CENTENARIO DEL NATALICIO DE FREIRE

In memoriam de todos los grandes educadores asesinados y en homenaje a los valientes educadores vivos que siguen enseñando crítica y emancipadoramente en medio de tantas adversidades

¡Amable lector senti-pensante!, como el pasado 19 de septiembre se cumplió el primer siglo del natalicio del maestro Paulo Freire, el fin de esta nota es bosquejar una reseña entusiasta y esperanzada de su vida y obra, para conmemorar y reivindicar el legado, reconocer y valorar la vigencia del pensamiento de uno de los educadores y pedagogos populares más influyente de América Latina del siglo XX y uno de los más conocidos mundialmente. Hacer esto ahora, en medio de tanta epidemia sanitaria, moral y politiquera pero en los albores de la tercera década del siglo XXI, nos permite abrevar también de las fuentes de su sabiduría para otear un horizonte de nuevas posibilidades pedagógicas, políticas y éticas.

Paulo Freire nació en 1921 en Recife, capital del estado brasileño de Pernambuco, en medio de una humilde familia cristiana y culta que lo condujo a estudiar filosofía en la Universidad de Pernambuco e iniciar su labor como profesor en la Universidad de Recife, como profesor de historia y filosofía de la educación. “En 1947 inició sus esfuerzos para la alfabetización de adultos, que durante los años sesenta trataría de llevar a la práctica en el nordeste de Brasil, donde existía un elevado índice de analfabetismo. Con la ayuda del obispo Helder Cámara, promovió en 1961 el denominado movimiento de educación de base, a la vez que desarrollaba su metodología educativa. Con la llegada al poder en 1964 del general Humberto Castelo Branco” (Ruiza, Fernández y Tamaro, 2004), fue perseguido, detenido y encarcelado durante algunos años en su país, razón por la cual tuvo que abandonarlo.

El primer país donde estuvo exiliado fue Chile desde 1964 y fue en su capital donde terminó de escribir en el otoño de 1969 su obra más conocida: Pedagogía del Oprimido en la que expone su pedagogía del oprimido “ligada a postulados de ruptura y de transformación total de la sociedad, que encontró la oposición de ciertos sectores sociales. Definió la educación como un proceso destinado no a la domesticación sino a la liberación del individuo, a través del desarrollo de su conciencia crítica.” (ibidem) Ideas pedagógicas y políticas que habían sido esbozadas en La educación como práctica de la libertad, libro publicado en 1967 pero escrito en 1965. He aquí pues sus dos primeros libros.

En 1973 publicó ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. Este ensayo es una síntesis “del papel que Freire asigna a la educación comprendida en su perspectiva verdadera, que no es otra cosa que la de humanizar al hombre, en la acción consciente, que éste debe hacer, para transformar el mundo.” (Chonchol, 1987: 9) Él comienza su trabajo con el análisis del término “extensión”, partiendo de puntos de vista diferentes: el sentido lingüístico de la palabra, “critica a partir de la teoría filosófica del conocimiento y estudio de sus relaciones con el concepto de invasión cultural´. Posteriormente discute la reforma agraria y el cambio, oponiendo los conceptos de ´extensión´ y de ´comunicación´ como profundamente antagónicos. Muestra cómo la acción educadora del agrónomo, como la del profesor en general, debe ser la comunicación, si es que quiere llegar al hombre, no al ser abstracto sino al ser concreto insertado en una realidad histórica.” (ibidem)

Después vino Educación y cambio, libro publicado en 1976 pero que aún hoy sigue despertando conciencias docentes dormidas, en donde Freire consolida sus tesis centrales sobre pedagogía y política como dos ciencias humanas estrechamente ligadas al quehacer educativo del docente de aula inmerso en sus comunidades. “Probablemente la mayor contribución de Freire sea el haber hecho explícita la vinculación entre política y pedagogía.” (Varela y escobar, 2004: 9)

Posteriormente, apareció La importancia de leer y el proceso de liberación, libro entrañable que está compuesto por siete ensayos, “precedidos por una entrevista que el pedagogo brasileño responde a las principales críticas hechas a sus trabajos. La selección y organización de estos ensayos… tiene como finalidad permitir al lector apreciar el pensamiento freiriano… en su dimensión histórica.” (Varela y Escobar, 2004: 8) En dichos ensayos, escritos en momentos diferentes -entre 1968 y 1981-, “Freire aborda temas vinculados entre sí y que contienen elementos teóricos suficientes para descubrir la profundidad y la madurez que el estudio de la práctica ocupa en el pensamiento freiriano.” (ibidem) Para la comprensión de este libro hay seis categorías básicas: metodología, radicalidad, organización política, cultura del silencio, pronunciamiento y la relación entre texto y contexto.

