ADIÓS AL ILUSTRE PERUANO NEOCONSERVADOR

A la abogada vallenata, admiradora varguista y lectora asidua de este Blog, Elizabeth Gutiérrez Guerra, por quien me enteré de la noticia del fallecimiento de uno de los autores cumbre de América Latina, gran ensayista, articulista y político de derecha.

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, el pasado 13 de abril murió en su país Mario Vargas Llosa -MVLl-, arropado por el cariño de su familia; una reseña crítica de su vida y obra consagradas a la literatura, al periodismo, a la política y a la mujer es lo que en esta ocasión nos convoca. Debido a su viaje sin retorno, por estos días, ha habido muchas semblanzas y de seguro vendrán otras sobre este último nombre inmenso del Boom latinoamericano, ésta “no pretende innovar. Su único mérito es el de haber sido escrita con absoluta sinceridad”. 

Jorge Mario Pedro Vargas Llosa -era su nombre completo- nació en la ciudad peruana de Arequipa el 28 de marzo de 1936 en medio de una familia de clase media. Fue el único hijo de Ernesto Vargas Maldonado y de Dora Llosa Ureta, “quienes se separaron meses antes de su nacimiento para divorciarse tras el mismo, de mutuo acuerdo. Poco después de que Mario hubo nacido, su padre reveló que tenía una relación con una mujer alemana y como resultado de dicha unión, nacieron dos medios hermanos menores del escritor.” (wikipedia.org) Su padre fue hijo único de Marcelino Vargas y de Zenobia Maldonado; por línea materna, descendía del maestre de campo vizcaíno Juan de la Llosa y Llaguno, quien se asentó en Perú en 1702. Así, el breve y tormentoso matrimonio de los padres de Mario marcaría a fuego a su único hijo, sobre todo en relación con los amores futuros.

Mario pasó su infancia entre Bolivia y Perú: un año después del divorcio de sus padres, en 1937, su mamá y él se trasladan con su abuelo Pedro J. Llosa Bustamante con toda su familia a Bolivia, donde había conseguido un contrato para administrar una hacienda algodonera cercana a Cochabamba. En dicha ciudad pasó los siguientes nueve años de su niñez, donde aprendió a leer y a escribir en el Colegio La Salle en el que cursó hasta el cuarto grado. Hasta los diez años, se le hizo creer que su padre había fallecido, ya que su madre y su familia no querían explicarle que se habían separado. “En 1945, al iniciarse en Perú el gobierno del presidente José Luis Bustamante y Rivero (1945-1948), su abuelo, que era primo hermano del mandatario, obtuvo el cargo de prefecto del departamento de Piura, por lo que la familia entera regresó al Perú. Los tíos de Mario se establecieron en Lima, mientras que Mario y su madre siguieron al abuelo a la ciudad de Piura.” (Ibíd) Allí el niño continuó sus estudios de primaria en un Colegio Salesiano.

Cuando tenía diez años, el pequeño Mario se encontró con su padre por primera vez en Piura. Sus padres restablecieron su relación y se trasladaron a Lima. Los fines de semana Mario solía visitar a sus tíos y primos, que vivían en el barrio de Diego Ferré, donde hizo muchos amigos y donde tuvo sus primeros enamoramientos. En Lima estudió en el Colegio La Salle, donde cursó “el sexto grado de primaria en 1947, y los dos primeros años de secundaria de 1948 a 1949. La relación con su padre, siempre tortuosa, marcaría el resto de su vida. Por años, guardó hacia él sentimientos entremezclados, como el temor y el resentimiento, debido a que durante su niñez debió soportar violentos arrebatos de parte de su padre, además de un resentimiento hacia la familia Llosa y grandes celos para con su madre pero, sobre todo, a causa de la repulsión de su padre por su vocación literaria, que nunca llegó a comprender.” (Ibíd)

Muchos años después, en una entrevista al periodista Manuel Jabois (2025), MVLl le comentaría acerca de la ruptura definitiva con su padre así: “El comienzo no fue bueno: descubro que no está muerto… Él tenía la idea de que todos los escritores y poetas eran borrachos o maricones: le producía verdadero horror”. Mario recordaría cómo, después de publicar La tía Julia y el escribidor, en el que retrata a un padre que actuaba de forma muy parecida a la de su violento padre, su padre le escribió una carta para agradecerle que hubiese reconocido que había sido muy severo con él, “pues siempre te he querido”. Tiempo más tarde, mientras hablaba con su madre por teléfono, el padre quiso ponerse al teléfono para volver a hablar de su libro. Mario colgó, y días después recibió otra carta grosera: “Mario había sido un calumniador resentido, y un ateo al que le esperaba el castigo divino. Además, el padre haría circular esa carta entre amigos y conocidos para que la leyese todo el mundo, y eso hizo: decenas, “acaso centenares de copias” circularon por Perú.” (Jabois, 2025)

Es claro pues que el pequeño Mario “se crio con su familia materna, creyendo que su padre había muerto. Mucho tiempo después, cuando ya tenía canas, el Nobel comprendió el motivo del fracaso conyugal de sus progenitores: el resentimiento y los complejos sociales.” (Bianchi, 2025) “Porque Ernesto Vargas, pese a su blanca piel, sus ojos claros y su apuesta figura, pertenecía —o sintió que pertenecía, lo que es lo mismo— a una familia socialmente inferior a la de su mujer”, revelaría en El pez en el agua, libro-memoria publicado en 1993 que encierra crónicas sobre la vida y obra de MVLl hasta ese año.  

A los 14 años, su padre autoritario y machista lo envió al Colegio Militar Leoncio Prado, un internado donde cursó el tercer y el cuarto año de educación secundaria, entre 1950 y 1951. Allí soportó una férrea disciplina militar y, según su testimonio, fue la época en la que leyó y escribió «como no lo había hecho nunca antes», consolidando así su precoz vocación de escritor. En su novela La ciudad y los perros, que escribiría en 1962 obteniendo el premio Biblioteca Breve que lo consagró de forma instantánea como un novelista cautivado por el retrata de la experiencia vívida, la disciplina a la que fue sometido en el colegio militar donde se desarrolla una acción violenta en toda su complejidad y sus contradicciones que convierten la narración en “un alegato en contra de la brutalidad y la falsa virilidad que se pretende inculcar en los jóvenes para fabricar héroes, pero que, de hecho, resulta en la anulación en ellos de toda sensibilidad.” (Vargas, 1971: contraportada) Por eso, este libro fue trabajado por mí con deleite y buenos resultados académicos con diferentes generaciones de estudiantes de 9º en las clases de Lenguaje y Literatura.

