CENTENARIO DEL NATALICIO DE «EL SENTIPENSANTE MAYOR»

Al gran amigo resiliente y colega coterráneo Fredys García Sierra, uno de los mejores sociólogos actuales del Caribe colombiano, quien ha sido uno de los dignos discípulos del padre de la sociología moderna en Colombia.  

¡Amables lectores sentipensantes!, como el próximo 11 de julio se cumplirá el primer siglo del natalicio de Orlando Fals Borda -OFB-, el fin de esta nota es reseñar su vida y obra para conmemorar y reivindicar su legado, reconocer y valorar la vigencia del pensamiento del principal representante de la sociología colombiana y uno de los educadores populares más influyente de América Latina del siglo XX y uno de los más conocidos mundialmente. Hacer esto ahora, en medio de tantos líderes políticos abiertamente autócratas exhibidores de “eximias maldades como signo de tanto vigor y fuerza de ánimo como de yerro y desmesura”, nos permite abrevar de las fuentes de su sabiduría para otear un horizonte de nuevas posibilidades pedagógicas, políticas y éticas.

OFB nació el 11 de julio de 1925 en Barranquilla, capital del Departamento del Atlántico, en medio de una familia cristiana y culta de origen andino-momposino y catalán compuesta por el riguroso Enrique Fals Álvarez – profesor de Gramática y Sociales- y la solidaria María Borda Ángulo -inmensa trabajadora social-, quienes fueron administradores del Colegio Americano. Pero, diría él mismo en un texto de 2009, “son mis dos abuelas, Cándida (Chacha) y Anita (Micha) las que sobresalen para mí en esa primera época, más que mi madre, a quien debo no obstante las posteriores influencias formativas de mi juventud. Debajo de las faldas de las dos abuelas recibí amante protección de la “penca” de mi duro padre. Éste compensaba misericordioso las “limpias” con fabulosos libros de cuentos y biografías de héroes como las de Viriato y los de la caída de Numancia. La Chacha me embelesaba con… las bolitas de tamarindo, y yo le retribuía ayudándole a repartir y empacar al detal los granos, las panelas y los quesos. La Micha, de la distinguida familia Angulo de Calamar, me enseñó el primer cántico, las líneas iniciales del pasodoble español “Valencia, tierra hermosa”. (p. 25)

A la Chacha -sigue Fals- también le debo conocer y manejar el autopiano y mi primera excursión en un coche que ella le había comprado a su yerno italiano Vicente Carleo para que lo empleara en el transporte desde su finca lechera de Santo Tomás a Barranquilla por el polvoriento camino de Soledad a Palmar de Varela. “No llegué a conocer a mi abuelo paterno, Alfredo Fals y Corona, comerciante de origen catalán que había emigrado a Barranquilla, pasando por Cuba, a principios del siglo, junto con su hermano Enrique, un empresario de toros y casinos, porque había muerto poco después de casarse con Chacha en Magangué… Al abuelo materno, el ingeniero bogotano Carlos Borda Monroy, por sus perennes viajes de prospección de petróleo en la costa, no llegué a conocerlo sino en Barranquilla, poco antes de morir, cuando vivió con nosotros y con sus hijos “naturales”, mis tíos Rita y Toño, durante los últimos meses de su existencia. Lo recuerdo como un patriarca alto y serio que me pedía le llevara los periódicos todos los días. En cambio, sigue viva conmigo la imagen de mi bisabuela Cristina Machado, madre de la Chacha, nacida en Pijiño, cerca de Mompox, una anciana de origen chimila vestida de largo faldón de cumbia” (p. 26), que amasaba los mejores casabes de yuca.

En general, continúa OFB el recuerdo de su infancia, “guardo de mis primeros años una sensación de alegre fluidez y amplios horizontes con mucha tolerancia. A ello también contribuyeron las actividades de mis padres: Enrique, dedicado a la enseñanza y al periodismo, en lo que hizo una carrera extraordinaria (aspiró una vez a secretario de Educación del departamento del Atlántico); y María, quien fue fundadora de la Campaña Nacional contra el Cáncer y pionera de programas de radio en Barranquilla sobre cuestiones sociales y culturales, además de escritora de obras teatrales. Recuerdo una que escribió con el título de Naamán el sirio, basada en una historia bíblica, que se representó en el comedor del internado con alumnos y alumnas del Colegio Americano” (p.28), todos ataviados a la manera oriental.  