Paulo Freire vivió un largo exilio de diez y nueve años, tiempo en el cual trabajó en Europa, África y Estados Unidos. Después de trabajar en Ginebra con el Consejo Mundial de las Iglesias, de ejercer como asesor educativo de diversas instituciones -entre ellas la UNESCO- y de ser profesor invitado en Cambridge y Massachusetts, retornó en 1980 a su país y posteriormente ejerció el cargo de secretario de Educación del Municipio de Sao Paulo entre 1989 y 1991.

“Cuando, en junio de 1992, Paulo Freire me pidió escribir el prefacio para un libro suyo…, me sentí condecorada”, dijo su colega ecuatoriana Rosa María Torres (2004: xi). Cartas a quien pretende enseñar, se llama ese libro amado que fue publicado en portugués en 1993 y en español al año siguiente y, por supuesto, con prólogo de la lingüista y escritora citada que volvemos a citar: “El Freire maestro dialoga aquí con otros maestros, adoptando el lenguaje cercano e informal de la carta, compartiendo sus experiencias personales, ilustrando a través de ellas el derecho que tiene todo maestro y maestra a ser falible…” (p. xv) Como en Brasil los niños de la escuela acostumbran decirle tía a la maestra, el título inicial del libro fue Maestra sí, tía no; por eso, su mensaje sencillo pero altamente subversivo es profesora sí; tía, no. “Porque, al desenmascarar a la tía y restituir a la profesora su derecho a dar y recibir afecto en tanto profesora, nos permite reconocer que el amor es parte integral de la calidad tanto del educador como de la educación.” (p. xviii) El mismo autor del libro aclara: “Lo escribí impulsado por un fuerte sentimiento de compromiso ético político y con una decidida preocupación por la comunicación… Por eso es que existe la necesidad de la radicalidad del diálogo, como sello de la relación gnoseológica y no como una simple cortesía.” (pp. 1 y 3)

Entonces, desde unas creencias profundamente cristianas, Freire concibió su pensamiento pedagógico, “que es a la vez un pensamiento político. Promovió una educación humanista, que buscase la integración del individuo en su realidad nacional.” (Ruiza, Fernández y Tamaro, 2004) Fue cristiano, filósofo, humanista, “constructor de esperanza y luchador incansable por la transformación de la educación y por la democratización de su país.” (De Zubiría, 2021) Así, se convirtió en uno de los impulsores del Partido de los Trabajadores que llevó a Lula da Silva al poder el 1º de enero de 2003 aunque Freire falleció en 1997 en Sao Pablo. Por eso, cuando la extrema derecha llegó al gobierno con Bolsonaro, una de sus tareas principales fue borrar cualquier rastro de su pensamiento.

“Fueron destituidos los rectores de las universidades oficiales para ubicar a militares en su lugar y se disminuyó la inversión en humanidades con el argumento de que el mundo necesitaba tan solo técnicos. En los colegios se prohibió la libertad de cátedra y se invitó a los estudiantes para filmar a cualquier docente que abordara temas políticos, para que pudiera ser investigado, empapelado y destituido. El gobierno ha dicho que quiere construir escuelas sin partido , pero los maestros saben que busca establecer verdades oficiales, imponer una mordaza para silenciarlos e implantar el delito del pensamiento… Resulta muy diciente que Bolsonaro haya convertido a un educador en uno de sus objetivos principales.” (ibidem) Seguramente porque sabe que Freire tenía toda la razón cuando decía que “la educación no cambia al mundo, pero cambia a las personas que cambiarán el mundo.” Y porque sabe que Freire también tenía razón cuando guiaba al educador para que se asumiera “como ser social e histórico, como ser pensante, comunicante, transformador, creador, realizador de sueños.”

