CRUZ, ESPADA Y PAZ TOTAL

Para Darío Cerrato Quintero, Guillermo Cerezo Omedes y Carlos Pina Vásquez, mis yernos españoles que no tienen nada de sus coterráneos conquistadores que avasallaron a Suramérica. Todo lo contrario, son hombres buenos, pacíficos, solidarios y respetuosos de estas tierras y de sus gentes.

¡Afable lector sentipensante y librepensador!, a pesar del polémico diálogo del proceso de paz total con varias organizaciones guerrilleras y con el Clan del Golfo (o AGC), y a pesar de las incidencias negativas para la paz mundial de las guerras entre Rusia y Ucrania y Palestina e Israel que vuelven el cielo mostaza y la tierra sanguinolenta, el pasado 12 de octubre se conmemoró un año más de la llegada de Colón, con sus tres carabelas, a la isla de Guanahaní lo que con la paz total son la materia prima de este texto.

Cuando los españoles arribaron a América en 1492, tres civilizaciones prehispánicas sobresalían en este continente por sus altos niveles de organización, por la construcción de soberbios monumentos, por su notable desarrollo social y cultural, por su riqueza literaria “y variadas creaciones como cualquier cultura antigua del viejo mundo euroasiático.” Aztecas, mayas e incas fueron esos pueblos aborígenes que se constituyeron en factores vitales en el proceso formativo de casi todas las nacionalidades latinoamericanas y reservas humanas indispensables para que nuestros pueblos pudiéramos coronar el destino histórico. “Se dice que los incas eliminaron el hambre de su vasto imperio; que en él todo el mundo trabajaba y comía. Una formidable hazaña.” (Vargas, 2018)

El poeta y revolucionario José Martí dice que “nuestra Grecia es preferible a la Grecia que no es nuestra”, y también que “la inteligencia americana es un penacho indígena”. De ahí que, según César Fernández Moreno (1992), para nuestro Apóstol, eran más reposadas y profundas las profecías de Chilam Balam que el Mahabarata hindú o el Schabnamah, y más sublimes los poemas de Netzahualcóyotl; y junto a La Ilíada de los griegos ponía la indígena. “Las lágrimas de Homero -decía- son de oro; copas de palma, pobladas de colibríes, son las estrofas indias.”

Desde finales del siglo XV las civilizaciones precolombinas, unas de las culturas continuadas más antigua de la humanidad, sufrieron un cataclismo, un exterminio físico y cultural -exterminio lento, pero implacable- cuando llegaron los españoles con su cruz, su espada y su tormenta de destrucción. Eduardo Galeano precisa en Los hijos de los días que en ese año “los nativos descubrieron que eran indios, descubrieron que vivían en América, descubrieron que estaban desnudos, descubrieron que existía el pecado, descubrieron que debían obediencia a un rey y a una reina de otro mundo y a un dios de otro cielo, y que ese dios había inventado la culpa y el vestido y había mandado que fuera quemado vivo quien adorara al sol ya la luna ya la tierra y a la lluvia que la moja.”

Exactamente durante 531 años hemos vivido con horror incesante en la memoria la hecatombe de nuestros pueblos e imperios originarios -Azteca, Maya e Inca-, la mayor y más cruel en la historia de occidente. Más de cincuenta millones de muertos sólo en el primer siglo de la conquista, el saqueo de sus riquezas y sus soberbios monumentos y la destrucción de sus culturas, algunas de ellas más avanzadas que las europeas, en el momento de la llegada de Colón a las que llamó Indias Occidentales, sin saber que descubría un continente ya descubierto miles de años antes por sus pobladores originarios a los que había de conquistar, reducir y escolarizar.

“La conquista fue horrible, por supuesto, y debe ser criticada, al mismo tiempo que situada en su momento histórico y comparada con otras, que no fueron menos feroces, pero que, a diferencia de la que integró América al Occidente, no dejaron huella positiva alguna en los países conquistados.” (Vargas, 2023) Tradición Occidental de la cual, también hay que decirlo, las satrapías y el fanatismo, y las siniestras dictaduras como las de Hitler y de Franco, forman parte. Esa deriva del Occidente -como el antisemitismo- también se encarna en la llegada de los españoles a América.

