¿AZAR O PRIORIDADES FALSAS?

¡Amables pero exigentes lectores multicreyentes, sentipensantes y librepensadores!, en este mundo tan imbuido en las redes sociales y las plataformas digitales de comunicación no hay nada que le gane a las prioridades falsas o las cosas del azar que nos acompañan e hipnotizan desde siempre. Sobre eso voy a hablar ahora.

Dos hechos me sucedieron en el primer semestre de este año que tienen que ver con las prioridades falsas o las cosas del azar.

El primero aconteció una mañana cuando me preparaba para mi rutina de ejercicios físicos-espirituales que se inician con cambiar mis chanclas de descanso por los tenis que tengo en el garaje que tiene tres escalones de cemento, en esta ocasión me equivoqué de escalón por distraído y me golpeé el culo; el coxis me duró doliendo más de un mes con molestias al sentarme e incluso al tumbarme boca arriba o al dar pasos más largos de los habituales. Por distracción o no, éste fue un suceso realmente imprevisto.  

El otro hecho -más grave- sucedió a eso de las 7:30 de la noche después de recoger mi carro en el apartamento de mi hija Pamina y Darío, el españolete, donde lo había dejado. Había llegado de San Juan de Puerto Rico en donde estuvimos (ellos y la Gran Liebre se quedaron, yo tenía que trabajar al día siguiente) en la boda de un sobrino colombo-norteamericano con una borincana, amenizada con La guaracha del Macho Camacho.

Venía contento pero pendiente y afanado de comprar el medicamento cetirizina para una pequeña alergia, y cogerme el noticiero de la Red Independiente de las ocho en punto; por eso, estacioné el carro prendido con las luces de parqueo encendidas en la avenida Suba, al frente del centro comercial Puente Largo, apenas vi una droguería abierta con un empleado sólo detrás de la caja. Me bajé del coche corriendo como una loca y me choqué con la puerta de vidrio macizo excesivamente limpio, quedé turuleto y sangrando en la frente; al tiempo que saqué mi pañuelo blanco y me cubro, sale una mujer y abre la puerta que tenía candado y me ofrece una silla solicitándome que llame a algún familiar porque estoy herido.

–¡Bobamente me acabo de joder! –protesté.

–Tranquilícese y llame –me ordenó la amable señora. Así lo hice y mi hijo Dairosky llegó en bicicleta a los pocos minutos.

Salí de la farmacia escoltado por él y me subí al carro que seguía prendido y Dairosky subió la bicicleta y me llevó a la clínica cercana (Vascular Navarra de la autopista Norte con 100- que le indiqué en donde me hicieron el procedimiento de cinco puntos de sutura, me incapacitaron por cuatro días y diagnosticaron: “Paciente en buen estado general, hidratado, afebril, sin disnea, CYC normoicefalo herida lioneal en región supra ciliar derecha sin sangrado activo, escleras anictéricas, mucosa oral húmeda, cuello móvil, no masas, cardiopulmonar RSCS rítmicos no soplos, RSRS conservados no agregados, abdomen blando, depresible, no dolor, no signos de irritación peritoneal, extremidades eutróficas, sin déficit neurológico aparente.”

De regreso a casa, le dije a mi hijo:

¡Carajo!, por andar afanado con prioridades falsas uno termina metido en verdaderas urgencias médicas.

El Gorilón se sonrió y preguntó:

–Papi, ¿no serán cosas del azar?

Puede ser porque el azar es evidentemente lo imprevisible. Y la imprevisibilidad se mantiene en la irrupción de lo inesperado o el accidente –le respondí parafraseando las Lecciones de un siglo de vida de Edgar Morin (2022), libro maravilloso encontrado por el azar.

Él, lógicamente, quedó pensativo.

En suma, pues, esos dos hechos graves del primer semestre de 2023 forman parte de las prioridades falsas o las cosas del azar que nos acompañan e hipnotizan desde siempre, y que no podemos evitar porque dependen “de la imposibilidad de determinar de antemano una sucesión de acontecimientos” accidentales e inesperados, que obedecen “a unas determinaciones ocultas” dependiente tal vez de “realidades invisibles para nuestro entendimiento. De ahí la hipótesis de que una determinada forma de intuición subconsciente casi telepática pueda, en cierto modo, prever lo imprevisto.” (Ibíd) Desafortunadamente, esa determinada forma de intuición subconsciente no apareció en mí para haber impedido esos dos hechos impensados.

6 respuestas a «¿AZAR O PRIORIDADES FALSAS?»

  1. En efecto, gran parte de los aconteceres diarios no ocurrirían sino damos oportunidad a ello; pero, quién puede predecir ante lo imprevisto sus efectos?

  2. Compadre/maestro… Estos ya casi 62 septiembres me han puesto a pensar en esto justamente, la consecuencia de actos irrelevantes ejecutados con la premura de urgencias no tan urgentes… Es como si sintiésemos que la vida se nos va a acabar y no los vamos a ver realizados. Es por eso que he dado en aplicar ese dicho barranquillero que tantas veces critiqué: «cógela suave, cógela suave».
    Un abrazo requeñequero.

  3. Querido profe, espero que estes bien y nos sigas encantando con tus artículos.
    Míralo desde una perspectiva positiva, tenemos la dicha de que estés mejor y nos cuentes aquellas obras del azar. Un abrazo.

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