“Todas las dictaduras han perseguido las libertades: de cátedra, pensamiento, publicación y expresión. La razón es sencilla: ¡temen al pensamiento crítico! Quieren borregos y no individuos con pensamiento autónomo.” (ibidem) Eso han hecho Hitler, Bolsonaro y Maduro. “En Colombia, lo intentó el Centro Democrático con el proyecto de ley que prohibía la libertad de cátedra. La extrema derecha y la extrema izquierda se parecen mucho más de lo que uno puede creer. Ambas estigmatizan a sus oponentes, ejercen violencia simbólica y física para imponer el autoritarismo y anular la división de poderes. Ambas le temen a la libertad. Por eso, ambas rechazan una educación que favorezca la autonomía y la independencia de criterio.” (ibidem)

La historia de las ideas pedagógicas “muestra que la pedagogía, esto es, la teoría de la educación, es hija de las crisis sociales y políticas. Esencialmente, es durante los períodos de crisis social y política que una sociedad se interroga sobre la educación que le da a la juventud…” (Charlot citado por González, 2012: 61) La pedagogía popular y crítica de Paulo Freire es un gran ejemplo de ello. En él “es fundamental esa mirada que busca articular la pedagogía con la política y la antropología, entendida en el amplio sentido de despliegue y búsqueda de ´los sentidos de lo humano’, en el mundo plural, global y virtual, en el cual nos ha correspondido vivir…” (ibidem)

Este mirar hacia sí mismo y volver a evocar la Pedagogía del oprimido –dado que la Pedagogía de la esperanza, dice Freire, es una relectura de la Pedagogía del oprimido, desde el contexto vital del siglo anterior-, este introducirnos en las esenciales tesis freireanas seguramente nos permitirá avizorar otras nuevas posibilidades en el complejo sector educativo de nuestro entorno convulsionado, en donde su pedagogía popular se convierte en educación mediadora de conflictos educativos y comunitarios. Entonces, para reivindicar el legado, reconocer y valorar la vigencia del pensamiento freireano, destacaremos sin comillas cuatro tesis esenciales sobre educación, pedagogía, didáctica y política, apoyado en el educador y columnista Julián de Zubiría Samper (2021), que quedaron recogidas en los diversos ensayos publicados y charlas dadas por gran pensador latinoamericano.

Primera. Freire creía que estudiar no debería consistir en consumir ideas y contestar preguntas pensadas por otros, sino en crearlas, discutirlas y recrearlas. En oposición a una educación “bancaria”, tendríamos que construir una escuela para la autonomía y la esperanza. Una escuela pensada para que cada sujeto escribiera sus palabras y construyera sus proyectos. En este sentido, la única manera pertinente de enseñar es convertir la educación en una “práctica de la libertad”. Así lo afirmó en su Pedagogía de la autonomía en 1977: “Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las condiciones para su propia producción o construcción”.

Segunda. No existe una educación “neutra” ni mucho menos una literatura como tal lo contradicen el subpresidente Duque, su presidente eterno y su Centro Democrático. Al educar tenemos que definir ¿qué tipo de individuo queremos formar? y al hacerlo, necesariamente tenemos que tomar partido sobre el tipo de sociedad que estamos construyendo. Para Freire solo hay una respuesta: una educación que forme un individuo más libre y autónomo y que trabaje por construir una sociedad más justa y democrática. En consecuencia, todo acto educativo es, al mismo tiempo, un acto político. Este principio es la antítesis del adoctrinamiento que desconoce la libertad y la autonomía del estudiante. Se trata de brindar las herramientas para que el educando opte con conciencia, criterio y autonomía. Preparar a los estudiantes para que ejerzan su libertad no es adoctrinarlos, es desarrollar en ellos el pensamiento crítico. Por el contrario, quien adoctrina, impone y no deja elegir. La clave está en la libertad y en la diversidad de opciones que se les brinden a los educandos.

Tercera. Freire creía en la utopía y la esperanza de un mundo mejor. Para lograrlo, la educación debía empoderar a los sujetos y hacerlos constructores de su propio destino. Eso no se lograría con una educación pensada para formar individuos obedientes que se convierten en objetos y pierden su subjetividad. Sería necesaria una educación contextualizada y pertinente, que utilizara temas y palabras “generadoras”, relevantes para los sujetos y que les ayudara a construir su propia palabra. Una educación que desarrolle en ellos su conciencia como seres que pueden y deben transformar el mundo.

Cuarta. Toda educación debería garantizar un diálogo lo más horizontal posible. Sin embargo, los maestros hemos acaparado la palabra. En consecuencia, necesitamos escuchar la voz, los miedos y las reflexiones de los educandos en el aula. Eso nos permitiría superar los monólogos y la transmisión de información que domina “la educación bancaria” actual: ¡Tenemos que construir una Pedagogía de la pregunta!, de la cual, por supuesto, habló con lucidez y vitalidad el maestro brasileño (Freire, 1987B) ya que en ese escrito breve de 1986 sintetizó una revisión autocrítica y crítica de su trayectoria y de sus planteos educativos.

