ARQUEO DE LA 1ª VUELTA

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensante!, el objetivo de este texto es realizar un análisis de los comicios electorales nacionales del pasado 29 de mayo del presente año, mediante la identificación de lo bueno, lo feo y lo malo de éstos; además, elaborar un balance general de los mensajes que el electorado envió al emitir sus votos en esa jornada. Veamos, pues, el arqueo global del proceso electoral de la 1ª vuelta presidencial colombiana y el breve análisis de la coyuntura sociopolítica nacional.
Si entendemos lo bueno como lo sano con inclinación a hacer el bien, tenemos que decir categóricamente que el mayor mérito de esa cita democrática fue, para bien de la democracia a pesar de sus imperfecciones calificadas por los estándares académicos internacionales, los más de 21 millones de ciudadanos (55%) que acudieron a los 12.263 puestos de votación; de estos votos, 8.500.000 fueron para el líder del Pacto Histórico, Gustavo Petro Urrego y Francia Márquez, su fórmula vicepresidencial: es la mejor votación de la izquierda en la historia colombiana y la máxima en las primeras vueltas presidenciales.
Esta dupla confirmó que su programa de gobierno con invocaciones a amor y paz como instancia política redentora “sigue logrando seducir a un sector importante de la sociedad, movido por una evidente inconformidad con los paradigmas que han sido referente de los últimos gobiernos, especialmente en materia económica y política.” (El Tiempo, 2022). A pesar de la izquierdofobia colombiana, Petro y Márquez ilusionan a la izquierda democrática con llegar a la Presidencia: el primero, político caribe educado de 62 años por curas y gran economista, y el segundo, lideresa popular formada ecológicamente en el barro y abogada a pulso de 40 años, están más cerca que nunca de la Casa de Nariño.
Mención aparte merece el gallo «tapao» del uribismo y el fenómeno de outsider que encarna el ingeniero santandereano -aunque esto es una mentira pues la derecha es el mismísimo status quo-, «quien, pese a no tener figuración política nacional hasta hace unos meses, logró el sorprendente respaldo de cerca de seis millones de personas. Apelando al carisma, los códigos y el lenguaje de alto contenido emocional de las redes sociales y al sentimiento de indignación que existe en muchos colombianos y se ha nutrido por los continuos casos de malos manejos del erario en las más diversas instancias, Hernández ha tenido el mérito de recoger esta frustración y ofrecerles un antídoto seductor” (El Tiempo, 2022) de anticorrupción, a pesar de que él está imputado en la Fiscalía por corrupción.

https://www.elespectador.com/opinion/editorial/colombia-quiere-un-cambio-no-lo-frustremos/
“Un elemento adicional, que habla de las nuevas tendencias democráticas, es que cualquiera sea el resultado en las urnas, Colombia tendrá una vicepresidenta afro” (Ibíd), ya sea en cabeza de la caucana Francia, o de Marelen Castillo, fórmula caleña de Hernández. Ellos también tienen posibilidad de llegar a la Presidencia: el primero, empresario millonario de 77 años que es el guía de la Liga de Gobernantes Anticorrupción, y la segunda, mujer formada en un hogar de clase media y educadora investigadora de 53 años.

Tanto Gustavo como Rodolfo, parados en orillas ideológicas opuestas, representan un rechazo al continuismo de los partidos tradicionales y al establecimiento político. “Petro, desde la izquierda, lleva toda su carrera política posicionándose como alternativa a las ideas defendidas por el uribismo y en el último tiempo por el presidente Duque.» (El Espectador, 2022) Por su parte, Hernández, aunque más cercano a la ultraderecha de Uribe «que ha gobernado el país, construyó su atractivo electoral sobre un rechazo a la clase política, a la que tilda de `corrupta` y otros cuantos epítetos” (Ibíd) crudos y reales. Entre los dos se llevaron el 68,51 % de los votos. Ambos candidatos han caído en el populismo y en ciertos rasgos autoritarios, aunque sin duda el que se lleva la corona es Hernández. Su campaña se construyó sobre un discurso simplista, agresivo y de “ellos”, los “malos”, contra “nosotros”, los “buenos”. Por eso se ha ganado merecidas comparaciones con la estrategia política y la personalidad de Donald Trump y Jair Bolsonaro, igual de machista, xenófobo y bufón que ellos.
