¡NO MÁS MIEDO A LA ESPERANZA!

“Un país tan bello, un país de tamboras, de vallenatos, de cumbias, ha sido penetrado por el miedo, por el dolor, por la incertidumbre”.

Francisco de Roux

«Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo.»

Nelson Mandela

Por el miedo al cambio, “Algunos no ven la rosa, pero examinan con atención las espinas del tallo”.

Luciano de Samosata

¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, en medio de la celebración justa del Mes del Maestro en acertado reconocimiento a su abnegada labor inspiradora que deja huella, en medio del adiós de las ejecutorias y falencias del impopular gobierno del subpresidente Duque y de su maquiavélico presidente eterno -imputado por los eventuales delitos de soborno y fraude procesal-, en medio de amenazas mortíferas, jugaditas uriduquistas e infiltraciones a Petro y de garantías electorales para el ejercicio ciudadano pero con riesgos de asesinato, fraude y trampa, en medio de la dedicación mayoritaria de los mass media a cubrir pendejadas en lugar de descubrir la parte esencial de los hechos, en medio de la propagación de la izquierdofobia que es “miedo inagotable e irracional a que la izquierda llegue al poder en una nación que tiende a la nostalgia por el feudalismo” (Silva, 2022), en medio de la oscura senda colombiana ubicada en un mundo tensionado por la guerra Ucrania-Rusia, y en medio de la situación global y local apretando el bolsillo de los colombianos, los epígrafes anteriores que nos enseñan a ser corajudo, a tolerar las adversidades del prójimo y a soportar la vida ordinaria, me sirven de umbral para traspasar la puerta de la segunda elección del año y la recta final de la primera vuelta presidencial que se realizará el domingo 29 de mayo.

Después de las elecciones legislativas del 13 de marzo pasado, el Pacto Histórico le ganó a la Coalición del Centro porque fue mucho más homogéneo, acertó al cerrar sus listas. El Equipo de la derecha por Colombia perdió porque muchos lo percibieron “como el continuismo del Gobierno más fatal de nuestra fatal historia.” Y perdieron ambas coaliciones por el peso específico de la izquierda democrática. Mientras todos los precandidatos se rasgaron las vestiduras por la corrupción, Petro nos recordó que fue él quien denunció el carrusel de la contratación de Bogotá. Mientras algunos hicieron declaraciones tímidas contra el paramilitarismo, Petro pudo “reclamar como suya la hazaña de llevar a decenas de senadores a la cárcel por parapolítica.” Mientras todos los precandidatos repitieron frases comunes, Petro hizo propuestas modernas de energía, sensibles en lo social y redistributivas en lo económico. Mientras sus rivales se entregaron al onanismo virtual de las redes sociales, Petro llenó las plazas públicas. Mientras sus rivales volvieron por enésima vez sobre la cantaleta del peligro de la venezolanización del país, Petro se reunió con Piketty, el papa Francisco, altos funcionarios del gobierno español y empresarios colombianos y españoles.  

Es claro, pues, que en esas elecciones legislativas la derecha vapuleó al centro, la ganadora es la izquierda “porque, uno, su la filosofía es la que mejor interpreta las necesidades del país y el espíritu de los tiempos que corren, y, dos, por las agudas carencias de los otros candidatos.” (Londoño, 2022C) La coalición histórica “aventajó a las demás sumadas y deja sin piso la creencia de que Colombia estaba muy derechizada. El 13 de marzo despejó incógnitas, pero abrió otras” (Santos, 2022) que lentamente se han ido aclarando. Y ahora, después de haber leído detenida y críticamente -enfrentando y confrontando- los programas de gobierno de los tres candidatos a la Presidencia de Colombia que encabezan las encuestas: Gustavo Petro, Federico Gutiérrez y Sergio Fajardo, he aquí mi visión acerca de estos políticos como candidatos definidos para los gustos respectivos de la extrema derecha, el centro y la izquierda democrática.