Durante esa época, las lecturas predilectas de MVLl fueron las novelas de los escritores franceses Alejandro Dumas y Victor Hugo y los ensayos de Jean Paul Sartre quien fue su inspiración inicial en cuanto llegar a ser un escritor comprometido a la manera sartriana, aunque terminarían en polos ideológicos opuestos. Entre sus profesores figuró el poeta surrealista César Moro, quien por un tiempo le dio clases de francés”, idioma que después dominaría a la perfección. A propósito de Francia que tanto amó y estudió, en la última página de su última novela –Le dedico mi silencio- publicada en 2023 en la que ensayo y ficción se funden dijo: “me gustaría escribir un ensayo sobre Sarte, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré.” No sé si lo alcanzó a escribir, pero seguro nos enteraremos más adelante.

Durante las vacaciones de 1952, MVLl empezó a trabajar como periodista en el diario limeño La Crónica donde se le encomendaron reportajes, notas y entrevistas locales. Ese mismo año se retiró del colegio militar y se trasladó a Piura, donde vivió con su tío Luis Llosa y cursó el último año de educación secundaria en el colegio San Miguel. Simultáneamente trabajó para el diario local, La Industria (wikipedia.org), y presenció la representación teatral de su primera obra dramatúrgica escrita en 1952, La huida del Inca, que se estrena en un teatro de Lima con un argumento girando en torno a los últimos días del emperador Inca, uno de los últimos rebeldes tras la conquista española.

Después Vargas Llosa estudia Letras y Derecho en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y empieza a colaborar en periódicos y revistas, siendo editor de los Cuadernos de Composición y la revista Literatura. En 1958 le conceden la beca de estudios «Javier Prado» en la Universidad Complutense de Madrid, donde obtiene el título de Doctor en Filosofía y Letras con la tesis Historia de un deicidio que publicaría Barral Editores en 1971 en Barcelona, y que alcanzó a tirar dos ediciones en noviembre y diciembre de ese año; voluminoso ensayo en el que su autor devela las raíces múltiples de Cien años de soledad -CAS-, la obra cumbre de Gabriel García Márquez -GGM-, su amigo de entonces. En 1959 MVLl “se traslada a París, y allí trabaja en diferentes medios hasta que logra entrar en la Agencia France Press y, más tarde, en la Radio Televisión Francesa, donde conoce a otros escritores hispanoamericanos. “En 1965 se integra en la revista cubana Casa de las Américas como miembro de su consejo de redacción y permanece en ella hasta 1971. En esos años actúa varias veces como jurado de los premios Casa de las Américas.” (cervantes.es)

Luego, el Inca publica las novelas La ciudad y los perros (1963),  La casa verde (1966), Conversación en La Catedral (1969) e Historia de Mayta (1984), textos que lo consagran como narrador. Continuó cultivando prolíficamente varios géneros literarios, como el ensayo, el artículo y el teatro. Algunas de estas obras han sido adaptadas al cine y a la televisión. La mayoría de éstas están ambientadas en su país y explora su concepción sobre esa sociedad. En torno a estos libros ahora recuerdo que en 1980 leí Conversación en La Catedral, relato lleno de personajes, tramas e influencias que se abre con la famosa frase varguesa -«¿En qué momento se jodió el Perú?»-, e Historia de Mayta en 1985, narración en la que su autor hace una combinación temporal singular. Esta novela es la vez una indagación y un apólogo: en un país degradado, de horizonte sombrío, el narrador reconstruye, a través del testimonio de quienes lo conocieron, la historia del trotskista Alejandro Mayta, protagonista de una intentona revolucionaria en 1959 y preso luego diversas veces en circunstancias confusas. Al término de una encuesta testimonial, la confrontación con la realidad sitúa en su exacto punto de mira a esta ácida historia quijotesca y la nostalgia de la epopeya, en la que Mario, ubicando en su país como espacio de reflexión novelesca, nos depara a la vez una acre estampa de la depauperación de un ideal y un balance crítico sobre los dilemas de la izquierda latinoamericana.

Luego el narrador peruano “viaja a Nueva York, invitado al Congreso Mundial del PEN Club, e instala su residencia en Londres, donde trabaja como profesor de Literatura Hispanoamericana en el Queen Mary College… Durante este periodo trabaja además como traductor para la UNESCO en Grecia, junto a Julio Cortázar; hasta 1974 su vida y la de su familia transcurre en Europa, residiendo en París, Londres y Barcelona… En 1975 inicia una serie de trabajos cinematográficos, y en marzo de ese año es elegido Miembro de Número en la Real Academia Peruana de la Lengua.” (cervantes.es) En este año también publica La orgía perpetua, ensayo literario sobre Madame Bovary y Flaubert que yo leería en 1986 con deslumbre porque “es un prodigio de la percepción y del puro gozo de un lector capaz de describir y regodearse con la excelencia de sus pares”; su título está inspirado en una carta de Gustave en la que escribió que la única manera de hacer soportable la existencia era sumergirse en la literatura como en una «orgía perpetua». Ahí afirmó con valentía el Inca: “Prefiero a Tolstoi que a Dostoievski, la invención realista a la fantástica; y entre irrealidades, la que está más cerca de lo concreto que de lo abstracto, por ejemplo la pornografía a la ciencia ficción, la literatura rosa a los cuentos de terror”. (1975: 19)

Un año más tarde, MVLl es elegido presidente del PEN Club Internacional, cargo que ocupa hasta 1979. Después publica La guerra del fin del mundo -1981-,  La fiesta del Chivo -2000- y El sueño del celta -2010-, libros en los que ubica sus tramas en países diferentes al Perú. A propósito de ellos, ahora también recuerdo que en vacaciones de 2001 terminé pálido el macabro relato festivo y volví a empezarlo para averiguar qué había pasado, cómo había escrito esto que tiene lugar en República Dominicana y que se centra en el asesinato del dictador Rafael Trujillo, y los hechos posteriores, desde dos puntos de vista con una diferencia generacional: durante la planificación y después del asesinato en sí mismo, en mayo de 1961; y treinta y cinco años después, en 1996; a través de la historia, se encuentra una intensa reflexión del apogeo de la dictadura, en los años 1950, y su significado para la isla y sus habitantes.​ He ahí un novelista cautivado por el poder, sus enigmas y sus abusos.

