UNA VIDA, MUCHAS VIDAS

Así se titula, ¡amable lector multicreyente y sentipensante!, el libro autobiográfico de Gustavo Francisco Petro Urrego editado por Planeta en medio de la recta final del amargo e inepto Gobierno uriduquista, en medio de la epidemia de la corrupción, las lacras de la desigualdad, de la violencia e inseguridad y el 4º pico mortal de la pandemia del covid, y en medio de plena época electoral, noticias falsas, mentiras, amenazas, promesas incumplibles y un futuro electoral todavía incierto, aunque el Aureliano macondiano encabece las encuestas. El objetivo de este artículo es hacer una reseña de este libro, enfatizando en la vida y obra del autor que lo perfila como la opción presidencial favorita, motivo por el que también esgrimo razones.

El senador y candidato presidencial Gustavo Petro, líder de la Colombia Humana y dirigente del Pacto Histórico, en este libro cuenta episodios desconocidos de su vida. Aunque no faltan las confesiones triviales, en esta autobiografía predominan muchas revelaciones importantes: las torturas que vivió, la toma del Palacio de Justicia, la paz, las elecciones; y lo que piensa de Carlos Pizarro, Antonio Navarro, Juan Manuel Santos, Claudia López y Álvaro Uribe. Además, narra uno de los temas más controvertidos de su vida: su paso por la guerrilla del M19 desmovilizada en 1990; por qué ingresó a ese grupo, qué hacía y cómo llegaron a un acuerdo de paz. También recorre las vivencias de la niñez y juventud, desde su nacimiento, adolescencia y vida juvenil hasta llegar a los 30 cuando el M19 se desmoviliza, y narra cómo fue adquiriendo sus ideas contestatarias “y cómo desplegó su carrera política que desde hace unos 15 años lo ha convertido en uno de los principales protagonistas de la escena política colombiana y, sin duda, en el líder más visible de la izquierda, con récord de votos incluido.” (Senior, 2021)

Entonces, Petro nació el 19 de abril de 1959 en Ciénaga de Oro -Córdoba- en medio de una humilde familia costeña relativamente culta, aunque desde temprana edad vivió en Bogotá y Zipaquirá –Cundinamarca-, a donde se trasladaron sus padres buscando mejor provenir. Estudió en un colegio católico lasallista, en el cual siempre tuvo el primer lugar en rendimiento académico y logró uno de los mejores puntajes del Icfes a nivel nacional; tuvo un periódico llamado Carta al Pueblo y fundó el centro cultural García Márquez, en honor al futuro Nobel de literatura que había estudiado allí. Los curas del lugar ocultaban el paso de Gabriel por ahí porque lo consideraban un comunista; por poco expulsan al hijo de Ciénaga de Oro por dicho homenaje y por rescatar y exhibir el mosaico de bachiller en el que aparecía Gabo. El veto macondiano llamó la atención del cienaguero quien se interesó entonces por su obra: inicialmente leyó por iniciativa paterna Cien años de soledad descubriendo su magia y la historia de la Masacre de las Bananeras, quedando cautivado con el personaje del coronel Aureliano Buendía, el cual sería su seudónimo en el M.

Terminó economía a los 20 años en la Universidad Externado de Colombia, becado por su promedio de notas. A los 21 fue personero y a los 22 concejal independiente de Zipaquirá. En medio de las protestas nacionales por el fraude electoral presidencial que le hicieron a la Alianza Nacional Popular -ANAPO- y en medio de las protestas latinoamericanas por el golpe de Estado a Salvador Allende en Chile, se vinculó al M19 -guerrilla socialdemócrata, no comunista- y le apuesta al paraíso para su pueblo desempeñándose principalmente en el campo político, sin usar jamás un arma. Muy pronto fue condenado por un tribunal militar, debiendo permanecer en prisión durante dos años, tiempo en el cual fue torturado aunque haciendo estudios de Contabilidad. En 1985, año en el que sucedió la toma del Palacio de Justicia, el exconcejal y expersonero externandino seguía recluido como preso político. Luego de su liberación, volvió a unirse al M19 viajando a Santander y Tolima, donde junto a Pizarro sentó las bases de lo que sería el proceso de paz entre el grupo insurgente y los gobiernos de Betancour y Barco. Por eso este Caribe está de acuerdo con la afirmación certera de su camarada Antonio Navarro: “No me arrepiento de haber sido guerrillero, pero tampoco de firmar la paz”.