“Los que siguen a Fico tienen sus razones: consideran que, con respecto a las tecnologías de la Violencia, la motosierra es una innovación chévere pero satanizada; que la “donbernabilidad” es la única manera de bajar los homicidios, o al menos los indicadores; que matar indios será un crimen pero no es pecado; que los manifestantes pierden los ojos porque los ponen en las trayectorias de los proyectiles del Esmad; que las campesinas embarazadas son en realidad fábricas de maquinitas de guerra; que ponerles internet a los pobres es una güevonada; que los falsos positivos no fueron 6.402 sino 6.204; que los ambientalistas son románticos histéricos; que el calentamiento global es un imposible meteorológico en planetas planos y que la corrupción es inherente al ser humano… Además, la derecha es una Oficina con 200 años de éxitos ininterrumpidos, alegan. Tienen razón” (Londoño, 2022) hasta en su fórmula vicepresidencial que pocos conocen. De Gutiérrez entonces “no sabemos qué lamentar más: sus nexos con las Oficinas o su desubicación crónica, que lo lleva a creer que el fantasma de la ´ venezolanización´ de Colombia funciona…; o la manera como subestima al auditorio y le dice que Petro está respaldado por los paramilitares…; o el pesado lastre de tener encima 45 de los 54 clanes de la política nacional…” (Londoño, 2022C)

Los del Centro son “técnicos, ambientalistas y equilibrados, hasta que llega la hora de la verdad y una fuerza fatal, atávica, genética, la gravitación de los siglos, los arrastra a la derecha. Entre lo repugnante y ´el salto al vacío´, se tapan sus delicadas narices y se arrojan a la letrina del uribismo con una resignación patriótica admirable… Fajardo es centro-centro. Quizá por esto mismo no sabe qué hacer. ´Me dicen que no frunza el ceño, que no mueva las manos así, que no apiñe los dedos, que ataque pero no mucho…´. Su tragedia estriba en que él es un profesor que no enseña nada.” (Londoño, 2022) Además, su ecuanimidad es admirable, pero lo está matando su bandera, el centrismo a ultranza, y el fantasma de la polarización. Su talante conciliador ha agudizado la fragilidad de su carácter, que le ha impedido tomar posiciones firmes en momentos que no admitían vacilaciones ni medias tintas, lo cual ha desdibujado su candidatura. También su fórmula vicepresidencial muy pocos la conocen.

Con el programa de la izquierda democrática, “Colombia será al fin, gracias a sus ´políticas del amor y de la vida´, una patria de la igualdad para todos, potencia mundial de la vida, con pleno empleo porque ´el Estado ofrecerá empleo a quienes quieran y puedan trabajar´, creando un ´stock de empleados´. Educación superior gratuita para todos; sistema público único universal de salud, en el que las ´medicinas populares y alternativas´ serán integradas al sistema de salud pública.” (Abad, 2022) Reconozco en Petro a un batallador de todas las horas que tiene la suficiente experiencia administrativa y una férrea preparación política para gobernar este país; es un intelectual de disciplinas severas, vuelve accesibles a los profanos sus conocimientos y reflexiones sobre Economía, ciencia que domina.

El guía del Pacto Histórico “ha sido uno de los mejores senadores que ha tenido Colombia. Su tarea de control político permitió que el país conociera las alianzas entre grupos criminales y barones electorales. Sus debates eran serios y contundentes, siempre documentados. Con entereza afrontó las descalificaciones que seguían a cada una de sus denuncias. Mostró valor a la hora de afrontar señalamientos injustos y persecuciones.” (Coronell, 2015) Con su lúcida voz brillante, Gustavo fue también uno de los primeros congresistas en destapar algunos de los peores hechos de corrupción de los últimos años en Colombia. Ha sido el más fuerte y consecuente opositor de los desastrosos gobiernos de Uribe, Santos e Iván Duque. Teniendo como laboratorio a la Bogotá Humana con la que fue Alcalde Mayor, su programa de gobierno recoge lo que el país excluido reclama: soberanía del Estado, cero corrupción, igualdad política y social y respeto a los acuerdos de paz, la cual es necesaria pero no lo suficiente para encarar los dramas abismales y los desmadres nuestros de cada día. Y porque tiene además la mejor compañía en una gran mujer.