“Los dos contendientes, situados ideológicamente en las antípodas, han hecho suya la aspiración de cambio de una amplia parte del electorado. El profundo malestar que vive la sociedad colombiana alimenta un deseo que en los últimos años se ha ahondado por efecto de una durísima pandemia que ha empobrecido a un país ya de por sí débil económicamente y por un Gobierno incapaz de superar el descontento social.” (El País, 2022) Con esos resultados, la sed de cambio del pueblo colombiano ha quedado suficientemente satisfecha porque expresó en las urnas un enorme hastío contra la clase política de siempre. Es momento de reflexiones profundas para evitar elegir mal. “Lo que vimos, a lo largo y ancho del país, fue una ciudadanía emocionada, activa electoralmente y con ganas de hacerse sentir. Es un alivio que, después de años de mucha tensión social, los colombianos encuentren en el voto un lenguaje elocuente para expresarse.” (El Espectador, 2022)
Entonces, con el resultado mencionado de la participación masiva en las urnas, el próximo 19 de junio tendrá lugar la segunda vuelta presidencial, entre el candidato ganador, Gustavo Petro, y Rodolfo Hernández, quien ocupó el segundo lugar. “Un hecho de una enorme relevancia y trascendencia para el país. Es la primera vez que a esta instancia llegan dos aspirantes sin vínculos directos con partidos y estructuras políticas tradicionales. Son dos proyectos de país con diferencias entre sí, sin duda, pero con el denominador común del discurso del cambio y punzantes críticas al statu quo” (El Tiempo, 2022); es decir, los dos candidatos disputantes de la Presidencia son anti establecimiento que “dieron en el clavo, lo que se tradujo en un voto castigo o un voto de protesta.” (Alarcón, 2022)
Según los dos principales periódicos capitalinos mencionados también hay que valorar como algo positivo el que la Registraduría pasó el examen y despejó algunas dudas. Y con ella, la débil democracia colombiana. La ciudadanía salió masivamente a las mesas de votación, donde encontró una institucionalidad que le permitió ejercer su derecho al voto con libertad, preferencia que luego fue tramitada por una organización electoral que tuvo un desempeño aceptable que sirve, en buena hora, para refrendar un poco su confianza. O sea que el trabajo de la Registraduría fue bueno porque después de meses de críticas hizo una labor eficiente y rápida que alejó un poco los rumores de fraude electoral.
No obstante, lo feo de esta jornada, entendido en el sentido de causar disgusto o desagrado, está en el sabor agrio que quedó con varias denuncias de compraventa de votos en algunos sitios del territorio nacional. También hubo constreñimiento electoral en ciertos lugares donde es innegable la sombra de los grupos armados. Además, Petro denunció problemas de transporte en algunas regiones apartadas del país, supuestamente organizados por sus opositores para impedir el voto por él. Asimismo, según El Espectador, ocurrió un hecho terrible, el asesinato de Nelly Bedoya Vásquez, jurada de votación en Nueva Colombia, zona rural de Vista Hermosa (Meta), a manos de las disidencias de las Farc.
Ahora bien, si asumimos lo malo de esta jornada como lo nocivo a la salud del pueblo colombiano, ahí está el subpresidente Iván Duque, quien decidió intervenir en política de forma descarada en favor de la coalición del Equipo por Colombia, liderada por Fico Gutiérrez a quien derrotaron contundente y sorpresivamente. Y los grandes perdedores fueron el maquiavélico uribismo corrupto y las castas advenedizas de pajudos en clanes y gavillas que llaman partidos políticos tradicionales (ollas putrefactas de grillos trepadores, oportunistas, vividores y bandoleros que excluyen a quienes se niegan a ser cómplices de su moral decadente) que han venido dominando durante casi dos siglos el poder político en el país. Y Claro, también perdió la Coalición de la Esperanza, liderada por el tibio Sergio Fajardo, que escasamente alcanzó el umbral electoral.
“En este contexto, la victoria de dos candidatos que se presentan como ajenos al sistema, más allá de la falacia de tal posicionamiento, evidencia el fracaso de un entramado de poder elitista y miope ante las transformaciones que se han operado en Colombia.» (El País, 2022) La apuesta abierta del uribismo por Fico Gutiérrez (23,9%) ha fallado estrepitosamente, dando por medio cerrado un ciclo histórico, «en particular tras el explícito apoyo que recibió por parte tanto del Partido Conservador como de los liberales para cerrar el paso a Petro. Paralelamente, el centro ha colapsado con Sergio Fajardo (4,2%), cuyo discurso moderado ha quedado sepultado por las turbulencias de la polarización.” (Ibíd) Sin embargo, el maquiavélico uribismo corrupto sigue vivo con su alfil soterrado.