Más que los alumnos internos del colegio mencionado, donde OFB terminó su primaria cerca del 1935, sus compañeros de juego fueron los hijos de la cocinera negra principal, Estebana, con quienes se pasaba jugando al trompo, bolitas, carreras y al burro, como cualquier otro niño costeño. No recuerda de peleas. Aparte de sus cinco hermanos menores, otro grupo infantil lo constituía sus primos Anaya Angulo, hijos de su tía Toña, hermana de la Micha, y de su esposo el señor Ramoncito, a quien llegó a admirar por su serenidad. Más tarde, de uno de los Anaya, Benjamín (Mincho), recibió la revelación de la música moderna que tanto le atrajo desde entonces, con unos discos viejos de Wagner y de la sinfonía de Frank; al igual que le atraería posteriormente el vallenato y la música colombiana repleta de la curiosidad de El cucarachero de Garzón y Collazos, la imaginación de Una casa en el aire de Rafael Escalona, la profundidad y seriedad de Mercedes de Adolfo Pacheco y otros compositores y temas muy entrañables para él.   

Asimismo, guardó agradecido en su memoria a los profesores y a sus compañeros de aula -uno fue el futuro novelista Álvaro Cepeda Samudio- quienes le enseñaron a entender la vida y sus realidades y le abrieron los ojos a las realidades geográficas y las riquezas propias de la región Caribe como por ejemplo la conocida en una excursión a la Sierra Nevada de Santa Marta en la que fue el único estudiante que llevó un diario de campo, donde cada noche anotaba lo que observaba y escribía varios datos de población y altura sobre el nivel del mar, siendo éste su primer trabajo etnográfico publicado como autor. Además, su tendencia juvenil a la creatividad y a la informalidad, apoyada por el tolerante y festivo ambiente costeño de la época, lo llevó a escribir a los 12 años El hijo de Bolívar, su primera y única novela en la que hay un matrimonio entre documentación e imaginación que tanto le influyó para publicar medio siglo después La historia doble de la costa.

La transición de esa etapa la resume así: “Sentí que pasaba de la niñez a la adolescencia cuando mi papá dejó de darme libros de cuentos para pasar a tratados como Los Vedas y Las cantigas de Alfonso el Sabio. Me resultaron fascinantes porque abrieron el compás de mi visión del mundo.” (p. 28) También cuando llegó el momento crucial de separarse del Caribe para ir a Bogotá en “el primero de muchos viajes por el río Magdalena, esta vez con el resto de la familia, ya que su padre iba a adelantar estudios en la Universidad Javeriana.” Al llegar a la capital obtuvo una visión más completa del país y de su propia familia, al incorporar la parte cachaca representada por los Bordas, quienes les dieron cálida acogida. E igualmente lo acogió el Colegio Americano de Bogotá, donde terminó su bachillerato en 1942, y la Escuela Militar de Cadetes, donde ingresó en 1943 -ayudado por su primo escritor Jorge Zalamea Borda- a hacer por caprichos formativos juveniles una carrera militar trunca, pero aprendió la importancia del orden y el íntimo sentido del compañerismo, y conoció por dentro la psicología militar y a futuros generales de la República como a Puyana, Matamoros, Matallana y a Valencia Tovar.

OFB creció, pues, entre libros y cuadernos, discos, dramas y conciertos, amistades inolvidables y grandes educadores, padres amorosos pero rígidos, lo cual explica su posterior inclinación intelectual, después de dejar atrás el fragoso periodo de la adolescencia y la alegre provincia amada, para hacer estudios de pregrado en Literatura Inglesa e Historia en la Universidad de Dubuque, en Iowa (1947), de maestría en Sociología de la Universidad de Minnesota en 1953 y de Ph. D. en Sociología Latinoamericana en la Universidad de la Florida en 1955, año en que también publica Campesinos de los Andes, una investigación sociológica adelantada desde 1949 en la vereda andina de Saucío Cundinamarca que constituye un  inventario veredal y una acertada interpretación de ese sitio. Siguiendo con sus publicaciones: en 1956, edita Aspectos psico-sociológicos de la vivienda rural colombiana; en 1957, escribe con Nina Chaves e Ismael Márquez El hombre y la tierra en Boyacá. En estos libros hay un análisis sesudo de la bandera de la reforma agraria, enterrada entonces por el régimen conservador.  