En cosa de meses, la candidata a la vicepresidencia de Petro, Francia Márquez, pequeña mujer negra de la izquierda progresista del país donde los más 10 millones de afros que hay han sido tratados como ciudadanos de segunda clase, “pasó de ser una líder ambiental amenazada cuya voz era marginal a convertirse en un icono cultural y político, que inspira a las nuevas generaciones. Hoy, ella es el símbolo de una Colombia que se ve de manera distinta, que habla de manera distinta y que por primera vez camina pisando fuerte por los exclusivos corredores del poder y de la política reservados hasta hace poco para hombres (y algunas mujeres) blancos, católicos y conservadores… Su propuesta de derribar las estructuras patriarcales contrasta con ese país tradicional que no habla de machismo y su insistencia en utilizar el lenguaje incluyente en sus discursos tiene erizados a los puristas del lenguaje.” (Duzán, 2022)

Ella “es la primera política que se atreve a decir que en Colombia hay un racismo estructural que hay que desmantelar…” Además, es una destacada ambientalista que se “ganó el premio Goldman, considerado como el premio Nobel ambiental, por la lucha que hizo en contra de la minería ilegal y las grandes multinacionales que contaminaron las aguas del río que pasaba por La Toma, su pueblo, situado en el norte del Cauca…, al que no ha podido volver por amenazas. A diferencia de los demás políticos, a Francia le ha tocado protestar para ser escuchada. Encabezó ´la marcha de los turbantes´, en la que setenta mujeres caminaron 600 kilómetros hasta Bogotá para ver si el Gobierno escuchaba su voz.” (Duzán, 2022)

El año pasado, este timón afro “pasó del activismo a la política y fundó su propio movimiento, ´Soy porque somos´, sustentado en la filosofía Ubuntu, propia de los pueblos africanos. Habla de la lealtad, de la importancia de vivir la vida en colectivo y en armonía con la naturaleza. Ella dice que esa filosofía le ha servido a muchos ´nadies´ en Colombia para ´resistir la opresión y la política de la muerte´.” (Duzán, 2022) Así, esta gran mujer le aporta lo que le hace falta a Petro quien “tiene un discurso muy débil en temas de género y de feminismo y esos votos de las mujeres jóvenes y progres se los puede llevar Francia Márquez.” (Ibíd) Pues bien, a esa parte de la sociedad colombiana que “le teme a los cambios y que no le gusta que le enrostren su clasismo ni su racismo, el fenómeno de Francia la ha desbordado. Su nombramiento como la candidata de Petro a la vicepresidencia, después de haber tenido una votación de más de 781.000 votos lo cual se constituyó en todo un hecho político pues fue más que la del candidato Fajardo, llevó a que el presidente del Congreso la acusará de pertenecer a la guerrilla del ELN sin ninguna prueba, y una cantante popular colombiana la comparó con King Kong” (Ibíd) y la exfiscal cristiana Vivian Morales calificó su discurso de “peligroso”; lo que más saca de quicio a sus opositores es que ella les responde con respeto, sin salirse de sus casillas y sin enojo.

Los «nadies» por: Matador, marzo 24/22

Entonces, Francia ha ayudado a Gustavo a resignificar palabras como igualdad, equidad y dignidad, quienes las volvieron de carne y hueso para que nos toquen a todos, sobre todo a los “nadies”, a los que son como ellos. Márquez y Petro reclaman una Colombia en la que todos, no solo los privilegiados, podamos “vivir sabroso”. Difícil no estar de acuerdo con ellos y en desacuerdo con los que los atacan quienes lo hacen sobre la base “de los estereotipos del salvajismo, barbarie e incivilización.” Es sobre estos tópicos “que se cimientan las descalificaciones de Francia Márquez como candidata vicepresidencial” (Arocha, 2022) y la de Gustavo Petro como su fórmula presidencial.   