Foto: Viviana Velásquez en elespectador.com, abr 19/25, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julio-cesar-londono/adios-

El peruano presenta en su país el programa televisivo La Torre de Babel y en 1983 preside la Comisión Investigadora del caso Uchuraccay, dedicado a resolver el asesinato de ocho periodistas. A finales de los ochenta entra en el mundo de su política. En efecto, como otros autores latinoamericanos, participó en ella. Luego de simpatizar con el comunismo en su juventud, a partir de la década de 1980 se adscribió al liberalismo. A los 54 años decidió utilizar su predicamento y su estatura ya mundial para ser candidato a la presidencia del Perú en las elecciones de 1990 por la coalición política de centroderecha Frente Democrático. Perdió la elección en segunda vuelta frente al candidato de Cambio 90Alberto Fujimori, quien ganó por ser aún más derechista que él y quien se convertiría en un gobernante autócrata, criminal  y corrupto, razones por las cuales fue procesado y llevado a la cárcel. Empero, en 2021 apoyaría la candidatura de la hija de Fujimori, Keiko, que consideró como un “mal menor” frente a su rival izquierdista, Pedro Castillo.

El Inca se convierte así en un intelectual reaccionario promotor de un neoliberalismo conservador. No fue un escritor impoluto, lejano de la realidad: se ensució con la política, aunque no le alcanzó para vencer a Fujimori; “tuvo una vida personal escandalosa, por la que nunca ofreció disculpas”; hasta su relación con GGM “terminó en un moretón enigmático” por el puñetazo mansalvero que en 1976 le asestó cuando Gabo “se acercó a abrazar a su entrañable amigo en un atestado teatro mexicano… Una agresión insólita que sorprendió a todo el mundo. Imposible de olvidar, difícil de perdonar y que empaña mis recuerdos de Mario Vargas Llosa.” (Santos, 2025) E incluso menospreció a su gran compatriota y escritor José María Arguedas. “Evitó los lugares comunes, al punto que confundió con su progresismo moral unido a un neoliberalismo francamente conservador.” (EE, 2025) Por eso, avaló a personajes como Isabel Ayuso y Jair Bolsonaro, legitimó a ciertos gobernantes de dudosa reputación como Álvaro Uribe Vélez e Iván Duque, y elogió a Margaret Tatcher y Ronald Reagan -dos grandes conservadores de la política mundial-. Pero decepcionado de la política, en 1990, él regresa a Londres, donde retoma su actividad literaria.

Por lo anterior no me extrañó que en 2011 fuera nombrado por el rey Juan Carlos I como “el primer marqués peruano —o, en general, latinoamericano—de la aristocracia de España desde que la independencia de las colonias del imperio español en América suprimió hace doscientos años los títulos de nobleza.” (Caballero, 2021) Claro que antes, en marzo de 1993, había obtenido la nacionalidad española, sin renunciar a la peruana. Lo mismo sucedió con la nacionalidad dominicana que obtuvo desde junio de 2022. Aunque, en 1975, por su talento con la letras fue nombrado miembro de la Academia Peruana de la Lengua, y, en 1994, fue nombrado también miembro de la Real Academia Española; ese mismo año gana el Premio Miguel de Cervantes. Después, en 2021, ese mismo talento lo llevó además a ser elegido como miembro de la Academia de la Lengua Francesa convirtiéndose en el primer miembro que no había escrito obras en lengua Francesa -a pesar de que la hablaba y escribía con fluidez- y el segundo escritor de habla hispana en la institución gala después del argentino Héctor Bianciotti. Favoreció tal elección el que MVLl fuera el primer escritor de lengua no francesa al que la prestigiosa colección La Pléiade de Gallimard le había publicado su obra en vida. Paralelo a todo esto, él es reconocido doctor honoris causa en varias universidades de los cinco continentes.

Y claro, en 2010 le fue otorgado el Premio Nobel de Literatura «por su cartografía de las estructuras del poder y sus afiladas imágenes de la resistencia, rebelión y derrota del individuo». Más allá de ser un grande de la literatura peruana, MVLl es uno de los máximos referentes de la escritura hispana, pues, su obra ha sido traducida a más de 30 idiomas: “apuntaba altísimo en todo lo que hacía, se sentía llamado a hacer historia, y sin esa ambición —que podía caer con cierta facilidad en la caricatura— no se explica la enormidad inmortal de su obra.” (Del Molino, 2025) Siendo así, pareciera que este escritor importante, gran periodista, ensayista contemporáneo y político peruano hubiera obtenido todos los premios posibles. En efecto, además de los mencionados, en 2013, le conceden el premio Columnistas de El Mundo, en reconocimiento a su faceta periodística; y antes había obtenido el Premio Príncipe de Asturias de las Letras en 1986, el Premio Rómulo Gallegos en 1967 y el Premio Planeta en 1993.

Junto a Gabriel García MárquezJulio Cortázar y Carlos Fuentes, el Nobel peruano llega a ser otro de los exponentes centrales del Boom latinoamericano. Por eso, su colega mejicano dijo en 1968: “La obra de García Márquez es incomprensible sin la de Cortázar, y la de Cortázar es incomprensible sin la de Vargas Llosa, y se establece toda una red que corresponde a algo muy real: porque yo sé que cada uno de nosotros es muy consciente de lo que están haciendo los demás”. (Las cartas del Boom, 2023: contraportada)

