CERVANTES Y SHAKESPERARE ENTRE ESPLENDOR, TINIEBLA Y PAZ

¡Amables lectores reflexivos!, en medio de la conmemoración de los 73 años del asesinato de la oratoria denunciante de Jorge Eliécer Gaitán y las más de 8.000.000 de víctimas que van desde entonces, en medio del segundo año de la peste del covid19 y muchos años de las epidemias de corrupción, desigualdad e injusticia, en medio de los asesinatos de líderes sociales, jóvenes y desmovilizados de la FARC y en medio de las masacres reiteradas de colombianos a pesar de los procesos de paz entre guerrilla y el gobierno de Santos y entre paramilitares y el gobierno de Uribe, el hablante mundo anglohispano celebra el Día del Idioma, para rendirle homenaje a las víctimas anhelantes de paz, a Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare, las máximas figuras de las letras española e inglesa.

Estas plumas brillantes en estos días cumplen 405 años de muertos; por esta razón, gran parte del mundo mencionado, incluyendo Colombia y por ende Bogotá, “se ha dedicado a explorar el inmenso legado que dejaron estos genios de la palabra, que se traduce en el pálpito viviente, universal y oscuro del alma humana. A estos narradores y poetas del siglo XVI y XVII, época dorada del Renacimiento y el comienzo del Barroco, James Shapiro los declara eternos porque siempre están en cualquier época” (Semana, 2016); por eso, en nuestras clases de lenguas castellana e inglesa hemos visibilizado el significado y la complejidad de obras que han marcado las artes y el pensamiento como los son, entre otras, Don Quijote de la Mancha, de Cervantes, quien muere el 22 de abril de 1616, o  Hamlet y Macbeth, de Shakespeare, quien fallece el 3 de mayo también de 1616.

La personalidad del dramaturgo y poeta inglés, nacida el 23 de abril 1564, todavía es desconocida. Sucede lo contrario con sus 37 obras con las que conquistó a la sociedad inglesa y se convirtió en el escritor más importante en su lengua, tras revolucionar el teatro inglés y la literatura universal. El rey Lear, La tempestad, Otelo y Romeo y Julieta son algunas de sus piezas principales. Se ha especulado, sin embargo, sobre su autoría y existencia. Pero ya sea como un mito o personaje real, las obras de Shakespeare son las más adaptadas en la historia del cine y del teatro y es, sin duda, uno de los pocos escritores reinterpretados en cada generación.

De Cervantes, nacido el 29 de septiembre de 1547, considerado la máxima figura de la literatura española, se sabe mucho más. Según Carlos Gustavo Méndez (2016), Cervantes tuvo una vida azarosa: Vivió su infancia en Valladolid y a los 22 años se traslada de improviso a Roma -se dice que huyó por haber herido en duelo a Antonio de Segura-; en 1571, en la batalla de Lepanto, es herido y la mano izquierda le quedó lisiada; en 1575, rumbo a Barcelona, es secuestrado por corsarios berberiscos y solo es liberado en 1580 cuando se pagó su rescate (obtenido en una colecta); en 1587 se residencia en Sevilla como Comisario Real de Abastos, cargo que le ocasionó denuncias y otros problemas; en 1590 escribió al rey pidiéndole entre otros puestos el de Contador de Galeras en Cartagena de Indias, esta petición fue devuelta por el secretario del Consejo General de Indias, Núñez Morquecho, con esta frase humillante: “Busque por acá en qué se la haga merced”; en 1594, se hace cargo de recaudar las tasas atrasadas en Granada, y terminó otra vez encarcelado; y en 1605 publicó la primera parte de El Quijote; la obra, de la que el segundo tomo llegaría en 1615, es descrita como la primera novela moderna y una de las mejores de la literatura universal por ese gran conflicto que plantea entre el mundo impuesto y el de la imaginación. Finalmente, murió en la pobreza y fue enterrado en una fosa común.

Shakespeare y Cervantes tenían en común la capacidad de “ver en el corazón de las personas a través de las clases sociales. La observación, la empatía y la curiosidad son dones y habilidades de los más grandes artistas, independientemente de su estirpe o clase social, pero que luego deben trabajar en su perfeccionamiento” (Shapiro, 2012). De ese modo, ambos reproducen algo tan cotidiano y universal como los comportamientos sociales; las creaciones de ambos revelan las entrañas de las sociedades; no hay emoción humana que no esté registrada en las obras de Shakespeare, ni persona como el Quijote loco e idealista que los niños, jóvenes y adultos no adoren; ellos han influido la cultura occidental por medio de todas las artes; las expresiones y los personajes de estos clásicos están presentes, incluso, en el lenguaje cotidiano occidental con frases como “No todo lo que brilla es oro” o “para romper el hielo”, que nacieron de Shakespeare, o estas expresiones cervantinas: “El que mucho abarca poco aprieta” y “ojo por ojo y el mundo termina tuerto”.

Shakespeare y Cervantes siguen vivos porque plasmaron el modelo de lo humano, como se entiende hoy, al narrar aquellos laberintos oscuros del alma, sueños y ambiciones universales; son tan actuales porque definieron la modernidad a través de un lenguaje lleno de ingenio verbal; estos escritores son tan potentes que cada cultura, época histórica y profesión los interpreta de un modo diferente (Stavans dice que los soviéticos, por ejemplo, creían que don Quijote era un revolucionario, los norteamericanos lo aprecian como individualista, los japoneses como un hombre sencillo, los psiquiatras como un esquizofrénico, los políticos como un subversivo. El escritor ruso Dostoievski, incluso, pensaba que el Quijote era una versión antigua de Jesucristo); como todos los textos de los grandes maestros, los relatos cervantinos y shakesperianos recogen relatos populares, los recombinan y los hacen de nuevo trascender; siempre se puede volver sobre Shakespeare y Cervantes, porque en su obra se encuentra lo que hacen el buen arte y la buena literatura: “Enseñarnos la posibilidad de conocernos y leernos a través del tiempo”, como dice el crítico literario y profesor Camilo Hoyos. En resumen, pues, dichos colosos de las literaturas española e inglesa presentan las pasiones, las miserias, las grandezas humanas e interpelan a la ciudadanía y preguntan cómo salir del conflicto. 