Es evidente pues que quienes se ubican en “la izquierda señalan la creciente desigualdad económica y la falta de inclusión social; quienes lo hacen desde la derecha recelan de las olas migratorias, la pérdida de empleos y las amenazas a la identidad nacional.” (Granés, 2022) Y los del Centro, esos señores que aseguran que debemos extender la explotación petrolera 14 años, no 12, como Petro propone, “cuyos cálculos actuariales de pensiones difieren de los suyos en la quinta cifra decimal. Están convencidos de que la crisis de la educación se resuelve con becas y tabletas, y que la pobreza es un seudoproblema que se corrige con subsidios. Temen que, una vez en la Presidencia, usted decida que la Constitución es un conjunto de articulitos, se reelija siete veces y se proclame dictador contra viento y marea…” (Londoño, 2022)

Ahora bien, la izquierda tiene una obsesión “´por lo originario´ o lo vernáculo; la derecha, por los tiempos de grandeza patriótica. Los dos quieren refundar los países para que tengan una connotación étnica: plurinacionales, los izquierdistas; nacionales, los derechistas.” (Granés, 2022) Y los del centro, son medionacionalistas. Así, en el lado de Petro está el primer izquierdista, “el primer indígena, el primer campesino, el más joven, el más patriota, el elegido, el primer representante del pueblo, como si una etiqueta novedosa fuera la palanca infalible para mover las ruedas de la historia” (Ibíd): Las etnias de Colombia se la juegan por la reconciliación nacional y reconstrucción de la patria en la diversidad. (Rojas, 2022) Y este juego se da, repito, en la cancha de la izquierda que es plurinacionalista.

No obstante, la inclinación “hacia aquí o hacia allá se da en función de matices: más popular y telúrico el izquierdista; más jerárquico, militarista e hispanista el de derecha.” (Granés, 2022) También hay “quienes no están interesados en ´construir pueblo´, una categoría siempre necesitada de un líder que lo guíe, sino ciudadanía. Individuos autónomos, de múltiples y maleables afinidades identitarias, capaces de forjarse un criterio propio. Personas libres que no se dejan encorsetar por nada que esté por encima de ellas, bien se trate del pueblo, la raza o la nación.» (Ibíd) Esto se lo disputa el centro político a la izquierda, aunque la verdadera oposición y la verdadera alternativa vienen de la izquierda política.

En suma, pues, el programa de Fico “es a veces tan realista que casi peca por conformista. Su meta de pobreza es bajarla hasta el 33 %; en desempleo aspira a que lleguemos al 9 % en 2026; en homicidios, que la tasa por 100.000 habitantes baje a 21, con lo cual habría unos 10.500 asesinatos al año en Colombia. Es realista, sí, pero es triste. Entiendo que a la gente le guste más que le ofrezcan una sociedad amorosa en la que nadie se va a matar nunca, la de Petro, en vez de otra en la que nos vamos a seguir matando, pero más poquito.” (Abad, 2022) También gusta más prometer pleno empleo, es decir, desempleo 0 %, como ofrece Petro, quien además es experto en las estadísticas sobre este tema y otros asuntos del Estado. Asimismo, todos los candidatos hablan de unidad, pero Fico “solo ha unido a los clanes. Petro logró convocar a los negros, los indígenas y los mestizos, a los jóvenes y a un sector de los viejos, a los obreros, a los profesores y a los empresarios que están curados de espantos… Todos los candidatos vociferan contra la corrupción, pero fue Petro el que le propinó el puntillazo al carrusel de la contratación y quien perpetró dos delitos infames: bajar las tarifas de Transmilenio y regalarles seis metros cúbicos de agua a los estratos 1 y 2 de Bogotá… Frente a la cosa ´paraca´, los candidatos oscilan entre la tibieza y la franca complicidad. Petro, en cambio, ha librado batallas suicidas contra ese monstruo toda su vida.” (Londoño, 2022C)