Para complementar sus tesis centrales, enseguida seleccionamos y resaltamos igualmente sin comillas, apoyado en el también educador y columnista Luis Sandoval (2021), algunos de los hallazgos freireanos muy orientadores en estos tiempos de la pandemia del coronavirus y de las epidemias de la corrupción, la desigualdad y la violencia. Sandoval utilizó el libro hablado: Por una pedagogía de la pregunta, conversación sostenida entre Paulo Freire y Antonio Faundez, filósofo y educador chileno, en agosto de 1984 en Ginebra, Suiza.

Asumir la realidad. “Claro, estoy totalmente de acuerdo con este punto… Esta ha sido una de mis luchas, de mis exigencias, incluso antes de Pedagogía del Oprimido, en que insisto que el punto de partida de un proyecto político-pedagógico debe estar precisamente en los niveles de aspiración, en los niveles de sueño, en los niveles de comprensión de la realidad y en las formas de acción y de lucha de los grupos populares…”.

No hay verdad indiscutible. “La democracia y la libertad no anulan la rigurosidad. Al contrario, vivir auténticamente la libertad implica aventurarse, arriesgarse, crear. Las licencias en cuanto a la deformación de la libertad son las que comprometen el rigor… Mi experiencia ha sido siempre muy rica y me reconforta saber que jamás partí de la convicción autoritaria de que tengo una verdad indiscutible que imponer… Nunca dije, ni siquiera sugerí, que lo contrario de no tener una verdad que imponer era no tener nada que proponer…”.

Método. “El método para ti –dice Antonio Faundez a Paulo Freire- es un conjunto de principios que deben ser permanentemente recreados. En la medida en que la realidad otra y siempre diferente exige que esos principios sean leídos de manera distinta y enriquecidos de manera diversa… ¿Qué piensas de esto?” Freire: “Estoy completamente de acuerdo. Por eso siempre digo que la única manera que alguien tiene de aplicar, en su contexto, algunas de mis proposiciones es, precisamente rehaciéndome y no siguiéndome”.

La pregunta. Faundez: “En la enseñanza se han olvidado de las preguntas, tanto el profesor como los estudiantes las han olvidado y, en mi opinión, todo conocimiento comienza por la pregunta. Se inicia con lo que tú llamas curiosidad. ¡Pero la curiosidad es una pregunta! Tengo la impresión (y no sé si estás de acuerdo conmigo) de que hoy la enseñanza, el saber, es respuesta y no pregunta”. Freire: “¡Exacto, estoy por completo de acuerdo contigo! Yo llamo a ese fenómeno “castración de la curiosidad”.

Pedagogía del riesgo. Faundez: “La pedagogía de la libertad o de La creación debe ser eminentemente arriesgada. Debemos ser osados ante el riesgo, provocarlo como única forma de avanzar en el conocimiento, de aprender a enseñar verdaderamente…” Freire: “Sin esa aventura no es posible crear. Toda práctica educativa que se funda en la estandarización, en lo preestablecido, en una rutina en la que todas las cosas ya fueron dichas, es burocratizante y, por eso mismo, antidemocrática”.

Ahora veamos algunos casos puntales de la influencia de Freire en nuestro entorno educativo y pedagógico. “Aunque la obra del maestro Freire estuvo centrada en la alfabetización de jóvenes y adultos en Brasil y en la educación popular, su legado y su pensamiento han trascendido a otros campos del conocimiento como el teatro, la educación física, la enseñanza de las ciencias y la educación infantil.” (Martínez, 2021) En el teatro del oprimido, por ejemplo, “se presentan aspectos pedagógicos, sociales, culturales, políticos y terapéuticos que entienden la puesta en escena como un intercambio de conocimientos y experiencias que facilitan las discusiones de las problemáticas sociales y las intervenciones educativas. Allí, …se reconocen y resaltan los saberes de los diferentes sujetos en el proceso de creación artística y se convierte el escenario en una plataforma en la que se pueden expresar el inconformismo y aquellas cuestiones que son acalladas.” (ibidem)