En su primera etapa profesional, pues, Fals “se dio a la tarea de entender la realidad campesina a partir de estudios empíricos y una rigurosa metodología. De este trabajo inicial, en el que el acento en lo regional resulta novedoso” (EE, 2008), sobresalen esos libros. “La apuesta de sus investigaciones, ya desde el principio, se encontraba ligada al mundo rural.” (Ibíd) Más tarde, en 1961, expandiéndose geográficamente, publica el texto La transformación de América Latina y sus implicaciones sociales y económicas en el que escudrilla el cambio social y los aspectos sociológicos del desarrollo económico en la región latinoamericana. Luego, poniendo en la práctica administrativa su formación profesional y escritural, fue consultor de la OEA en Brasil y director general del Ministerio de Agricultura en Colombia, entre 1959 y 1961.

En 1959, junto con el sacerdote y sociólogo Camilo Torres Restrepo y otros intelectuales y profesionales, entre ellos Eduardo Umaña LunaMaría Cristina Salazar -socióloga que desde 1968 sería su esposa-Virginia Gutiérrez de Pineda, Carlos Escalante, Darío Botero Uribe y Tomás Ducay, fundó una de las primeras Facultades de Sociología de América latina en la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, convirtiéndose en su primer decano, papel que asumió entre 1959 y 1967. La muerte de su amigo Camilo en 1966 le hizo vivir la guerra en carne propia y radicalizó su crítica. No obstante, en 1967, “Orlando vivió uno de los momentos más amargos de su vida: renunció a la decanatura cuando un sector estudiantil lo acusó de colaborar con el imperialismo por haber construido el edificio de Sociología con dineros de fundaciones extranjeras y por usar una conceptualización positivista.” (Molano, 2008) Entre 1968 a 1970 fue director de investigaciones del Instituto de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, de Ginebra, Suiza; trabajo que fue “una especie de triste exilio en un país silencioso y aburridor, donde trató de resolver dos torturantes retos: la praxis, originado en el sacrificio de Camilo, y la actividad política, surgido en la contradicción con un sector del movimiento estudiantil de la Universidad Nacional.” (Ibíd) Conjugando lo administrativo con lo académico, escribe con Germán Guzmán Campos y Eduardo Umaña Luna los dos tomos del famoso libro La violencia en Colombia entre 1962-64, un paradigma del análisis sociológico que marcó pauta como texto inaugural para la comprensión del conflicto armado en Colombia y Latinoamérica.

Este texto fue precursor de la llamada “Violenciología”, disciplina científica típicamente colombiana, porque convierte la guerra en un tema de opinión y de controversia pública, da a conocer lo que estaba pasando en los campos nacionales e invita a un enjuiciamiento histórico a las élites gobernantes responsables del desangre, pues, los ensayistas reflexionan acerca de las atrocidades de esa época cuando con sadismo y sevicia se ejecutaron los primeros 300.000 seres humanos usando el “corte de franela” y otras crueldades con las que el mundo rural dio inicio a los primeros desplazamientos masivos de la historia colombiana del siglo XX. “Atacado por la prensa conservadora y el ala radical de la Iglesia, el libro fue ampliamente discutido por políticos, periodistas e incluso escritores que se inspiraron en su extensa documentación para abrirles paso a expresiones culturales como la denominada “novela de la violencia”.” (EE, 2008)

OFB publica en 1962 La educación en Colombia: bases para su interpretación sociológica, y con Paul J. Deutschmann, escribe La comunicación de las ideas entre los campesinos colombianos también en 1962. Además, edita El Brasil: Campesinos y Vivienda en 1963, y La esencia de la transformación rural: Estudio de una Comunidad en 1965; e igualmente La subversión en Colombia: Visión del cambio social en la historia, una muy ilustrada obra escrita en 1967 sobre la resistencia y la insurrección de nuestro pueblo.

Entre 1970 a 1975 viajó a las sabanas de Córdoba y Sucre “a liderar el núcleo de Investigación y Acción Social, que dejó un grupo consolidado de investigadores como Víctor Negrete, Albio Martínez, David Sánchez Juliao, quien en 1972 publicó como fruto de esa experiencia su libro de relatos con testimonios de campesinos Historias de Racadamandaca. Y esa experiencia abrió caminos entre historiadores, artistas y narradores de la región. En ese viaje, Fals Borda investigó e hizo visible a la legendaria bailadora de porros María de los Ángeles Tapias…, de la que surgiría el mito real de María Varilla, muerta después de un fandango en Montería, a sus 53 años.” (Guerra, 2021) Esa historia nutrió los estudios regionales de investigadores, novelistas, folcloristas, músicos y pintores como Guillermo Valencia, José Luis Garcés, Leopoldo Berdella y otros. Y en el Caribe abrió caminos a discípulos suyos como Gloria Triana, Edgar Rey Sinning, Alfredo Molano, Fredys García Sierra y otros.