Entonces, el programa más serio y mejor estructurado de los tres es el del gran economista y excelente candidato de la izquierda democrática, Gustavo Petro, quien tiene propuestas concretas sobre prácticamente todos los problemas del país y ha mostrado un gran conocimiento del Estado después de su profundo estudio. Él no ofrece un paraíso volátil, como Fajardo, “ni se resigna al purgatorio, como Fico. Rodeado de verdaderos estudiosos y expertos en cada área, y persiguiendo metas realizables” (Abad, 2022), el plan de Petro-Márquez se desmenuza en medidas adecuadas de transformación en áreas fundamentales: anticorrupción, justicia, cultura, educación, ciencia, salud, jóvenes y ancianos. En cada tema hay planes claros, sin retórica y, sobre todo, alcanzables. Y respecto a Fajardo, un ser dañino por pasivo, aunque de bondadosa apariencia, “baste decir que tuvo cuatro años para posicionarse como el gran opositor al gobierno de Duque y no lo quiso hacer. Solo apareció para la campaña electoral, cuatro años después de haberse ido a ver ballenas. Por eso el 13-M obtuvo esa pichurria de votos (menos que Francia Márquez) y ahora pretende una utópica `remontada`” (Gómez, 2022) imposible porque él mismo está cavando su propia tumba. «Un líder es un animal de tres patas: el carisma, el carácter y la imaginación, y Fajardo cojea de las tres. Es una sombra gris sobre el negro fondo de nuestra realidad.» (Londoño, 2022C)

Ahora bien, como las amenazas al líder del Pacto multicolor están latentes hay que precisar: “´Petro no es que me mate, el otro sí´, decía un meme que circuló en las elecciones presidenciales del 2018. El ´otro´ era Duque, su patrón, las Águilas Negras o las ´fuerzas oscuras´, pero también pueden ser hoy los pastores, el Eln, las bacrimes, la delincuencia común o esos colombianos que aplauden a Andrés Escobar y practican ´tiro al indio´ y les parece profiláctico el ´tiro a los ojos´, en fin, algún espécimen del sinnúmero de monstruos del bestiario nacional, todos esos manojos de nervios y contratistas y gavirias que hacen gavilla en torno a Fico, el último prodigio de la astucia paisa” (Londoño, 2022B) después de “la joyita  gubernamental” del antepenúltimo que dijo El Patrón del Ubérrimo.

El maestro por Adriana Mosquera, mayo 13/22

Ante las amenazas evidentes, el temor no es que nos maten sino que maten a Petro. Muchos líderes coinciden en esta preocupación nacional; por eso, con el escritor Julio César me uno a ella y los exhorto a redoblar la vigilancia de nuestro gran timonel, un hombre brillante, corajudo, estudioso y con una visión moderna del mundo que ha logrado el milagro de ponernos a soñar con la vida en un país de muerte y pesadillas. “En Colombia, se sabe, el debate de ideas es la última instancia, un embeleco intelectual al que recurrimos cuando hemos agotado todas las municiones… Si lo matan, Gustavo, quedará herido de muerte su proyecto, habrá unos motines que dejarán al Bogotazo como una piñata y su caso engrosará el abultado archivo de la impunidad.” (Londoño, 2022B) Recuerden que la Fiscalía colombiana no resuelve nada, ni siquiera un magnicidio cínicamente perfecto perpetrado en pleno vuelo.

Solo hay tres cosas que podrían frenar el ascenso de El comandante auténtico de la Colombia autónoma y soberana. Que cometa un error, que lo maten o que haya un fraude electoral. Como nosotros estamos muy vigilantes para que no lo vayan a matar ni haya fraude, y él está alerta para no cometer ningún error, nos encontramos en el clímax del cambio en primera por la vida y ahorrarnos miles de millones para más educación y salud públicas, en un país en el que campea la pobreza extrema. Sin más vueltas, ¡amables lectores multicreyentes y sentipensantes!, vamos entonces con “un país muy vivo” profundamente convencidos a elegir el binomio Gustavo-Francia el 29 de mayo para dar el gran vuelco caminando hacia una paz verdadera, sabiendo que el primer reto que enfrenta Colombia no es solo escoger entre la derecha y la izquierda, sino que no atenten contra la vida de Petro, al que tenemos que seguir cuidando como el que más, máxime si “hay poderes dentro de la institucionalidad empeñados en que no sea presidente, y algunos están dispuestos a matarlo”: no olvidemos que Colombia es la mayor fosa de líderes sociales del mundo.