En el campo de la educación física, “el cuerpo es comprendido como una construcción social ligada a condiciones políticas, culturales e incluso económicas; así, las prácticas deportivas también constituyen una creación de comunidad. En esa medida, el pensamiento freireano permite el abandono de la idea de cuerpo como máquina y se acoge el concepto de cuerpo como unidad indisoluble, como una totalidad y, en consecuencia, como sujeto histórico y de acción. En ese sentido, las prácticas deportivas físicas se reconocen como parte de la cultura, priorizando aquellas que están arraigadas culturalmente a las poblaciones en los territorios en lugar de priorizar prácticas foráneas. La educación física no es solamente deporte de consumo o de competencia, también hace parte de la identidad y de las realidades de las comunidades, lo que permite ese reconocimiento de los diferentes sujetos que participan de las mismas.” (ibidem)

En el terreno de la educación infantil, “el pensamiento freireano involucra el reconocimiento de los diferentes actores de la comunidad educativa y del proceso de formación, dándole reconocimiento al papel de los niños y niñas, así como de su lectura del mundo, para, a partir de la indagación, comprensión y visibilización de esa experiencia, posibilitar al infante realizar distintas lecturas del mundo. Otro aspecto que no podríamos dejar de mencionar es el ejercicio de la docencia universitaria en la formación de educadores infantiles. Finalmente, otro de los campos en los que ha trascendido la obra del maestro Paulo Freire es en la enseñanza de las ciencias naturales, como el de la biología, la química y la física. Así, conforme a los parámetros de la investigación temática consignados en la pedagogía del oprimido, los profesores Demetrio Delizoicov y José André Angotti realizaron una recontextualización de su obra a la enseñanza de las ciencias.” (ibidem)

En dicha transposición, “se cambia la lógica de la organización curricular establecida y se pondera una articulación entre los problemas detectados por las comunidades de las escuelas, los problemas globales y los conocimientos científicos. En ese contexto, la consolidación de temas generadores y conceptos unificadores resulta estratégico para permitir al estudiante comprender su realidad a partir de los conocimientos históricos de las ciencias. Esto requiere también, un trabajo interdisciplinar entre los docentes de diferentes áreas de conocimiento y de su formación permanente como sujeto crítico, autónomo y reflexivo.” (ibidem)

En esta línea, la Universidad Pedagógica Nacional, donde trabajé durante 30 años, no ha sido ajena a la influencia y relación con Paul Freire. “Desde distintos escenarios y campos de trabajo ha sido permeada, posibilitando desde la creación del Centro de Educación para Adultos, liderada por el profesor Mario Sequeda en la década de los 70” (ibidem), pasando por existencia transitoria de la Maestría en Educación Comunitaria que creamos con el maestro Sequeda y los profesores investigadores Alfonso Torres, Jorge Posada y Lola Cendales, “hasta la constitución misma del programa de la Licenciatura en Educación Comunitaria con énfasis en derechos humanos, el cual ofrece a sus estudiantes un seminario de fundamentación en el pensamiento pedagógico de Paulo Freire en torno a la educación popular y las pedagogías críticas…” (ibidem) La filosofía y método condensados en su famosa sentencia: “nadie educa a nadie, nadie se educa solo, los hombres se educan entre sí con la mediación del mundo”, sería uno de los referentes definitorios de mi praxis educativa en dicha universidad y actualmente en el colegio Usaquén de Bogotá, donde llevó una década combinando el enfoque de su PEI denominado Enseñanza para comprensión con la Pedagogía crítica emancipatoria que más adelante precisaré.

A propósito de los colegas mencionados, la influencia freireana en ellos ha sido tanta que sendos trabajos suyos y de otros estudiosos del tema han sido recogidos en un libro compilado por William Javier Diaz y Yaneth Patricia Sanabria, educadores y líderes sindicales del magisterio capitalino integrantes del colectivo TJER, libro publicado en 2016 por la Universidad Distrital Francisco José de Caldas que no dudo en recomendar porque recoge una de las últimas producciones intelectuales de alta calidad en torno al gran autor brasileño: Pedagogías críticas y emancipatorias. Un homenaje a Paulo Freire, se titula. Además de los mentados, ahí escriben Margarita Victoria Gómez, Arantxa Ugartetxea Arrieta, Manuel Aníbal Sánchez, Amadeo Clavijo, Marco Raúl Mejía, Sergio de Zubiría, Pablo Guadarrama, Rocío Rubio Borbón y Axel Riveros Vera.

