevar siempre en nuestras raíces, pues, nosotros los hijos somos la prolongación de sus actos, de sus esfuerzos, de sus sacrificios y en sí de sus vidas. Una felicitación profunda por ese artículo sobre los padres, pues, en el momento que estaba leyendo simultáneamente me transportaba a mis padres a sus cuentos y a sus historias vividas en mi gran Villa de Leiva, que por cierto sigo visitándola muchas veces sólo porque mis hijos al igual que mi esposa tienen sus propias ocupaciones y no me acompañan.
    Sin embargo me acompañan los recuerdos y la tierra de mis viejos.
    Un abrazo y muchas felicidades por el reconocimiento tan hermoso que describe a sus padres y además familiares.
    Mucha suerte.

  3. Apreciado Dayro, antes de dar un comentario, recibe mi reconocimiento a tu escrito, resalto tu fluidez, tranquilidad y seguridad en tus líneas; lo que me permite leer con claridad, con ánimo y avidez para descubrir prontamente tu mensaje, gracias.
    Respecto al tema me llegó, como anillo al dedo, dirían los abuelos.
    En días pasados me reuní con mis hermanos y hermanad (6), para hacer un homenaje póstumo a nuestros padres, él fallecido en el 2013 y ella recién nos dejó en septiembre del año pasado. Por supuesto, este encuentro alejado de la celebración comercial y sólo con el ánimo de encontrarnos y permanecer unidos, como siempre ellos lo promovieron.
    Felicidades por tus escritos, gracias por compartirlos y vida eterna para nuestros padres, madres y ancestros.

  4. Gracias por compartir tu sentimiento de hijo hacia tus padres y por motivar a todos los humanos a recordar y expresar el aprecio y la gratitud de sus legados paternos y maternos.
    Ojalá ese concepto mercantil del día de la madre, y del día del padre, se convierta en realidad fraternal y de aprecio hacia nuestros padres queridos!..

  5. Y recordemos siempre; a nuestros seres queridos, atendámoslos en vida; después de haber terminado su existencia, poco; sino nada, podemos compartir con ellos.
    Excelente artículo para este grandioso día; desafortunadamente, empañado por nubes comerciales.
    Gracias.

  6. Apreciado Dairo:

    Es un buen artículo, me trasportó a mi infancia y los recuerdos que conservo de mis padres (fallecidos ambos).
    Estoy de acuerdo que el comercio no debe interferir con los sentimientos de las personas y cada uno de los días que pasamos con nuestros ancestros (padres, abuelos… hijos) es una celebración de vida.
    Feliz día.

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