En 2024, MVLl deja de publicar artícu­los de actualidad y de crítica literaria que escribió en El País de España -reproducidos en varios periódicos de América latina- desde 1990,bajo el pretencioso título general de «Piedra de toque»: así se llama esa piedra mágica que sirve para saber si una cosa es cierta o falsa.” (Caballero, 2021) Ahí participó en los debates más importantes del mundo contemporáneo, que yo devoré quincenalmente como apetitoso alimento intelectual en estas tres últimas décadas en las que nos dejó referentes literarios e intelectuales de los cuales ya casi no se hacen. Su insaciable curiosidad intelectual y la necesidad de implicarse en los debates de su época le llevaron a ser para el público mucho más que un novelista. Él transmitió sus opiniones de derecha pegadas a la actualidad, pero “expuestas de una manera sencilla, honesta y respetuosa. Igual que podía dedicar un artículo a explicar su fascinación por un cuento de Faulkner, en las páginas de este periódico Vargas Llosa vertió elogios a dirigentes políticos de su agrado, anunció a quién iba a votar, escribió un alegato a favor de la legalización de las drogas y llamadas al entendimiento de los grandes partidos frente a los extremos. Bajo el concepto de “votar mal”, que irritó a algunos, criticó sin complejos cualquier opción política que en su opinión fuera un peligro para la democracia, desde Donald Trump a la izquierda peruana” (EP, 2025): “Para poder escribir novelas yo he necesitado siempre tener un pie en la actualidad”, dijo cuando abandonó el columnismo en prensa. “Su despedida de los lectores de su página habitual, hace poco más de un año, tuvo la elegancia de preferir el final escogido al final impuesto por la muerte” (Ibíd); aunque otros asuntos personales y otras decisiones y pronósticos políticos suyos resultaron desacertados.

Una de las últimas entrevistas que concedió el novelista latinoamericano, gran ensayista, articulista y político de derecha -ya encorvado por sus 87 años y flaco porque la vejez lo rodeaba como rodean los leones a sus presas- fue a Jabois en Madrid, a quién le impresionó el hecho de que siguiese escribiendo libros y columnas y aguantando paparazzis. Una de sus preguntas apuntó a la inmortalidad sobre la cual respondió: “Ser inmortal me parecería aburridísimo. Es preferible morirse. Lo más tarde posible, pero morirse”. Le agregó: “Lo que yo detesto es el deterioro. Las ruinas humanas. Es algo terrible, lo peor que podría pasarme. Por ejemplo, ahora tengo problemas de memoria. La memoria la tuve siempre muy lúcida. Recordaba las cosas, y noto cómo se ha empobrecido. Algunos nombres, por ejemplo: veo las caras, pero los nombres se me han perdido”. Y le aclaró que tenía una memoria prodigiosa para hechos muy concretos, aventuras muy precisas y, sin embargo, otras etapas de su vida se guardaban en una rara nebulosa.

Por lo anterior y por su certeza de ser un mortal más, antes del retiro de El País español, en 2023 también se retira de la actividad novelística publicando el libro citado y se regresa a su entrañable Perú donde visitó Chiclayo y Puerto Eten, con lo que le dio los últimos toques a su narración, y también recorrió sitios icónicos de sus otras creaciones. Así, su muerte se produce a pocos días de haber cumplido 89 años en su país natal, cumpleaños que celebró contento rodeado de su familia. Por eso su hijo Álvaro escribió en la red social X el pasado 28 de marzo: “Cuántas vidas en una. ¡Feliz cumple, Varguitas!».  

A raíz de su muerte, estuve leyendo sobre el éxito impresionante que tuvo al publicarse Historia de un deicidio –libro de 664 páginas-, y no podía ser menos: un estudio sobre GGM, un autor “que el mundo entero idolatraba y leía a raudales por esos días, escrito por uno de los novelistas más respetados y aclamados de América Latina, el joven Vargas Llosa (en ese momento tenía apenas 35 años). Un libro de Vargas Llosa sobre García Márquez, siendo ambos líderes del boom latinoamericano y con sillón fijo en la comandancia de la literatura mundial, era un hecho bastante insólito.” (Gamboa, 2021)

Pues bien, cuando comencé mi maestría Literatura hispanoamericana en el Instituto Caro y Cuervo de Bogotá, en 1985, me enteré de su existencia después de haber leído toda la obra garciamarquiana publicada hasta ese momento. Pude verlo maravillado por primera vez en la biblioteca Luis Ángel Arango e hice una fotocopia que ordené empastar y que leí apasionadamente. En él se analiza en profundidad las obras del autor caribe escritas hasta el 1971 teniendo como epicentro CAS, “novela total” de interpretaciones infinitas que puede leerse como un unificador mundo autónomo de un riguroso proyecto creador, dentro del cual se encuentran las otras novelas y todos sus cuentos de entonces con su plena significación macondiana. Al internarme en esas páginas varguesas, sentí una suerte de simbiosis entre los universos literarios de ambos: la obra y la vida de GMM con el orden mental y la claridad de MVLl. “Una perfecta y rara obra de arte. Tal vez por su perfección fue que los dioses, envidiosos, decidieron vengarse, y por una serie de asuntos personales la amistad acabó abruptamente y Vargas Llosa decidió detener las reimpresiones y vetar el libro.” (Gamboa, 2021)

Tuvo que pasar medio siglo para que el autor peruano autorizara su nueva edición que encontré en la Librería Nacional de Unicentro; lo vi en una edición de Alfaguara en 2021. Al igual que el autor y columnista Santiago Gamboa (2021): caí de rodillas y lo agarré como un náufrago agarraría la cuerda de un buque salvador. Y ahora, mientras escribo esto después de haberlo releído, siento nuevamente que este libro es “una fiesta de erudición, inteligencia, originalidad y apasionamiento”, aunque Julio César Londoño (2025) dice que éste encierra “como doscientos años de soledad y de insufrible erudición”; acaricio su lomo y el de la vieja fotocopia que me ha acompañado por casi 40 años porque “los libros no son de uno. Es uno quien les pertenece a aquellos que ama y nos han dado sentido.” (Gamboa, 2021)

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, permítanme traer a colación un segundo libro que también involucra a estos grandes exponentes del Boom latinaomericano, se trata de La novela en América latina: diálogo -título original-, aunque es diferente al anterior. Solo se encontraba en ediciones piratas y yo fui igual que el también escritor y columnista Juan Gabriel Vásquez uno de los usufructuarios culpables de ese desautorizado comercio literario: tenía 26 años y dos obsesiones, ser excelente educador y aprender a escribir bien y por eso cursaba la maestría mencionada, cuando Gustavo Valderrama de Alejandría Libros me habló de este libro y me dijo que en él había más lecciones valiosas sobre el oficio de escritor que en cualquier posgrado de literatura. “Cualquiera que haya tenido una vocación devoradora a los 26 entenderá que aceptara el ofrecimiento, pues nadie sabe nunca de dónde saldrán las revelaciones que lo podrían transformar en lo que quiere ser, y la única solución es seguir todas las pistas, agotar todas las posibilidades.” (Vásquez, 2021)