En 1978, “el M-19 se burló del Ejército hurtándole 5.000 fusiles del Cantón Norte. La represión no se hizo esperar. El gobierno de Camacho Leyva y Turbay dictó el Estatuto de Seguridad, pieza siniestra de nuestra historia que afianzó la lucha armada y cobró miles de víctimas. La tortura, la desaparición forzada, la masacre se volvieron política de Estado. María Cristina y Orlando fueron torturados en las caballerizas del Ejército y ella condenada a dos años de cárcel, que pagó con modestia y, sobre todo, con dignidad. Las tesis de la investigación-acción tienen su precio.” (Molano, 2008)

Entre 1979 y 1986 publica la monumental Historia doble de la Costa integrada por cuatro tomos que son: Mompox y Loba -I, 1979-, El presidente Nieto -II, 1981-, Resistencia en el San Jorge -III, 1984- y Retorno a la tierra -IV, 1986-. Se llama doble porque narra con una innovación formal que discurre en dos canales: uno para la descripción y la anécdota, para la atmósfera y el relato; otro para la interpretación teórica que corresponde a esa narración, para el ajuste conceptual, metodológico y conclusivo. Este cuarteto es una obra clásica de la sociología colombiana que da cuenta pormenorizada de la historia y del sentido de los conflictos y luchas agrarias de los campesinos de esta región, y de sus orígenes desde la época de la conquista; denuncia los desalojos del latifundio, analiza los mitos y las leyendas la sociedad rural de la región, examina y sugiere formas de organización social y política; estudia los cambios que se estaban produciendo y la capacidad de respuesta de la élite dirigente. He aquí enseguida una leve referencia a cada uno de esos volúmenes escritos tanto para la academia como para la gente llana.

El I es una rica exposición acerca de la cultura anfibia de la depresión Momposina del Caribe colombiano en la que se combinan las actividades de la pesca con la agricultura. El II hace una defensa de la vida del “ethos costeño” y su unidad cultural que nos ilustra, a través del inmenso e invisible legado del general Juan José Nieto -historiador, novelista y único presidente negro de Colombia que abolió la esclavitud y propugnó por la autonomía regional del Caribe; por eso, no figura en los textos de la historia oficial-, quien representa la defensa de la vida a través de la contraviolencia como argumento; Fals valoró su grandioso aporte a las letras, la política y la historia regional. El III presenta las estrategias de la resistencia popular y su manera de reproducirse cultural y socialmente, generando lo que en el libro se denomina el “hombre hicotea” ya que ha desarrollado hábiles mecanismos de defensa con los cuales puede sobrevivir resistiendo como la hicotea frente a los avatares de la vida. Y el IV explica cómo se desarrolla en la región del Sinú lo que el autor llama el “arraigo atávico del modo de producción parcelaria”, con su consecuente y necesario “retorno a la tierra”.

En síntesis, los cuatro tomos de La historia doble de la Costa es una investigación de igual o mayor relevancia que La violencia en Colombia. Esa historia es otro ejercicio de memoria en el que OFB puso a prueba su “metodología de baúl”, consistente en recabar información a partir de entrevistas y testimonios perdidos de los miles de abuelos de la Costa que con paciencia entrevistó en sus recorridos por sus pueblos. “Sentó las bases para una historia oral que de otra manera habría quedado sin quien se ocupara de su narración.”  

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A lo largo de su vida, el gran sociólogo y escritor caribe también promovió diversas iniciativas políticas de la izquierda desde el Frente Unido del Pueblo, junto al sacerdote revolucionario Camilo Torres Restrepo entre 1964-1965 y activo organizador de procesos como ‘Colombia Unida’ a fines de los años 1980, y la Alianza Democrática M-19 de cuya bancada fue miembro de la Asamblea Constituyente en 1991, en la que promovió una recordada propuesta de ordenamiento territorial “que fisurara el centralismo y le diera mayor autonomía a los pueblos indígenas, afros y raizales.” Por eso, fue evidente su constante defensa del socialismo raizal con los términos de la democracia radical que etimológicamente significan lo mismo de la definición europea, pero que acá enriquecemos “con el aporte específico de lo propio americano… con sus contextos. Incluyendo la considerable realidad de nuestro mundo tropical” (Fals, 2007:15) para intentar pulverizar el capitalismo salvaje y la mafia narcoparamilitar.