No contento con ser un gran economista hace una especialización en Administración pública y una maestría en Economía en la Javeriana, que deja inconclusa; o sea que Petro ha concebido el estudio como la búsqueda del sustento científico y del debate del pensamiento humano más avanzado para apoyar su accionar político. Y claro, después de esta sólida formación académica vino una carrera política exitosa: fundó, junto con los desmovilizados del proceso de paz, el partido Alianza Democrática (AD) M19, movimiento que logra un gran respaldo popular y que ayuda a redactar la Constitución de 1991.

Con el apoyo de ese movimiento, El hijo adoptivo de Zipaquirá llega a la Cámara de Representantes en 1991 por Cundinamarca. En ese tiempo es amenazado de muerte debido a las denuncias que hace sobre corrupción, por lo que debe abandonar el país con un nombramiento en la embajada de Colombia en Bélgica como agregado diplomático para los Derechos Humanos de 1994 a 1996, lapso en que también hace una especialización en Medio ambiente y Desarrollo poblacional que lo dotó “de una conciencia ambiental educada, de ahí que entre todos los políticos colombianos de todas las pelambres, Petro ha sido el más visionario frente al Cambio Climático y la transición energética.” (Senior, 2021) 

En 1998 regresa a Colombia y aspira junto con Navarro a la Cámara de Representantes nuevamente, esta vez en la circunscripción de Bogotá y por el Movimiento Vía Alterna que había fundado junto con otros exmilitantes del partido AD M19 que había sido disuelto. En esta oportunidad logra regresar a la Cámara como 2º renglón de la lista encabezada por Antonio, la más votada de la ciudad. En las elecciones de 2002 aspira de nuevo a esta corporación obteniendo la más alta votación. En ese período, fue elegido el mejor congresista tanto por sus colegas como por la prensa nacional gracias a sus denuncias sobre corrupción y sus debates de control político. Desde entonces, Petro ha denunciado la infiltración paramilitar en la Fiscalía General del país y las múltiples alianzas de la mafia narcoparamilitar con decenas de congresistas de la coalición del Gobierno.

En Vía Alterna conformaría una coalición electoral junto con el Frente Social y Político  y otros grupos alternativos para las elecciones del 2002, dicha coalición se consolidaría luego como el partido Polo Democrático Independiente -PDI-, que logró alcanzar  el segundo cargo de mayor importancia en el país con la llegada de Lucho Garzón a la Alcaldía de Bogotá. A partir de 2005, el PDI se uniría con la Alternativa Democrática -AD- para conformar finalmente el Polo Democrático Alternativo -PDA-. A propósito del PDI, estando militando en él fue que conocí a Petro quien me fue presentado en su congreso fundacional en Corferias de Bogotá por algunos de sus escoltas del M que eran mis alumnos en el Programa Educativo para la paz y la Reconciliación nacional de la Universidad Pedagógica Nacional, programa producto precisamente del acuerdo mencionado donde yo coordinaba el área de Lenguaje, comunicación y vida; desde entonces gozo de su lejana amistad.  Por eso, no soy demasiado imparcial al escribir esta reseña.  

En el 2006 fue elegido senador de la República con la segunda votación más alta del país. Durante ese año destapó el escándalo de la llamada parapolítica, hecho que lo llevó a ser elegido como el personaje del año por diferentes medios de comunicación. Como senador, Petro se caracterizó por liderar la oposición al gobierno y denunció varias acciones ilícitas de Álvaro Uribe Vélez -AUV- y sus aliados políticos. Durante el segundo mandato de éste, Gustavo promovió algunos debates en el congreso a raíz del escándalo parapolítico, librando una batalla verbal con AUV al señalar que éste se debió declarar impedido para intervenir en el proceso de desmovilización de paramilitares por acusaciones sobre los presuntos vínculos de él y su familia con un antiguo grupo paramilitar a mediados de los 90 en Antioquia llamado Los doce apóstoles.

En 2008 Petro anunció su interés de ser candidato presidencial para el 2010. Tras la renuncia de Lucho Garzón del PDA, El hijo dorado de Córdoba “exhortó cerrar fila alrededor de la unidad del partido y propuso un gran acuerdo nacional para sacar a Colombia de la corrupción, el crimen y la pobreza”. El 27 de septiembre de 2009 salió vencedor en la consulta interna del PDA para las elecciones presidenciales del 2010 venciendo a Carlos Gaviria a quien las encuestas daban como vencedor. Simultáneo a esto, Gustavo escribe con Maureén Maya Prohibido olvidar, un libro imprescindible para comprender nuestra historia reciente ya que nos presenta dos miradas sobre los trágicos y aún dolorosos sucesos de la toma y contra toma del Palacio de Justicia.