“Y volver, volver, volver/ Cesar Gaviria nos canta;/ y don Petro nos encanta/ porque viene a proponer/ un acento de mujer. / Uribe no canta nada/ pues tiene la voz cortada/ de tanto andarse imponiendo;/ y el centro sigue pidiendo/ que ensayen otra tonada.” (Ordoñez, 2022) El triunfo contundente del Pacto Histórico en las legislativas del 13 de marzo recogió la inconformidad con el gobierno Duque, todo el descontento social acumulado que explotó en el paro nacional del año pasado y Gustavo demostró una gran fuerza electoral personal con la perspectiva de una nueva y clara victoria del candidato que ha logrado inspirar a más electores que cualquier otro izquierdista en el pasado porque la mayoría de sus propuestas son vanguardistas, sensatas y convincentes dada la impresionante capacidad de comunicación que él tiene. Sin dudas, entonces, en las elecciones del 13M, ganó la izquierda y el centro no dio la talla, pero el uribismo no ha muerto, las maquinarias están vivas, las mujeres fueron protagónicas y Fico o Rodolfo Hernández (el Trump colombiano) son los rivales que le convienen a la dupla Petro-Márquez para derrotarlos y exclamar: ¡No más Uribe I, Uribe II, Uribe III! 

Diario de un niño pobre por: Matador, mayo 5/22

¡Doctores Petro y Márquez!, es claro que ustedes lideran todas las encuestas por sus corajes en la lucha contra los leviatanes de la corrupción y el paramilitarismo, porque tienen ideas modernas en lo ecológico, viables en lo económico y sensibles en lo social, pero, si son elegidos, recuerden que el presidente y la vicepresidenta son una suerte de coordinadores de esfuerzos, no los dueños de la verdad. “Que es la gente la que encaja los taburetes y las mesas y cuece los alimentos, la que erige el templo, labra el surco, inventa las lenguas, entona las canciones y teje las fábulas.” (Londoño, 2022) Que los políticos solo son, en el mejor de los casos, unos intérpretes de las ansiedades del pueblo.

Se sabe que Colombia nunca ha tenido un gobierno de izquierda en los más de 200 años republicanos; sin embargo, ahora tenemos el momento más favorable para lograr ese contundente cambio conjunto con un gobierno diferente. ¡Amables lectores multicreyentes y sentipensantes!: No hay mañana, ¡es ahora o nunca! No más miedo a la esperanza de un mejor futuro. No olviden que el arrepentimiento es eterno. ¡Por el bien del país!, urge que Gustavo y Francia ganen y gobiernen para todos. (semana.com, 2022) Es casi cuestión de vida o muerte para la democracia nacional y para que la frágil estantería macroeconómica e institucional del país no se venga abajo: «Al otro lado del miedo está el país que soñamos.» El cambio es en primera.

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13 respuestas a «¡NO MÁS MIEDO A LA ESPERANZA!»

  1. En nuestras manos y demás colombianos de bien, está nuestro futuro y el de toda Colombia.
    Es un deber patriótico del 29 de mayo 2022 ineludible.
    😤

  2. En realidad, ante una ideología clara y una prospección de un país justo y sin las violencias de los poderes, el miedo no tiene cabida; cuanto más para personas que a través de la lucha sindical logramos asegurarnos por lo menos el almuerzo diario. Es ya, ahora mismo.

  3. Excelente reflexión, amigo Dairo, llena de esperanza y de fuerza. Deseo, de todo corazón, que se imponga la cordura y el 29 de mayo sea el principio del cambio para la sociedad colombiana y que la izquierda democrática siembre las bases para una vida más justa y más igualitaria en cuanto a educación, sanidad y empleo. Que todos los colombianos tengan la oportunidad de luchar por un futuro mejor.
    Un fuerte abrazo.

  4. Con estas esculpidas palabras queda muy trasparente lo que la sociedad colombiana necesita para un vuelco en nuestro gobierno, muy objetivo su texto…

  5. Admirable como Dairo, mediante un escrito académico, genera emoción y entusiasmo y entrega a sus lectores un análisis estructural y muy ameno, para que caigamos en cuenta de lo importante, despojado de lo vano y de lo que distrae. En 4, 8 o quizás 12 años, este escrito será un formidable criterio de análisis histórico para rebrotar el esfuerzo del líder del pacto histórico, sus colaboradores y seguidores, cuando veremos otra Colombia, más evolucionada, más pacífica y considerada con la vida.

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