Siguiendo la pista de esas fotocopias para agotar su posibilidad, que también empasté y leí con pasión, me di cuenta efectivamente que en ellas había “más lecciones valiosas sobre el oficio de novelista que en cualquier facultad de literatura”. Así, en septiembre de 1967, GGM y MVLl, dos jóvenes que por aquel entonces empezaban sus carreras de novelistas, se reunieron en Lima para hablar de literatura latinoamericana. Gabo había vendido ya miles de ejemplares de CAS y Mario acababa de ganar el Premio Rómulo Gallegos por La casa verde. En Dos soledades -título de ahora- conversan pues magistralmente “dos genios literarios, dos maneras diferentes de entender la literatura, dos temperamentos en cierto modo contradictorios, dos formas distintas de narrar. Son los tiempos en que el boom se está gestando, en los que todavía no se ha acuñado nombre para lo que hoy conocemos como `realismo mágico`”. (contraportada)

Ahora, medio siglo después, tengo la satisfacción de releerlo en una edición impecable de Penguin Random House con prólogo precisamente del actual gran novelista Juan Gabriel Vásquez e incorpora textos de otros estudiosos del tema, quienes rememoran aquel diálogo en calidad de testigos; hay además dos entrevistas al escritor colombiano, una selección fotográfica, y la valoración que hace hoy MVLl de la vida y obra de GGM. Releo entonces ahora las palabras de este libro que aparecen “como rescatadas de algún naufragio, y lo hago con la certeza de que serán tan iluminadoras y estimulantes” para mí como lo fueron hacen 50 años.

Mario Vargas Llosa celebrando su cumpleaños junto a sus hijos y esposa, Patricia Llosa y otros allegados. Fotos tomadas de la red social X, de Álvaro Vargas Llosa (@AlvaroVargasLl)

Este diálogo excelso entre Mario con el papel de entrevistador y Gabo como entrevistado -aunque, por momentos, los respectivos papeles se canjearon-, integrantes del amigable dúo mayor del realismo mágico y del Boom que se querían y respetaban, ciertamente tiene muchas estimulantes palabras iluminadoras, pero sólo veamos éstas del colombiano: La literatura tiene una función subversiva. “Siempre, en la buena literatura, encuentro la tendencia a destruir lo establecido, lo ya impuesto y a contribuir a la creación de nuevas formas de vida, de nuevas sociedades; en fin, a mejorar la vida de los hombres.” (p. 36) Y estas otras del peruano: “La conciencia que existe hoy de América Latina como una unidad cultural prácticamente no existía cuando éramos jóvenes. Eso empezó a cambiar a partir de la Revolución cubana, el hecho central que despierta la curiosidad del mundo por América Latina. Al mismo tiempo esa curiosidad hace que se descubra que había una literatura novedosa.” (p. 120)

He aquí pues a dos genios literarios, dos maneras diferentes de entender la literatura, dos temperamentos contradictorios -Gabo de izquierda y Mario de derecha-, dos formas distintas de narrar, una suerte de simbiosis entre los universos literarios de ambos: la obra exuberante y la vida macondiana del Nobel colombiano con el orden mental y la claridad del Nobel peruano. Tal vez por eso apareció un día cualquiera en los pasillos de la Facultad de Humanidades de la Universidad Pedagógica Nacional, donde trabajé 30 años, un grafito que decía: “¡Abajo la Verga Llosa y viva el Marqués García!” Y ahora, a pesar de sus diferencias políticas, yo grito que vivan para siempre estas dos espléndidas soledades literarias, como lo dije en mi blog en el artículo https://www.dairogonzalezquiroz.com/uncategorized/50-anos-de-dos-esplendidas-soledades-literarias/. De todos modos, más que de las ficciones admirables varguesas, debo admitir que soy devota de sus ensayos y deploro su política; en Cambio, de Gabo admiro más sus ficciones y su política.

No puedo terminar esta semblanza de MVLl sin mencionar a sus grandes amores: la tía Julia, la prima Patricia -PLl- y la amiga Isabel. Según Martín Bianchi (2025), el Nobel peruano tuvo una vida sentimental de novela, pues, se casó con su tía, 12 años mayor que él, y la dejó por una prima menor que él; y en 2015, inició un mediático noviazgo con Preysler. Con los antecedentes familiares mencionados, no es de extrañar que él buscara el amor dentro de su propia familia. “En 1955, con 19 años, se encontró con Julia Urquidi, hermana de su tía Olga, a la que conocía desde niño. La “tía” Julia, como la llamaba, era 12 años mayor que él, acababa de divorciarse y estaba de visita en Lima para pasar unas semanas de vacaciones con su familia. El escritor, que estaba cursando el tercer año de la universidad, se enamoró de esa mujer madura, de figura alta y agraciada, voz ronca y risa fuerte.” (Ibíd)

La pareja mantuvo en secreto el romance durante unos meses. Cuando la familia se enteró, sigue Bianchi, Ernesto Vargas amenazó de bala a su hijo y lo instó a resolver la situación. El joven Mario, que por entonces acababa de publicar algunos cuentos en revistas literarias, llegó a la conclusión de que tenía que legalizar su relación con Urquidi. Tía y sobrino se fugaron y se casaron en secreto en el pueblo de Grocio Prado, en la costa peruana. El alcalde de Grocio, un pescador, y un vecino de la localidad ejercieron de testigos improvisados. De vuelta en Lima, las familias Vargas y Llosa intentaron separarlos. El matrimonio se mudó a París, donde él siguió estudiando y escribiendo. Entonces empezó a preguntarse si no había sido una precipitación el haberse casado. “No porque nos lleváramos mal con Julia, pues no teníamos más disputas que cualquier matrimonio común, y lo cierto es que Julia me ayudaba en mi trabajo y, en vez de obstruirla, alentaba mi vocación literaria. Sino porque aquella pasión del principio se había apagado y la había reemplazado una rutina doméstica y una obligación que, a ratos, yo empezaba a sentir como esclavitud”, recordaría el escritor en sus memorias ya mencionadas. “El tiempo, en vez de acortar la diferencia de edad, la iría dramatizando hasta convertir nuestra relación en algo artificial”.