El horror de aquella pesadilla que continúa hasta hoy con los supuestos gobiernos independientes, que, en más de doscientos años de supuesta soberanía, no solo han sido incapaces de hacer justicia a sus descendientes, “sino que han contribuido a empobrecerlos, explotarlos y mantenerlos en una servidumbre abyecta.” Esos aborígenes nunca recuperaron sus derechos y siguen luchando todavía por ellos. No es posible mitigar la historia de los vencidos ni escamotearla en nombre de los falsos principios. Pero hemos sido lo que somos con España, Europa y Estados Unidos. Seremos lo que queremos ser, también con ellos.

Día de la Hispanidad llaman los españoles al cubrimiento de América. Acá, con toda razón esa palabra causa disgusto porque se asocia al racismo nazi y al franquismo. Esto me recuerda a los indigenistas ya que ellos la asocian sobre todo a los “horrores de la conquista española”, es decir, a la explotación de los indios por los encomenderos, a la destrucción de los imperios Azteca e Inca y al saqueo de sus riquezas. Sin embargo, para otros como Mario Vargas Llosa (2018), esa palabra es hermosa porque la “asocia a las buenas cosas que le han ocurrido a América Latina, un continente que, gracias a la llegada de los españoles, pasó a formar parte de la cultura occidental, es decir, a ser heredera de Grecia, Roma, el Renacimiento, el Siglo de Oro y, en resumidas cuentas, de sus mejores tradiciones: los derechos humanos y la cultura de la libertad.”

El nobel peruano nos recuerda “que España fue el único imperio de su tiempo en permitir en su seno las más feroces críticas de aquella conquista —recordemos sólo las diatribas del padre Bartolomé de las Casas— y de cuestionarse a sí misma sobre ese tema, estimulando un debate teológico sobre el derecho a imponer su autoridad y su religión sobre los habitantes de aquellos territorios… Gracias a la Hispanidad varios cientos de millones de latinoamericanos podemos entendernos porque nuestro idioma es el español, una lengua que nos acerca y nos enlaza dentro de una de las muchas comunidades que constituyen la civilización occidental… Hablar una lengua —haberla heredado— no es sólo gozar de un instrumento práctico para la comunicación; es, sobre todo, formar parte de una tradición y unos valores encarnados en figuras como las de Cervantes, Quevedo, Góngora, Santa Teresa, San Juan de la Cruz, y de aportes nuestros tan singulares a ese legado como Sor Juana Inés de la Cruz y el Inca Garcilaso de la Vega, para nombrar sólo a dos clásicos.” (Ibíd) Así, en la palabra Hispanidad se encarna un concepto que esencialmente se refiere a la muy rica lengua en la que nos expresamos más de quinientos millones de personas en el mundo de hoy.

Por supuesto que la Hispanidad es un concepto muy ancho, y aunque sin duda los conquistadores se cobijan en él, y también los inquisidores, y los dictadorzuelos de toda índole que ensucian nuestra historia, “en él están presentes los mejores pensadores y poetas y luchadores por las buenas causas —la libertad, la más importante de ellas— que hemos tenido en España y en América, y los héroes civiles y anónimos que dedicaron su vida a ideales que siguen siendo actuales y admirables. Sería aberrante creer que España es sólo Franco; también lo son los millones de demócratas que sufrieron por serlo persecución, cárcel y fusilamiento, o un exilio de muchos años… La Hispanidad en nuestros días es la transición pacífica que asombró al mundo por la sensatez que mostraron los dirigentes políticos de todos los partidos y tendencias y la Constitución más admirable de la historia de España que ha garantizado las instituciones democráticas y el extraordinario progreso que ha vivido el país en estos cuarenta años de libertad.” (Vargas)