“Especial importancia tiene su recuento de la Bogotá Humana, una gestión que el exalcalde ha defendido con cifras en otras ocasiones, pero que en este libro narra de manera más vivencial.  Es obvio que Petro no sería la opción presidencial favorita si su gestión al frente de la alcaldía hubiese sido mala.  De hecho, de todos los gobiernos locales de izquierda que ha habido en Colombia, éste es el único caso que de verdad desarrolla un proyecto de ciudad alternativo.” (Senior, 2021) El líder de Colombia Humana nos explica “ese modelo que sí asume en serio el desafío ambiental y la política social con un enfoque realmente progresista. Que un gobierno sea decente en vez de corrupto es lo mínimo que se pide, pero no es suficiente. Hay que combatir la desigualdad, la segregación social, cambiar el modelo de ciudad para los carros y desarrollar una ciudad para la gente, defender el interés público frente a la voracidad de ciertos intereses privados de élites que han estado enriqueciéndose a través de la acumulación y la especulación rentista y los negociados basados en el tráfico de influencias.” (ibidem) 

Ciertamente “en Colombia lo que ha imperado es el rentismo elitista y rosquero, no el capitalismo productivo e innovador.  Y el neoliberalismo no ha hecho sino agravar esa situación ampliando la brecha social.  No obstante, a la Bogotá Humana le faltó concientizar y empoderar más a la gente, de ahí que Petro se case con la tesis del arribismo de clase media, para explicar la incapacidad de darle continuidad a ese proyecto más allá de su gobierno.  En ese punto elude la autocrítica, pues el talón de Aquiles de Gustavo Petro siempre ha sido el aspecto organizativo. Su negacionismo en este punto vital lo racionaliza acudiendo a las equivocadas tesis de Toni Negri sobre `las multitudes`, una excusa para no construir organización.” (ibidem) 

Las 340 páginas del libro autobiográfico del líder del Pacto Histórico hacen mínimas referencias a los otros aspectos vitales y a las íntimas personas que lo rodean. Por ejemplo, sobre su aspecto sentimental dice poco, solo al final, en el capítulo denominado Epílogo, se detiene en ello: “Desde el 2000 hasta la fecha me ha acompañado Verónica, y Sofía y Antonella, mi hija menor; he vuelto a ver mucho a mi hijo Nicolás, que tuve en la cárcel y quien se ha vuelto compañero mío en mi lucha. He vuelto a ver a Andrés y Andrea, mis hijos del comienzo de mi vida no guerrera. He criado al hijo de Verónica: Nicolás, como si fuera mío. La mayoría ha partido a sus destinos, lo he dejado ser. Ahora viven en Canadá, en Francia. Andrea me ha hecho abuelo con dos pequeñas marsellesas.”

Y enseguida agrega: “De alguna manera, en medio de tantas luchas y resistencias, de una vida que decidió no arrodillarse, de una construcción vital en la que decidí a mi manera ser un hombre libre, ha estado el amor detrás, como en el telón de fondo, como en la base de la tarima. Como en la fuerza que me permite seguir… Por eso el paradigma del amor, lo que llamo la política del amor, hace parte sustancial de la reproducción de la vida… No soy un ser máximo, he luchado permanentemente con las penumbras, con la oscuridad que intenta invadirnos, que nos rodea llenando los instantes la muerte. En esta vida relatada que no es solo instantes y momentos, sino de pensamientos que fluyen, he amado, he irradiado luz y han tratado de invadirme las penumbras… Somos viajeros y lo que nos trasciende no es más sino el amor.”

Los delirios mentirosos de Petro en su nuevo libro - Las2orillas

Pero no todo es color de rosa, Una vida, muchas vidas presenta una serie de erratas “que indican que fue publicado con premura, evidenciando un trabajo de revisión apresurado e insuficiente”. (Senior, 2021) No obstante, “la obra le permite a Petro sacarse algunos clavos, defenderse de las calumnias que propagan las bodegas mercenarias uribistas y exponer su manera de pensar”. (ibidem) Su libro también le permite demostrar que “no fue un ‘comandante guerrillero’, como dicen los uribistas, sino un militante de base en una organización no comunista, de talante socialdemócrata, entusiasta del trabajo de masas y la lucha social”. (Gómez, 2021)