Las predicciones del Inca terminaron cumpliéndose. El romántico enlace terminó por irse a pique en 1961 cuando él coincidió en París con su prima, PLl Urquidi. Él, con 25 años, estaba terminando su primer relato ya citado, “y ella, con solo 16, estaba realizando unos cursos de cultura francesa en La Sorbona. Patricia y su hermana, Wanda, pasaron un año en casa de Vargas Llosa y Julia Urquidi en la zona de la Escuela Militar, en el Campo de Marte… Menos de tres años después, el escritor se separó de la “tía” Julia para casarse con la prima Patricia. La historia de este entuerto tiene dos versiones literarias. En 1977, Vargas Llosa publicó La tía Julia y el escribidoruna novela inspirada en su propia historia de amor. En 1983, la “tía” Julia le respondió con Lo que Varguitas no dijoun relato confesional que retrataba la desventura de la vida en común con un mujeriego incorregible.” (Bianchi, 2025)

MVLl y PLl terminaron casándose “y viviendo sus primeros años de matrimonio en París, donde entablaron amistad con el escritor y diplomático chileno Jorge Edwards, el narrador limeño Julio Ramón Ribeyro, el guerrillero Paúl Escobare integrantes de la gauche divine latinoamericana de la época. Tuvieron tres hijos: Álvaro, nacido en 1966; Gonzalo, en 1967; y Morgana, en 1974. El matrimonio tuvo sus altibajos. Dos años después del nacimiento de Morgana, Vargas Llosa tuvo una fuerte pelea con su amigo Gabriel García Márquez.” (Ibíd) Ninguno de los dos explicó el motivo, pero en el entorno del Inca sugieren que PLl pudo ser la razón; lo que se confirmaría después cuando le diría a Jabois (2025) quien le preguntó: ¿a qué se debió el puñetazo a García Márquez? “Mujeres”, se limitó a responder. No obstante, ella no ha dicho nada hasta ahora.

En mayo de 2015, el Nobel peruano reunió a toda su familia en Nueva York para brindar por sus bodas de oro. “Pocos días después, la revista ¡Hola! publicó unas fotos del Nobel junto a Isabel Preysler, vieja amiga a la que conoció en 1986, cuando la socialité lo entrevistó para ese semanario rosa. “Fotografiados juntos en un almuerzo para dos en Madrid”, tituló la revista del corazón. En esa información se afirmaba que el matrimonio Vargas Llosa estaba separado. Patricia emitió un comunicado en el que decía: “Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón. Hace apenas una semana estuvimos con toda la familia. Les rogamos respetar nuestra privacidad”. Días después, ¡Hola! publicó nuevas fotos de Vargas Llosa y Preysler que confirmaron el noviazgo. “Esta es una relación nacida de una infidelidad”, declaró Gonzalo, hijo del autor. “La relación del novelista con la socialité lo alejó de su familia y lo acercó al mundo del papel cuché, un mundo que él había criticado enérgicamente en su ensayo La civilización del espectáculo, publicado en 2012… Vargas Llosa, que había denunciado la banalización de las artes y la literatura y el triunfo del periodismo amarillista y frívolo, ahora era un personaje del cuore.” (Bianchi)

A propósito de esto, MVLl (2012) plantea en ese ensayo que Mijaíl Bajtin ha ayudado a socavar la idea tradicional de cultura con el libro que este dedicó con sutiles razonamientos y sabrosos ejemplos a La cultura popular en la Edad Media y el Renacimiento porque el investigador ruso y sus seguidores “abolieron las fronteras entre cultura e incultura y dieron a lo inculto una dignidad relevante, asegurando que lo que podía haber en ese discriminado ámbito de impericia, chabacanería y dejadez estaba compensado por su vitalidad, humorismo y la manera desenfadada y auténtica con que representaba las experiencias humanas más compartidas.” (págs. 67 y 68) Como sea, no creo con Londoño (2013) que vivamos en una época especialmente inculta. En todos los tiempos la distribución de la cultura sigue la maldición de la campana de Gauss: el grueso de la población vive en una discreta medianía, entre dos vecinos extremos: una rala y culta élite, socialmente variopinta, y una población, igualmente rala, que jamás ha oído hablar de MVLl. En Los bárbaros, Alessandro Baricco también se ocupa de formas populares de la cultura actual: Google, vinos, fútbol y libros -best Sellers-. Pero no las mira con ese aire arrogante del intelectual de derecha: trata de entender la “frivolidad” de los jóvenes; se permite dudar de la “profundidad” clásica; diagrama con levedad, sintetiza con tino y palia con poesía la pesadez de la erudición bruta.

Espectáculo o cultura o cultura del espectáculo, una década después Vargas diría a Jabois (2025): “Yo no voy a hablar de Isabel, para nada”. Pero acabó diciendo: “fue una experiencia magnífica, pero no literaria”, “son dos mundos muy distintos, muy separados, pero bueno: la experiencia se vivió y ya está, vuelvo a estar en mi casa, rodeado de mis libros…”, “no me arrepiento de nada, absolutamente”. Como sea, pues, su mediático noviazgo con Preysler “amenazó con empañar su prestigio literario. Pero lo que empezó como un escándalo terminó igual. Tras ocho años de noviazgo, ¡Hola!, revista de cabecera de la llamada reina de corazones, anunció la separación. El semanario informó que la socialité lo había dejado por un problema de celos. El entorno de él aclaró que eran “incompatibles”. “A él le interesa la cultura y a ella el espectáculo”, apuntaron. Preysler dijo que no le había dolido nada romper. Él declaró en EL PAÍS que no se arrepentía de nada, pero reconoció que eran de dos mundos distintos.” (Bianchi, 2025)

De todos modos, el Inca dedicó “sus últimos años a desempolvar una vieja cantaleta, trajinada ya por Adorno y Benjamin, la crítica de la «sociedad del espectáculo», mientras que su estampa adornaba las portadas de las revistas del espectáculo y dormía con una señora que fue espectacular el siglo pasado.” (Londoño, 2025) Claro que desde 2012 también comenzó a hablar de La civilización del espectáculo “para referirse a un mundo donde priman el escapismo y el entretenimiento sobre los genuinos valores democráticos. Tema recurrente en sus intervenciones públicas donde nunca rehuyó el debate político ni su defensa de la iniciativa privada frente al socialismo y el nacionalismo populista.” (Santos, 2025)