En la vía de los homenajes freireanos, el Consejo Académico de la Universidad Pedagógica “declaró el 2021 como el Año Paulo Freire, atendiendo a la pertinencia, relevancia y actualidad de su pensamiento pedagógico frente los contextos educativos contemporáneos en Colombia y América Latina y así contribuir con el posicionamiento entre la comunidad universitaria de los sentidos críticos y emancipadores del legado de Freire.” (Martínez, 2021) Al mismo tiempo, dice su actual Rector Leonardo Fabio, “buscamos difundir su pensamiento pedagógico desde varios registros: producción editorial, acciones conmemorativas de comunicación y divulgación, formación, investigación y proyección social.”

En esta transposición, “se cambia la lógica de la organización curricular establecida y se pondera una articulación entre los problemas detectados por las comunidades de las escuelas, los problemas globales y los conocimientos científicos. En ese contexto, la consolidación de temas generadores y conceptos unificadores resulta estratégico para permitir al estudiante comprender su realidad a partir de los conocimientos históricos de las ciencias. Esto requiere también, un trabajo interdisciplinar entre los docentes de diferentes áreas de conocimiento y de su formación permanente como sujeto crítico, autónomo y reflexivo.

Sin importar el campo del conocimiento, el educador tiene una responsabilidad ética y política en la construcción de un mundo más justo, lo cual significa que el conocimiento de este no es una operación bancaria de adquisición de nuevos conocimientos, sino que es un proceso que reconoce a los sujetos y sus lecturas de contexto, y a partir del proceso educativo posibilita la trasformación de sus realidades.” (ibidem)

Al igual que Julián de Zubiría Samper hago propias las palabras de Freire: “Lucho por una educación que nos enseñe a pensar y no por una educación que nos enseñe a obedecer.” Esa fue “la misma tesis que defendió Pink Floyd en su mágica canción Another Brick in the Wall. Freire con sus palabras y Pink Floyd a través de su arte, lucharon por ampliar la democracia y no por restringirla. Labor contraria hacen quienes censuran y castigan a quienes piensan distinto. Le recomiendo al subpresidente Duque leer a Freire y escuchar a Pink Floyd. Ambos lo habrían censurado con firmeza por invitar a la Feria del Libro en España exclusivamente a los escritores amigos de su gobierno. Valdría la pena preguntarse, ¿qué intelectual no lo censuraría por un comportamiento tan antidemocrático?” (De Zubiría, 2021)

En este orden de ideas, no es hora de optimismo idiota ni tampoco es hora de un pesimismo nostálgico. “El imperativo categórico hoy es el de la resistencia ante el establecimiento del capitalismo total.” (Dufour, 2007: 233) Ciertamente hay que resistir contra las formas de poder donde es la vez su objeto e instrumento. Hay que “hacerlo desaparecer y herirlo allí donde es más visible e insidioso.” No más que una futura comunidad vibrantes de otros nuevos educadores realmente interesados en el bien común podrá ayudar a transformar esa crisis en una oportunidad democrática más madura y profunda. En este contexto, como profesor de Taller Lengua o Lenguajes en la Universidad Pedagógica y como docente de Lengua castellana y Literatura, y como jefe del área de Humanidades durante los últimos años en el colegio Usaquén de Bogotá, reafirmo con Gabriel Jaime Pérez (1992) y Paulo Freire que el desafío primordial es hacer posible la comunicación, entendida como una dimensión de la vida que incluye -pero también trasciende- los medios y que, por eso mismo, no puede ser reducida a la existencia de unas tecnologías ni identificadas únicamente con unos procesos de información y de significación. Repito: la radicalidad del diálogo es una necesidad como sello de la relación gnoseológica y no como una simple cortesía. Y la acción educadora esencial del profesor debe ser la comunicación, si es que quiere llegar al hombre, no al ser abstracto sino al ser concreto insertado en una realidad histórica.