En suma, pues, en la obra petrista está “su concepción de la sociedad y las instituciones, una información clave para sus posibles votantes en 2022.  Pero a los críticos del libro no les interesa lo fundamental, sino la minucia del pasado.  Es claro que Petro no escribió allí la historia del M19, ni la historia de Colombia en el último medio siglo. Para los historiadores profesionales, encargados de esa tarea, el texto de Petro no es más que un insumo, una perspectiva entre muchas.” (Senior, 2021) Se sabe que las autobiografías son subjetivas: “Ni siquiera la autobiografía de Eric Hobsbawm, uno de los grandes historiadores del siglo XX, se escapa de esa subjetividad. Tampoco el ilustre filósofo Mario Bunge, que en su autobiografía escrita a los 95 años y titulada Entre dos mundos, se luce contando como les calló la boca a más de un filósofo de talla mundial… Petro cae en esa misma humana vanidad y exagera su participación en la decisión del M19 de negociar un acuerdo de paz con el gobierno Barco o, dos décadas después, en la configuración del Partido Verde.  Ambos procesos fueron mucho más complejos y participó mucha más gente que lo que el autor reconoce en su subjetiva narración.  Algo parecido sucede en otros episodios.” (ibidem)

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, después de haber leído detenidamente esta autobiografía y de haber conocido a su protagonista en medio del fragor de la lucha política, permítanme ahora dar las razones del por qué Gustavo Petro se perfila como mi opción presidencial y la de muchos colombianos. Reconozco en Petro a un batallador de todas las horas que tiene la suficiente experiencia vital y política para manejar este país; es un intelectual de disciplinas severas, vuelve accesibles a los profanos sus conocimientos y reflexiones sobre Economía, ciencia que domina. Cuando optó representar en el Senado al país que aspira a una verdadera democracia nacida de su pueblo querido, convirtió su curul en una cátedra de tolerancia, democracia y debate: “ha sido uno de los mejores senadores que ha tenido Colombia. Su tarea de control político permitió que el país conociera las alianzas entre grupos criminales y barones electorales. Sus debates eran serios y contundentes, siempre documentados. Con entereza afrontó las descalificaciones que seguían a cada una de sus denuncias. Mostró valor a la hora de afrontar señalamientos injustos y persecuciones.” (Coronell, 2015)

Además, El hijo dorado de Córdoba fue uno de los primeros congresistas en destapar algunos de los peores hechos de corrupción de los últimos años, entre los que se destaca el carrusel de la contratación de Bogotá. Ha sido el más fuerte y consecuente opositor de los gobiernos de Uribe, Santos e Iván Duque. Su programa de gobierno recoge lo que el país excluido reclama: soberanía del Estado, cero corrupción, igualdad política y social y respeto a los acuerdos de paz. Ahora bien, la forma de ser de Petro es distante y soberbia, al decir de algunos, reflexiva e imperturbable, para otros; sin dudas, aceptemos que no es hombre simpático. Todavía más, que es descortés y poco afable. Pero la simpatía “y las buenas maneras no son requisito necesario para un buen gobernante. Recordemos que Adolfo Hitler era un tipo simpatiquísimo, de modales exquisitos, cortés con todos, que abrazaba a los ancianos y a los niños, y que gobernó Alemania con un despotismo implacable” -muy aplaudido en su tiempo por los iluministas del corte de los que hoy le dan palo a Petro como Duque, títere y ejecutor ciego de las órdenes nacistas de Uribe, titiritero mayor y rey de la cancha del miedo y la polarización, también rodeado de un orfeón de aplausos y de la lambonería de sus áulicos-. “Ser antipático no entraña, pues, la condición de déspota; ni ser simpático, la de libérrimo demócrata.” (Santos, 2012) 

Voy a votar por Petro porque interpreta las causas ciudadanas más sensibles y porque “ha sabido interpretar que a los jóvenes y a otros grupos poblacionales les duele la complicidad de las élites del poder social y empresarial con las maquinarias corruptas en que se han sostenido por años políticos tradicionales, de los cuales algunos siguen apostándole al sillón presidencial.” (Calderón, 2018) Voy a votar por él porque está en contacto con la gente, con los trabajadores, con los estudiantes, con los empleados, con los desempleados, con los millones de colombianos que no han perdido la esperanza del cambio. “Y les está explicando con detalle los programas de gobierno de la Colombia Humana, en una hora crucial para el mundo que libra hoy y librará en los años por venir una lucha sin cuartel entre el humanismo y el robotismo… Todos los aspectos de la vida contemporánea que le interesan a cada uno de los habitantes de este país los va desarrollando Gustavo, con dialéctica prodigiosa, en sus discursos.” (Santos, 2018)