Sea como sea, lo cierto es que hoy en “Colombia hay un país nuevo e insólito que se les escapa sin líos a los viejos radares” (Silva, 2022), pero el futuro inmediato se presenta aún incierto. En este contexto, la “posibilidad de que Petro gane ha desatado un miedo irracional que pesa más que la amenaza de un gobierno populista” (Duzán, 2022) del Trump o Bolsonaro criollo, quien “abre todo tipo de interrogantes. En julio tendrá que sentarse en el banquillo por un oscuro caso de contrataciones cuando era alcalde de Bucaramanga, y en su haber figuran una larga lista de estrambotes (incluida una declaración de admiración por Hitler…) y palabras lacerantes contra las mujeres y los migrantes. Esos antecedentes no han frenado su… ascenso electoral. A su favor juega además el realineamiento de fuerzas que trae consigo la segunda vuelta. El propio Fico, en una muestra de la alta capacidad mutacional del uribismo para mantenerse en la médula del poder, ha pedido ya el voto por él, aumentando… sus expectativas de ganar la presidencia.” (El País, 2022)
“Este giro desafía abiertamente a Petro, cuya comparecencia en la noche de los comicios tuvo poco de triunfal. A la lucha contra su techo electoral (…) tiene que sumar ahora la entrada en juego de un candidato al que dan alas los vientos del populismo y de una derecha pletórica en recursos. Son escollos que solo podrá superar si, aparte de sumar apoyos en el centro menos proclive al uribismo, se muestra capaz de salir de sus caladeros naturales y convencer a aquellos que no le votaron de que el cambio que postula realmente representa una mejora para todos los ciudadanos.” (El País, 2022). De todos modos, en la primera vuelta ganaron el malestar y el deseo de un cambio real, y Gustavo derrotó al candidato explícito de Uribe que sigue vivo con su candidato implícito.
En conclusión, las elecciones de la 1ª vuelta presidencial fueron muy buenas porque la mayoría ciudadana lo quiso, no fueron tan malas como lo temían unos pocos. Tampoco han sido tan feas como pensaban otros. O sea que el balance global es loable y favorable para la imperfecta democracia colombiana porque los resultados electorales revelan que, en una operación de alta cirugía política, a buena parte de la opinión pública le motivaron la participación, aquella glándula moral que segrega la sed de manifestarse, para rechazar doblemente el viejo establecimiento corrupto.
Entonces, en la 2ª vuelta le toca al público escoger al mejor actor que garantice un cambio real y limpio. Así que vienen días decisivos para candidatos y votantes. En las próximas tres semanas Gustavo Petro y Rodolfo Hernández “deberán cosechar nuevos apoyos, pero, y en especial, tienen la tarea de dejar sin argumentos a quienes también mencionan como elemento común la falta de solidez y viabilidad de los puntos que componen sus programas de gobierno, además de encarar una campaña con altura y respeto, que calme los ánimos… Esta última es razón más que suficiente para que los dardos y los epítetos queden atrás y les den, por fin, paso a las propuestas robustas y convincentes, porque el tamaño de los retos que encontrará quien se posesione el próximo 7 de agosto así lo exige.” (El Tiempo, 2022) Exigentes retos que deberían poner en el corazón del futuro presidente las sabias palabras de Cicerón: “Cuanto mayor es la dificultad mayor la gloria.”