Esta concepción comunicativa sólo es posible encontrarla en la Pedagogía crítica emancipadora, engendrada por Paulo Freire y Peter McLaren con mi humilde intervención de partero de un hijo que pronto nacerá, en la que los procesos de enseñanza y aprendizaje abarcan pasos intencionales y organizados a través de los cuales se facilita a los diferentes sujetos colectivos e individuales la apropiación, recreación construcción del conocimiento, las destrezas y los afectos. Esto requiere meterse siempre en los esquemas de significación que los diferentes sujetos tienen. Requiere, también, siempre de lo nuevo, de nuevas preguntas, problemas, de nuevas perspectivas. De este modo, este modelo pedagógico alternativo encierra una práctica sociocultural atravesada por los medios masivos de información, la cultura y a la vez influida por las exigencias económicas, las relaciones sociales y los intereses políticos y cotidianos de las clases dirigentes. Dicho paradigma necesita de la fuerza motivadora y productiva de la disputa y de la lucha discursiva, al cual debe acceder lo inesperado, lo insospechado, un pensamiento nuevo, una nueva ocurrencia. Así, este tipo de educación se perfila como el saber teórico-práctico generado por los educadores populares y su comunidad a través de la reflexión individual y colectiva sobre la propia práctica a partir de la experiencia y de los aportes de otras prácticas y disciplinas que se interceptan con su quehacer.

La Pedagogía crítica emancipadora será manantial humano en la medida en que se vaya logrando la participación dialógica, en la cual todos los sujetos que interactúan puedan expresarse libre y creativamente, confrontando en forma constructiva opiniones y propuestas. Ella entiende el aprendizaje como estrategia de construcción de herramientas, tanto para la vida en sociedad como para su reproducción, y también como ámbito para la valoración y recuperación de sentidos y significaciones, mediante la puesta en práctica de experiencias transformadoras. Dentro de este humanismo, los educadores críticos y emancipadores escogemos la libertad, la entrega, la honradez y la bondad como principios dadores de sentido y dirección a la existencia. En esta educación está la cultura del cambio y la cultura del respeto a la vida y a la gente. Ella reivindica la libertad, la justicia, la igualdad y la democracia plena; es una opción pedagógica que mira diferente a los distintos sujetos que intervienen en el proceso educativo. Sólo con ella, los educadores podemos ayudar a quebrarle el espinazo a la todas las pandemias y epidemias que nos aquejan.

Por eso, cada vez que tenemos que asumir un nuevo reto educativo, siempre en equipo, volvemos a Freire y siempre lo encontramos “inspirador de respuestas innovadoras en circunstancias que nunca son las mismas. Hoy el reto es la formación ciudadana para la transición de la violencia multiforme a la paz, la convivencia y la reconciliación. Se trata de deconstruir la cultura del enfrentamiento y el todo vale y de construir un ethos de vida, libertad, equidad y pluralidad en una democracia que merezca tal nombre.” (Sandoval, 2021) Obvio que “Freire no alcanzó a ver en plenitud este complejo contexto que lo condiciona todo en la aldea global. No obstante, su sentido de la vida humana, la individual y la colectiva, como autoconstrucción, su concepción de la educación como proceso emancipatorio y su visión del protagonismo del pueblo como sujeto de su propia liberación, siguen plenamente vigentes.” (ibidem)

Así, la importancia de su obra educativa y la influencia de su pensamiento pedagógico “es reconocida a nivel mundial por sus aportes al campo de la pedagogía, en particular a la educación popular y a la pedagogía crítica. Su legado intelectual, también se extiende al campo de las ciencias sociales, las humanidades, las artes y al pensamiento crítico a nivel mundial.” (Martínez, 2021) “Creo –decía el gran educador de América en una entrevista en su último año de vida- que la esperanza hace parte de eso que llamamos naturaleza humana. Me gustaría que me recordaran como un ser que amó profundamente las personas, los bichos, los árboles, las aguas, la vida…” (De Zubiría, 2021) Y así lo hemos recordado a lo largo y ancho del planeta durante este 2021 cuando se cumple el primer siglo de su natalicio. Por eso, se han desarrollado diversas actividades para rendirle reconocimiento y homenaje a su gran obra, que ojalá sigamos leyendo ampliamente “y su contenido debatido y pensado, pues no tengo la menor duda, que contribuirá a desmitificarnos, para hacernos más conscientes de la realidad en la que actuamos, y en la misma medida, para hacernos más responsables y más verdaderamente hombres.” (Chonchol, 1987:12)