De este modo, por su interés en la cultura popular y por su creciente activismo político, se convierte en el apóstol de los trabajadores sociales de izquierda. Motivó además el despliegue de diferentes iniciativas educativas como las reseñadas y aquella que fundó el Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales (Iepri) en la Universidad Nacional en 1985 del que fue profesor especial; también se destacó su contribución en la década del noventa en el Consejo de Educación de Adultos de América Latina, desde la que propició la reflexión y la investigación en la educación popular. Además, “fue director Encargado del Programa de Participación Popular, Oficina Internacional del Trabajo (OIT), Ginebra, 1986. Coordinador del estudio sobre Conocimiento y Poder Popular en Colombia, Nicaragua y México, OIT, 1982-1984. Fue Viceministro de Agricultura a los 29 años de edad, en el Gobierno de Alberto Lleras Camargo.” (Guerra, 2021)

En los últimos años, El socialista y demócrata raizal “fue dirigente del Frente Social y Político, artífice de la articulación de diversas fuerzas de la izquierda colombiana que confluyeron en la conformación del Polo Democrático Alternativo, partido del cual fue presidente honorario hasta su muerte.” (Ibíd) Además, fue fundador con Gabriel García Márquez, Enrique Santos Calderón y Antonio Caballero de importantes medios impulsores de crítica y reflexión, como la revista Alternativa –“atreverse a pensar es empezar a luchar”, era su lema- en la década de los 70 e inicios de los 80 -refundada en los años 90-; precursor en la conformación del Centro Estratégico de Pensamiento Alternativo; y director la revista CEPA con el alternativo lema enriquecido: “atreverse a pensar y luchar es empezar a vencer”. Nuestro añejo soñador se convierte así en el típico intelectual orgánico en el sentido en que lo ideó el italiano Antonio Gramsci, esto es, pensador, organizador y dirigente.

En esta línea, este pensador, organizador y dirigente nos direcciona Hacia el socialismo raizal y otros escritos, libro que reúne ensayos y notas breves elaboradas por Fals entre 2003 y 2007. En este texto palpita su país, observado desde sus orígenes y proyectado al porvenir. En el último acto público en el que participó, el 23 de julio de 2008, presentó la cuarta reedición de su obra La subversión en Colombia con el sello editorial de FICA y CEPA. Después, en menos de un mes, exactamente el 12 de agosto, muere en Bogotá a la edad de 83 años.

Alrededor del fallecimiento de este gran hombre algunas instituciones y algunos políticos e intelectuales alternativos lo lamentaron sentidamente; entre ellos permítanme citar a El Espectador (2008) que afirmó: “El país pierde a un verdadero académico y a un militante auténtico. A diferencia de otras personalidades de la vida pública, que con el devenir de los años tienden a moderar sus opciones políticas, cuentan con humor quienes conocieron al maestro Fals Borda que “entre más viejo, más radical”.” Y al gran Carlos Gaviria Diaz quien acotó lúcida y emotivamente: “Usted, querido maestro, compañero y amigo Orlando Fals Borda decía lo que pensaba y hacía lo que decía. Como Sócrates, hizo más política que nadie y enseñó con su ejemplo la fidelidad a una idea, que fue siempre su guía: la construcción de una sociedad democrática, incluyente conformada por personas libres y solidarias”. Usted, “siempre ignoró en su vida la cobardía, la claudicación, la codicia, la ambición personal de poder, la deslealtad, el odio y el rencor, la ambigüedad, la hipocresía y la soberbia”.

En realidad, este intelectual orgánico, sociólogo alternativo, escritor sentipensante e investigador colombiano fue un hombre sinceramente humilde que le gustaba mamarles gallo a los poderosos para que no se sintieran tan poderosos; pero también se reía de sí mismo: «en todo partido de izquierda que ha fracasado en Colombia he estado yo». Para mí, como profesor de Lenguaje y Literatura y escritor de Tacamocho Bolívar -pueblo a orillas del Magdalena ubicado justo a algunos pocos kilómetros después del Brazo de Mompox en las faldas de los Montes de María-, OFB ha sido un referente en mi quehacer pedagógico y accionar escritural, tanto en el bachillerato como en pregrado y posgrado. Su presencia ha latido en mis clases colegiales y universitarias, así como en algunos de mis ejercicios investigativos. Verbigracia, el segundo libro –Aventura de la oralitura– de mi Triple aventura académica está inspirado en el pensamiento falsbordiano que me permitió ahondar en mis raíces; por eso, el subtítulo de ese trabajo es: De los Andes al Caribe o del Caribe a los Andes, por aquello de la doble vía de la Historia doble de la Costa de la cual aprendí además que el lenguaje común es la mejor alternativa para colectivizar la ciencia y tener acceso a las comunidades marginales.