A propósito cómo salir del conflicto, la premio Nobel de literatura por su obra al sufrimiento y al coraje en nuestro tiempo, la bielorrusa Svetlana Alexievich fue invitada especial en la Feria del Libro de Bogotá de 2016 porque sus libros ahondan en él (La guerra no tiene rostro de mujer y Voces de Chernóbil son solo dos ejemplos); en la inauguración de dicha feria al lado del entonces Presidente Juan Manuel Santos, ella nos dio luces para acabar el nuestro que lleva más de 8.000.000 de víctimas de todos los bandos en los últimos 73 años -más la ya larga ineptitud demostrada por los dirigentes de los partidos tradicionales durante los más de 200 años de exclusión, guerras, miseria, chanchullos e inequidad-, es una muestra triste pero fehaciente de que “hay que poner a todas las partes a repartirse la derrota, porque esta guerra la están perdiendo todos” (García Márquez, 1990), aunque unos pocos mercaderes de la guerra y corruptos salen gananciosos.

Todos sabemos que el reloj de la historia colombiana se detuvo el día aciago del asesinato de Gaitán –origen de la violencia de los años cincuenta, y según William Ospina (2013), éste “fue el horno donde se gestó la Violencia de los años noventa; el Frente Nacional de los años sesenta fue el surco donde germinó la tragedia de las últimas décadas; el desplazamiento de campesinos a mediados de siglo fue el modelo de desplazamiento de los años noventa” __, y que desde entonces no hemos hecho otra cosa que girar en el torbellino de la violencia sin oponerle nunca un verdadero proyecto civilizador, pese a los procesos de paz entre guerrilla y el presidente  Santos y entre paramilitares y el presidente Uribe, e incluso pese a la visita del actual papa solo por nuestra paz y pese a La batalla por la paz y al premio Nobel a Juan Manuel Santos.

Sabemos que “no dialogar es lo mismo que decir queremos la guerra y la paz imperfecta es mejor que una guerra perfecta” porque en efecto, en palabras de Séneca, “es preferible una paz injusta a una guerra justa”. Pero a pesar del anhelo de la mayoría de los colombianos y la comunidad internacional, lo que está garantizando el subpresidente Duque y su presidente eterno es apoyo y tolerancia con la violencia paramilitar y persistencia en una nueva nefasta reforma tributaria y en el camino de la guerra contra la guerrilla del ELN y la disidencia guerrillera para seguir justificando su mandato haciendo trizas la paz de Santos y Farc en medio de risas, pero acumulando horrores, humillaciones, destrucciones y bloqueos a los más humildes y vulnerables. Por eso y las otras razones mencionadas inicialmente, el pueblo colombiano marchará el próximo 28 de abril, teniendo en cuenta todas las normas de bioseguridad.   

Finalmente, ¡amables lectores reflexivos!, no olvidemos leer a Miguel de Cervantes Saavedra y a William Shakespeare, para tener siempre presente su ejemplo de creación y de vida, quienes nos insinúan, parafraseando a Álex Grijelmo (2021), que el primer paso para llegar a un acuerdo igualitario debe consistir en mirar a las lenguas española e inglesa sin prejuicios, como expresión cultural, como dos amigos íntimos dispuestos a ayudarnos y no como dos enemigos que nos oprimen. Recuerden que en el discernimiento acertado del Día del Idioma, está la brújula que guiará adecuadamente el uso inteligente de las lenguas castellana e inglesa, el área de Humanidades y las otras áreas del conocimiento, para que nuestro desempeño académico, intelectual y convivencial sea cada día mejor y para que, parodiando a García Márquez que cumple siete años de muerto, las estirpes condenadas a setenta y tres años de violencia tengan por fin y para siempre una segunda oportunidad sobre la tierra y podamos con la esperanza radical que el gobierno negligente e inepto de Iván Duque termine pronto para que los colombianos votemos en las próximas elecciones presidenciales por un auténtico pacto histórico elaborado por la nueva coalición esperanzadora que construya el nuevo paradigma de apertura democrática, de participación real, de tolerancia y paz verdadera, para así resolver nuestros conflictos y abrir un futuro satisfactorio para ustedes y las próximas generaciones colombianas.

*Fuente de la ilustración: Periódico El Espectador

5 respuestas a «CERVANTES Y SHAKESPERARE ENTRE ESPLENDOR, TINIEBLA Y PAZ»

  1. Se viene, emérito Dayro, con múltiples reflexiones, con una pluma siempre fervorosa y comprometida. En algunos apartados, con la energía fustigadora de los grandes libelistas, como nuestro José María Vargas Vila (quien también merece nuestra atención, a pesar de su misoginia de época).

  2. Hola González, que bueno que nos sigas ilustrando con esas hermosas líneas muy dicientes en la que, desde los avatares de la historia, nos dan a conocer que el proceso esperanzador de la vida ha sido de debacles y son un reflejo para continuar luchando para una mejor sociedad llena de muchas vicisitudes…

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