Como en El amor en los tiempos del cólera de GGM, MVLl volvió a encontrar apoyo y compañía en PLl, la prima de la que se había enamorado más de medio siglo antes. Por eso, a ella le dedicó su última novela. “Es un bonito y merecido gesto”, dijo el entorno del escritor a El País, sin querer poner etiquetas a la relación. “No nos toca a nosotros decir si esa relación es romántica, pero lo importante es que la familia, que se había distanciado durante siete años, vuelve a estar unida”, añadieron. En efecto, Mario murió “en olor a gloria luego de una larga vida, mimado siempre por los manes de las letras, que lo hicieron bello hasta viejo, le llenaron de oro la boca y de amores sus días y sus noches.” (Londoño, 2025)

Entonces, los libros de MVLl son actos de protesta contra los abusos. Junto con GGM “y otros escritores de su época narraron los sueños rotos que produjeron las dictaduras de nuestra región, la desigualdad, la angustia de millones de personas que parecían excluidas de la historia universal. El estallido de la literatura latinoamericana fue una manera de exigir atención, de pedir que los ojos del planeta se posaran sobre territorios reducidos a los intereses geopolíticos de las potencias. Por eso Vargas Llosa, como nuestro propio Nobel, fue periodista, corresponsal de guerra, ensayista y escritor de columnas de opinión; su ficción iba acompañada del trabajo riguroso y disciplinado que exige la no ficción. En esencia, había una necesidad por entender lo que ocurría.” (EE, 2025) En torno al trabajo riguroso y disciplinado del escritor, éste vive en el mundo de arriba y el de abajo: emprende el camino para eventualmente convertirse él mismo en ese camino, que está lleno de muchos obstáculos, sobre todo de dos: fama y bohemia, ésta “puede servir a la literatura sólo cuando es un pretexto para escribir; si ocurre a la inversa (es lo más frecuente) la bohemia mata al escritor”, advierte el Inca.“Se puede escribir en cualquier parte siempre que no haya visitas ni teléfonos”, apunta él mismo.

Yo juraría con Julio César Londoño (2025) que El Marqués murió extrañando a Gabo, su gran amor y su gran envidia. Eran muy diferentes pero se amaban. Mario nunca viajaba sin antes llamarlo, con la esperanza de que coincidieran en algún punto del itinerario, aunque fuera en una escala. En sus cartas, Gabo lo llama «hermano Mario», «hermanazo», «gran jefe inca». Alguna vez Mario lo llamó para preguntarle si «armony» estaba bien escrito. «Es con H», le explicó Gabo, y colgó. Cuando Mercedes le preguntó para qué lo había llamado Mario, él le contestó radiante de coquetería: «Para oírnos»… Tenían que amarse porque era la primera vez en la historia de las letras que dos amigos de la misma cuadra daban en simultánea unas notas altísimas, el punto y el contrapunto (la nota fantástica y la realista) de unas piezas verbales capaces de cifrar el espíritu de un continente y poner su literatura en las bocas del mundo. Definitivamente, la muerte de los dos marca el fin de una era en la que los latinoamericanos brillamos con nuestra forma de contar historias; junto a Cortázar y Fuentes hoy son un patrimonio en común al que seguiremos acudiendo los lectores que buscamos la respuesta a las preguntas por quiénes hemos sido, quiénes somos y quiénes seremos. Al Nobel peruano le tocó “el triste privilegio de tener que apagar la luz y cerrar la puerta”.

Se fue el último ícono por MIL 14.04.2025, https://www.eltiempo.com/opinion/caricaturas/se-fue-el-ultimo-icono-3444902

En suma, el retiro de la arena pública de MVLl, cuando dejó sus columnas en El País y el anunció de la publicación de sus últimas obras, fue una demostración del compromiso suyo con la realidad de su propia vida. Recién lo vi en la foto familiar -ver- estaba delgado y demacrado; sin embargo, su elegancia, su porte de hombre apuesto, la aureola de saberse quién era, me quedó en la retina. Además de sus novelas que me acompañarán y acompañarán a muchas generaciones, guardaré con mucho afecto el haberme enriquecido con sus ensayos y columnas. La paradoja definitiva del Ilustre peruano reside en que sus novelas transitan “el terreno de la libertad moral y la ambición omnicomprensiva de nuestras contradicciones —muchos identificaron ahí a un novelista de izquierdas—, mientras que su ensayo de análisis político y su intervención pública lo ubicaron más bien en las zonas templadas del conservadurismo liberal (y moralmente progresista).” (EP, 2025)  

De lo que no adoleció nunca el Ilustre peruano neoliberal y francamente conservador fue de cobardía o tibieza a la hora de actuar como intelectual orgánico en la sociedad de su tiempo: se separó del castrismo de la Revolución cubana a finales de los años sesenta arrepentido del régimen comunista implantado en Cuba desde 1959 y fue a raíz del sonado caso Padilla, “cuando el poeta cubano Heberto Padilla fue encarcelado y luego obligado a leer una denigrante autocrítica por haber cuestionado al gobierno de Fidel Castro” (Santos, 2025); pero después el Nobel inca apoyaría a los más impresentables líderes de la extrema derecha latinoamericana. “Estar de acuerdo con Vargas Llosa no era obligatorio: leer sus opiniones, sus tribunas, sus novelas, sí lo es.” (Ibíd)

En fin, es muy difícil, en el mundo de las redes sociales, de la fragmentación, de la polarización, que un novelista y ensayista alcance el mismo nivel de influencia que tuvo este ícono de la cultura latinoamericana -un hombre que vivió todas las vidas y escribió todos los libros y estudió a todos los autores-: “qué falta hacen esas voces, pues los problemas siguen siendo los mismos. Digamos que cambian las tecnologías y los rostros, pero los abusos de poder, la amenaza a las libertades y el desvarío autoritario que se aprovecha de la incertidumbre siguen siendo realidades tangibles. Personajes como Vargas Llosa servían como ancla.” (EE, 2025). A pesar de ser un escritor e intelectual orgánico de derecha en el que el inventario de sus novelas eclipsaría la voracidad incontenible de un ensayista apasionado, en perpetua interrogación sobre el mundo, lo extrañaremos.