Este propulsor de las ciencias sociales en Colombia es uno de pocos grandes sociólogos que se ha separado del lenguaje técnico para hacer uso del lenguaje común como instrumento de expresión de pensamiento nuevo y ciertamente complejo. Él no encuentra “incompatible la creatividad y profundidad científica con la claridad estilística y en especial con la utilización de un lenguaje que si bien no evita los términos técnicos, acepta las normas gramaticales corrientes que los hacen comprensibles para una amplia comunidad lingüística.” (Sierra, 1988:8).  Se debe tener en cuenta que “los temas científicos y filosóficos y técnicos son susceptibles de ser tratados en un lenguaje que no pretende discriminar a ninguno de los diferentes sujetos que interviene en el acto educativo” o la actividad lectora. Máximo si existe una capacidad ideológica y una capacidad comunicativa en los hablantes que posibilitan producir como comprender todos los discursos posibles.

Arriba mencioné el origen momposino de OFB que retoma para escribir su Historia doble de la Costa en la que se detiene en sitios como Barro Blanco con sus gitanas del agua, golpeando las viejas ropas. En la blanca y andaluza iglesia de Pinto que nos indica la terminación de los Brazos de Mompox y el de Loba. Indica, además, que atrás, por el Brazo de Loba, queda Magangué. Ciudad activa, sucia, metida en la depresión, puerto vivo, con sus iglesias r-osadas como pasteles de boda. Ciudad que a todas luces señala que allí el Magdalena, como feria, está bien vivo con La candela viva, que es la teatralización de nuestra danza con el tiempo que nos mata imaginaria y realmente.

Tal vez por eso, Fals –creador de la Investigación Acción Participativa IAP, metodología retomada en docenas de países como referente sociológico para la comprensión y transformación de la realidad— de vuelta a estas tierras en 1978 en compañía del talentoso momposino Candelario Obeso –uno de los primeros poetas negros de América— expresó su admiración (2007:124) por el Magdalena en el drama La lucha por la vida –aparentemente escrito en Magangué en 1985—: «¡Oh majestuoso río! / ¡También en ti la suerte despiadada / hondos estragos hizo! / Tal como en ti, sobre mi noble patria / se cebó el infortunio. Estás desierto, / nosotros abatidos. / El caudal de tus aguas ya copioso, / tan ancho, tan profundo, empobrecido / entre abrojos se arrastra. ¡Sólo penas / marcan nuestro camino!»

El caudal de nuestra historia reciente, antes tan ancho, profundo y en relativa paz, va ahora “empobrecido” y “entre abrojos se arrastra”. Porque tal como en el río de nuestra vida, “sobre mi patria se cebó el infortunio”. Llevamos más de setenta años de una mezquina violencia asesina, “que sólo debemos –según nuestro eminente sociólogo- a los insensibles e inhumanos gobernantes, pasados y presentes. A éstos les ha faltado la voluntad política del altruismo con que se construyen y se reconstruyen sociedades, o han tenido poco de la inteligencia serena que distingue a los verdaderos hombres de Estado, como aquellos que en el santuario de Mompox el 6 de agosto de 1810 proclamaron con dignidad y valentía la independencia absoluta de la Colonia”. (2007:125)

Las preocupaciones históricas y los trabajos sociales de OFB son indudables, ellos “delinearon una matriz sonora, prosaica, investigativa, cultural y educativa. Se destaca la problematización del conocimiento occidental y científico en procura de la construcción de una ciencia propia que dialogue con los saberes ancestrales y populares.” (Choachí, 2024) Tal propósito lo llevo a la definición de una arquitectura investigativa instituyente que denominó IAP, “proyecto que agrietó los cimientos conservadores y canónicos de la investigación no solo en Colombia, sino también en América Latina. La importancia de la IAP hoy es reconocida allende fronteras, llegando a influir en comunidades de Europa, Asia y África. Se suma la creación de una categoría festiva y apasionada: ser sentipensante, para nombrar que somos corazón y cabeza, razón y emoción, aspectos inescindibles que han contribuido a una formación en lo políticamente sensible.” (Ibíd) De ahí su denominación de El sentipensante mayor.