‘El Conquistador’, pintado por Fernando Botero

Creo que el verdadero sentido de la conmemoración de los 531 años del Descubrimiento de América (máscara fingidamente ética del saqueo y la invasión) por europeos está dado, en cierto modo, por esa alianza que los jefes de Estado y de Gobierno de todos nuestros países iberoamericanos en total unanimidad propusieron y pactaron en 1991 en Guadalajara-México, resaltando que efectivamente formamos parte de esa cultura occidental razón por la cual somos heredera de la tradición greco-romana, del Renacimiento, del Siglo de Oro y de los Derechos Humanos. Esta declaración podría ser considerada como el acto de fundación de la alianza Iberoamericana de todos los sectores sociales, económicos y culturales de nuestras colectividades multirraciales. Hay que bregar, entonces, para que los actos de conmemoración de todos los 12 de octubre se orienten preferiblemente en el sentido de la afirmación de la identidad cultural de América Latina, que está dada en lo fundamental por el verdadero modo comunitario de producción espiritual y de vida.

En nuestro territorio, desde que comenzó la reciente violencia en 1948, la paz ha sido un anhelo sentido por todos los colombianos, al menos desde que se inició la búsqueda abierta durante el Gobierno de Belisario Betancourt (1982-1986). En este instante el país se encuentra en un momento importante de la controvertida paz total: el Gobierno del presidente Petro está en un proceso exitoso hasta ahora con ELN y logró el compromiso del Estado Mayor Central de las disidencias de las FARC de silenciar sus fusiles y pactó el cese al fuego que empezó a regir desde esta semana con vigencia hasta el 15 de enero de 2024. Pero es prorrogable y esperamos que así sea: “el esfuerzo monumental que está haciendo el Estado colombiano debe ser respondido con acciones concretas de paz para llegar al desarme de la disidencia. Llegamos a los diálogos, eso sí, con el sinsabor de la conocida arrogancia de los miembros del EMC y sus actos de violencia que acapararon las noticias los últimos meses… No obstante, gracias a la insistencia de la administración Petro y a la constante fortaleza de las Fuerzas Armadas, los diálogos se instalaron. Esperamos que el cese al fuego perdure y los involucrados comprendan que la violencia nunca es la respuesta para un país que sueña con la paz.” (El Espectador, 2023) Desafortunadamente los acercamientos con las Autodefensas Gaitanistas de Colombia no han sido tan exitosos, pues, los narcoparamilitares insisten en su violencia asesina e intimidatoria.

Garantizar la presencia de fuerzas sociales en novedosos foros regionales sería una forma pedagógica de involucrar activamente a la comunidad en los objetivos de paz que lo conciernen. El gran aporte que pueda dar la comunidad al proceso de paz es innegable porque ella sí sabe reclamar el derecho de ser distinto -de pensar en voz alta, de hablar, de transitar, de vivir-. La comunidad tiene mucha madera para propiciar un tránsito hacia la paz. Los ejemplos de algunas comunidades campesinas e indígenas del país son, si se ubica honestamente, a ese respeto, paradigmáticos. Afortunadamente, la propuesta de la paz total del binomio Petro-Márquez incluye a todos los actores armados y a todas las comunidades de los territorios a las que pertenecen, lo cual es un sello de garantía para el feliz término de dicha propuesta: “Si todos nos damos las manos, ¿quién sacará las armas?”, se pregunta Bob Marley

Así, entonces, en los 12 de octubre lo poco que hay que celebrar es que “varios cientos de millones latinoamericanos podamos entendernos porque nuestro idioma es el español, una lengua que nos acerca y nos enlaza dentro de una de las comunidades que constituyen la civilización occidental”, como bien lo dice Mario Vargas Llosa. Entonces, en estos días cuando Iberoamérica huele a llegada de Colón, la educación y la política deben lograr que Colombia se piense ella misma. Que los campesinos e indígenas piensen sus ríos, su ecología, que los obreros, que los ingenieros, piensen su suelo y su subsuelo y su espacio geoestacionario.

La comunidad, dice Eduardo Galeano, “es la más americana de las tradiciones, la más antigua y obstinada tradición de las América…nuestra raíz más honda viene de la comunidad, la propiedad comunitaria, el trabajo comunitario, la vida comunitaria. Así lo comunitario hace referencia a múltiples prácticas que buscan propiciar la participación y el desarrollo social en distintas esferas de la vida, con la intencionalidad de contribuir a la democratización del estado y la sociedad. Pero el capitalismo, en lugar de las comunidades tradicionales trajo la comunidad comercial, la comunidad basada en las relaciones que llamamos útiles. El capitalismo inventó la manera de relacionarse únicamente en función del interés, de la obligación. Felizmente, hoy, ha hecho crisis. Crisis que ha venido transformando la comunidad para que ella se encuentre de nuevo.”