Es claro que el gran mentor del verdadero cambio no busca la revolución sino la reforma. “La nueva izquierda rompió con el comunismo y viró hacia la socialdemocracia; la paz con las Farc la liberó del dogma estalinista y podría ahora ocupar la silla de Bolívar. Gracias también a la solidez de las instituciones que a pesar de sus vacíos sustentan la democracia en este país, una involución al comunismo es sólo fantasía de propaganda que las élites más retardatarias menean, por ver de conservar sus privilegios.” (De la Torre, 2022) Sabemos que no es homogénea la clase dirigente. Teme el gran empresariado al cambio de modelo económico que Petro traería. A propósito, la gran diferencia entre las élites colombiana y finlandesa está en que esta última “entendió el desarrollo y la igualdad como una ventaja para sí misma y que, en cambio (de proteger) espacios privados para su propio bienestar, (impulsó) la construcción de un país igual para todos. He aquí el principio socialdemócrata que inspira a Petro, pilar de un nuevo pacto social que arranque a Colombia del sufrimiento y la miseria. Construido en hermandad de compatriotas y sin la sangre que toda revolución acarrea.” (Ibíd)
Entonces, si Petro gana, «sumaría a Colombia a un complejo segundo tiempo de los progresismos latinoamericanos, en busca de una identidad renovada. En caso de ganar Hernández, el país entraría en un incierto populismo” (Stefanoni, 2022), peligroso y desastroso como los gobiernos de Trump y Bolsonaro. Ahora que ambos están en segunda vuelta, “harían bien los colombianos en presionar y exigir que las campañas sean explícitas y claras en la defensa de la institucionalidad. Solo así la esperanza de cambio expresada en las urnas no terminaría en una enorme frustración con consecuencias impredecibles” (El Espectador, 2022) para nuestra adolorida y amada Patria. Ojalá pues que las elecciones trascendentales de la 2ª vuelta sean más transparentes y conscientes que la 1ª; por eso, hay que votar más masiva y cuidadosamente para seguir demostrado el gran poder e importancia del voto libre ya que, como bien lo dice José Narosky: “Una ilusión fracasada es una experiencia dolorosa; pero una vida sin ilusiones es una vida dolorosa”. Las ilusiones renovadas de un verdadero cambio sincero y profundo están a la vuelta del 19 de junio, ¡adelante, siempre adelante!
INDISPENSABLES MURMULLOS REFERENCIALES
- Alarcón, Óscar (2022). La primera vuelta. El Espectador, Bogotá, publicado el 31 de mayo en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/oscar-
- De la Torre, Cristina (2022). Es hora de un nuevo pacto social. El Espectador, Bogotá, publicado el 31 de mayo enhttps://www.elespectador.com/opinion/columnistas/cristina-de-la-torre/es-hora-de-un-nuevo-pacto-social/
- El Espectador (2022). Colombia quiere un cambio, no lo frustremos. Editorial de El Espectador, Bogotá, publicado el 30 de mayo https://www.elespectador.com/opinion/editorial/colombia-quiere-un-cambio-no-lo-frustremos/.
- El País (2022) Cambios en Colombia. El País de España, Madrid, publicado el 30 de mayo en https://elpais.com/opinion/2022-05-31/cambios-en-colombia.html
- El Tiempo (2022). El mensaje de las urnas. Editorial de El Tiempo, Bogotá, publicado el 30 de mayo https://www.eltiempo.com/opinion/editorial/editorial-de-el-tiempo-del-30-de-mayo-de-2022-el-mensaje-de-las-urnas-676223
- Stefanoni, Pablo (2022). Colombia contra la casta. El País de España, Madrid, publicado el 30 de mayo en https://elpais.com/opinion/2022-05-30/colombia-contra-la-casta.html
Aquellos que No ingresaron a los recintos de votación a depositar su sagrado voto, son nuestro urgente objetivo; esto nos permitirá tener una mejor Colombia para nosotros y quienes nos rodean.
😇
Así es profe Héctor.
Muy positivo su artículo mi amigo Dairo, estamos unidos en las redes sociales en defensa de Gustavo Petro Presidente y Francia Márquez vicepresidente 🇨🇴 en segunda vuelta 🇨🇴
Mi apreciado Fredys, muchas gracias; ojalá que esa unión crezca masivamente.
Tenemos un paladín de la justicia social, es el momento de tomar el timonel para conducir este país., y está en nuestras manos hacer el gran cambio que necesitamos. Tomemos el ejemplo que nos refleja Víctor Hugo en «los miserables» con Jean Valjean…
Ciertamente, profesor Alcides, «está en nuestras manos hacer el gran cambio que necesitamos.»
Como siempre contundente su artículo. La repetición de los conceptos de los medios oficiales de prensa tienen su peligrosa ideología para un lector de pronto con poco tiempo de pensar en quién habla.
Particularmente, ese acuerdo entre los dos candidatos de la derecha, ya estaba firmado; se hacen los espontáneos; detrás está la mano negra del señor del Ubérrimo. Lo demás, es mera apariencia para engañar al electorado que no tiene formación política, porque simplemente no ha tenido una educación que le permita discernir. No es que haya brutos, es que les han escatimado sus posibilidades de razonamiento.
Quien vote por un candidato tan deplorable como el zorrillo santandereano, solo está demostrando que su propio país le importa un bledo.
Maestro Borja, mil y una gracias por su lectura atenta y comentarios atinados. Como siempre, su visita honra este portal.