INDISPENSABLE TÁBULA GRATULATORIA

Aguirre, Carlos; Martin Gerald y otros (2023). Las cartas del Boom. Alfaguara: Barcelona.

Bianchi, Martín (2025, abr 15). Los grandes amores de Mario Vargas Llosa: la tía Julia, la prima Patricia y la amiga Isabel. El País de España, Madrid,https://elpais.com/cultura/2025-04-16/los-grandes-amores-de-mario-vargas-llosa-la-tia-julia-la-prima-patricia-y-la-amiga-isabel.html

Caballero, Antonio (2021, feb 28). Una vergüenza de Vargas Llosa. Los Danieles y Cambio Colombia, Bogotá, https://cambiocolombia.com/opinion/los-danieles/una-verguenza-de-vargas-

cervantes.es (2022). Mario Vargas Llosa. Biografía. Instituto Cervantes, Madrid,https://www.cervantes.es/bibliotecas_documentacion_espanol/biografias/berlin_mario_vargas_llosa.htm

Del Molino, (2025, abr 15). El día que tuve que explicar por qué admiraba a Vargas Llosa.El País de España, Madrid, https://elpais.com/opinion/2025-04-16/el-dia-que-tuve-que-explicar-por-que-admiraba-a-vargas-llosa.html

elespectador.com (2025, abr 16). Vargas Llosa cierra una era. El Espectador, Bogotá,https://www.elespectador.com/opinion/editorial/vargas-llosa-cierra-

elpais.com (2025, abr 14). Adiós a Mario Vargas Llosa. El País de España, Madrid, https://elpais.com/opinion/2025-04-15/adios-a-mario-vargas-llosa.html

Gamboa, Santiago (2021). El supremo deicidio. El Espectador, Bogotá, publicado el 4 de septiembre en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/santiago-gamboa/el-supremo-deicidio/

García Márquez, Gabriel y Vargas Llosa, Mario (2021). Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América latina. Bogotá: Penguin Random House.

Jabois, Manuel (2025, abr 14). El País de España, Madrid, https://elpais.com/cultura/2025-04-14/notas-de-una-entrevista-a-mario-vargas-llosa.html

Londoño, Julio César (2012). El triste espectáculo de Vargas Llosa. El Espectador, Bogotá, publicado 14 de sept. en http://www.elespectador.com/opinion/columna-374987-el-triste-espectaculo-de-vargas-llosa

_________________ (2025, abr 19). Adiós, Mario. El Espectador, Bogotá, https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julio-cesar-londono/adios-mario/

Santos Calderón, Enrique (2025). Recuerdo de Vargas Llosa. Los Danieles y Cambio Colombia, Bogotá, https://cambiocolombia.com/los-danieles/recuerdo-de-vargas-llosa

Wikipedia.org (2025, abr 19). Mario Vargas Llosa. https://es.wikipedia.org/wiki/Mario_Vargas_Llosa 

Vargas Llosa, Mario (1971). La ciudad y los perros. Barcelona: Seix Barral. ________________ (1975). La orgía perpetua. Barcelona: Seix Barral.

_______________ (1993). El pez en el agua. Barcelona: Seix Barral.

________________ (2012). La civilización del espectáculo. Bogotá: Alfaguara.

________________ (2021). Historia de un deicidio. Bogotá: Penguin Random

Vásquez, Juan Gabriel (2021). Palabras recuperadas. Prólogo de Dos soledades. Un diálogo sobre la novela en América latina de Gabriel García Márquez y Mario Vargas Llosa. Bogotá: Penguin Random House.

12 respuestas a «ADIÓS AL ILUSTRE PERUANO NEOCONSERVADOR»

  1. Excelente artículo señor Dairo, un sentido y profundo homenaje a este gigante de las letras, Mario Vargas Llosa, uno de los grandes exponentes del «Boom latinoamericano». Con su fallecimiento, nos despedimos también de una era dorada de la literatura en Latinoamérica. Tuve la dicha de conocerlo en la Feria del Libro de Bogotá en 2018; no puede haber mejor regalo para un lector que conocer a uno de sus escritores favoritos.
    Muy agradecida por la mención en este texto que me deleité de principio a fin.

  2. Un artículo bien argumentado, escrito con la pasión de descubrir y amar lo propio. Muy justo para el hombre de letras que fue Vargas Llosa. «Historia de un deicidio» es un ensayo maravilloso de un escritor sensible y cerebral sobre la obra de otro; al igual, «La orgía perpetua», tiene la magia inconfundible de quien escribe con pasión de lo que se ama.

  3. Mi caro amigo:
    Desde tan lejos, aquí al otro lado del charco, te imagino allá en el despacho de tu hogar en Bogotá trabajando ya antes del alba para recopilar tanta información sobre estos dos «monstruos» de la narración y el ensayo. Y, luego, te veo ante el teclado para ordenar ideas y, casi sin darte cuenta de ello, vas llenando los espacios entre letras y párrafos con la pasión que te caracteriza por tu tierra y sus gentes. Todo ello para ofrecernos un artículo que tan bien nos hace a quienes disfrutamos y aún queremos hablar en nuestras aulas de la literatura hispanoamericana y, especialmente, de MVLl y GGM. Gracias siempre, Dairo.

  4. MVLL, escritor prolífico de gran talante dejó muchas huellas imborrables dentro de la esencia de la literatura Hispanoamericana y universal, el mensajes de sus obras son una insignia didácticas para las nuevas generaciones y sus lectores…

  5. Doctor Dairo G. Q.: Felicitaciones, por esta extraordinaria presentación del artículo, titulado: . Este ilustre escritor peruano, se formó con su familia materna. Junto Con Gabriel García Márquez, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, el nobel peruano, llega a ser otro de los exponentes centrales del Boom Latinoamericano. En mayo de 2015 el novel peruano reunió a toda su familia en New York, para brindar por sus . Finalmente, digamos que cambian las tecnologías y los rostros; pero, los abusos de poder, la amenaza a las libertades y el desvarío autoritario, que se aprovecha de la incertidumbre siguen siendo realidades tangibles.

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