Por eso, Nicolás Buenaventura plantea que el postmodernismo no es la crítica del modernismo; es algo más, es la reconstrucción de la auténtica comunidad. La transformación de la comunidad consiste, en esencia, en cambiar el liderazgo individual por un liderazgo colectivo. En la familia, por ejemplo, ya no es posible un liderazgo individual: ni de la mamá, ni del papá; se está imponiendo el liderazgo del hijo. ¿Cómo hacemos para construir colectivamente una dirección de la familia, de la comunidad, para lograr que el trabajo, la paz y el estudio tengan una dirección compartida? Pensamos que la respuesta a éste y otros interrogantes se encuentren en la pedagogía crítica emancipadora, la cual absorbe los constructos básicos de la educación comunitaria y agrega el requerimiento de nuevas preguntas -nuevas perspectivas- y esquemas de significación que los diferentes sujetos tienen. Esta pedagogía necesita la fuerza motivadora y productiva de la disputa y de la lucha discursiva; a dicha pedagogía pues debe acceder lo inesperado, lo insospechado, un pensamiento nuevo, una nueva ocurrencia.    

Los 12 de octubre pienso mucho en En Memoria del fuego, la historia de América de Eduardo Galeano. El escritor uruguayo narra entre la realidad y la ficción “cómo muchas indígenas se suicidaban ahorcándose o comiendo tierra para escapar de la esclavitud. Otras se negaban a dar el pecho a sus hijos recién nacidos para no perpetuar el mestizaje.” (Bianchi, 2023) Y otras, como“la cacica Gaitana”, se lanzaban a la guerra y mataban a sus amos. “Ni en casa ni en el colegio me contaron nada de esto”, dice Martín Bianchi para agregar que creció “en una Argentina que daba la espalda a su propia historia y en una época en la que los niños recitábamos La cautiva. En ese poema, considerado la primera gran obra de la literatura argentina, Esteban Echeverría no recuerda las penurias de las indígenas, sino que romantiza el rapto de una mujer blanca a mano de los “indios”.

Los 12 de octubre también pienso en José Antonio Galán, Simón Bolívar y otros revolucionarios que se alzaron contra la Corona española en el siglo XVIII y a comienzos del siglo XIX. “Me gusta pensar que muchas naciones americanas nacieron de las entrañas de Yboty Iyú, en una suerte de venganza silenciosa. Fue su propio linaje el que inició el fin del imperio. Hoy, su familia es extensa. Según los genealogistas, hasta el Che Guevara, uno de los comandantes de la revolución cubana, descendía de ella. Me parece una reconfortante ironía del destino, una insuperable revancha de la Historia.” (Bianchi, 2023) “Cada vez más historiadores están revisando la historia de Occidente teniendo en cuenta los horrores de la colonización, como la esclavitud, el sometimiento, explotación o exterminio de las poblaciones indígenas (normalmente las tres cosas a la vez). Es algo que indigna a la derecha, en Estados Unidos” (Altares, 2023), pero más a la ultraderecha latinoamericana.

“El negacionismo se debe a que no se denuncian solo injusticias del pasado, sino del presente, como demuestra la tormenta de mentiras y odio que se ha desatado contra los aborígenes solo porque tratan de recuperar una mínima parte de unos derechos que les robaron” (Altares, 2023) hace exactamente 231 años. “Como dice un personaje de la novela El fantasma de las palabras de Louise Erdrich…, una escritora estadounidense de origen ojibwe, “un pueblo que se ve a sí mismo principalmente como víctima está condenado”. Y ni los aborígenes, ni los pueblos nativos americanos, están dispuestos a ser condenados otra vez.” (Ibíd)