Su inagotable creación y recreación de conceptos incluyen sus alusiones a la cultura anfibia -El hombre hicotea y El hombre caimán son dos ejemplos-, “la acción colectiva, la participación popular, el ordenamiento territorial, el socialismo raizal y la reforma agraria, en un repertorio de construcciones teóricas, metodológicas y experienciales, situadas todas ellas en un mestizaje epistémico” (Ibíd) esparcido en una treintena de libros, múltiples ensayos y artículos en revistas especializadas en los que el denominador común es Colombia, vista desde sus raíces y proyectada hacia su futuro inmediato y mediato; pero sobre todo vista desde su entrañable Caribe en donde ha sido uno de los sabios que mejor lo conoció y lo descifró.

En suma, ¡amables lectores sentipensantes!, si me permiten hablar en primera persona de El sentipensante mayor, les digo que lo largo de más de 40 años de actividad docente, literaria y sindical nuestros caminos se cruzaron algunas veces acompañándolo en su larga y valerosa travesía liberal y notado en su rostro una expresión de tristeza ante el desolador espectáculo de Colombia, mas, de pronto, con naturalidad, he visto aparecer una sonrisa. Hay un soldado estoico en el alma de Fals Borda, pero un estoico que responde al mal con imaginación, ironía, humor e inteligencia, y con una inagotable obra y combatividad moral. ¡Gracias al maestro, al compañero, al amigo y paz en su tumba compartida con su eterna compañera de vida, de amor y de luchas!

Por todo lo anterior, invito con el actual rector de la Universidad Pedagógica Nacional –alma mater que declaró el 2025 como el año falsbordiano, y donde trabajé 30 años– “a vestirnos con sus metáforas y a corporizar sus conceptos. A procurar una lectura de tiempo presente para resignificar nuestros problemas y desafíos.” También invito seguir exaltando su memoria, estudiando sus múltiples aportes a las ciencias sociales, a movilizar diferentes formas de recrear enfoques de producción de conocimiento y prácticas educativas sentipensantes para garantizar procesos de apropiación y resignificación de su legado, e invito a continuar reflexionando sobre la vigencia de este pensamiento riguroso. “Un pensamiento ligado a la reivindicación de una ciencia propia, crítico del colonialismo intelectual, en permanente diálogo con la educación y la pedagogía latinoamericana, y que sigue contribuyendo a la búsqueda de emancipación colectiva.” (Choachi, 2024)

Emancipación colectiva amenazada ahora por la exhibición autócrata de eximias maldades como signo de tanto vigor y fuerza de ánimo como de yerro y desmesura. Por eso, de seguro usted y yo hacemos fuerza para contrarrestar un planeta que gira convulsionadamente. Hombres y mujeres de todos los credos, habitantes de esta tierra en fuego, piden clemencia… Al pie de los precipicios del mundo seguirán las demostraciones de la grandeza humana que traerán de regreso a la Esperanza falsbordiana, esparcida en su vida y obra y en nuestras raíces: ¡Ojalá seamos capaces de materializarla como hombres y no como bestias!, como quería nuestro gran sociólogo. Sí, sus herramientas académicas, populares e intelectuales con vistas a una visión y revisión compleja de la realidad colaborarían “con los esfuerzos que tienen por objetivo la atenuación de la crueldad y la regeneración de la paz.” Esa Esperanza deben ser nuestra guía en medio de tanta oscuridad.

INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA

Choachi González, Helberth (2024, dic. 21). Apropiación y resignificación del pensamiento de Orlando Fals Borda. El Espectador, Bogotá,https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/helberthchoachi/apropiacion-y-resignificacion-del-pensamiento-de-orlando-fals-borda/

elespectador.com (2008, ago 14). Orlando Fals Borda. Editorial de El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/editorial/articulo-orlando-fals-borda/

Fals Borda, Orlando (2009). Mis primeros años. Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales y Siglo Veintiuno editores: Bogotá.

________________ (2007). Hacia el socialismo raizal y otros escritos. Ediciones CEPA y desde abajo: Bogotá.

Guerra, Gustavo Tatis (2021, jul 11). Orlando Fals Borda: un sabio del Caribe. El Universal, Cartagena, https://www.eluniversal.com.co/suplementos/facetas/orlando-fals-borda-un-sabio-del-caribe-bg4945461

Molano, Alfredo (2008, ago 16). Orlando Fals Borda. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/alfredo-molano-bravo/orlando-fals-borda-column-32562/

Sierra, Rubén (1988, ene-abril). Defensa del lenguaje común. Glottta, órgano de difusión lingüística, Instituto Meyer, volumen 3 No 1, Bogotá.  