La Pedagogía crítica emancipadora se perfila pues como una de las mejores alternativas para enrumbar la nueva rebeldía juvenil y ayudar a construir en serio otra mejor sociedad. “Las tesis de Freire nos van a ayudar a construir esperanza en sociedades que parecen haberla perdido. Desafortunadamente, en Colombia y en Brasil la extrema derecha tomó demasiada fuerza en la última década y, deliberadamente, ambos países han limitado el potencial transformador de la educación. Afortunadamente, todo permite concluir que en poco tiempo tendremos en ambos países gobiernos más democráticos y una mejor educación.” (De Zubiría, 2021) En conclusión, entonces, el intenso encuentro de relaciones entre maestro y discípulo es lo que le interesa a Freire en su obra, una reflexión acerca de la infinita complejidad y la sutil interacción de poder, confianza y pasión en los géneros más profundos de pedagogía: una urgente reivindicación del valor irremplazable de la enseñanza inmersa en su contexto. Por eso, él siempre buscó que pensemos y tomemos conciencia del significado social y político de nuestras actitudes, nuestros métodos y los contenidos de nuestra enseñanza. ¡Amable lector reflexivo!, quiero aseverar finalmente que el cocodrilo sagrado que desgarra entre mis entrañas lleva en sus enormes fauces una quimera… la quimera categórica de la Resistencia pedagógico-política que nos ofrece fraterna y cálidamente la Pedagogía crítica emancipadora.

BIBLIOGRAFÍA

  • De Zubiría Samper, Julián. La vigencia de las ideas de Paulo Freire. El Espectador, Bogotá, publicado el 27 de septiembre en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/julian-de-zubiria-samper/la-vigencia-de-las-ideas-de-paulo-freire/
  • Dufour, Dany-Robert (2007) El arte de reducir cabezas. Sobre la servidumbre del hombre liberado en la era del capitalismo total. Traducción de Alcira Bixio. Buenos Aires: Paidós.
  • Freire, Paulo (1987). ¿Extensión o comunicación? La concientización en el medio rural. Traducción de Lilian Ronzoni y prefacio Jacques Chonchol. México, Siglo Veintiuno Editores.
  • ___________ (1987B). Pedagogía de la pregunta. En Educación y Cultura, N.º 11, revista del Centro de Estudios e Investigaciones Docentes de Fecode, Bogotá, abril.
  • ___________ (2004). Cartas a quien pretende enseñar. Traducción de Stella Mastrangelo y prefacio de Rosa María Torres. México: siglo veintiuno editores.
  • ___________ (2013). Por una pedagogía de la pregunta. Conversación sostenida entre Paulo Freire y Antonio Faundez. Buenos Aires: siglo veintiuno editores.
  • ___________ (2004). La importancia de leer y el proceso de liberación. Traducción de Stella Mastrangelo e introducción de Hilda Varela Barraza y Miguel Escobar Guerrero. México: siglo veintiuno editores.
  • González Quiroz, Dairo Elías (2012). Aventura pedagógica de la casa lectora. Lenguaje y literatura en la Educación Física y en la Ingeniería de Sistemas. Alemania: Editorial Académica Española.
  • Jaime Pérez, Gabriel (1992).  Desafíos de los Medios de Comunicación a la familia que se prepara para el tercer milenio. Revista Signo y pensamiento. Bogotá: Universidad Javeriana.
  • Martínez Pérez, Leonardo Fabio (2021). Centenario de Paulo Freire. El Espectador, Bogotá, publicado el 25 de septiembre en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/leonardo-fabio-martinez-perez/centenario-de-paulo-freire/
  • Ruiza, M., Fernández, T. y Tamaro, E. (2004). Biografía de Paulo Freire. En Biografías y Vidas. La enciclopedia biográfica en línea. Barcelona (España). Recuperado el 1 de octubre de 2021 en https://www.biografiasyvidas.com/biografia/f/freire.htm
  • Sandoval M., Luis I. (2021). Paulo Freire y la verdad. El Espectador, Bogotá, publicado el 4 octubre en https://www.elespectador.com/opinion/columnistas/luis-i-sandoval-m-/paulo-freire-y-la-verdad/

4 respuestas a «CENTENARIO DEL NATALICIO DE FREIRE»

  1. Amigo Dayro buena tarde.
    Sin duda alguna, la buena educación del hombre es su misma autoeducación.
    Con el acertado apalancamiento de sus orientador@s, l@s profesor@s.
    Gracias por compartir tan interesante documento.
    😇

  2. Hombre, Dayro, esta es una gran columna. Indudablemente, exaltar valores humanos de la categoría de Freire, nos acerca a la humanidad positiva y nos aleja de la superficialidad de un mundo donde la mayoría de los logros de los humanistas tienden a desdibujarse ante la irrupción sin fundamentos de una chata tecnología.

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