¡Afable lector sentipensante y librepensador!, es claro entonces que los 12 de octubre se conmemoran los años oscuros y la pesada tradición de censura, represiones, guerras civiles y oscurantismo. También se conmemora la caída del imperio español y que la “España de hoy día haya dejado atrás todo aquello y ojalá que sea para siempre.” (Vargas, 2018) Aunque los imperios no deberían existir, por fortuna ellos “nacen, florecen y se marchitan de vejez, como nosotros.” (Montaigne, 2014) Desafortunadamente hoy subsisten los imperios de Rusia y USA tan despiadados como el imperio español -puesto a elegir entre ellos, “elijo el chino, que no bombardea pueblos débiles”-. Por último, quiero contar, al estilo de los cantos del chamán suramericano, que durante la escritura de estas notas me abrazó la energía de la Anaconda y me acompañó el espíritu del Caimán, muchas veces arañándome el Pecho de la Resistencia por la armonía nacional e internacional. En definitiva, pues, ahora empieza en nuestro país la difícil concreción de la tan anhelada paz total iniciando por este primer momento, “aún sumido en el fragor de una realidad aciaga, la de la espada.”

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Altares, Guillermo (2023).El negacionismo de los horrores de la colonización niega las injusticias del pasado… pero también del presente. El País de España, Madrid, publicado 19 de septiembre en https://elpais.com/cultura/2023-09-20/el-negacionismo-de-los-horrores-de-la-colonizacion-niega-las-injusticias-del-pasado-pero-tambien-del-presente.html#?rel=mas

12 respuestas a «CRUZ, ESPADA Y PAZ TOTAL»

  1. Excelente análisis y postura crítica a los hechos históricos que se han dado y que han tenido gran influencia en las realidades vividas por todos nosotros los colombianos, que cada vez tenemos menos credibilidad en nuestros gobiernos, porque son desastrosos, como el que tenemos actualmente, de un presidente que faltó el año pasado a 80 reuniones, que clase de presidente es, sí continuó igual durante el presente año, pasamos de , es un fracaso, no resuelve nada. ?Qué le espera a Colombia?, desde luego, nada bueno, más pobreza, más miseria y más desempleo.

  2. Que buena reflexión, ojalá, que la tan anhelada paz total se logre en Colombia y con la esperanza que sea en toda la tierra, antes de que sea destruida la naturaleza en todas sus dimensiones. Es una tarea de los docentes y digo los docentes porque es en éste escenario, donde se comienza la información histórica de nuestra sociedad, hablar del 12 de octubre, no debe ser enfocado desde un sólo punto de vista, como la información que recibimos en otros tiempos. En éstos tiempos aún se dice, que la llegada de Colón, palabras mas, palabras menos, nos desenterro. Hay que cambiar el discurso esclavista y comenzar a contar la verdad con ventaja y desventajas, de esa invasión europea. El dia que alcancemos a informar desde éste punto de vista, tendremos un pueblo con un pensamiento crítico capaz de diferenciar entre el bien y el mal, con las otras fuentes de información ( radio- prensa- televisión, etc). Excelente columna Dairo

  3. Gran realidad reflejada en los aconteceres de nuestra sociedad,Se hace Necesario tomar lo indispensable de esas culturas para ponerlas en práctica en nuestra vida cotidiana…

  4. El lenguaje universal ayuda a la comunidad a informarse mejor y conocer objetivamente los hechos que le afectan. Cuando este lenguaje es consensuado y democrático, puede ser de ayuda valiosa para las culturas. Pero cuando una cultura arrasa y afecta negativamente a la otra, se vuelve dominación y atropello. Esto sucedió con la “conquista de Americanos “ por españoles y europeos, contra nuestra ancestralidad. Realidad que hoy vivimos como invadidos y dominados.Origen de todos nuestros males presentes.
    Este comentario con respecto a la lengua española y al legado de los “conquistadores “ para con los aborígenes de america.
    Te felicito por traer al presente la crítica y motivación, sobre esta fecha del 12 de octubre de 1492. Es importante que la commemoremos de otra forma!..

  5. Una realidad que se repite; no sé hasta cuando, la explotación de nuestros compañeros indígenas en todas las formas.
    A través del tiempo han sufrido explotación por terratenientes, grupos armados, políticos, etc.
    Hasta que no cese esta, Colombia jamás tendrá paz.

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