19 respuestas a «CENTENARIO DEL NATALICIO DE «EL SENTIPENSANTE MAYOR»»

  1. Excelente y bien merecida mención de un gran caribeño de nuestro amado territorio nacional.
    Tuve el privilegio de conocer personalmente a Fals Borda y me llevé grata impresión de haber compartido con tan ilustre persona.
    Ojalá, muchos de sus discípulos honren su memoria en el tiempo, con un actuar digno de tan ilustre maestro.

  2. En realidad, este artículo me hizo parar del escritorio, ya que no tengo sombrero para quitarme. Es una semblanza magnifica, bien documentada y con un discurrir argumentativo muy estético. Aunque solo he leído cuatro o cinco libros del Sentipensante Mayor, siempre me despertó un interés profundo por su ágil y placentera capacidad de llevar a la escritura sus investigaciones de campo y teóricas; y, ahora, usted, maestro Dairo, me hace caer en la cuenta que su encanto y nivel de comprensión social, salen de su profundo amor por las causas populares. Enhorabuena, no cayó en la funesta inmolación y por eso deja un legado difícilmente equiparable en nuestro país. Este artículo nos acerca a diversas facetas de Orlando Fals Borda que nos reviven el orgullo de ser colombianos.

  3. Apreciado colega, inicialmente recibe mi agradecimiento sincero por compartir tu columna, la cual percibo como un homenaje y reconocimiento a un gran luchador, batallador desde los diferentes campos de acción, resaltando el humanismo, la pedagogía, la política y la educación.
    Cabe resaltar y destacar la importancia del acompañamiento familiar, para alcanzar grandes logros, falencia lastimosa de nuestra escuela de hoy.
    Acepto tu invitación a continuar con su legado, a fortalecer en la unidad, en pro de una mejor sociedad y un futuro próspero para cada colombiano.

  4. Eres super especial profesor Dairío, tus conocimientos aprendido durante el trasegar de tu vida, nos permite conocer por medio de tu pluma, los antecedentes de aquellos pensadores que aportaron a nuestra sociedad, las Ciencias Sociales y Humanas. Siempre vamos a leer tus escritos para no perder la oportunidad de aprender más y mejor. Mil abrazos.

  5. Hola mi estimado amigo, Dairo. Me deleité con esa semblanza que haces de este personaje que merece un sitial especial en la memoria de los colombianos comprometidos con la sociedad «profunda». Nuestros pueblos son sentires únicos en el mundo. Ahí nos espera nuestra identidad popular.

  6. González, agradecido por esas remembranzas que nos tienen en contacto con las avatares de las grandes luchas del pueblo colombiano y que nos sigues enriqueciendo con tus ejemplares aportes para esta juventud receptora de esta sociedad débil de visión de futuro.

    Fuerte Abrazo Elías…

  7. Un legado teórico sobre la historia de Colombia que no se debe diluir en el olvido, es una herramienta para labrar la mente y los sentimientos de las nuevas generaciones. Valioso su articulo en el mundo de la ideas.

  8. Gran maestro Dairo, pocos colegas son tan disciplinados y adictos a la literatura y a la escritura. Felicitaciones por siempre . Gracias por compartir y enseñar tanto . OFB simplemente un fenómeno en todo sentido. Su legado es inmortal! Oh Gloria Inmarcesible!!!

  9. Doctor Dairo G. Q.: Muchas gracias, por este texto excelente. Titulado: Centenario del Natalicio de . El 11 de julio se cumplirá el primer siglo del natalicio de Orlando Fals Borda -OFB- el fin de esta nota es reseñar su vida y obra para conmemorar y reinvindicar su legado, Reconocer y valorar la vigencia de su pensamiento. A lo largo de su vida el gran sociólogo y escritor caribe, también, promovió diversas iniciativas políticas de la izquierda, desde el frente unido del pueblo. Sí, sus herramientas académicas, populares e intelectuales con vistas a una visión y revisión compleja de la realidad colaborarían, «con los esfuerzos que tienen por objeto la atenuación de la crueldad y la generación de la paz». Esa esperanza debe ser nuestra guía en medio de tanta oscuridad.

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