El admirado líder histórico lo explica: “Vamos a sustituir la corrupción por la decencia”. Y si hazaña semejante se logra, “habremos dejado atrás nuestro pasado y presente feudal y Colombia será, humanamente, el país… con el que soñamos. Parece utópico, pero está tan cerca de nosotros como seamos capaces de cambiar nuestra mentalidad, de voltear la fórmula actual (corrupción, cien; decencia, cero) por la contraria: decencia, cien; corrupción, cero. Los colombianos le han ido perdiendo el miedo al cambio, porque el verbo de Petro les ha hecho ver en qué consiste, los beneficios que traerá y el camino para alcanzarlo.” (ibidem)

Pues bien, no podemos dejar que estas elecciones “se conviertan en una contienda entre unos candidatos de primera y otros candidatos de segunda, como si los primeros fueran ‘colombianos de bien’ y los segundos por ser de izquierda fueran la escoria y el lumpen que hay que extirpar de nuestra sociedad… No votemos movidos por el odio o por el miedo. Ya no más. Comencemos a votar por las ideas que nos impulsan a mirar hacia adelante” (Duzán, 2018) para que ojalá al día siguiente de las elecciones celebremos con ocasión de los que salgan elegidos; para que ojalá la candidatura humana de la esperanza, de las fuerzas de la vida derroten a la candidatura gris de las fuerzas de la muerte; y para que ojalá varios millones de ciudadanos dispuestos a apoyarlo podamos tener un papel protagónico en beneficio de la democracia y nos empeñemos sin tregua en mejorar el presente de Colombia para garantizarles a las nuevas generaciones una vida de verdad digna, plena de grandes realizaciones y sin odios.

Se sabe que las redes sociales son tan eficaces en la propagación de los odios que se riegan como verdolaga en playa. Y, sin embargo, son esas mismas redes las que han ayudado a entender que el problema de Colombia no son los gobiernos nacionales de izquierda “que nunca hemos tenido. Las redes poco a poco también ayudan a entender que son las élites que han sembrado odio, las mismas que han detentado el poder por más de dos siglos en Colombia. Esperemos que algún día seamos capaces de salir de esa borrasca de odios” (Zuluaga, 2018) y nos libremos de ser cómplices “de una caterva de avivatos de largas uñas y corazón forajido de doble faz.” En verdad, ¿están todos los ciudadanos contra Petro? Este interrogante quiere estarcir en el ambiente la furia mediática de la derecha y ultraderecha que embiste al movimiento de Colombia Humana, con el propósito, ya evidente, de propiciar una derrota a Gustavo. ¡Qué bueno que lo intenten! Como diría un costeño, «se van a llevar cipote sorpresa». Y como diría un ñero bogotano, «se van a quedar mamando».

Retomando la relatada vida petrista es evidente la importancia de este libro para la vida del país y sus posibles votantes en 2022 ya que está repleto de información clave, he ahí el por qué esta autobiografía de Gustavo ha sido un auténtico éxito de ventas, pues la primera edición de 8000 ejemplares se vendió como pan caliente; por eso, ya está circulando la segunda con igual número; ¡cómo será, el libro ya fue pirateado! A propósito, este fue el excelente titular de Las2orillas con el pie de foto que también cité: “Petro engolosinado con su libro, pausa en la política”; claro que la lectura de su libro ha sido una pausa placentera y cognitiva que me permitió, ¡amable lector multicreyente y sentipensante!, descansar del agite electoral y espero que usted también lo haga. Por último, teniendo en cuenta la vida y obra de Petro con sus derrotas y triunfos, hay que decir con Héctor Abad Facio Lince (2010) que, si “el arte de vencer se aprende en las derrotas”, según Bolívar; si “la derrota tiene una dignidad que la victoria no conoce”, como dijo Borges, entonces es posible, en este momento de amargura, no hundirse en la desesperanza. En medio de los dos años del justo estallido social o Consagrada Primavera Colombiana -ver aquí-, aprendamos pues de las derrotas: ¡Abajo la amargura y el odio! y ¡Viva el Pacto Histórico por la esperanzadora Colombia Humana!

BIBLIOGRAFIA

2 respuestas a «UNA VIDA, MUCHAS VIDAS»

  1. Buena Noche.
    Y, sí es una buena noche; no siempre tenemos en nuestras manos un texto tan diciente, de un guerrero que ha logrado sobrevivir a tanto embate en el país del Sagrado Corazón.
    😇

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